La mujer del jefe

Hola, amigos, después de un tiempo sin escribir hoy regreso con una historia muy excitante.

Se trata de Heidi, la mujer del jefe, de más o menos 40 años, con actitud y cuerpo muy joven, pelirroja de ojos azules, unas tetas enormes, bien paradas y firmes, culo y piernas bien trabajados. El jefe está bien alimentado.

Ella trabaja a medio tiempo con nosotros como secretaria desde hace más o menos 2 años, además tiene un segundo trabajo en el mismo edificio en el primer piso. Su actitud era muy amable y servicial. Todos (hombres) estaban encantados con ella, y quién no, es hermosa y muy simpática.

A los pocos meses ella se mostró como realmente es, amargada, obstinada, entrometida, criticona, y todo lo que hacen los demás está mal, hasta lo que se comen. Así que en muy poco tiempo todos (sin excepción) la trataban sólo por ser la mujer del jefe, pero ya nadie quería ni siquiera quedarse en el mismo lugar que ella. Es bastante jodida; por lo menos conmigo aún es amable.

La historia ocurrió en la fiesta de navidad del 2018, un viernes. El plan era que almorzaríamos a eso de las 2pm algo pequeño todos juntos en la empresa, y tendríamos el resto del día libre para jugar en la nieve y luego ir a las 7pm a un restaurant…

A medio día Heidi estaba toda estresada con los preparativos del almuerzo, y le había armado una bronca al jefe (marido) porque no la estaba ayudando; él sabiamente no le contestó nada, pero ella estaba haciendo la escena típica de la esposa estresada, ella hace todo y él no hace nada, pero para eso fue contrada, ese era su problema, no del jefe, y como en toda empresa, cada quién tiene que resolver sus problemas...

Ella pidió ayuda a algunos colegas, y bueno, la ayudamos… buscamos unas mesas y bancos en el sótano. La empresa queda en un edificio de 8 pisos, y cada piso tiene como casi 300 m2, no sé, soy malo para calcular, pero es grande. El sótano es enorme, pero no está terminado, en algunas partes el piso y las paredes están en cemento, y otras paredes aún tienen los huecos para el cableado eléctrico… como que se quedaron sin presupuesto y dejaron el sótano a medias. Muy pocas habitaciones del sótano están amobladas como oficinas y eso a medias, el resto es un laberinto de pasillos, habitaciones, cajas y estantes viejos.

Pues bueno, buscamos las mesas del sótano, y regresamos. Luego Heidi nos dijo que buscáramos la comida, estaba toda mandona, pero bueno, era para todos… la comida estaba en su segundo trabajo porque allí la nevera es más grande… bueno, hicimos todo y comimos sin problema alguno.

Ella no comió casi nada, estaba toda molesta con el marido, y él estaba como si nada bromeando con el resto de los colegas, ella lo miraba como si lo fuese a matar.

En un momento llegó un colega que siempre se las da de chistoso y le dijo algo, que no entendí porque no le presté mucha atención, y ella explotó, le vació toda la rabia al primer pendejo que se le cruzó; todos nos quedamos con la boca abierta, nadie se atrevió a decir nada… ella salió del salón casi corriendo y sin mirar a nadie. Nadie se atrevía a hablar de lo sucedido; el marido hizo como si no hubiese escuchado nada, y pues que más, seguimos en nuestro mundo como si nada.

Un par de minutos más tarde fui a la cocina a buscar cerveza, pero me di cuenta de que ya no había, y me acordé de que el sótano había visto un par de cajas, así que fui a buscar una. Llegué y vi que las luces del fondo estaban encendidas y escuché un ruido. Haciendo uso de mis habilidades gatunas, me moví por el pasillo sin ser descubierto y tratando de saber de dónde venía ese ruido.

Llegué al final del pasillo y el ruido se transformó en risitas, las voces se hicieron identificables, y cuál es mi sorpresa que descubrí a Heidi encerrada en una de esas oficinas con el “pendejo” que acababa “de insultar”!!!!! Escuchaba las risitas y a ella diciendo:
- No, no, no, aquí no!! Estás loco!! Jijijiji
- Ven, un rapidito y no más
- Jijiji no!! Aquí no!! No seas pasado!

Se me subió la sangre a la cabeza, y empecé a buscar la manera de verlos, y por supuesto sin hacer ruido. Una de las oficinas contiguas tenía arriba una rendija como para el flujo de aire que todavía no estaba instalado. Había potes de pintura, un par de escritorios, cajas, estantes, y como caída del cielo una escalera de madera. La moví con mucho cuidado y me instalé en la esquina, no se veía perfectamente, pero algo era algo.

Del otro lado, la oficina se veía algo como esto:


La mujer del jefe


 
Yo estaba del lado izquierdo. Lo malo era que él la tenía arrecostada al escritorio dándome la espalda y es gigante, así que veía muy poco de ella, pero con sus risitas y los besuqueos era suficiente con lo poco que veía. Ella de vez en cuando se lo quitaba de encima para decirle que ya era suficiente.

