La cálida caricia de aquel hombre

Siempre fui muy reservado y discreto en todo lo que hacia, no megusta destacar mucho entre la muchedumbre, es algo, un tantoirritante para mí. De hecho soy una persona bastante serena y conalgunos secretos, que muchos no se imaginan en lo más mínimo, lospocos que conocen mis manías son amigas que no tienen ningúnproblema con ello. El tener secretos morbosos y degenerados, como losllamaría la mayoría de las personas, me agrada, de hecho me gustallamarlo así por simple placer, creo que disfruto de lo perverso enun sentido lascivo, al ser algo “blasfemo”, un tabú para lasociedad genera en mi una especie de satisfacción que deja ver en miinterior lo depravado que hay dentro y el deseo de satisfacer muchomás mis deseos sexuales, algo que reprimo sin querer por ser tanreservado, lo poco que estuve con mujeres no es suficiente y meconformo con imaginarme las desnudas o mirando fotografías dejóvenes sin ropa, haciendo alguna pose sugestiva, es lo que meexcita de ellas, depende de que punto y en que parte del cuerpo seenfoque el fotógrafo, deja ver una especie de joven, bella yvoluptuosa, aun que no intencionalmente, pero es algo que me provocade todas formas.
Masturbarme es laúnica forma de complacerme, jugando con la ropa interior femenina,es algo que también disfruto, sentir como la suave tela separa misglúteos, uno del otro, dejando lo a merced de la suave caricia dela brisa de la noche y las sabanas que se pegan en mi piel para luegocaer lentamente. Ciertamente masturbarme analmente es algo quedisfruto más que como lo haría un chico normal, es mucho mássatisfactorio, se siente como una electricidad que recorre todo elcuerpo al momento de eyacular y algo muy curioso, al acabar, el deseode querer seguir es muestra de lo placentero que puede llegar a seraquel acto que muchos aborrecen. Era muy común para mí hacerlo amenudo, ya que sentir eso dentro, y la sensación que produce alfrotar dentro con aquel objeto remplazando un consolador, no secompara, es como si miles de emociones explotasen dentro.
Nunca fue lo mio lacomunicación con las personas, las únicas amigas , con las quepuedo compartir aquellos secretos, disfrutan tanto como yo lasfantasías que tengo, les genera alguna especie de confianza que useropa interior de mujer para satisfacer mis deseos. De hecho algunasveces les gusta verme así y me prestan sus bragas, algo muy comúnentre nosotros. Cuando me gusta alguna de esas ropas, ellas meacompañan o simplemente a observar. También nos pasamos horashablando de hombres y que cosa dejaríamos que hagan con nosotros,creando miles de fantasías una tras otra. Estuve antes con unhombre, pero fue tan desagradable que no quise saber nada hastaentonces, me enfrasque en que tal vez no podría sentir ese placerque sienten las mujeres al ser penetradas, eso claro, hasta queempece a masturbarme analmente y disfrutar tanto de aquello.
Cada vez que voy ami trabajo a veces llevo en mi bolso ropa de mujer, tales comovestidos muy sugestivos, minifaldas y tops, obviamente la ropainterior que no puede falta. Algunas noches, que se ven tan hermosaen aquel edificio, me visto de mujer y me paseo por el lugardisfrutando de la suave ropa que llevo. A esa hora ya nadie mas queyo quedan allí, aquel lugar es una escuela y yo estoy ahí paravigilar y limpiar un poco si hace falta, lo que me permite jugar aser una ama de casa traviesa con esas ropas sugestiva, mostrando losglúteos que se dejan ver al inclinarme un poco al levantarse elcorto vestido que llevo en aquellas ocasiones. Así me permito dedisfrutar las noches largas en aquel lugar, dejando me llevar por eldeseo de ser una joven y el deseo sexual, aquello genera un morbo quehace que actúe como si en verdad fuese una mujer.
