El asalto a la casa de la modelo

El asalto a la casa de la modelo

Hace más de 8 años que Lucas y Martín se dedicaban exclusivamente a robar casas particulares, habían profesionalizado bastante su manera de actuar, estudiaban los movimientos de las casas, horarios de salida y entrada de sus ocupantes y robaban cuando no había nadie dentro. Generalmente cometían estos delitos en barrios de un alto nivel económico, para asegurarse un buen botín y no tener que robar tan seguido por el riesgo que esto conlleva.

Luego de haber hecho los trabajos de investigación, averiguaron que el dueño de la casa era un abogado que tenía su propio despacho en el centro, seguramente ya había pasado los 60 años pero era evidente que amasó una buena fortuna, tenía su coche Mercedes y una mujer mucho menor que él, no pasaba de los 27 años, era la principal modelo de una agencia de modelaje, tenía una figura increíble, una mujer digna de sueños eróticos. Tanto Lucas como Martín comentaban que una parte del botín iban a ser las prendas interiores de la modelo, pero igualmente no se desconcentraban del verdadero objetivo del robo, es decir, las joyas y el dinero que habría dentro del chalet.

Cada sábado a la mañana, el abogado y la modelo iban en el Mercedes rumbo al club de golf y no volvían hasta entrada la tarde, Lucas, que era el que tomaba las decisiones principales, decidió que el próximo sábado entrarían al chalet, ya que los fines de semana no había servicio de limpieza ni nada por el estilo, el chalet quedaba vacío. Martín estuvo de acuerdo y aguardaron los dos días que faltaban contemplando y revisando el plan, no debían tardar más de 30 o 40 minutos, aunque tenían tiempo de sobra, mientras más rápido lo podían hacer, mejor.

Llegado el sábado, desde la esquina, esperaron que el Mercedes-Benz clase S color blanco abandonara la casa sobre las 7 de la mañana. Se metieron al jardín saltando la reja, se dirigieron con cuidado al ventanal que había al costado del chalet con las herramientas para forzar la cerradura, cosa que lograron sin problemas. Una vez adentro se relajaron al menos un poco, pero la adrenalina igualmente se sentía fuerte.

Empezaron a inspeccionar la casa en busca de objetos de valor, Martín se dedicó a revisar el salón pero no encontró más que un dinero suelto y una colección de medallas que había en la biblioteca, se dirigió a la lavandería a buscar el botín secundario del robo, revisando el canasto de la ropa sucia encontró lo que buscaba, una tanga finita blanca y una colaless negra de encaje, se las llevó a la nariz y llenó su pecho con el olor a hembra que salían de esas prendas, su verga ganó tamaño y se la apretó por encima del pantalón pero no había tiempo que perder, las guardó en el bolsillo y salió de ahí. Mientras tanto Lucas estaba en el despacho del abogado, junto a las escaleras, donde supuso que estaba la caja de seguridad, pero no había más que una computadora y una colección de lapiceras, cada una en su estuche. Lucas le dijo a Martín

-Subamos, en el despacho no hay caja fuerte
-Seguro en el dormitorio tienen la guita -Respondió Martín

Al llegar a la puerta del dormitorio se llevaron una sorpresa, un pequeño detalle se les había pasado. Al ver salir el coche no notaron que solo iba el abogado, por lo tanto la mujer estaba en la casa. Se encontraron con un imprevisto en sus planes, la dueña de la casa estaba dándose una ducha. Martín se empezó a poner algo nervioso y esto no lo dejaba pensar con claridad, Lucas lo notó y le indicó con señas que se quedara tras la puerta de la habitación, mientras él se quedaría junto a la puerta del baño esperando que la modelo salga.

Ella salió de la ducha, envolvió su preciado cuerpo de modelo con una bata de seda color crema y se inclinó hacia adelante, dejando caer su cabellera rubia para envolverla con una toalla, luego posó frente al espejo con las manos en la cintura y con una sonrisa en la cara salió del baño hacia el dormitorio. En ese momento, Lucas se abalanzó sobre ella. La modelo sintió como un brazo la rodeaba fuerte por su pecho y una mano que se pegaba a su boca impidiéndole gritar. El susto que se llevó fue de infarto, no había sido capaz ni siquiera de oponer algo de resistencia, tenía el corazón latiendo de manera enloquecida en el pecho.

-No te vamos a hacer daño, solamente tenes que colaborar ¿me entendiste? -Le dijo Lucas a la modelo
Ella asintió rápidamente con la cabeza, nerviosa.

