IMPORTANTE: el relato a continuación es producto de lo relatadi por otro usuario de P! Nombres y algunos datos fueron cambiados, para disfrute de todos y para mal de ninguno!
Me llamo Roberto y hace casi 10 años que me casé con una mujer que tenía una hija de 9 años.
Ester y yo éramos una dupla salvaje. Cogíamos a toda hora, siempre y cuando la nena no estuviera en casa o mientras dormía a la noche. Lo que me llamaba la atención es que no importaba lo fuerte que Elisa gritara o gimiera, Yesi nunca se despertó.
Con el pasar de los años el fuego de mi mujer se fue reduciendo mientras que el de Yesi iba en aumento.
Yo la veía crecer y me quedaba impresionado. En cuestión de unos pocos años había dejado de ser una nenita que me decía "Rober" como Ester, para decirme "Robi" con una boquita de frutilla. La pendeja estaba buenísima.
Una noche que andaba alzado y Ester no quería nada le fui al baño a hacerme una paja mientras ellas dormían. Las dos dormían igual: desabrigadas, boca abajo y pesado. Nada las despertaba.
Estuve un rato acogotando la gallina y no pude acabar. Frustrado me dirigía a mi cama, cuando al pasar por ña habitación de Yesi la vi dormida con la cola al aire. Su bombachita entangada y su ojete prominente me obligaron a entrar. Me acerqué y sin pensar le acaricié la espalda con la punta de los dedos hasta sus nalgas. Que hermosa piel!
Viendo que no reaccionaba, le amasé un poco el culito. Se me paró mal. Levanté su brazo que colgaba y lo pasé por mi bulto. La piba nada. Me bajé el slip y puse su mano calentita sobre mi pija. Creí que me iba a explotar el pecho de la fuerza con la que me latía el corazón.
Empecé una paja suave, casi una caricia de esa mano en mi pija, que no es por agrandarme es bastante gruesa, de unos 17 x 6.
Cuando estaba por acabar casi no me aguanto. Agarré un vaso con agua de su mesa de luz y descargué todo.
Me aseguré de no dejar ningún rastro y me fui a dormir contento y excitado.
Fin de la parte 1
Me llamo Roberto y hace casi 10 años que me casé con una mujer que tenía una hija de 9 años.
Ester y yo éramos una dupla salvaje. Cogíamos a toda hora, siempre y cuando la nena no estuviera en casa o mientras dormía a la noche. Lo que me llamaba la atención es que no importaba lo fuerte que Elisa gritara o gimiera, Yesi nunca se despertó.
Con el pasar de los años el fuego de mi mujer se fue reduciendo mientras que el de Yesi iba en aumento.
Yo la veía crecer y me quedaba impresionado. En cuestión de unos pocos años había dejado de ser una nenita que me decía "Rober" como Ester, para decirme "Robi" con una boquita de frutilla. La pendeja estaba buenísima.
Una noche que andaba alzado y Ester no quería nada le fui al baño a hacerme una paja mientras ellas dormían. Las dos dormían igual: desabrigadas, boca abajo y pesado. Nada las despertaba.
Estuve un rato acogotando la gallina y no pude acabar. Frustrado me dirigía a mi cama, cuando al pasar por ña habitación de Yesi la vi dormida con la cola al aire. Su bombachita entangada y su ojete prominente me obligaron a entrar. Me acerqué y sin pensar le acaricié la espalda con la punta de los dedos hasta sus nalgas. Que hermosa piel!
Viendo que no reaccionaba, le amasé un poco el culito. Se me paró mal. Levanté su brazo que colgaba y lo pasé por mi bulto. La piba nada. Me bajé el slip y puse su mano calentita sobre mi pija. Creí que me iba a explotar el pecho de la fuerza con la que me latía el corazón.
Empecé una paja suave, casi una caricia de esa mano en mi pija, que no es por agrandarme es bastante gruesa, de unos 17 x 6.
Cuando estaba por acabar casi no me aguanto. Agarré un vaso con agua de su mesa de luz y descargué todo.
Me aseguré de no dejar ningún rastro y me fui a dormir contento y excitado.
Fin de la parte 1
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