Viaje de jubilado a la argentina 7

       Cuando llegué a casa Corina estaba con el niño, me alegré infinito, mi mujer tendiendo la ropa, desde la puerta de la cocina le anuncié que ya había llegado y que iba a darme una ducha rápida, no esperé la contestación de Elena y me metí bajo la ducha aún antes de que llegara el agua caliente, ni lo noté, estaba apurado para evitar que me pillara Corina que no miré pelo, ni la toalla me preparé, el agua estaba helada debía venir desde los Andes por lo menos y cuando empezó a calentarse hasta me molestó, tan feliz estaba que empecé a canturrear, lo primero que me salió fue mi admirado Serrat y no mentía, “nací en el Mediterráneo” Salí de la ducha todavía chorreando y me volví a cerrar el grifo a dos metros escasos estaba la toalla colgada, no había problema.
                             Problema no había pero la cara asombrada de Corina si, había entrado sin llamar confiada de que estaba sola y al volverme me topé con sus ojos asombrados y una sonrisa, no sabía si se debía a la sorpresa o al ridículo que hacía, mis carnes no eran las de un Valentino cualquiera y mi polla si se le podía llamar así, casi no se veía escondida entre el escroto de los huevos, se tuvo que poner la mano en la boca para no alertar a Elena y cuando pudo hablar me dijo bajito…
 
Que sorpresas da la vida, mira por donde veo un gusano de la seda, ¿o es un maní?, no sé, parece que me falla la memoria o que sufro de espejismos porque yo recordaba algo muy diferente, “quien te ha visto y quién te ve”, jajaja.
                             
                              Volvió a reírse porque yo con torpeza intentaba tapar lo que realmente no se veía, parecía un pollo muerto y pelado, cogí la toalla cuando ella me la acercó pero su mano no se fue de vacío, con un rápido movimiento me echó mano a la mini polla y la estiró para que saliera de su escondite, luego se fue riendo.
                             Cuando salí de la ducha la encontré con Elena, me miró de reojo y sonrió, yo repeinado y acicalado tenía el aspecto de venir de fiesta.
¿Qué tal los arreglos a mi madre?
Bien muy bien, la cosa fue fácil, un taco aquí, otro allá y todos contentos, mejor dicho Viviana se quedó encantada, vio que tenía recursos.
Es que mi marido es un hacha, siempre da en el clavo con los problemas, en seguida le da solución, bueno… a veces tiene que repetir porque no ha quedado bien ¿verdad Pepe?
Bueno si pero yo procuro dejar el pabellón bien alto a la primera.
                             Corina nos miraba con curiosidad, estaba segura que Elena no sabía lo que decía pero como encajaban las frases tan bien… ya dudaba. No obstante Corina me miraba con curiosidad intentando sonsacarme algún detalle más y por el momento no estaba interesado en darle muchas explicaciones sobre su madre.
                             Me levanté como nuevo por la mañana temprano, desayuné y salí a la calle como siempre, hacía un día esplendido pero no sabía dónde ir, tanto tenía por ver que no me decidía, eché a andar y mis pasos me llevaban como siempre hacia el parque, me gustaba la compañía pero crucé una calle que pasaban las vías del tren, en ese momento había uno parado en la estación, era azul, me hizo gracia la cantidad de azul que se veía por doquier, luego caí que sería por influencia de la bandera y demás, en La Boca estaban las banderas por todos sitios y Messi también tenía su maniquí con ella. No sé porque, sería por mi afición a los trenes y en general a la mecánica que me dirigí a la estación, había una pasarela y compré un billete.
Al final.
Perdone ¿ha dicho al final?
Bueno en realidad no sé donde me bajaré pero así cuando vea algún sitio bonito me bajo y doy una vuelta.
Lo que usted quiera.
                             Aún me dio tiempo de subir al tren, cuando me senté no sabía en qué dirección iba si al centro o a las afueras, arrancó y me fijé que iba hacia los barrios periféricos, al ir por la superficie las calles se alternaban, había comercios, talleres, jardines casas de uno o varios pisos, una gama interminable de ambientes, el tren paró en varias estaciones Santos Lugares, El Palomar, sólo me acuerdo de los nombre más chocantes pero el tren seguía, en el vagón cada vez iba menos gente. Dos jóvenes estaban semi ocultos detrás del respaldo al fondo, por las risitas y el movimiento de sus cabezas imaginé que no les interesaba lo más mínimo el paisaje y los suspiros que siguieron me lo fueron confirmando en la otra punta una señora gruesa que parecía que no cabía en el asiento y en el medio cerca de mí una chica, se tapaba la cara para que no le diera el sol y parecía que lloraba, me parecía muy desvalida y le pedí permiso para sentarme a su lado, ella encogió los hombros, no le importaba, le pregunté qué pasaba, me miró y volvió a sus hipos, ya había perdido la esperanza cuando con voz baja y sin separar las manos de la cara dijo…
Soy enfermera y creo que me van a despedir del hospital.
