#7 Amistad universitaria (ayudando en el amor a un amiga)

Marianela no era precisamente una belleza escultural. Pero era bastante bonita. Con sus 1.65, la carita angelical y el cuerpo delgado, tierno y no tan tonificado era la representación misma de la bondad. Con las nalgas redondas y cargadas, pechos decentes y la cutis delicada no dejaba de pasar desapercibida. Quizás la manera reservada de vestirse más su actitud tímida la escondían más de las miradas. 
A pesar de todo eso a Marianela no le faltaba amistades. Eli era una de ellas. Es más, para Eli Marianela era su mejor amiga, la conocía desde siempre, pasaban mucho tiempo juntas, llegaban a dormir en la casa de la otra. Las aventuras de Eli siempre las escuchaba Marianela y entre ellas no había secretos, así que cuando Marianela se lo contó no fue ninguna sorpresa.
-Ya lo sabía, ni siquiera es necesario que me lo digas. Te gusta Mariano. Desde que te lo encontraste en esa clase que tomas con él quedaste enganchada. No lo conozco pero por lo que cuentas es lindo- la verdad era esa, Eli no lo conocía ni de vista, dudaba del sentido común de su amiga pero también la veía entusiasmada por el enamoramiento y no quería bajarla de las nubes.
-Es tan, tierno. Ya sabes, pero no estoy segura de como reaccionar, apenas lo veo me congelo completamente y...
-Y quedas como tonta, sí, ya conozco esa cara. Por suerte tienes una amiga como yo. Ésto es lo que haremos, o harás. Primero, cuando salgan de clase tú...
La conversación giró a través de planes y estrategias, Eli tenía trucos, conocía a su amiga y también confiaba que su timidez era su fuerte, esa ternura era hermosa, pero debajo de eso también había pasión. Cuando se contaban sus experiencias sexuales Eli siempre se quedaba mojada. Como jugadora de ambos bandos Marianela la atraía, bastante. En sus pijamadas no podía evitar abrazarla y manosearla. Incluso se habían besado un par de veces, excusándose en "enseñar a besar" a su amiga. Pero Marianela nunca la había tomado en serio.
Unas semanas después, después de ciertas pruebas y exámenes sobrevino la charla entre amigas. Marianela había hecho todo lo que Eli le había dicho. El viejo truco del abrigo olvidado, algún cuaderno perdido, una charla casual de la materia que cursaban juntos, pedir consejos y materiales, sumado al hábil truco de pedir discretamente el número de Mariano para coordinar una devolución.
Todo salió perfecto, escribían, hablaban, hablaban más íntimamente. Incluso ya estaban bastante acaramelados, se habían abrazado y besado en más de una ocasión.
-Pero quiero dar otro paso, ya sabes Eli, quisiera tener... Hace tiempo que no...
-Follas, ya lo sé.
-Ey! no dije eso.
-Ni hace falta. No pasa? No te lo propuso? Ya paso tiempo desde que hablan jodidamente bien, acaso es un poco... Lento?
-No! Claro que no, solo que es, caballeroso, y bueno, yo soy un poco, cerrada, supongo que no quiere asustarme al apurarse.
-Que es justamente lo que tu deseas, quizás deberías ser un poco más abierta con él, más directa.
-Que podría hacer?
De nuevo, Eli utilizó sus los dotes de Eros. Un plan no tan organizado, pero si bastante directo. Tardó en convercer a Marianela pero al final logró que lo hiciera, incluso la asesoró en el mensaje que envió a Mariano. En otras palabras, Eli fue quién lo redacto.
Y Eli fue quién escribió con él haciéndose pasar por Marianela.
En sus manos fue más sencillo, enseguida la conversación giró hacia biología, y de ahí a partes íntimas y de Ahí al sexo. Finalmente la conversación llegó a la promesa que mañana se encontrarían en un lugar de la facultad, para, "mostrarse" más detalladamente lo que había hablado.