Al escuchar a Lucas, su compañero salió de la habitación, la cargaron entre los dos con energía, arrastrando su cuerpo sin apenas esfuerzo, la metieron en el cuarto y la sentaron en una silla. Lucas le ató las manos por atrás del respaldo de la silla mientras que Martín se paró frente a ella, metió la mano en su bolsillo y sacó la tanga blanca que tomó del lavadero, esto la sorprendió, frunció el ceño, confundida, y al instante su cara se ruborizó completamente "¿por qué tienen mi tanga?" pensaba. Martín con una mano le apretó la cara por los cachetes haciendo que la modelo abra la boca y mientras ella se resistía sacudiendo la cabeza le puso la tanga en la boca a modo de mordaza.

Lucas la tomó firmemente por los hombros desde atrás, se inclinó hacia ella acercándose a su oído y le aclaró

-Solamente queremos que colabores, te sacamos la mordaza si nos decís donde están las joyas y la guita

Ella, que miraba al otro delincuente a los oscuros ojos que se ocultaban tras el pasamontañas, asintió con la cabeza y dirigió su mirada al suelo, "si colaboro y no hago estupideces capaz no me hacen nada y se van rápido", pensó. Después de revelar la ubicación de la caja de seguridad y la clave, Lucas y Martín se apoderaron de las perlas, piedras preciosas, pulseras y una gran colección de relojes de lujo que eran del abogado. Después de los registros Martín se acercó a ella y dijo

-Bueno, ahora nos divertimos un poco ¿qué te parece, socio?
-No, por favor! ya lo tienen todo, no me hagan nada! -Suplicó la mujer del abogado
-¿Quién dijo que esto era todo? -retrucó Lucas, esfumando los pensamientos de la modelo
-Aparte esta yegua nos pudo haber arruinado todo el plan, algo tenemos que hacer ¿no? -Añadió Martín volviendo a poner la improvisada mordaza en la boca de la modelo

La mujer del abogado nunca se había sentido tan sumisa y vulnerable a los deseos y acciones de los demás, menos aún de dos personas completamente desconocidas en el estado en el que se encontraba, maniatada en un silla, solo vestida con una bata de seda fina que apenas la cubría una palma de sus muslos por lo que tenía que estar con las piernas cerradas para no exponer su intimidad y encima amordazada por su propia tanga usada, sintiendo el sabor de sus fluidos impregnados en la tela. No sabía muy bien por qué pero había algo en todo este ambiente que la excitaba, cerró los ojos y llenó su pecho de aire, intentando ocultar su excitación, pero los pezones se endurecieron bajo la fina bata, delatándola, su rostro se ruborizó en parte por miedo a que lo noten y en otra parte por la inesperada calentura.

Lucas desanudó el delicado cinto de la bata y abrió completamente la bata revelando el hermoso cuerpo desnudo de la modelo, ni un gramo de grasa, unos buenos pechos firmes coronados con dos lindos pezones erectos y se podía ver una fina línea de pelos rubios en su entrepierna. Ella seguía ocultando su sexo apretando los muslos -esto erotizaba más la figura de la rubia- y ahora ocultaba su colorado rostro agachando la cabeza.

-Mira que tetas increíbles que tiene la rubia -le comentaba Martín a su compañero mientras las sacudía apretando los pezones
-Seguro se las pagó el pollerudo del marido para que las disfrutemos mientras el pelotudo está jugando al golf -Respondió Lucas
Mientras se reían, ella se excitaba por los manoseos de estos desconocidos, que por cada pellizco sentía una corriente eléctrica que disparaba su calentura.

Lucas se paró frente a la modelo y aún con los pantalones puestos tomó la cabeza de la rubia para frotarle el miembro por la cara hasta que se le paró, le sacó la mordaza de la boca y se bajó los pantalones. Ante ella se encontraba una buena verga con un grosor considerable, se hubiera lanzado a devorarla, tenía un olor penetrante a sexo, en esos momentos deseaba ser poseída por ese miembro. Cerró los ojos.

-¿Es grande, eh? abrí los ojos. Dale, comela -le ordenó Lucas

Ella se inclinó sobre él y abriendo todo lo que pudo la boca fue tragándola toda, la notaba dura y ardiendo, generó saliva para que la fricción fuera menor y comenzó un sube-baja de cabeza que provocaba gemidos de su raptor, era evidente su experiencia en el sexo oral. Mientras esto sucedía, Martín desataba las muñecas de la rubia y la hacía pararse mientras seguía inclinada mamando la verga de su compañero, se paró atrás de ella deleitándose con las piernas de la modelo y la increíble cola firme en forma de manzana, le separó las piernas y pasó los dedos por los labios de la vagina, los tenía mojados. Al sentir esto el cuerpo de la modelo se estremeció, provocando un gemido.