Pero ¿qué ha pasado?
Es que estaba cubriendo la baja de otra enfermera y ya ha vuelto, no sé qué hacer, no me llegaba el sueldo y ahora… tengo muchos gastos…
¿Te puedo ayudar?, no sé si puedo hacer algo, no soy de aquí pero me das pena, no quiero que llores.
Podría…
                             No terminó la frase, no le entendí y cuando me dijo con la mano que me fuera la obedecí y bajó en la siguiente parada. Lo cierto es que no sé en qué podía ayudarla, dinero no, apenas llevaba y no era una solución pero tenía voluntad, ya pensaría algo si la volvía a ver. Entre unas cosas y otras me bajé en la estación en que paró el tren, salí a la calle y me volví no sabía dónde estaba pero la estación se llamaba Bella Vista, luego me enteré que el barrio se llamaba así también, las calles más o menos eran iguales, enfrente un supermercado y un montón de calles con tiendas que confluían, eché a andar a ciegas hacia la derecha, me fijaba en los comercios que encontraba y en las gentes, los coches eran iguales que en Europa y no había mucho que ver, ya estaba cansado de ver lo mismo cuando de pronto me encontré con un río, ¡un río en medio de la ciudad! , me sorprendió el nombre, “Rio Reconquista”, que opulento pero ya no podía seguir y di media vuelta.
                             Por un laberinto de calles llegué a una avenida con árboles, me gustó la sombra que hacía, al parecer la gente paseaba debajo de ellos caminando y haciendo gimnasia y ejercicios, estuve andando para ver el final pero tuve que desistir, no se veía como acababa y me desvié, la sorpresa fue que entré en un barrio diferente, todo eran casas de alto standing, muros con enredaderas, puertas altas, tejados con varias vertientes inmensos, árboles a montón e incluso piscinas, no había nadie a la vista y me permití asomarme a alguno, no todas estaban ocupadas, algunas parecían que estaba casi abandonadas, una lástima pensé yo, casi al fondo de la calle vi un coche, me acerqué a preguntar pues me había perdido. Ya estaba cerca cuando me fijé, tenía el maletero abierto e inclinada adentro vi a Viviana, la reconocí en seguida, el culo opulento, sus caderas redondas y una falda ceñida que le marcaba las bragas minúsculas, los tacones finísimos le hacían unos tobillos finos y las pantorrillas me pusieron a mil, sabía lo que seguía debajo de la falda.
                             A un metro de ella con el cuerpo intentando sacar algo estuve tentado de darle una palmada al culo, me frené sólo por si había alguien mirando, posiblemente algún amante secreto y lo acerté, cuando le llamé por su nombre se volvió con extrañeza como si no me conociera y es que no me conocía, me había ¡EQUIVOCADO! NO ERA Viviana, aunque lo habría jurado, lo cierto que la mujer que se volvió para preguntar que quería no desmerecía en nada a Viviana, era rubia con una melena lisa hasta los hombros, una bonita cara con ojos y labios preciosos, ella lo sabía y se maquillaba muy bien pero estaba triste, estaba peleando en el maletero intentando sacar algo.
¿Me podría ayudar señor? Se me ha pinchado una rueda y quiero cambiarla con la de repuesto y no sé ni cómo sacarla.
Vamos a ver, no conozco este coche mucho aunque he viajado con uno igual pero no debe ser difícil, el que tengo en España es muy parecido.
No sé qué hacer, si llamo a una grúa me cobrará un dineral y tardará mucho.
No se apure… vamos a ver… aquí está la rueda… el gato… y la llave, ya está todo lo que necesito.
Gracias señor, por cierto me llamo Gloria.
Bonito nombre, yo me llamo José, bueno los amigos me llaman Pepe.
Gracias Pepe, ¿le puedo ayudar en algo?
Si quiere me va dando lo que le pida.
                             Tuve la suerte que estábamos debajo de un árbol y la sombra nos cubría, puse el gato en el soporte e icé el coche, al estar en el aire se balanceó.
¿Gloria, le ha puesto el freno de mano?
¿Para qué, si está parado?
Perdone pero usted tiene carnet, ¿no? Ande póngaselo mujer.
Claro, es que hace mucho tiempo que no conducía.
Se ve, mire ahora le pondré la llave en la rueda pinchada usted la pisa y de un salto la afloja, yo estaré pendiente de que no se salga la llave.
