En una lejana playa uruguaya I

Esta historia comenzó un verano como cualquier otro. Después de una alocada noche de Fin de Año (que puedo ampliar en otro momento), volví a mi casa al mismo tiempo que amanecía. Caí rendido en mi cama, dispuesto a dormir por días hasta que se me pase la resaca. Así se imaginan mi enojo cuando, pocas horas después, mi hermana me despierta gritando con su voz insoportable: 
-"Arriba dormilón, que nos sabes"
Yo obviamente la ignoré y me quedé en la cama, hasta que llegó mi viejo y con una mirada amenazante me dijo:
-"Levantate pendejo, o te dejamos encerrado acá todo enero"
Ahí nomás me levanté y entendí que estaba pasando. Ese día nos íbamos de vacaciones toda la primera quincena a Uruguay.
...

Yo no tenía muchas ganas. Tenía una resaca de mierda pero seguía con ganas de salir de joda. Pero en lugar de eso tenía que irme 15 días con mi familia, lejos de mis amigos y de mi novia (sí, tenía novia en ese momento). Y para peor no ibamos a Punta del Este como siempre, dónde había mucha joda e incluso algunos amigos (y amigas) que también iban ahí. Pero no, iba a ir a un pueblito de mierda a muchos kilómetros al norte, en medio de la nada y sin ninguna vida nocturna. En resumen, un perno.
En una lejana playa uruguaya I
Después de 15 horas en el auto, que pasé sintiendo cómo el alcohol acumulado en mi cuerpo se fermentaba, llegamos a destino. Me esperaban 15 días de estar tirado en la playa todo el día, sin nada más que hacer. Después me iba a ir de vacaciones con mis amigos (a pura joda y alcohol), pero faltaba mucho todavía
Como no podía ser de otro modo, el viaje empezó mal. La primera mañana que pasamos allá, ya me había peleado con mi hermana y con mi padre. Resumen: me fui enojado de la casa a las 9 de la mañana, y como no había nada más, me fui a la playa. Que estaba vacía, por supuesto

Ahí estaba yo, muy caliente y puteando en voz baja, preparandome para enfrentar dos semanas de mierda.  Cuando el sol ya me empezaba a molestar y mi culo ya estaba lleno de arena (estaba acostado boca arriba) escuché alguien diciendo mi nombre. Una voz de mujer desconocida, llamandome a los gritos desde mi derecha. Sí, a las 10 de la mañana en una playa desierta en medio de la nada.

Cuando levanté la cabeza, vi una imagen increíble:
chicas


No podía creerlo. Tremendo minón caminaba hacia mí sonriendo. Mi pija ya se estaba alegrando y yo me esforzaba por ocultarlo, al tiempo que trataba de recordar quién mierda era esa belleza y cómo me conocía.
- "Hola, XXX. Qué lindo verte de nuevo!! No esperaba verte por acá, che"  dijo ella.
-"Hola! Cómo estás"   No tenía ni puta idea quién era ella.
-"Hacía un montón que no nos veíamos. Creo que por lo menos 2 o 3 años, no?"
Ahí me vino la inspiración. De pronto supe por dónde iba la cosa: era compañera de colegio. Pero no podía ser una de mis amigas más cercanas. ¿Quién era entonces? Disimuladamente la miré de nuevo, para ver si ahora la reconocía, mientras ella me daba un gran abrazo como si fuera amiga de toda la vida
playa


Ahí me di cuenta quién era. Se llamaba Caro, y verdaderamente había sido mi compañera en secundario. No era de mi grupo de amigos, así que no la había visto desde entonces. Es más, tampoco me acordaba mucho de ella. Era una chica bastante tímida, no tenía muchos amigos ni llamaba mucho la atención. Creo que era bocha, eso sí. Pero había otra cosa q me tenía loco: no me acordaba que era tremendo camión.
A ver, este pedazo de minón me tendría que haber llamado la atención. Pero ella era distinta entonces: era linda de cara, claro, pero no era de esas chicas que miras con ganas de hacerla bosta. No vestía llamativamente, ni tenía una actitud que llamara a los chicos, ni iba de fiesta. Tampoco tenía esas curvas, ese abdomen perfecto ni esas piernas de infarto. Mientras la relojeaba mi pija se ponía cada vez más dura y me costaba más conentrarme en lo que decía.
Nos pusimos al tanto de nuestras vidas. Parece que ella se había desconectado de todos los compañeros cuando terminó el colegio y se concentró en otras cosas. Le había metido muchas fichas a la danza (eso explica su cuerpazo, supongo) y había cambiado mucho su personalidad. Y eso se notaba: era mucho más simpática, reía mucho y hablaba sin parar, muy distinta a lo que yo recordaba. Mientras más pasaba el tiempo, yo menos le contestaba y la dejaba hablar. La sangre dejaba mi cerebro para irse a mi parte genital.

