Encontré sexo casual

La noche del sábado estuve muy frustrada pues me urgía un pene en la boca pero no lo encontré, así que el domingo no tenía que ser igual. En el fondo sabía que después de lo que había probado, ya no me satisfaría completamente estar con un solo hombre, sino que debería tener por lo menos dos. Incluso en mi desesperación seria capaz de entregarme a más de dos hombres, pero desafortunadamente esas circunstancias solo se presentaban en la fantasía, al menos para mí.

El domingo durante el día, a fin de prepararme sicológicamente, me entretuve viendo varias paginas de Internet, en donde hay sexo en grupo o donde una mujer sola se deja coger por un grupo de hombres. Yo por supuesto deseaba ser la protagonista, por eso ese domingo fue tanto mi deseo y calentura que salí de mi casa al anochecer buscando sexo a como diera lugar. No es que conseguir sexo sea difícil, basta con ir a un antro y ligar. Pero no es lo mismo conseguir sexo ahí, a buscarlo en la calle, como ofreciendo un regalo al que lo quiera tomar, para darle un poco de aventura. Salí en la noche, alrededor de las 9:00 PM, estacioné mi auto en un centro comercial muy conocido, pero lejos de mi casa y por el cual pasa una calle muy transitada. Empecé a caminar por la calle como desorientada o perdida. Me había puesto un vestido rojo, corto y sin mangas, muy lindo, que deja ver muy bien la forma de mi cuerpo, muy atractivo y sexy. Empecé a caminar decidida a obtener lo que quería, fingí una actitud de quien busca una dirección, o no conoce el área, haciendo gestos como de frustración o desesperación. Deliberadamente también camine por la banqueta en sentido contrario, así podría ver los autos acercarse y a los conductores.

La mayoría de los conductores volteaban, algunos tocaban la bocina o silbaban pero al principio ninguno se detenía a "ofrecer ayuda". Avancé durante unos 40 minutos y no pasaba nada, después ya había avanzado suficiente y algunos se acercaban a preguntarme si me llevaban, pero no eran de mi agrado, asi que los fui rechazando. Pasó un rato y empecé a creer que otra vez estaría sola esa noche y empecé a sentirme decepcionada y me regresé, ya no podía ver los autos que se acercaban. Sin embargo, pasaron unos dos minutos y se detuvo una camioneta grande y nueva, tenía los vidrios oscuros, y me alcanzó. Escuche la voz de un hombre decirme: ¿Hola guapa, estas bien? Necesitas algo? (Era el copiloto) Voltee haciéndome la decente y le dije con voz de putita "no gracias". Pero no seguí caminando. ¿Estás segura? -me contestó- Lo ví por unos segundos, y también al conductor, eran dos hombres como de mi edad, volteé a la parte de atrás de la camioneta y se veían otras dos siluetas. Seguramente habían salido a divertirse y tenían buena apariencia, muy varoniles y seguros de si mismos. Debido a mi determinación me subió la calentura y las ganas de follar, y le dije: "tengo que ir al centro comercial". Si quieres te llevamos, me dice el conductor. "No se molesten" dije mientras seguía mi camino para medir su interés. Avanzaron a la par, y bajaron una ventanilla trasera, entonces uno de los que venia atrás me dice: Déjanos ayudarte, además el centro comercial esta muy cerca. No vamos a hacerte nada!

Que lástima, esperaba otra cosa! -les contesté sonriendo- Entonces para qué me subo! Ellos rieron y hasta echaron relajo. El que venia atrás, se bajo y me dejo la puerta abierta, extendió su mano y me dijo yo me llamo Alejandro. Ellos son Ricardo, Enrique y Rubén.

Hola, yo soy Cecy. Me subí apoyándome en su hombro, y quedé en medio de los que venían atrás. Con discreción volteaban a verme las piernas, me preguntaron de donde venía y por que andaba caminando. Les mentí diciéndoles que cerca vivía mi novio, que me salí de su casa por que habíamos peleado, y quería recoger mi carro en el centro comercial. Empezamos una conversación muy natural, y así pasó un rato, me dijeron que salieron al antro.