 
                             La mujer se subió a la llave como le dije, me daban miedo los tacones que llevaba pero saltó sobre ella, sólo me fijé el gruñido del tornillo y el salto que dieron el par de tetas que llevaba bajo la camisa holgada. Los otros tornillos los aflojé yo temiendo lo peor, quité la rueda pinchada y puse la otra, Gloria quería colaborar y estaba agachada junto a mi intentando ayudarme dándome los tornillos, uno de ellos rodó entre sus piernas y por la cercanía del alcantarillado se esforzó en cazarlo, tuvo que abrir las piernas para meter el brazo entre ellas. Se me paró el corazón, un rayo de sol que se colaba entre las ramas del árbol iluminó los muslos y las bragas de Gloria, eran una maravilla de tul blanco, aún tardó un momento en poder coger el dichoso tornillo y lo gocé, me fijé en la silueta de sus labios apretados, apenas oscurecían el pubis y no lo abultaba de vello, me gustó y habría estado mirando toda la mañana.
Huy, lo siento se me escurría de los dedos, con estas uñas tan largas…
No se preocupe, no tengo ninguna prisa, ¿se atrevería a pisar la llave otra vez para apretar el tornillo?
Claro, lo que usted diga.
                             Gloria se subió a la barra de la llave y se arremangó un poco las falda, las rodilla eran muy lindas y a medio muslo todo lo que se veía era bueno, esta vez la idea no fue buena, se resbaló en el hierro redondo y cayó sobre mí, un tacón del zapato se le partió y en la caída se apoyó, la cogí al vuelo, me abracé a sus piernas e intentando sujetarla mejor le puse la mano en el culo, ella se apoyó con el pecho en mi cabeza y me puso las tetas como dos auriculares, nos levantamos los dos a la vez colorados de vergüenza, yo no sabía cómo disculparme, le había ensuciado la falda con mis manos y trataba de limpiarle sacudiéndole el culo cada vez más.
¡Oh! perdone Gloria, no sabe como lo siento, no debí pedirle eso, ahora qué pensará de mí y encima le he ensuciado, ¿se ha hecho daño?
No, soy yo quien le pide disculpas, soy muy torpe, casi le rompo el cuello, si no es por usted me habría caído al suelo.
Bueno me alegro que haya caído en blando, quiero decir en duro, mi cabeza, yo sí que he tenido suerte, me ha caído usted, muy blanda, ¡oh! perdón cada vez lo estropeo más usted está muy dura, durísima diría yo.
¿Se refiere a mi cola o a mis pechos?, porque creo que le he aplastado con ambos.
No sabría elegir, su culo esta redondo y apretado, sus tetas también duras, lástima que me haya dado en el cogote, si me da en la boca…
Jajaja vaya con Pepe, sabe de lo que habla, pues sí, tengo unos pechos muy duros y un secreto, me los he arreglado.
Mmm pues no se nota, debe usar una talla 100 de sujetador.
Huy casi lo acierta, qué ojo tiene usted, uso la 95, bueno según la marca del sujetador.
Pues yo habría jurado que eran una 100, las tiene muy altas y duras.
Gracias, me hicieron una buena restauración y eso que no las tenía mal del todo pero había tenido una mala racha y decidí cambiar de vida empezando por los pechos o “tetas” como dice usted.
Bueno, ya he terminado, ya está la rueda puesta.
Pero no puedo dejarlo así, además me he roto el tacón, venga a mi casa y lo solucionamos.
No quiero molestar, no estoy tan sucio.
Insisto y además no puedo conducir, llévelo usted, yo le guio.
                             Subí al volante y Gloria se arrellanó a mi lado, su falda volvió a subir casi a medio muslo y con la mano al cambiar la rozaba.
Mire, en esa casa vivía yo.
¿Ya no vive aquí?
No, cuando vivía mi marido vivíamos muy bien pero cuando murió me dejó sólo deudas, hace poco que he podido, salir.
¿Y ahora trabaja, es médica o abogada?
No, yo tengo una agencia de publicidad, antes fui modelo y ahora conduzco un programa radial.
No me lo puedo creer.
Además tengo muchos que me siguen, les gusta cómo lo hago.
Me imagino, tiene una cara preciosa y unos ojos como la Cruz del Sur.
Huy que español más castizo, sabe bien como piropear a una dama.
Si la dama es como usted sí, me encanta todo de usted, es bellísima y viste muy elegante.
Bah, un vestido normal.
De eso nada un vestido que le hace una figura preciosa y además le gusta vestir bien por dentro también.
Y ¿usted cómo lo sabe?
Porque le veo por la solapa de la camisa la lencería que lleva y eso dice mucho de usted.
¡Qué observador!, veo que entiende de ropa.
No, sólo entiendo de belleza y usted es un monumento de mujer.
Por favor no me diga esas cosas, me está poniendo… los pezones duros, ya está, lo he dicho.
Jajaja, me alegro, me ha ganado la mano, yo le iba a decir que tenía la polla ya dura.