En un momento comenzó a sonar una máquina, no sé qué era, la calefacción o la bomba del agua y ellos se asustaron. Ella aprovechó para acomodarse la ropa y el pelo y para salir de la oficina, pero él la detuvo, le dijo que esperara un momento. Se quedaron callados y muy quietos, pensé que me habían escuchado o algo así, pero estaban pendientes del ruido de la máquina. Él salió con mucho cuidado y observó el pasillo, ella se fue detrás de él. Yo estaba rogando que no es les ocurriera meterse en la habitación donde yo estaba, porque ahí sí era perfecto, muchas cajas, y sin luz, se habrían podido esconder perfectamente, pero no se les ocurrió mirar allí. Mientras estaban en la puerta y distraídos por el ruido, que de verdad era fuerte, aproveché para tratar de mover las rendijas, que por fortuna no hicieron mucho ruido y no estaban oxidadas, tampoco fue un cambio del 100% pero se veía mucho mejor.



Ella estaba que se escapaba pero él no la dejó salir de la oficina.
- Déjame salir
- Tranquila, no va a pasar nada, sólo fue la bomba del agua, volvamos
- No! Ya es suficiente!
- Todos creen que estás en la otra empresa porque tienes pena de haberme gritado, y le dije a los colegas que me iba a dar una vuelta porque estaba molesto… además oficialmente ya es libre, puedo llegar a la hora que quiera. Nadie nos verá salir del sótano… relájate.
- Seguro?
- Claro que sí, vente, sigamos.
-
Ella se empezó a reír y regresó al escritorio, pero como venían de la puerta, esta vez ella quedó de espaldas a lo largo del escritorio, ya la vista se ponía mejor.

Ella seguía con sus risitas y besos… él le agarró las nalgas y ella lo agarró del cuello y llevó su cabeza a sus tetas. El regresó a comerle los labios, ella tenía la cara toda roja, el labial todo corrido como una puta y él le restregaba la verga, y ella abría las piernas como podía; él comenzó a subirle la falda…
- (besos) qué estás haciendo? (casi susurrando…)
- Vamos, un rapidito, no me dejes así, mira que hoy me gritaste
- Pero (besos) aquí no… (besos)

Siguieron con besos y caricias calientes, él le tocaba las tetas y ella se desesperaba más; empezó a sacarle la blusa de la falda y ella metió sus manos por debajo de la camisa de él, el calor de la situación estaba aumentando. Los besos y las caricias se estaban desenfrenando y él comenzaba a desabotonarle la blusa
- (besos) no, qué haces (besos)
- Déjame ver al menos tus tetas, están muy ricas
- Sí? Te gustan?
- Te las quiero comer, nena

Ella misma terminó de desabotonar la blusa, a la vez que él se desabrochaba el pantalón. Tomó la mano de ella y se la llevó dentro del pantalón, ella se empezó a desesperar más, él le desabrochó el sostén y las tetas cayeron por acción de la gravedad. Eran enormes, blancas, con pezones rosados y se le veían un par de venas. Él se las empezó a chupar y ella le sacó la verga, él terminó de bajar el pantalón por completo, se miraron y él le quitó la falda, ella se acostó en el escritorio ayudando a quitarse su ropa interior.

Y así sin anestesia, él se ensalivó la poronga y se lo metió poco a poco, esperaron un par de segundos y él continuó. En muy poco tiempo le estaba dando duro, y ella arrugaba la cara, pero sin gestar sonido alguno. Cuando se escuchaba el chapoteo de sus partes, bajaban un poco la intensidad.
Ella se sentó para quedar a la altura de su cara y se agarró de su cuello, él la agarró por las piernas y ella le dijo que acabara rápido, pero que le diera duro. Él le hizo caso y en menos de un minuto, acabó.

Ella sacó toallitas de su bolso, se limpiaron, ella arregló su maquillaje, pelo… realmente les tomó más tiempo arreglarse que la garchada, fue literalmente un rapidito.

Él salió primero y le dijo que le escribiría para avisarle si veía si podía salir o no. En pocos minutos ella recibió el mensaje y se fue.

Yo esperé un par de minutos más y regresé con la caja de cervezas. Nadie notó mi ausencia. Heidi regresó como media hora después, y el “pendejo” no regresó sino hasta la noche en la fiesta oficial.

Será que ya habían cuadrado la escena y todo fue una farsa? O ella explotó de verdad y para pedirle perdón se encontraron en el sótano? Lo que sí es seguro es que no es la primera vez que esos dos garchan, con la facilidad que se la cogió, de seguro que ya perdieron la cuenta.

Obviamente le agarré un morbo descomunal a Heidi, pero no creo que ella sea puta y que se acueste con todos, creo que él sólo tuvo suerte.

Sería fenomenal llegar a garchármela. Alguna idea? Tips? Que no sea estafarla o chantajearla?


Una historia algo diferente. Espero que les haya gustado.
Saludos!

5 comentarios - La mujer del jefe

kramalo +1
muy bueno. es dificil encarartela porque es la jermu del jefe...y parece que el dorima no se la coje bien....Te queda utilizar la astucia, estar atento y sutilmente decile que hay cositas que es bueno disfrutarlas en el sótano, como una cerveza...hay otros que disfrutan otras cositas....suerte.
gust7387 +1
Muy buen relato. y la verdad que para garcharla vas a tener que hacer una tarea fina
jorvac164 +1
Van 10 desde ya,por lo otro,tanteala para el lado que dispara y acordate de 2 cosas: 1- Siempre caen paradas como gatos que son 2- En sentirse agravidase indignada,entre otras cosas,son actrices desde que nacen.Suerte y saludos !!!!!!!!!
abf65
Utiliza fotos