"Pues que bueno que ustedes sí van a divertirse hoy" –les dije- .
Si quieres te invitamos, contestaron.
"No tengo ganas de bailar" fue mi respuesta, tengo ganas de algo mas excitante.
Entonces que te gustaría hacer? Me parece que tienes miedo a que te pase algo.
Me reí siguiendo el juego y les dije: No creo que ustedes sean capaces de hacer algo sin permiso. A qué debería temer?
Podemos hacer más de lo que tú crees, contesto uno de ellos. Por una mujer como tú, cualquiera de nosotros haría lo que nos pidieras.

No te creo; le dije mientras le hacia cosquillas en su rodilla izquierda y discretamente veía el bulto que se le había formado. Voltee a ver al que venia a mi lado izquierdo y le pregunte con coquetería: Tú que opinas? ¿Harías lo que yo te pidiera? Claro que sí -me contestó-

La conversación ya se estaba poniendo cachonda y me sentía excitada. Me levanté de mi asiento y me incliné hacia el asiento de adelante, levantando las nalgas para que los de atrás pudieran ver mis piernas y le pregunte al copiloto: ¿Tú también harías lo que yo te pidiera?
Solo tienes que decirme que quieres, -me respondió- mientras veía mis pechos que habían quedado a la vista por el escote que se formó ya que el vestido se colgó.
El que venia manejando dijo: Tranquilos muchachos que Cecy nada mas esta calentándonos, a poco creen que haría algo con nosotros? Ella sabe que es bonita y que puede dejarnos con ganas, en cuanto lleguemos se bajará, ya verán.

Ah! Tenemos un líder –dije volteándolo a ver- Así que crees que solo voy a calentarlos. Muy bien, mmmm. Regresé a mi asiento, subí la falda de mi vestido, y lo jalé hacia arriba para que saliera por completo. Todavía crees que solamente voy a calentarlos?

Esta vieja esta loca, nos va a meter en una bronca! No seas aguafiestas –respondí- un día vas a comprender que si quieres tener algo, solamente debes buscarlo sin rodeos, directo al punto. De verdad crees que necesito que me lleven? Me subí a propósito! Además las ventanas son oscuras, es de noche y la camioneta es alta, que problema puede haber, sigue manejando mientras entretengo a tus amigos. Y no te confundas, que no voy a cobrar, esto lo hago por puro placer.

Mire a mis acompañantes, que incrédulos estaban sobándose la entrepierna. Me sentía deseada y puse cara de hambrienta sexual. "¿Por qué no se bajan el pantalón para darles una rica mamadita?" "No ven que me muero de ganas?"

Lo dudaron un poco, pero el copiloto les dijo, rápido guey que ya vamos a llegar!
Lo miré y le pregunté: ¿ya me quieres bajar?
Entonces el que venia manejando le dijo, el guey eres tu, no ves que esta perra salió a buscar verga, vamos a darle lo que quiere.

Para ese momento yo me había acostado boca abajo sobre las piernas de mis dos amigos, y mientras le mamaba el paquete a uno de ellos, me dejaba acariciar por los dos. Me desabrocharon el brasier y me quitaron la tanga mientras que mi calentura desesperada ya me hacia gemir y contonear mi cuerpo como gatita.

Que puta tan fácil! Mira que subirse sin conocernos y pedirnos verga, le urge una cogida! Tienes razón, me urge coger, a eso vine, asi que nada de hacerse los decentes, que yo conozco a los hombres.
Después de un rato el otro me pidió también un poco de "atención", así que me cambié de posición para mamar su rico y paradito pene. Mientras tanto, el que quedo al lado de mis pies, tocaba mis piernas y mis nalgas, empezó a masturbarme, yo solo levantaba la cola para que siguiera y le pedí: "méteme un dedo en el ano, papacito". Asi lo hizo y les dijo a los de enfrente: "de veras que anda desesperada". "Sí te creo, -contestó otro- no ves que no esperó ni 10 minutos para encuerarse" No te preocupes mamacita, que vamos a hacer todo lo que nos pidas.