Jajaja, que hombre, estacione ahí por favor, ya hemos llegado, suba conmigo, vivo sola.
¿Estoy seguro?, una belleza viviendo sola con un pobre viejecito…
Sospecho que usted de pobre tiene poco y de viejo menos, ya verá como de belleza, nada de nada.
 
                             En el ascensor se me iban las manos, la habría cogido allí mismo pero me contuve, cuando entré en el piso se notaba la mano de una mujer, todo en orden y con un aroma que me elevaba, la penumbra del ambiente me hacía soñar a Gloria desnuda en la cama llamándome. Me enseñó el baño y me dijo que me podía lavar, lo hice a conciencia, no quería mancharle la lencería blanca pero cuando salí del baño ya me esperaba vestida con otro vestido, la lencería era negra y los zapatos también, con las llaves en la mano esperaba para marcharnos.
Bueno Pepe, lo siento pero tengo que ir a trabajar, me esperan mis fans.
Entonces yo soy el último de todos…
Que va, usted es mi fan del día, si quiere verme salgo en algún anuncio.
¿De ropa juvenil?
Nooo, ¿Qué se había pensado? ¡ah! ya caigo, que pillín, bueno para ropa interior también algunas veces pero para mujeres de edad como yo, ¿le llevo a algún sitio?
No hace falta pasearé otro poco, me hace falta despejarme, no sé si podría aguantar su perfume y la visón de sus piernas y sus tetas tan cerca.
Jajaja, Pepe me gusta usted, espero que volvamos a vernos y a lo mejor…
No me haga soñar Gloria.
 
                              Lamenté no haber aceptado la invitación de Gloria, estaba más lejos de lo que creía de la estación y hacía un sol de justicia, cuando llegué estaba sofocado y vi en el tablero que aún faltaban diez minutos para que pasara otro tren, me dio tiempo a bajar y tomarme una cerveza bien fría, ¡aaaah!, es lo que necesitaba, al subir de vuelta al tren se me hizo muy largo el trayecto, ahora iba muy pendiente de las estaciones para no pasarme de largo, acerté por pelos pues ya casi arrancaba en la mía y bajé, me di cuenta por la pasarela, volví a casa sudado y me di una ducha, Corina se me acercó.
Pepe, ¿quieres que te acerque la toalla otra vez?
Como quieras pero ésta vez puede que te lleves una sorpresa.
 
                             Corina me siguió la broma y me apretó la bragueta, no se lo creía y volvió a apretar, la tenía bastante dura después del encuentro con Gloria.
Pero… Pepe, ¿qué ha pasado, has estado de reparaciones en casa de mi madre otra vez?
Que va pero te diré que he conocido a una mujer, mmm que mujer, mejorando lo presente claro.
Entonces sí que estaría bien si, jajaja.
Casi como tú.
Zalamero… ¿me podrías hacer un favor?
Claro, lo que sea.
No cierres la puerta del baño cuando te duches, ¿de acuerdo?
                             Entré abajo de la ducha con la polla ya dura, esta vez el agua andina no bastó para bajármela, esperaba cualquier cosa de Corina pero estaba Elena en casa, tampoco podía hacerme ilusiones.
                             Corina no me defraudó, parecía que estaba pendiente del grifo del agua y cuando lo cerré se abrió la puerta del baño, la cabeza de la chica asomó sonriente y se coló de momento en el baño, salí con la polla horizontal a su encuentro cuando descolgó la toalla, alargué la mano para cogerla pero la arrojó al suelo y se arrodilló, me cogió la polla mojada y se la metió en la boca aspiró y se tragó media.
No seas loca Corina mi mujer está al lado y nos va a ver.
Tranquilo le he dado al niño para que lo cambie poniéndole cremas y colonia, tardará unos minutos, me sobra tiempo.
                             Con media polla en la boca la lengua separó el prepucio del glande y lo fue retirando descubriendo el capullo sin sacarlo, con los dientes me rozaba el frenillo y me hacía saltar pero ella sujetaba mi culo y me impedía huir, según iba notando crecer el grosor iba abriendo más y más los labios, la lengua no dejaba de recorrer el anillo del glande y presionarlo contra el paladar, de vez en cuando succionaba y yo me notaba engullido hasta tocar con mi pelvis en su nariz, cuando me vio entregado del todo con una mano acaparó los huevos, estuvo amasándolos como preparando a los espermatozoides y formándolos en fila de a dos, con la otra mano me acariciaba el perineo, desde los huevos al culo me daba un gusto bestial, notaba la polla como si me fuera a estallar, los ojos de Corina me miraban atentos y llorosos.