Ya en casa, en losdías libres, suelo usar el ordenador y visito sitios web donde sepuede encontrar muchas personas, con las cueles converso a menudo demuchos temas, en otras ocasiones suelo hablar con hombres mayores queyo, que buscan sexo o una charla subida de tono, nunca me animé amás, tanto que contarles mis deseos y secretos, manías que se mehan pegado en cuanto a lo sexual, no es algo que deba temer ya que nome conocen y me siento muy a gusto,por que son muy amables yrespetuosos. Entre ellos hay un usuario ya muy habitual al igual queyo, con el que nos volvimos muy cercanos. De tanto conversar enlinea, es un hombre muy amable,caballero y simpático. Se llama Tomasy tiene 48 años, según nuestras charlas, me menciona que vive muycerca de donde yo, conoce la mayor parte de la zona en la que vivo yaque frecuenta estos lugares. Siempre estamos en contactos por mediode aquella pagina por lo que ya nos consideramos amigos, nos contamoscosas personales y el sabe de mi secreto, algo que le atrajo aun masde mí. Me dijo que le gustaría un encuentro conmigo a lo quecorrespondo, pero por el momento no me animaba y él lo entendía. Lemande algunas fotografías de mí desnudo y también luciendo tangas,minifaldas muy provocativas y muchas veces sin nada debajo, solodejando ver mis glúteos sin ropa interior alguna, a lo que elmostraba su miembro ya erecto por mis fotografías, algo que ami medaba gusto por que me gustaba que disfrutara de mi de esa forma y yotambién de el, observando su miembro erecto, algo que me provocabafantasías y me generaba una especie de atracción, al verlo queríasentirlo y probar ya que se veía tan bien, lo que provocaba que demis labios escapara un poco de saliva. En nuestras charlas muchasveces nos comentamos nuestras fantasías, estimulando nuestrossentidos y dejando a la imaginación recorrer libremente cuantopudiera crear, hasta el punto de terminar siendo parte de la fantasíade Tomas, algo que me excitaba leer, pues la imaginación me permitíavivir aquello que relataba con tanta pasión. Aquello era a lo únicoque habíamos llegado, no estaba listo aun para conocerlopersonalmente, no me animaba en aquel momento, aun que ya habíacierta confianza, siempre fui tímido y no quería estar en unasituación incomoda, claro, el lo entendía y era muy amable, muchasveces le mencione que quería conocerlo, pues a el le bastaba aquellaintención para saber que no era algún tipo de engaño.
Una noche, en unade esas charlas, empezamos a hablar de lugares que son muy bonitos enla noche, muy llamativos y tranquilos, él conocía muchos lugaresasí y había frecuentado mucho aquellos lugares, menciono uno dondehay mensas al aire libre y no lo frecuenta mucha gente, es bastanterustico y tiene una vidriera que deja ver al interior del lugar, lasluces tenues que hacen del lugar reconfortante y tranquilo. Tras lacharla le mencione que seria un lugar muy bonito para conocernos, alo que asintió y yo estaba decidido de hacerlo, ya que era un hombremuy educado y quería conocerlo en persona ya. Quedamos en vernos enuna plaza donde frecuenta a menudo la gente que sale del trabajo ylos jóvenes de las escuelas, donde me recogería en su automóvilpara ir a aquel lugar que se encontraba mucho mas lejos de la plaza,cuando llegó me subí rápidamente al coche y allí nos presentamos,yo estaba nervioso claro y el se veía tan elegante que me generabatranquilidad, igualmente educado que cuando charlamos por aquellapagina, me hizo entrar en confianza y la charla fluía mas rápido amedida que el tiempo transcurría. Hablamos de todo un poco, de loque no hablamos en aquel entonces, me contaba sobre su trabajo, a elle gustaba salir a tomar un café en algún bar de la zona céntrica,cada vez que salia de su trabajo iba a un lugar distinto pararelajarse un poco. La noche fue muy grata, ya que hablamos de todo yde lo ansiosos que estábamos por el encuentro, también hablamos delo sexual y fue muy estimulante, le comente que traía justo unatanga debajo del pantalón, quería llevar algo así aquel día, alencontrarme con el, me dijo entonces que le encantaría ver como mequedaba y luego de un rato, ya que no había casi nadie, fuimos albaño, como dos amigos que se acompañan y nos metimos en uno de loscubículos donde tiene un pasador para cerrar por dentro. Allí mebaje el pantalón mostrando mis nalgas y él veía la tanga, no seresistió y empezó a acariciarla, tampoco me resistí mucho, pues meencantaba sentir sus cálidas y ásperas manos en mis glúteos, eraestimulante. Me acorrucaba en él, mientras sus manos estaban allí,yo, al mismo tiempo tocaba sobre su pantalón y acariciaba todo loque podía su pene, que se sentía tan duro y grueso, en aquelmomento el lo sacó y empieza a frotarlo entre las nalgas, era tansatisfactoria la sensación que me entregaba a él aun mas, luegosentí que estaba por penetrar a lo que me exalte y lo paré paradecirle que podemos dejarlo para otro momento, tomando su miembro,frotándolo y con mis labios cerca de los suyos. Me bajé rápidamentey empecé a chuparse lo, era muy placentero sentir su pene tancaliente y grueso en mi boca, que de tanto en tanto, dejaba escaparun liquido, entre dulce y salado, pero que era muy delicioso, pues lollevaba hasta mi garganta y luego cuando iba saliendo trataba desuccionar como si estuviese tomando un refresco con sorbete. Despuésde un rato así, tras succionar y meterlo hasta el fondo de migarganta, hice que acabara dentro ,un liquido cálido y amargo perodelicioso recorría mi interior hasta tragarlo al fin, muysatisfechos ambos, salimos de allí para continuar la charla un buenrato mas, ya al momento de despedirnos, estando dentro del autoacordamos quedar otro día en salir. Estando ya, más preparados paralo que iba a pasar, entonces nos despedimos, entré a mi casa y mequedé pensando en aquello que había pasado, se notaba que estabacontento por aquello, pues no paraba de sonreír y con morbo esperabael próximo encuentro.