-Mira como le gusta. Está caliente y toda mojada la puta -dijo Martín

De repente sintió vergüenza de sí misma ¿cómo podía estar excitada y disfrutando si la estaban violando? Pero Martín seguía acariciándole el clítoris y empezaba a entregarse. Solo quería tragarse todo el semen de aquel miembro mientras el otro la hacía llegar al orgasmo.

Martín se arrodilló tras la modelo, separando las nalgas de la modelo con las manos provocando que se separen los labios mojados de la vagina, invitándolo a pasar la lengua por su rajita. Comenzó a devorar esa concha con rudeza y a meterle los dedos mientras le lamía la entrada del culo. Ella aumentó el ritmo de la mamada, le encantaba lo que sentía debajo, los dedos del delincuente entraban y salían sin parar de su caliente y húmeda vagina, estaba por tener un orgasmo siendo violada y estaba más excitada que nunca. Lucas ahogaba los gemidos de la rubia enterrando la verga lo más posible en su boca, sacó su miembro, la tomó de los pelos y tiró para atrás haciendo que levante la cabeza. La modelo tenía la cara fuera de sí, completamente roja al igual que sus labios debido a la felación, ahora gemía libremente por los estímulos que le causaba Martín.

- Como te gusta trola, eh? Al final va a ser lo mejor que te pasó en tu puta vida -le dijo Lucas, pasándole el rabo ensalivado por la cara. -Dejame que me voy a cojer a esta como necesita
- Ya la dejé lista, amigo -Le comentó Martín, que lamentó no ser el primero en cojerla.

La mujer del abogado aprovechó estos instantes de cambios de lugar para reponerse de la posición incómoda en la que estaba, permaneció parada esperando las órdenes de estos delincuentes que estaban sometiéndola. Lucas dió un pequeño rodeo observando la mujer top model que tenían enfrente, desnuda, con las nalgas coloradas, agitada y con la melena rubia revuelta, ni en sueños hubiera pensado que esto fuera posible. Se paró a su costado, apoyando el miembro en su cadera. La tomó del cuello con una mano y le ordenó que separe las piernas. Comenzó a nalguearla fuertemente con la otra mano, a cada nalgada ella daba un pequeño salto apretando la mandíbula y cerrando los ojos. Nunca la habían tratado tan bruscamente, pero le gustaba, quizás era por la situación única e irrepetible... Lucas seguía tomándola del cuello y ahora palmeaba un poco menos fuerte la extensión de la vagina, que en cada golpe estimulaba el clítoris provocando una descarga eléctrica de placer en la rubia.

-Cojeme, por favor -Murmuró la modelo
-Aah, que putita resultaste -Respondió Lucas. -¿ahora pedís pija? te vamos a dar pija.

Lucas se paró detrás de ella, la agarró con una mano de las muñecas por su espalda y la hizo inclinarse hacia adelante, hasta tener frente a su cara el miembro de Martín, que era un poco más chico que el de su compañero, pero más grueso. Tenía las piernas completamente estiradas y separadas, con el culo en pompa como una buena perra caliente. No tenía ningún punto de apoyo estable, si Lucas la soltaba caía hacía adelante. Cuando empezaran a cojerla no tendría manera de resistirse a las embestidas de los delincuentes. Con la mano que tenía libre, Lucas tomó su miembro apuntando a la la entrada de la concha de la rubia y una vez colocó el colorado glande entre los húmedos labios que pedían verga a gritos comentó

-¿sentís la cabezona, rubia? te la voy a clavar como nunca lo hicieron en tu vida
-despacio... por favor -suplicó- fuerte no, por f