Disfrutaba cada minuto que iba pasando, me levanté y me quedé hincada para poder agasajarme con dos ricas vergas a la vez, ya estaban bastante lubricadas con mi saliva y liquido seminal, y tenían ese olor que me vuelve loca, las acaricie, les lamía los huevos, les mordía con deseo y me pasaba la lengua por los labios mientras los miraba a los ojos para calentarlos.

Después de unos 20 minutos de estar ocupada con mis amigos, llegamos a un departamento propiedad del que iba manejando. Me pidieron que me vistiera para poder entrar, pero la verdad me sentía muy puta así como andaba, me dio bastante morbo estar desnuda y lo único que quería era que me cogieran, sintiéndome un objeto para satisfacción sexual no me importaba nada, de modo que les dije: "Que caso tiene vestirme si voy a desnudarme otra vez" asi que me bajé completamente desnuda con mi ropa en los brazos y salí corriendo a la puerta, rápidamente me rodearon para ocultarme y de nuevo me dijo el del departamento, "nos vas a meter en problemas!" No seas maricon – le contesté – me pongo la ropa y me voy eso quieres? con prisa sacó las llaves y abrió la puerta. Algunos autos pasaron y hasta bajaron la velocidad, pero no pasó nada más.

Me sentía muy excitada, prácticamente me estaba exhibiendo sin haberlo planeado y mi vagina escurría de lo mojada y desesperada que me encontraba, estaba muy emocionada y entré contoneando mis caderas, me tiré boca abajo en el sofá de la sala y cerré los ojos.

Mira nada mas que culo tiene esta putita! Vamos darle hasta que se canse!
Yo seguía con los ojos cerrados y una sonrisa en los labios que los motivaba a seguir. "Traigo la tranca que explota" dijo el conductor. "Ahora vas a saber si soy un maricon". Con jadeos y excitación le contesté, "Quiero que me lo demuestres, dame ese pito para que tengo hambre".

Los demás sacaron algo algo para tomar. Los miré, les cerré el ojo y les hice señas para que se acercaran. Se desnudaron y me pusieron en el suelo, "ahora vas a probar nuestras vergas" "despacito chiquita, tenemos toda la tarde". Yo hacia una risa de tonta y caliente. Los veía y exclamaba, que ricas vergas! son para mi? Si perrita, son para ti, chupalas que no te van a morder.

Tenía a los cuatro alrededor dándome de beber rica verga y quiero decirles que es un morbo increíble y un sentimiento bastante caliente ser el centro de atención.
"Saben que es lo que soy? Soy una perra que quiere verga, rápido que la necesito!" –les decía con cara y voz de puta barata-. Alternaba uno y otro pito, se las jalaba, era increíble mi lujuria, cerraba mis ojos y dejaba que me jalaran del cabello para llevarme de una verga a otra, me acariciaban los pechos, uno de ellos se agachó detrás para meterme los dedos otra vez en el ano que lubricaba con los jugos de mi vagina y yo feliz me dejaba hacer. Alguno me acariciaba la cara y la espalda.
Es increíble lo que se siente estar en esa posición. La recomiendo a todo mujer.

Me levanté y sosteniéndome sobre uno de ellos, levante las nalgas con calentura y pasaba la lengua sobre su pecho, a la vez que dije en voz alta: "cojanme rico" "háganme cualquier cosa que a eso salí a la calle" "quiero que me usen como lo que soy, una puta para dar placer".