-Él jamás creerá que fui yo quién dijo todo eso, yo no soy así- Marianela estaba conmocionada, su cachetes estaban colorados.
-No se dió cuenta, apenas nombre la palabra sexo él cayó redondo, es obvio que también lo quiere.
-Esta bien, supongamos que no se dió cuenta, por qué en la facultad?
-No te da morbo hacerlo en un lugar público?
-Público?!- era más de lo que la dulce y delicada Marianela podía soportar.
-Tranquila, yo me encargaré de que sea un lugar privado. Debe ser aquí porque obviamente en tu casa no se puede. Mi departamento es poco acogedor además que no querrías ir. Y aquí están los dos mañana, será un rato, la pasarán bien y todos contentos.
-No estoy tan segura.
-Ten fé, yo te diré que hacer- Eli la abrazó y como miles de veces la convenció en hacer lo que ella le decía.
El día siguiente llegó.
Eli había preguntado a varias de sus compañeras, la de reputación más prestigiosa en asuntos pueriles fue quién le dió la respuesta que buscaba.
-La facultad es vieja, tienes miles de salones y pasillos que no se usan- Alejandra, rubia y hermosa hablaba con seguridad- en el último piso de ese edificio -señaló con una uña perfectamente arreglada unas de las altas estructuras que había allí en el campus- hay un pasillo que da a un balcón donde nadie te puede ver, pero donde puedes ver a todos. Que yo sepa solo lo limpian una vez al día, y hay días en que ni el limpiador pasa por allí.
Era perfecto, lugar privado, nadie los molestaría. Precavida, Eli fue hasta el lugar y comprobó que era de ensueño. El balcon contaba con puertas y podían cerrarlo. El pasillo que concluía en el balcón giraba a la izquierda en forma de L. Solo un camino para entrar y salir y en la esquina, de frente al balcón, había un pequeño salón sin uso, podía quedarse ahí a espiarlos y claro, de paso vigilar que nadie los moleste. <Las cosas que hago por ti, Marianela> pensaba Eli mientras enviaba el lugar a Mariano por mensaje.
El día pasó sin contratiempos y la hora de la cita llegó. El único error de Eli fue no advertirle a Marianela en como ir vestida.
-Jeans? Ajustados, son súper incómodos.
-Pero tu también los traes puestos.
-Pero a mí no me van a follar.
Llegaron al lugar, Eli espero fuera del edificio. Cuando vió llegar a Mariano y entrar lo siguió desde lejos. La pareja de enamorados se encontró en el segundo piso y siguieron hasta el balcón. Eli quedó en la esquina del pasillo, no se atrevió a quedarse en el salón por sí Marianela se acobardaba de hacerlo en el balcón y decidían usar el pequeño salón. Decidió no entrar al salón sin uso pues desde ahí tenía mejor vista. Y lo vió todo.
No tardó mucho para que Marianela comenzará, se desabrochó el jeans y con esfuerzo visible se los bajó hasta las rodillas, iba vestida por debajo con colaless, <vaya, pensaste al menos en las bragas> dijo Eli en voz alta <pero te dije lo de los jeans>. También pensaba en que la verdad el coño de Marianela era divino, se había depilado y la forma de Y femenina era perfecta. Su blanca piel parecía suave. Cuando comenzó a mostrarle la vulva a Mariano hasta Eli comenzó a excitarse <Dios, lo tiene súper delicado, que suerte tiene éste sujeto>. La reacción no se dejó esperar. Mariano la comenzó a tocar, rozaba sus labios, el clítoris, metía los dedos dentro mientras ambos se besaban apasionadamente. A Eli siempre el porno la había encendido, así que, el porno en vivo la tenia en llamas.