                             No conocía a mi nuera lo suficiente, me hizo una mamada de fábula, hasta que la cogí de la nuca y el pelo y tiré de ella, le metí lo poco que quedaba y me corrí sin remordimiento, le llené la boca, los labios y hasta unas gotas en el escote, se relamió, recogió lo que no había podido tragar y salió de puntillas, hubiera dado cualquier cosa por haber tenido la oportunidad de haberle metido la polla cuando se giró para irse, tuve que esperar para que se me bajara, no me había dado tiempo para saborear la mamada y la verga me pedía más, se lo prometí seriamente mientras me miraba triste con su único ojo.
                             Cuando nos sentamos a comer mi mujer me dijo.
Pepe te veo demacrado, ¿no tienes apetito?
Ya lo creo, me comería lo que pillara y si no tiene hueso mejor.
                             Corina me miraba mordiéndose el labio, se estaba imaginando mi lengua en su coño. Al rato, en los postres sonó el teléfono otra vez.
 
¿Qué quieres mamá otra vez? ¡ah! Perdona Javier, ¿cómo estás?, si sí…, nosotros todos bien, ¿ah, que vuelves mañana? Me alegro mucho.
                             Mi nuera le contestaba como quien habla con una tele-operadora, mientras me miraba y se metía en la boca un pepinillo en vinagre de dimensiones aceptables, lo chupaba como si le pudiera sacar la leche también, cuando colgó nos dijo impasible.
Es Javier, dice que viene mañana y que le diga a mi madre que pase por él en el aeropuerto.
                             Los dos nos callamos bajando la cabeza al plato, se notaba el fastidio y la falta de alegría que le daba la noticia. Elena más tarde me lo haría notar aunque me hice el despistado. Al día siguiente como era costumbre llegaron muy tarde, la consabida excusa, el tráfico, el vuelo atrasado, en fin que no había faltado la visita por casa de Viviana, ésta venía contenta pero no lo satisfecha que otras veces, él en cambio refunfuñaba por todo, parecía que no le habían salido bien las cosas, su mujer le preguntó qué le pasaba y sólo le contestó con gruñidos. Dijo que había comido algo en el aeropuerto, que no tenía hambre y se acostó, mi mujer con toda su experiencia y mano izquierda le insinuó a Corina que se acostara con él, una buena siesta podía calmarle el mal genio, ella le hizo caso y se metió en la habitación, al momento salió con la excusa de beber agua, llevaba un camisón mínimo, color rosa pálido, parecía una segunda piel, no dejaba nada para la imaginación, las tetas, el culo, el coño se veían como si fuera de cristal, cuando volvió me hizo una cara de resignación, al ir a la cocina en el cubo de la basura vi un pepino pasado, arrugado y mustio, era del tamaño justo de mi polla erecta, ni más ni menos.
                             Cuando salió Corina de su habitación se había vestido con un chándal, yo pasaba en ese momento por su puerta y ella con disimulo la abrió para que viera a mi hijo, en medio de la cama revuelta con los brazos y piernas en cruz, desnudo con la polla caída en un lado roncando como un oso, la miré dándole ánimos y ella movió la cabeza con poca ilusión. Al buen rato salió Javier, protestando porque el niño no le dejaba dormir, nos miramos extrañados pues Javi en ningún momento había dicho ni mu. Él se metió en el baño.
                             Quise animar un poco a mi nuera y cuando pasó a mi lado le dije…
Gracias preciosa… estás más buena que un pastel de chocolate.
                             Ella no contestó, sólo sonrió pero se bajó el chándal lo suficiente para enseñarme el coño desnudo.
Imagina como estará esta tarta caliente, bribón ¿no tenías hambre antes?
Y ahora más cuando he visto el menú imagino las tetas también igual de buenas.
 
                             La chica no estaba para tonterías y se subió la blusa y me enseñó las dos tetas llenas de leche. Tenía los pezones tan hinchados que parecía que sólo con poner la boca se iba a llenar a presión.
Te vaciaría las dos tetas de un trago.
¿Cómo yo te he vaciado la polla antes? Mmm, ¡qué buena estaba tu leche!
Pues ya la tengo para que me ordeñes otra vez si quieres.
Calla loquito, que estamos vigilados.
No será por tu marido…
Ya lo ves, le he hecho una paja y se ha dado vuelta y a roncar.
Qué pena, con el tiempo que te dedicaría yo, no te ibas a aburrir.
Me gustaría probarlo pero no creo que podamos…
Nunca digas nunca, jamás.
                             Mi nieto me sacó del jardín en que me estaba metiendo, Corina estaba caliente y yo también, la conversación a media voz quedó con puntos suspensivos.
