Internado en la Clínica - Primera Parte: Arribo

En cuanto bajé del taxi me puse a buscar el edificio de la Clínica. Era un edificio de 3 pisos, pero no muy grande. Entré por la puerta principal. Pulsé un botón del portero eléctrico y una voz femenina preguntó quién era y qué estaba buscando. Respondí que venía para internarme una semana en la Clínica.
Después de un minuto, una mujer vestida con un ambo blanco abrió la puerta y me dejó entrar. La morocha, llamada Ana, me condujo hasya una habitación sorprendentemente amplia con un escritorio y una serie de sillones en un rincón. Ella fue hasta el escritorio y marcó un número en el teléfono. Yo me senté en uno de los sillones del rincón. Después de un para de minutos la puerta se abrió y un rostro familiar apareció frente mío. Era María, que se alegró de volver a verme. Fue hasta el escritorio, le pidió algo a Ana, y Ana le entregó un formulario a María.
- Bueno - me dijo cuando se sentó frente mío - Vas a estar internado una semana? - me preguntó con voz seductora.
- Sí.
- Los dos primeros días te vamos a hacer un examen médico profundo y obligatorio.
- Por qué?... Ya me revisaron la semana pasada... me van a revisar de nuevo?
Mis preguntas no obtuvieron respuesta. María simplemente continuó con sus explicaciones.
- El último día te vamos a sorprender. Ése día tu tratamiento lo va a decidir el personal médico de la Clínica. Para el resto de ca uno de los días sólo podés marcar una opción.
En cuanto terminé de marcar las opciones en la planilla, María la guardó y me indicó que la acompañe. Primero, volvió al escritorio donde Ana permanecía sentada, le entregó la planilla, hizo un giro de 180 grados y me condujo hasta el ascensor.
Era un ascensor sencillo, pintado de blanco, con un pequeño espejo y la botonera. Nos dirigimos al primer piso. En cuanto llegamos, María salió del ascensor y yo la seguí. Ella fue derecho hacia unas puertas y entramos a un pabellón. No era muy grande. Supongo que tendría espacio para unos 6 ó 7 pacientes. Pero no tuve mucho tiempo para mirar alrededor, porque María estaba abriendo la puerta de mi habitación. En cuanto entré, me dí cuenta que en las paredes había estantes llenos de batass descartables de color amarillo, cajas con guantes (supongo que de nitrilo, porque eran azules), barbijos y gel desinfectante para manos.
Mi habitación era tal como lo esperaba: paredes blancas, cortinas azules, una linda vista, una cama de hospital, un TV colgando de un soporte.
María empezó a deshacer mi equipaje y ponerlo en bolsas plásticas.
- Por qué hace éso...? - pregunté.
- Lo único que vas a necesitar acá es tu cepillo de dientes - me respondió con calma - Vas a permanecer totalmente desnudo durante casi toda tu internación en la Clínica, incluso por las noches, así que no vas a necesitar esta ropa de cama.
En diez minutos María había terminado de embolsar todas mis pertenencias.
- La Enfermera del turno de la noche te va a traer la cena y te va a preparar para mañana - me dijo, y me dejó solo en la habitación.
Después de casi una hora, escuché un carro con ruedas acercándose. Era el carro con la cena y se detuvo en la puerta de mi habitación. Unos segundos después, entró. En ésos segundos escuché el típico sonido de alguien calzándose guantes. Entró una enfermera con una bata y guantes de latex.
- Hola, soy Sofía. Yo voy a ser tu Enfermera durante el turno de la noche.
- Hola. Encantado de conocerla - contesté.
Ella acercó una mesa de hospital a mi cama y dejó la cena.
- Cuando termines - me dijo - te voy a preparar para tu primer día en la Clínica.
En cuanto ella salió de la habitación, comencé a comer la cena. Apenas terminé, Sofía volvió a la habitación con un carro lleno de implementos médicos que no pude identificar.
- Querés ducharte? - me preguntó.
Yo acepté, me duché y regresé a la habitación. Sofía había desplegado una manta de latex rojo sobre la cama, había bajado la parte de los pies y en su lugar había puesto unos estribos.
- Mirá que limpito estás - me dijo cuando me vio parado en la puerta.
- Me va a... doler? - pregunté nervioso.
- No - contestó ella - Te voy a rasurar y te voy a hacer una enema. Acostate!
Después de rasurarme llegó la hora de la enema. Sofía se puso un delantal descartable.
- Por si llegás a salpicar... - me dijo, divertida.
Después me penetró el ano con una cánula y me inyectó la solución con una gran jeringa. Mientras el líquido me llenaba las entrañas, yo gemí.
- Relajate - me dijo la Enfermera mientras quitaba la jeringa - Retené.
Pasaron cinco minutos. Me permitió liberar la enema. Después me limpió y volvió a guardar todo en el carro. Y se fue.
Yo me quedé pensando en el día de mañana, qué es lo que iba a pasar. De repente, ella regresó a la habitación. Dejó unas batas descartables, una caja de guantes de latex y algunos barbijos sobre la mesa.
- Por las dudas... si no podés esperar hasta mañana - me dijo sugestiva, antes de abandonarme para enfrentar la noche.

2 comentarios - Internado en la Clínica - Primera Parte: Arribo

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Buen comienzo, para cuando las demás entregas..? +10
foktwo
quiero eso yaaaaa