Todo transcurrió como la seda. Marianela hizo lo que Eli le había dicho. Metió la mano en el pantalón deportivo que Mariano se había puesto <chico listo, pantalón holgado, vino preparado> observó Eli. Agarró la verga de Mariano, la sacó y lo apretó, el mismo muchacho había revelado que le encantaba eso. A continuación Marianela se arrodilló frente a él, <muy bien amiga, como te enseñe> y sacudiendo muy fuerte la polla lo golpeó contra sus mejillas, recorrió su rostro con él y se la metió en la boca. <Su verga no está mal> calificaba Eli desde la esquina.
La escena no tardó en cambiar, Marianela se levantó y forcejeó con su jeans, quizá comprendiendo el consejo de Eli. Se los quitó con colaless y todo, de un tirón, para ir a subirse encima de Mariano. <Eso no se lo enseñé, pero nada mal> Marianela agarró el pene y lo guió hasta su vagina, de un sentón se lo metió completo. Eli llegaba a ver como su blancas nalgas se movían arriba y abajo, blancas, perfectas. La montaba era salvaje y Eli comenzó a plantearse si masturbarse ahí mismo o en su departamento.
Cuando llegaba a una conclusión y se desabrochaba su propio jeans una voz la hizo saltar.
-Hola jovencita.
Eli se giró y se encontró de frente con un señor, <profesor, de antropología, año pasado> trató de luchar para no poner una cara de sorpresa y susto. <Estúpida, te quedaste viendo y no te diste cuenta de su llegaba>
-Ho...hola profesor, qué hace por aquí?
-Aquí vengo a fumar, es un lugar solitario y nadie me molesta en el balcón. Lo suelo hacer antes de mis clases. Y tú? Eres Elizabeth no? Qué haces aquí?
<Mierda, mierda, no puedo dejar que pase, quizás puedeohablar más fuerte, pero quizá no me escuchen, el pasillo está a oscuras desde fuera no se ve bien aquí dentro, mierda si va hacia el balcón los verá, mierda Eli, piensa> el corazón se le aceleró y sólo pudo pensar en una cosa. Quizá fuese por lo excitada o por el susto pero las palabras surgieron.
-Me atrapaste, la verdad es que lo estaba esperando, profesor.
-A mí. Por qué?
-Me fijé en como me miraba el año pasado, lo cierto es que yo lo deje ir. No podía dormir pensando en eso y me preguntaba si, si usted me daría, clases extracurriculares. Ya sabe, pasé su materia, pero aprender algo nuevo nunca está de más- Eli ni siquiera sabía si el profesor la había mirado, ni siquiera sabía si el profesor se enfadaría o la acusaría, en todo caso ella podía negarlo. <La he cagado, me metí hasta el fondo> el sudor perlaba la frente de Eli y su corazón palpitaba con fuerza.
Mientras pensaba en aus errores, el profesor tardó en responder, torció la mirada calculando posibilidades. Cuando habló, había otro tono en su voz.
-Entiendo señorita, me encantaría poder, ayudarla. Solo dime como.
<Es mío>
-Podría mo...mostrarle los sitios en los que tengo dificultad, profesor- puso la cara más zorra que tenía, giró ligeramente y sus dedos rozaron la entrepierna del afortunado profesor. No le sorprendió que sintiera un bulto duro.
-Podríamos llegar a un acuerdo y concordamos una cita, pequeña. -hizo ademán de seguir caminando- en cuanto termine de fumar.
Se le iba de las manos. Entonces las utilizó. Eli agarró al profesor de la verga, por encima de su pantalón.
-Espere, profesor, creo que no me entendió. Necesito de usted, ahora mismo- desesperada, masajeó el miembro del profesor y se dirigió hacia el salón de clases, siempre manteniendo al profesor de espaldas al balcón, se había lanzado un farol. Si el profesor giraba iba a ver un blanco trasero subir y bajar, pensándolo bien quizá solo se hubiese quedado de mirón, aunque algo dentro de ella la molestaba al pensar que verían a su Marianela mientras estaba follando.