"Vamos a taladrar a esta vieja de una buena vez" dijo uno de ellos. Se acomodó en el sofá, se puso un condón y me ensartó de un golpe dándole la espalda. Mientras tanto yo mamaba los tres pepinos restantes. Era muy fuerte y me hacia brincar como loca, mis pechos se movían al compás de mis saltos. "Quiero mas, mas, mas" les gritaba. "Chupenme los pechos". Se acomodaron enfrente y dos de ellos chuparon cada uno de mis senos mientras mi boca seguía ocupada con el cuarto.
Después de un rato, me levanté un poco y volteando a ver al que estaba cogiendome, le dije: "Ensártamela en el culo" mientras le ponía las nalgas prácticamente en la cara. Se dirigió al baño y trajo un poco de vaselina, me lubricó empezando con un dedo y poco a poco introdujo los demás.
"Ya estoy lista" dije sonriendo y moviendo las nalgas de un lado a otro. Me senté despacio y cuando la sentí segura me dejé caer sobre su pecho y el me rodeaba con sus brazos. Nos acostamos a lo largo del sofá quedando el debajo de mí, y abrí mis piernas invitando a los demás a seguir. Uno se colocó enfrente y experimenté lo que durante tanto tiempo había venido deseando, una penetración doble, de esas que hasta ese día solamente había podido ver en videos porno. (Que lastima que no empecé antes este nuevo estilo de vida).

El ambiente estaba muy caliente, y claro, los hombres son hombres, terminaron tan pronto! No habían pasado ni 20 minutos. Pero había dos mas a quienes no dejaría acabar asi nada mas. Nos levantamos y le pedí a uno de ellos que se acostara en el sofá, lo cabalgue y me incline tanto como pude para recibir en el ano al que estaba libre. Les pedí que lo hicieran despacio, era un momento para disfrutarse sin prisas. Fue una tarde de mucha lujuria, como siempre había deseado.

Mientras tanto, los dos primeros se sentaron en los sillones libres y veían la escena, comentaban entre ellos algunas cosas, reían y tomaban sus cervezas. Pasó suficiente tiempo y volvieron a calentarse, yo quería sentir el esperma escurriéndome, como tanto he visto en películas, por lo que les pedí que terminaran los cuatro en mi cara y pechos, mientras yo estuviera hincada y ellos rodeándome.

Me puse en el piso y terminaron uno tras otro, descargando todo lo que tenían. Su esperma se deslizaba en mis mejillas y lo distribuía con mis dedos en los labios, cuello y pechos, bien rico, mmm!! Les sacudí su herramienta y temblaban cuando las apretaba y jalaba hasta la última gota, incluso me dijeron "yaaa!". (Hay hombres que una vez terminando no pueden ni mantenerse de pie).

Me quedé en el sillón, disfrutando del aroma del semen en mi cuerpo. Se dieron un baño y después yo también. Cuanto estaba en la regadera, uno de ellos quiso acompañarme para "darme las gracias", se agachó y me lamió la panocha un buen rato. Me dijo "que ricos juguitos tienes, cecy" "me encanta que existan viejas tan putitas como tú y que sepan aceptarlo". A todas nos gusta el sexo a este grado -le contesté-. Pero la mayoría son mojigatas que prefieren quedarse con las ganas.

Salimos de la ducha, pero la calentura seguía y sabia que la noche era larga, asi que me quedé únicamente con la toalla encima. Tal y como andaba me ofrecí a prepararles unos bocadillos y de paso subir el tono al ambiente nuevamente. Nos reunimos en la cocina y a la vez que charlábamos, pasaba deliberadamente una y otra vez cerca de ellos y les acercaba las nalgas cada vez que podía. Ellos por supuesto metían mano y yo me dejaba tocar sin problema alguno. Me sentía toda una pieza de carne exclusiva para sexo y me gustaba.