La modelo no terminó la frase que Lucas empujó con todas sus fuerzas, penetrándola con toda la extensión de su miembro, fuera quedaron dos centímetros de carne que terminaron de insertarse dentro en la suave y caliente concha en la segunda embestida. El dolor que sentía en la vagina fue fuerte, abrió la boca queriendo gritar, pero Martín la calló metiéndole la verga en la boca, le sujetó la cabeza con las manos, ella pensaba que caería ahogada por ese grueso miembro penetrando su boca pero la sacaba lo justo para que tome aire. Lucas la cogía cada vez con más velocidad y más profundidad, no tenía ninguna consideración por la modelo, que ya estaba asimilando y había empezado a disfrutar la cogida que le estaban dando, acompañando las embestidas con movimientos de cadera muy suaves y gemidos ahogados por la brutalidad de Martín.
Pasaron unos minutos muy largos para la modelo, sobretodo por la manera que Martín estaba usando su boca, sus piernas comenzaban a temblar, Lucas estaba por causarle el segundo orgasmo de la jornada. Sentía como el caliente miembro que entraba y salía de su concha palpitaba y se hinchaba dentro de ella, unos segundos después sintió la descarga en lo más profundo de su ser en el instante que Lucas le introducía el pulgar en el único agujero que no habían sometido, el clímax duró unos segundos, de ella salían sus fluidos mezclados junto con los de Lucas. Sus piernas se le vencían y no podía casi mantenerse en pie. Tanto ella como Lucas gemían y respiraban exhaustos, pero faltaba Martín, que estaba contemplando la escena un poco apartado de ellos.

Martín la cargó del suelo y la puso en el borde de la cama en posición de perrita, su cola trabajada de modelo relucía aún más en esta pose, estaba totalmente entregada, sus nalgas se separaban solas exponiendo la zanja y la sensible vagina abierta que chorreaba

-Este orto no se va de acá sin que me lo coja, mirá lo que es!
-No! eso no!! -Exclamó la modelo
-No me digas que el puto de tu marido no aprovecha este culo -Respondió Martín -De acá no nos vamos sin que estés toda cogida como te mereces
Ella sabía que era inútil resistirse, hacia años que no se la cogían por atrás, pero pensó que si se negaba podía dolerle más y se resignó para disfrutar.

Dicho eso le separó más las nalgas con las manos y se dedicó a pasarle la lengua con pasión y a meterle la lengua profundamente en su estrecho culo de sueños y se lo humedeció. Martín jugueteaba con sus manos, metiéndole varios dedos indistintamente en su culo y en su tajo. Ella sentía un fuerte cosquilleo por ahí abajo, el dolor ya había dado paso al puro placer. De vez en cuando se le escapaba algún movimiento de cadera, empujando más su cadera contra la mano del delincuente, que delataba su alto grado de excitación. Luego tomó su miembro apuntando con la gruesa punta de su verga hacia el orto inmaculado de la rubia y empezó a cargar suavemente pero sin pausa contra su cuerpo. La verga era notablemente más gruesa que los dedos, se aferró a las sábanas aguantando el dolor. Una vez que tenía todo el rabo dentro, Martín aguardó unos segundos y empezó a embestir fuertemente contra su cuerpo, al principio la rubia se quejaba y rasgaba las sábanas del dolor, pero rápidamente el placer ganó el lugar nuevamente y comenzó a menear la cadera al ritmo de la penetración, gimiendo.

El estrecho culo hacía que Martín sintiera un tremendo placer cada vez que enterraba su gruesa verga por completo
-Oh! Qué culo hija de puta! ¡Que culo más ricooo!
-Te voy a llenar el orto de leche trola!
-MMsi, damela toda! -respondió la rubia

Estas palabras fueron mucho para Martín que bombeaba salvajemente el culo de la modelo, que sintió los espasmos del miembro en lo profundo de su cola y los chorros de abundante leche caliente como lava en su interior.

Entre los dos la cargaron nuevamente a la silla, la maniataron al respaldo y buscaron una tanga en el vestidor de la modelo y la amordazaron como al principio, para que no grite cuando se vayan. Lucas no pudo evitar pajearse en la cara de la modelo, dejandole la cara cubierta de leche, le sacaron fotos con sus celulares y agarrando los objetos que robaron del chalet Lucas dijo

-Ninguno de los tres nos vamos a olvidar de este día nunca
-Sabemos que te gustó, trola -añadió Martin -Así que atenta que volvemos un día de estos

Lucas y Martín abandonaron la casa, pero sabían que no volverían, una regla no escrita de este tipo de robos es no entrar dos veces a la misma casa. A la media hora llegó el abogado a la casa, preocupado porque su mujer nunca llegó al campo de golf, como habían arreglado. Encontró toda la planta baja revuelta y en el dormitorio a la modelo desnuda, maniatada y amordazada con su ropa interior, con la cara cubierta de leche y sentada en un charco de fluidos tanto propios como ajenos.


FIN

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