La sonrisa de Javi nos alegró a los dos, mi mujer se había quedado dormida en el sillón y nos pusimos a jugar con el peque, Corina me lo pasaba a mí y luego me lo quitaba, no desaprovechaba la ocasión para rozarme las tetas en la mano cada vez, las tenía duras y tibias y yo le pellizcaba los pezones cuando los atrapaba, la blusa ya estaba manchada de leche en los dos lados y ella decidió dar de mamar al niño otra vez, no sé si le tocaba o no, la suerte es que Javi siempre tenía hambre de teta, le había salido a su abuelo y se aferró enseguida. Su madre más sensata sólo se descubrió la teta que usaba por si aparecía Javier, yo a su lado parecía que le limpiaba la carita a Javi pero mi mano subía por las piernas de la madre enfundadas en el chándal, Corina las iba abriendo según iba avanzando hasta que llegué a notar el coño desnudo debajo del pantalón, se le marcaban perfectamente los labios y los fui separando hasta que noté el clítoris.
                             La chica se encogió abrazando al niño contra su pecho, éste hacía ruido chupando con avidez, cuando abrió las piernas otra vez mi dedo estaba esperando para terminar de abrirle los labios del coño, por momentos notaba como el clítoris aumentaba de tamaño y dureza, ella sujetaba en el aire al niño para que no se le cayera entre las piernas abiertas de par en par, sacó el culo a la orilla del sofá para que llegara más abajo, la mancha de flujo se notaba en el pantalón y los labios menores abultaban la tela, ya no era un dedo sino varios, uno se ocupaba del clítoris únicamente, otros de los labios y otro intentando entrar con tela y todo en su coño mojado, imagino la sensación que tendría, sentir como le mamaban la teta y a la vez le acariciaban el coño con todos los dedos posibles. 
                             Un gemido ahogado me advirtió que se iba a correr, estuve atento y cuando le llegó un orgasmo formidable, separó al niño de su pecho que siguió mamando leche, el niño se había dormido mamando, ella alargó la mano por debajo del niño buscando mi polla que se prolongaba pierna abajo, la apretó mientras le duró la corrida luego me dio el niño con cuidado y fue a cambiarse de ropa, en la blusa dos manchas de leche y en el pantalón una mancha grande de jugos, mi hijo salió del baño desperezándose y vino conmigo, le hizo dos carantoñas el peque y se sentó a mi lado, me limpié la mano con el trapito mojado de leche para evitar el olor a coño de mi nuera.
¿Qué tal papá, como lo pasas, te aburres mucho?
No nada de eso, me voy habituando a esto, ya he hecho alguna amistad y lo paso bien, voy visitando sitios y conociendo a gente. Estoy muy bien, mejor de lo que creía… ¿Y tú, cómo te ha ido el viaje?
Más o menos, ya sabes, reuniones, comidas, cenas, más reuniones, conferencias, lo de siempre…
¿Y no tienes tiempo de salir?
Uf, pues la verdad… alguna noche si, alguna copa, música…
¿Y chicas… nada?
¡Papá!... bueno tu sabes lo que es esto, estás fuera de casa, la familia, la mujer, te presentan a alguien amable, dos roces, un morreo, para que te voy a contar…
Yo no te voy a decir lo que tienes que hacer pero aquí tienes una familia fabulosa y me refiero a Corina y a Javi, espero que no hagas ninguna tontería que te puedas arrepentir.
Nada papá nada… Corina es una chica estupenda, ya la irás conociendo y está como un tren, ya la ves… un cuerpo… es una mujer 10, nos queremos mucho, ¿has visto? En cuanto he llegado ha venido conmigo a la cama, es una máquina en la cama, me encanta.
Y tú claro, le responderás igual… ¿verdad?
Por supuesto, la dejo encantada cada vez, con poco tiene bastante.
Ya veo, de todas formas pon interés, es una chica especial.
Si papaaá, lo sé.
                             Ya había descargado mi conciencia dándole consejos de padre cuando Javier tocó un tema al cual estaba temiendo.
Y… ¿a casa de Viviana fuiste?
Claro Javier, fui.
¿Y qué?
Pues muy bien, al principio tardé un poco pero luego fui, tenía un problema en un armario y lo medio solucioné, después cuando volví me dijo algo del fregadero.
Ah, si el dichoso fregadero, yo lo he intentado varias veces pero al final por un motivo u otro tengo que volver.
Yo seguramente me temo que tendré que volver también.
Menos mal que mi suegra es un encanto, es muy cariñosa, se hace querer enseguida ¿verdad?
Si, es muy amable y no se lo digas a nadie… está muy buena ¿verdad?
Si papá pero no se lo digas a Corina, no sé porqué no le hace gracia que vaya a su casa a arreglarle cosas.
Ya sabes… mujeres. No se les entiende…
                             Mi hijo ya se aburría de la conversación cuando se volvió hacia mí con mirada misteriosa…
¿Qué te parece papá si en el próximo viaje me acompañas?, iré hacia el interior a Balcarce hay una Estación Terrena de telefónica y llevaré el coche, así podrás cambiar de ambiente y ver paisajes nuevos, conocerás gente diferente e interesante y te llevarás una sorpresa.