Cuando terminamos en la cocina, nos fuimos a la sala y al sentarme se veían completamente mis piernas y el inicio de mi culito. Me recargué en el sofá y cerré mis ojos para "descansar". Ellos pusieron una película y se sentaron a mi lado. Me abrieron la toalla para tocarme mientras veían su película. Bueno, ellos pudieron ver algo, porque yo naturalmente como su putita particular y exclusiva de esa noche, encontré en que entretener a mis hombres mientras disfrutaban su descanso. Por otra parte como yo estaba sentada no todos alcanzaban parte del pastel, asi que los senté en fila en el sofá y yo me acosté encima de ellos para poder mamar mientras ellos se relajaban. Ellos me acariciaban las piernas y metían los dedos hasta donde querían, lo que yo aceptaba con mucha gratitud.

La noche avanzaba y nuevamente estaban listos para dar guerra y yo no iba a desaprovechar esa ocasión. Sin embargo, querían mas comodidad y privacidad, de manera que les dí una atención especial e individual. Me fui a la recamara y me acosté en la cama para recibir mi primer visitante con el cual realicé un delicioso 69, terminando con una rica cogida de perrito.

Salió y espere con luz tenue al segundo, quien al entrar me besó profundamente y dedicó unos minutos a besarme los senos, al grado de dejármelos enrojecidos y llenos de chupetones. Yo gemía pidiendo mas y mas cada vez. Me penetró con brusquedad diciéndome que perras como yo servimos solo para abrir las piernas. Sus palabras lejos de molestarme me excitaron y contestaba jadeando: "dame verga" "rico, sigue" "lléname de leche". Terminamos sudando y con mucho calor.

Una vez que se fue, me levante para darme un baño express y refrescarme un poco, solo tarde un minuto. Cuando salí de la regadera el tercero estaba esperando sentado en la cama y pajeandose mientras me veia terminar. Su garrote estaba de lo mas rico y no aguante las ganas de llevármelo a la boca. El se dejó hacer un rato, pero quería penetrarme, asi que le dije: "Métemela donde tu quieras". De modo que me puso boca abajo y de un solo golpe metió su palo en mi culo. Grite de dolor, pues aunque ya me había penetrado ahí, de todos modos estaba apretadito. Bombeaba fuerte, como si estuviera enojado. Yo solo sentía el peso de su cuerpo encima del mío, hasta que terminó temblando.

El cuarto fue el mejor. Al entrar me dijo: "¿Te gusta mi recamara perrita? Te voy a enseñar que no soy ningún maricon como me has venido diciendo".
Juntó mis piernas y las levanto, mientras me metió en el ano un objeto que nunca identifique. Me lo dejó bien adentro, me puso boca arriba y me penetro de golpe, bombeando con fuerza exagerada, como si me estuviera violando. Por un momento pensé decirle que se calmara, pero en el fondo me gustaba el trato. (En realidad no era cruel, solo bastante caliente).

"Dame tu garrote, mételo fuerte" le dije. El me volteo boca abajo y bombeo con su mano lo que me había metido en el trasero, a la vez que me daba nalgadas un tanto light. "Quiero algo que sea real" le dije, "dame verga".

Nuevamente me puso boca arriba y me penetró. El sudor corría por nuestros cuerpos. Lo rodee con mis piernas y lo abrazaba con fuerza. Le mordí el cuello y le dije al oído: "quiero tus mecos en mi garganta" "los tuyos son los únicos que me voy a tragar".

Cuando estaba a punto de terminar, se levantó y me puso de rodillas para descargar su hombría en mi boca abierta. Yo recibí hasta la ultima gota y limpie su palo con la lengua, lo chupe para extraer todo y lo apretaba para que no quedara nada. Cayó sobre la cama cansado y yo también estaba extenuada.

Tuve lechita hasta satisfacción esa noche! No podía pasar la noche ahí, de modo que me puse mi vestido, pero sin ropa interior, pues la deje como recuerdo para ellos. Me llevaron a donde estaba mi auto e intercambiamos teléfonos. Mi calentura había bajado con sus termómetros.

Llegué a mi casa y me preparé para acostarme. Cerré mis ojos y lo único que pasaba por mi mente era lo que había sucedido. Algo que sin duda voy a repetir, pues estoy convencida de que lo mejor en esta vida es el sexo.

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