Con el corazón en la boca por fin logró que el profesor entrará, cerró la puerta tras él, también cerró las persianas de la puerta y pudo respirar en paz. Ahora solo quedaba entretenerlo. <Yo misma me metí en esto, quién me manda hacerlo. Es por ti amiga mía.>
Eli se giró, masajeó la verga del profesor una vez más y entonces él comenzó a tocarla. Las nalgas, los pechos, la espalda, el lujurioso profesor no dejo nada sin tocar.
La excitación se le pasó un poco con el susto y se le pasó aún más cuando el profesor se desnudó. Tenía como 50 años, en su juventud debió ser atlético pero ahora llevaba una barriga y arrugas, se dejó la camisa desprendida, pero se quitó los pantalones, quedando en medias y calzones blancos.
Luego fue su turno. Eli se apartó, se quitó la remera que llevaba, quedándose en brasier. Sus pechos eran un poco más grandes del tamaño normal Bien formados y sobresalían por encima del sostén. Pensó en quitárselo pero desistió. También desistió en quitarse por completo el jeans.
La ironía la golpeó de lleno cuando se lo bajaba. <A mí no me van a follar le dije a Marianela hoy mismo, que equivocada estaba>. Bajó el jeans justo por debajo de sus nalgas, aunque no eran grandes eran bien redondas y al estar apretadas por el jeans Eli sabía que saltarían y se notarían mucho más <y no pienso quedarme toda desnuda>. 
Dándose la vuelta se apoyo por la pared. Inclinándose, levantó la cola. Llevaba por debajo una tanga color negro a juego con el brasier. El espectáculo de su culo apretado debió ser estupendo pues el profesor no tardó en acercarse y tocarla a conciencia. Abría sus nalgas, las tocaba y masajeaba. Agarró su tanga y la jaló, haciendo que se le metiera entre sus labios.
-Eres preciosa. No aguanto, tienes protección?
<Demonios>
-No, quiero sentirte plenamente.
No tuvo que insistir, el profesor apartó a un lado la tela. Eli se inclinó más para facilitar la penetración. El profesor se sujetó el pene y empujó. Pero Eli estaba seca. No la pudo penetrar.
<Todo lo tengo que hacer yo?> Exasperada, Eli se escupió en la mano, se la pasó por su coño, sujetó el pene y se lo puso en la entrada de la vagina. Apretó y se lo incrustó. Dió un saltito, pero siguió metiéndolo, con la otra mano apartó una de sus nalgas <no debiste traer jeans ajustados, son incómodos> sus palabras cruzaban su mente. El roce era doloroso, el pene era durísimo. Cuando lo sintió por la mitad lo soltó y agarró la otra nalga. Se las apartó, abriéndolas. El profesor entendió enseguida, tomándola de la cintura empezó a moverse.
Su pene era de tamaño normal, pero un poco más grueso que el promedio. Cuando entró por completo Eli ya estaba mojada. Lo retiro lentamente y de nuevo lo metió, pero con un empujón más fuerte. Los siguientes fueron salvajes.
La estaba cogiendo fuertemente. Eli se mordía el labio para no gemir, escuchaba el golpe de las embestidas del profesor. Su jeans mantenía sus piernas bien juntas y hacía que su propia vagina apretara el pene, el resultado era un rozar incesante y lo sentía muy bien cada vez que la verga se abría camino dentro de ella.
Entre las persianas cerradas, con el rostro pegado a ellas debido a las embestidas del profesor, Eli pudo ver como Marianela seguía montando a su Mariano. <Vamos, ya tuvieron 20min de sexo, terminen ya y larguense antes de que este viejo verde los pille> Con sus nalgas abiertas el pene la penetraba completamente, sentía los testículos del profesor chocar contra su clítoris cada vez que entraba, la tenía bien sujeta de la cintura y con las piernas bien apretadas en su posición el cuerpo le traicionó en muchas ocasiones. Cuando parecía que iba a llegar al clímax el profesor bajo de velocidad.