Pues… me parece bien, me lo pensaré.
                             Pasamos la tarde distraída, era una ocasión para dejarlos solos y con mi mujer fuimos a tomarnos un helado y dar un paseo, ahora haría yo de cicerón, procuramos andar hasta que nos cansamos, la llevé por la calle Cuenca durante un buen trecho haciéndole notar lo que a mí me había llamado la atención, cuando nos sentamos en el parque de mis amigos no había nadie, se ve que por la tarde no acostumbran a salir, lo sentí pues me habría gustado presentarle al jubilado filósofo.
                             Cuando llegamos a casa ya había anochecido y Corina estaba en la cocina haciendo la cena, enseguida mi mujer se cambió de ropa y acudió a ayudarle, yo me senté con Javier, a su lado en la cuna estaba Javi chapurreando en su lenguaje, al sentirme cerca enseguida levantó los bracitos para que lo cogiera, a mi hijo no le pasó inadvertido el detalle, aunque era lógico pues a él no lo veía casi. Con una mirada que le di a Corina vi que la cosa estaba más o menos igual, parecía que habían hecho una tregua y el ambiente era cordial, ella procuraba atenderlo y hacerle monerías en señal de paz aunque él era bastante seco, Corina me miraba y encogía los hombros.
                             Por la mañana habían quedado en ir de compras, necesitaban una sillita para llevar al niño en el coche con seguridad, durante las ausencias de Javier no podíamos llevar el coche pues no llevaba silla, mi nuera había insistido mucho y parece que lo convenció, rápidamente se organizó la ruta, el matrimonio con el pequeño en brazos (iría con mucho cuidado) y nosotros, yo estaba contento pues además de vernos todos juntos veía a la pareja con ilusión compartida por algo, nos arreglamos para salir. Elena se puso muy guapa, había traído ropa para aburrir y Corina estaba guapa con cualquier cosa que se pusiera, el bebé iba todo vestido de personita mayor, estaba muy gracioso, yo también me puse una americana y mi hijo como estaba acostumbrado con corbata y todo, ya iban a cerrar la puerta cuando mi mujer me paró en seco.
Un momento Pepe, tú no puedes venir, hoy viene Carla y tienes que quedarte para abrirle.
No me jodas Elena, con lo contento que estaba por ir con vosotros…
Lo siento marido pero otro día será, si compran la sillita podremos ir adonde sea aunque no esté Javier.
Brrrr.
                             Me quedé mirando como entraban en el ascensor, cuando cerré la puerta se me cayó la casa encima, mi nieto estiraba el cuello porque me quedaba y me llamaba, lo tenía metido en la cabeza. A la media hora en efecto sonó el timbre, era Carla, la chica venía seria, al entrar sólo dijo “buenas”y pasó. No quise inmiscuirme pero ya estaba sentado en mi ventana cuando apareció ella con los trapos del polvo y demás.
A ver Carla, ¿qué te pasa?
Nada, no me pasa nada.
No me digas que no te pasa nada porque tú eres más alegre que unas castañuelas y hoy vienes con la cara que te llega al suelo.
Mi amiga Lidia…
¿Qué le pasa a Lidia?
Que se va, se marcha a otra casa, ha conocido a un chico y se va a vivir con él.
Bueno eso te podría haber pasado a ti.
No creo, a mi no me querrá nadie.
Venga no digas tonterías, siéntate aquí y cuéntame.
No hay nada que contar, se va con un chico, ¿a quién le contaré mis cosas?
Pues… a otra persona que vendrá en su lugar, seguro que será un chico o una chica igual o más simpática que Lidia.
Pero yo me había acostumbrado a ella y nos queríamos.
Ya lo sé, lo vi la tarde que pasamos juntos.
Sin ella no sería mujer ahora, no me atrevía ni a depilarme ni nada.
La vida sigue, ahora ya eres mujer y no sé si seguirás depilándote pero puedes hacer lo que prefieras.
Sigo depilándome en recuerdo de Lidia, ¿tú no te acuerdas de ella, lo bien que follaba contigo?
Cómo olvidarlo, las dos lo hicisteis muy bien.
¿Seguro? Lo dices por conformarme, ella sí que lo hacía bien.
Y tú también, lo que pasa es que ella ya lo había hecho muchas veces y la veteranía es un grado.
¿Yo llegaré a hacerlo como ella?
Seguro que sí incluso mejor, tienes una inocencia que nos pone mucho a los hombres.
Si no tengo ni tetas, ni culo ni nada, entre las piernas tengo un hueco que parece que voy a caballo.
Y tienes una cara preciosa y unas tetillas divinas muy sensibles y duras.
