Acostumbrate!!!

Hacía dos años que llevábamos esta "vida" sexual distinta, dando rienda suelta a cumplir con mi perversión sexual. Me excitaba ver mi esposa siendo penetrada por otros hombres, verla gozar como una perra en celo, gritando de dolor y placer. Un verano nos fuimos de vacaciones a Brasil y cada escapada a la playa era también aprovechada para buscar hombres que hagan gozar a mi esposa. No fue difícil conseguirlo. Quien se iba a negar a una mujer madura y sexy como ella? La primera noche nos topamos con Moacir, un negro de figura bastante atlética, que trabajaba ofreciendo tragos en un parador. Moacir tenía una pija enorme y firme que la golosa conchita de mi esposa recibió con gemidos de placer. Los miraba mientras me pajeaba una y otra vez. Al día siguiente pasábamos por ese parador generando un morbo único. Pero mi estadía en Brasil me tenía una sorpresa. Una noche estábamos con mi esposa, desnudos, tirados en la cama. Ella me empezó a chupar la pija hasta hacerme acabar dentro de su boca. Luego, me pidió que me diera vuelta boca abajo, sacó dos esposas, y me ató de las muñecas a la cabecera de la cama. Me dio unos besos negros que me hicieron calentar aún más. Lamía mi hoyo, lo escupía y acariciaba con sus dedos. Luego se detuvo y me dejó expectante unos minutos. No dije nada, explotaba de caliente, aunque no esperaba nada puntual. La situación sola me excitaba de sobre manera. "Mirá lo que tengo?" me dijo mi esposa mostrándome un consolador flexible, algo grueso, color negro. "Sabés lo que voy a hacer con esto?" me dijo mostrándome el consolador. No atiné a nada, aunque reconozco que al principio me hizo algún ruido. Ella tomó el consolador, lo empezó a chupar simulando una felatio y le agregó un lubricante. Empezó a rozar mi cola con el consolador, jugaba con mi hoyo empujando muy de a poco, sin que llegue a entrar en mi culo. Me relajé por completo, como si esperara a que ese consolador me hiciera descubrir otras sensaciones que hasta ese momento no había vivido. "Te gusta papi?" me susurró al oído mi esposa al mismo tiempo que, lenta y paciente, me empezaba a meter el consolador. Fue raro, doloroso al principio, incómodo, pero no la rechazaba. Por el contrario, quería que me empezara a bombear mi cola. Ella, sin embargo, seguía siendo lenta. Estuve sintiendo dentro mío ese consolador por unos minutos hasta que ella decidió que era suficiente. Con la misma paciencia que me penetró me retiró el consolador. Quedé dolorido, me ardía todo el culo pero estaba excitado a la vez. Quedé extasiado en la cama, sujeto por las esposas, sin reaccionar.
"Te gustó amor?" me decía mi esposa, y agregó "...Acostumbrate, porque quiero que mis amantes te penetren a vos también. Mis perversiones se me van de la mano...

4 comentarios - Acostumbrate!!!

lmasse74 +1
muy bueno el relato, soy de Munro, ustedes?
Si-Nombre
Excelente muy bueno gracias por compartir
rulodres
muy bueno tengo la japi redura