Cuando ya no sabía cómo ocultar la "alegría" que me producía verla,  escuchamos a otra voz que la llamaba. Yo miré hacia ese lado, esperando ver a su madre llamandola para almorzar o algo así. Pero en su lugar me encontré con esto
Playas
Ya no lo podía creer. Otra chica de mi edad, otro bombón terrible. Y que encima también parecía muy simpática y me sonreía.
Ella era Yamila. Era la mejor amiga de Caro, creo que iban a la misma escuela de danza. Pasaban juntos las vacaciones en una cabaña alquilada por los padres de Caro, cerca de dónde paraba yo.
Caro nos presentó y al poco tiempo ya estábamos los 3 charlando y riendo como si fuéramos amigos.
A ese tiempo ya me había resignado a que era imposible controlar mi erección. Para que no se viera, me tiré boca abajo, simulando que tomaba sol mientras hablaba con ellas. Ya no sabía cuánto tiempo llevaba con la pija parada, pero ya me empezaba a preocupar. Necesitaba descargar.

Afortunadamente Caro me rescató. Dijo que ya hacía mucho calor (estábamos en el mediodía) y era hora de meternos en el agua. Ellas se agarraron de la mano y empezaron a chapotear en el agua. Parecían niñas y reían despreocupadamente, pero esa imagen no me ayudaba con mi "problema"
amigas
Caro me gritó que fuera con ellas, peor yo me negué. No podía ir con ellas con el miembro totalmente erecto. Dije que necesitaba ir al baño. Casi que salí corriendo hacia las dunas. Necesitaba hacerme una paja ya, la erección era hasta dolorosa en ese momento.
 
Encontré un hueco entre dos rocas, medio oculto por los típicos arbustos que hay en la playa. Estaba bastante cerca del agua (20, 25 metros) y podía ver perfectamente a las chicas, aunque ellas no me veían a mí. No pude conternerme: saqué mi pija pero no para mear, sino para masturbarme mientras las veía jugar como niñas.
Piernas
Que pedazos de bombones. Ahora estaban abrazados y se reían quien sabe de qué. Capaz se estaban riendo de mí, no lo sé. Lo único que me importaba era ver a esos bombones. Esas piernas, esos abdomenes, esas cinturitas perfectas. La piel clara que se empezaba a tostar con el sol de Caro. La piel más oscura de Yami. El viento agitaba los pelos rubios y lacios y el cabello muy ruludo y oscuro. Juntas, abrazadas, riendo como ángeles.
Y yo me imaginaba estando ahí. Cuerpo contra cuerpo, piel contra piel. Masajeando esas pequeñas pero lindas tetas. Acariciando esas nalgas. Esas dos sonrisas mirandome al mismo tiempo. Mi pija ya no daba más, pero seguía sin descargar.
historias
En ese momento Yami giró la cabeza hacia donde estaba yo, sin dejar de reir. No estoy seguro si me vio, pero miraba justo hacia donde estaba. Yo estaba bien oculto atrás de unos matorrales, pero la podía ver perfectamente a los ojos. Esos ojos negros y profundos, esa sonrisa blanca, esos pelos al viento. Y encima me estaba mirando directamente (o a los pastos, lo mismo me da). Me imaginé esa mirada mientras me chupaba la pija. Eso fue demasiado, y terminé.
Nunca había sentido tanto placer al eyacular. Ni siquiera después de hacer el amor con mi novia. Hacía calor, sentía esa mezcla de morbo/duda por estar mirando directamente a esos bombones. Los chorros de semen no paraban de saltar. Los segundos pasaban y seguía expulsando leche. Ríos blancos corrían entre los pastos, bajando por las piedras que estaban frente a mí. No sentía ni el viento marino, ni el ruido del mar, ni el canto de los pájaros, ni el olor de la sal. Solo sentía los líquidos que mi cuerpo expulsaba sin parar.

Cuando por fin mi pija se quedó sin leche y mis testículos se vaciaron, volví adonde estaba antes. Caro vino caminando hacia donde estaba con una gran sonrisa y me dijo:
- "Se nota que tenías muchas ganas, no? Mucho para descargar jajjaja" 
Se dio vuelta, después de guiñarme un ojo. 
Y yo me quedé ahí, congelado.
¿Caro sabía lo que estaba haciendo atrás de esas dunas?

1 comentario - En una lejana playa uruguaya I

veteranodel60
Lindo relato, espero que sigas contando, te dejo mis 10 puntos