-Uff, aprietas querida, me vengo. Lo quieres fuera pequeña?
<Maldito, ni siquiera me ha follado 5min. En fin, si dejo que se corra afuera me ensuciaré, no traje nad para limpiarme, el baño está dos pisos por debajo y tengo clases luego, maldita sea>
-mmmno...no.. co... córrete dentro- las palabras le salieron entrecortadas entre embestidas lentas y profundas.
Apenas dió su aprobación el profesor enloqueció. La agarró del cabello con una mano e hizo que levantara la cabeza. Su espalda se arqueó y levantó aún más la cola. Con la mano libre la tomó de uno de sus pechos y lo apretó muy fuerte. Eli se sobresaltó y soltó sus nalgas, intentó empujar al profesor pero no pudo. Inmóvil como estaba solo pudo resistir.
La folló brutalmente. La cogía sin parar, sin soltarla y metiéndole todo el pene una y otra vez. Los gemidos no se los pudo aguantar. Cerró los ojos y el orgasmo llegó. Pero las embestidas no pararon, siguieron más y más fuertes. Sus nalgas temblaban y sentía sus labios arder. El final llegó junto con tres últimas embestidas, tan profundas y fuertes que Eli chocó contra la puerta.
-Ufff, joder!- jadeaba el profesor. Eli no dijo nada.
Cuando la soltó y le arrancó la verga de la vagina Eli aprovechó el momento para ver entre las persianas. También Marianela había terminado. Estaban los dos de pie en el balcón. Pero aún semidesnudos.
<Tengo que conseguir más tiempo, pero, no, no quiero hacer eso> Eli giró y vió al profesor abotonando la camisa y recogiendo el pantalón del suelo, seguía diciéndole lo hermosa que era y el buen polvo que se había mandado, también se fijó en su verga, ya flácida. <No, eso no>.
Buscó su remera y se la puso. Al hacer el primer movimiento sintió el semen salirse de ella. Con otra maldición Eli se subió la tanga, que quedó empapada. Por último se subió el jeans, rogando mentalmente que no se manche también. Sentía la vagina húmeda al igual que su ropa interior. Volvió a mirar disimuladamente por la puerta y vió como Marianela y Mariano regresaban lentamente, Mariano con su mochila pegada al cuerpo, su ropa estaba empapada de fluidos e intentaba taparse, Marianela solo estaba ligeramente despeinada, iban entrando al pasillo.
-Muy bien, pequeña, me encantó, pero con tu permiso, tengo clases.- el profesor ya estaba vestido completamente y caminaba hacia ella y hacia la puerta.
<No, no, no. Si sale ahora me verán a mí y a el... tendré que hacerlo, no hay escapatoria>
Eli se arrodilló, de espaldas a la puerta, detuvo al profesor y le bajó la cremallera. No dijo palabra alguna, sacó su pene por el orificio del pantalón y se lo metió en la boca. Estaba blanda, olía a ella mezclado con olor a hombre. Pero más olía a sus fluidos. Sintió su propio sabor en la boca. Lo metió todo, el pene no pareció reaccionar. Descubrió el glande con las manos y volvió a metérselo a la boca. Sintió otro sabor, más salado. Restos de semen habían quedado entre los pliegues y al metérselo todo, sintió el sabor, muy bien.
El profesor la agarró por la cabeza con las dos manos, con fuerza. Su miembro entró en su boca por completo.
-shhhh, preciosa, alguien camina afuera, parece que se van.
<Al fin, por fin, espero que lo hayas disfrutado> pensó con alegría Eli, también podría irse, el pene flácido no se endurecía. Pero como si comprendiese sus pensamientos la verga comenzó a endurecerse en su boca. <Lo que faltaba, al viejo le excita la posibilidad que lo descubran>.