¿De verdad lo dices?, abrázame, me gusta que me abracen.
                             La abracé con cariño, parecía un pajarillo desvalido y se pegó a mí, su cuerpo menudo se perdía en mi pecho y su mano cayó en mi regazo.
Carla, te recuerdo que tu mano está en un sitio peligroso, si se despierta el dragón lo verás echar fuego por la boca.
                             Ella se rió y no sólo no quitó la mano sino que buscó mi polla y la agarró con fuerza.
Segundo aviso, si no quitas la mano puede que te castigue.
                             Fue inútil, en vez de quitar la mano riendo como una chiquilla traviesa, rebuscaba en mi bragueta, la había abierto y hurgaba por encontrar el hueco por donde meter la mano, le di la vuelta poniéndola sobre mis piernas dejándole el culo al aire, le subí la falda y le di unos azotes, ella reía pero las nalgas se le ponían rojas, cuando sintió el calor protestó y quiso evitar mi mano cogiendo las bragas y ladeándolas, por el camal holgado se le veían los labios del coño rosados, yo me cansé de azotarla antes que ella de reír, le pasé el dedo entre las dos nalgas, estaban calientes de los golpes pero la raja entre ellas aún lo estaba más, mi dedo se hundió un poco al pasar por su rugoso rosado y ella se estremeció pero al llegar a la entrada de su vagina se aflojó y dejando caer las piernas las fue abriendo para que yo llegara mejor.
Me duele la cola.
Lo siento me he pasado, ven que te lo calme.
                             La tumbé sobre el asiento del sofá a lo largo, la verdad es que me había entusiasmado en palmearla pero hacía bonito la rojez que tenía en el culo, parecía rubor, le di un beso suave y otro y otro, ella se movía para que la besara por donde no lo había hecho y poco a poco metí la nariz entre sus cachetes, levantó el culo para que le quitara las bragas y lo hice de un tirón, volví a meter la nariz y detrás de ella la lengua, separó con las manos las dos nalgas y abrió las piernas a cada lado del sofá, me incliné siguiendo la redondez de su culo hasta llegar a lamerle la vagina, ella levantaba el culo ofreciéndolo y pegué la boca abarcando todo el sexo, luego me levanté sofocado de calor, tenía la cara tan roja como ella el culo. La di vuelta y le quité la camiseta, no llevaba sujetador como siempre y desnuda sobre el sofá estaba impresionante, me quité la ropa a tirones y volví a besarla empezando por sus labios el cuello, las tetas y bajando hasta que le separé el coño con la punta de la lengua, ella me había buscado entre mis piernas la polla que cada vez colgaba menos y tirando suavemente se la metió en la boca. 
                             Levantó las rodillas y separó las piernas sobre el respaldo y al suelo, mi cara se incrustó entre sus muslos y me comí el coño sin casi respirar, ella chupaba el glande como un caramelo, lo rodeaba con la lengua desde cualquier posición hasta que rodé y me puse debajo, esperaba que ella se pusiera encima, seguí lamiendo hasta que paró en seco, de momento sacó la polla de la boca y de golpe metió la cabeza entre mis piernas, se quedó rígida y empezó a temblar, tuve que sujetarla para que no cayera al suelo, cuando se repuso lamió los huevos que tenía al lado y fue buscando otra vez mi polla, había bajado un poco pero no se rindió, atacó con decisión hasta que se llenó la boca de carne dura otra vez, se levantó y ésta vez sí que se sentó sobre mí, cabalgó en todos los pasos hasta que llegó al galope tendido, se corrió otra vez sin apearse de la montura que era yo, le susurré…
Tienes algún condón, yo ya no uso, ni pensaba usar.
No tengo pero es igual córrete adentro, ya me arreglaré luego.
                             Me habría gustado complacerle pero un chispazo de responsabilidad me hizo cogerla de la cintura y levantarla en alto cuando me iba a correr, ella no se contentó y se bajó para recoger la leche con la boca, lo consiguió a medias pues las primeras lechadas le llenaron las tetas, tuvo el detalle de quedarse entre mis piernas chupándome la polla y limpiándome todo lo que no había podido tragar, fue subiendo a gatas sobre mi y se tumbó encima, sus pezones me marcaban el pecho y su pelvis rozaba la mía con los huesos de las caderas pero nos quedamos traspuestos unos momentos, sus últimas palabras antes de dormirse fueron.
Pepe ¿me quieres?
Claro pequeña quien no te querría.
Continuará.
Me encanta que me comenten.
Gracias

4 comentarios - Viaje de jubilado a la argentina 7

197yjaja
jaja jaja muy caliente relato jaja jaja... ...
jorvac164
Seguimos prendidos con Pepe,hermoso y ameno relato.Van 10 !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
masitasexxx
Seguimos las historias de Pepe por estos pagos!!!