Tras unos días delargas charlas sobre lo que había pasado, de lo grato que fue elencuentro, tanto que deseábamos seguir viéndonos, le comenté quetrabajaba solo en una escuela, al decirle la dirección, pues teniapensado llevarlo allí, me comento que vivía en un departamento muycerca de allí,entonces nuevamente quedamos encontrarnos. Para aqueldía preparé mi bolso con ropa y la llevé para cambiarme allí enel lugar que cuidaba, también prepare maquillaje y una peluca muybonita. Ya listo, con un vestido rojo, que era ajustado y dejabalucir las pocas curvas que se podían notar en mi cuerpo, una tangacolor negro abajo y la peluca. Pasa a buscarme Tomas entonces, alverme le pareció muy llamativo lo que traía puesto, se sorprendióal verme así ya que no esperaba que me produjera tanto para elencuentro. Nos fuimos a su departamento, al entrar se dejaba percibirun suave aroma a perfume, muy agradable y todo muy ordenado. Notuvimos tiempo de conversar mucho, a penas tomamos unos tragos y nosbesamos en el sofá, acariciando nos y jugando con nuestros miembrosmutuamente, al tiempo que no apartaba sus manos de mis nalgas quedejaban escapar la tanga que tría, apretando fuerte y separando las.Ya desnudos, aun acariciando nuestros cuerpos, no paramos debesarnos, dejando me llevar, metí su pene en mi boca, lubricando conmi saliva su miembro de punta a punta, preparando para introducirloen mi ano. Recostado allí, dejando en mis manos todo , saque su penede mi boca y de frente a el me senté sobre su miembro, tan grueso ylargo, que entraba de a poco hasta meterlo todo, empece a moverme consu pene dentro mio, haciendo que frotara todo mi interior, dabacentones muy lentamente y de tanto en tanto con más rapidez,haciendo que me estremezca cada vez que daba centones un tanto leves.No paré hasta que él me puso en el sofá de rodillas y con losglúteos parados, la cabeza posada en el sofá también, allí empezóa penetrarme nuevamente, muy lentamente y con velocidad luego,generando una electricidad en mi interior, como una especie decosquilleo muy placentero, el mismo que cuando yo estaba sobre él ycuando me masturbaba a solas en mi casa. Allí empece a sentir mascomo penetraba, no quería que pare mas y me entregaba a él como sifuese una perra en celos. Luego de aquello un buen rato montando me,lo volví a tirar al sofá y de espaldas a el, metí su penenuevamente y empece a montarlo yo, esta vez mas rápido, pues yaestaba en un punto donde quería mas y mas, no podía parar, cada vezque me mecía con su pene dentro, jugando cuanto pude con mi cadera,cuanto mas rápido lo hacia mas cosquillas me daba en el interior demi ano, provocado por su pene, ya no quería sacarlo mas. Seguímucho tiempo, cada vez mas rápido, mi miembro ya estaba duro ypalpitante, aquel cosquilleo se volvía más intenso, a lo que aunmás rápido y con mas fuerza me movía y daba centones, así empecea sentir como salía semen de mí al mismo tiempo que Tomas acabódentro mió.
Esa experiencia,fue el comienzo de muchas otros que tuvimos, ya no solo eramosamigos, también amantes, o mejor aun, eramos amigos con un granvinculo. El me empezó a llamar Andrea, por el hecho de que siempreestaba vestido de mujer cuando estaba con él, y actuaba como tal asu lado, pues me excitaba ser su “niña mimada”. Sentir su cuerpocerca mio, su cuerpo grande, a comparación de mi cuerpo pequeño yjoven.

0 comentarios - La cálida caricia de aquel hombre