Como el profesor no aflojó sus manos el pene quedó en la boca de Eli mientras crecía de tamaño, no paso mucho para que ella no lo pudiera aguantar. Le llegó una arcada, luego otra. A la tercera le salió una tos, cerró los ojos. La cuarta trató de aguantarse. Pero sólo logró escupir saliva y que los ojos le lagrimearan. La saliva le cayó en la remera <para eso me la volví a poner>. Se safó del pene en una última arcada e intentó limpiarse la remera.
-No te quieres ensuciar pequeña? Entonces tendrás que tragarlo. Escupir no es de señoritas.
Cuando Eli iba a protestar le saltó encima. Ahora la follada era oral. Sujetaba su cabeza y al ritmo que la cogía, movía su cabeza con las manos, sacando y metiendo el pene de su boca. Aveces llegaba hasta el fondo y le producía más arcadas. <Terminaré con ésto antes de terminar embarrada>. Eli utilizó su lengua para rodear el pene cuando entraba. Lo chupaba al entrar y cuando tocaba el fondo lo tragaba, con arcada y saliva.
El profesor no aguantó. Apretó la cabeza de Eli y ella supo que se vendría. Dejó la cabeza sobre la lengua y cerró la boca. El pene explotó, llenando de semen su boca. Sintió tres espasmos y agradeció que sea su segunda vez, al menos la descarga era menor que la que tenía dentro de su vagina.
Cuando tragó el primer sorbo de semen el profesor metió por sorpresa su pene. Eli se apartó demasiado tarde, la verga entró profundo juntó con la gran parte del semen, tragó rápidamente para no ahogarse y en vez de tragarlo de a poco tuvo que hacerlo de una vez. El sabor invadió sus papilas. Sintió el semen bajar por su garganta.
Y también sintió como se escapaba una gota y caía a la remera.
<Hijo de puta> pensó con rabia.
El profesor acercó su verga, aún con semen, al rostro de Eli.
<Hijo de todas las putas> volvió a pensar mientras terminaba de limpiar el pene. Lo lamió, lo apretó y quitó hasta la última gota que quedaba dentro.
Rato después. En el baño de damas Eli se encontraba frente al espejo, había estado limpiando el rastro de semen y saliva de la remera, pero aún se notaba una mancha. Marianela entró en ese momento, Eli le había enviado un mensaje para encontrarse allí.
Marianela estaba feliz y radiante, ni siquiera se habia arreglado el pelo. La miró como queriendo comenzar a contar su historia pero notó la mancha en la remera.
-Que te paso Eli?!
Eli no respondió. La agarró y la llevó a uno de los cubículos del baño. Cerró la puerta y la empujó contra la pared.
La besó, metiéndole la lengua. Aún sentía el sabor del semen. También lo sintió Marianela, quien frunció el rostro.
Eli la miró a los ojos. Bajó una mano hasta su vientre. La metió entre el jeans ajustado, no le importó hacerlo violentamente. Llegó hasta los labios de Marianela, quién trató de escabullirse pero Eli siguió. Introdujo dos dedos dentro de su vagina, aún estaba mojada y algo pegajosa.
-Hice muchas cosas por ti.- Decía al tiempo que movía los dedos en el interior- Tuviste sexo con Mariano gracias a mí.
Eli quitó sus dedos y los llevó a la boca de Marianela, que de inmediato los chupó, para luego besarse con Eli una vez más. Los dedos volvieron a entrar en la delicada boquita de la mejor amiga de Eli.
-Y ahora, es mí turno.

##gracias a todos por el apoyo. En especial al usuario Muriannn por los consejos y la idea central de este relato.
Los invito a leer los otros relatos que tengo y por supuesto a dejarme sus ideas, opiniones o sus experiencias en los comentarios o por mensajes. Los leeré a todos. Besos

1 comentario - #7 Amistad universitaria (ayudando en el amor a un amiga)

barnum77 +1
Y porque no me pasaron a mi estas cosas en mis tiempos de universidad????😢😢