Cuando el mundial traía alegrías

Tiempo de mundial, oportunidaden que esa pasión inexplicable que es el futbol, se potencia y adquieredimensiones increíbles.
No soy fanático del futbolpero me contagio del entusiasmo y a veces veo los partidos. Lo que les voy acontar sucedió durante el mundial 2010. Jugaban Argentina y Grecia y ganoArgentina 2 a 0.
Era un dia de semana y por lamañana me había mandado un mensaje Alejandro, preguntándome si iba a estar encasa porque si bien, lo largaban del laburo después del mediodía, no llegabahasta su casa para ver el partido.
Con Alejandro ya teníamosbastante confianza, lo había conocido hacia más de un año chateando. Era casadoy declaraba ser muy calentón, (cosa que felizmente pude comprobar) y por esoaprovechaba a trampear en horarios de laburo.
Por ese entonces yo vivíacerca del centro y como manejaba mis horarios de trabajo era comun que cortaraal mediodía para almorzar en casa. La oficina de Alejandro no quedaba lejos demodo que se volvió costumbre que una vez a la semana, el aprovechara algúnmomento para pasar. Según sus tiempos picábamos algo y después me cogía oalgunas veces -por suerte las menos- el encuentro solo se limitaba a un peteexpress.
Obviamente le dije que si. Conel mundial la actividad se paraliza bastante el dia en que juega Argentina, demodo que estuve en casa temprano. Hice compras para una picada con cerveza yacomode un poco el departamento.
Justo cuando terminaba deducharme recibí otro mensaje de Alejandro. Me preguntaba si no me jodia queviniera con un compañero de trabajo que había quedado colgado y no tenia dondever el partido.
Le respondí “ningún problema,aunque íntimamente pensé que se me había aguado la fiesta. Salvo que despuésdel partido el amigo se fuera y Alejandro tuviera tiempo de quedarse a darme unrato, ese día no habría “alegrías”.
Llegaron justo sobre elcomienzo del partido, Alejandro me presento a su compañero Claudio, un tipo simpático,después supe que tenia 55 (7 años mas que Alejandro)
Claudio me pidió permiso parapasar al baño, le dije a Ale que le indicara el camino mientras yo terminaba depreparar la picada.
Al minuto Alejandro entro a lacocina, se lavo las manos y después me robo un pedazo de queso de la tabla. Depronto se paro detrás mío y mientras me apoyaba su bulto me dijo: -cuandotermine el partido te vas a comer esta- Yo simplemente sonreí y le respondí:-con todo gusto-
Empecé a llevar las cosas a lamesa ratona, ellos dos se acomodaron para ver el partido en el sillón grandeque estaba frente a la TV. El partido estaba por comenzar y ambos charlabananimadamente de futbol, algo ansiosos. Lleve por ultimo la cerveza, y estaba apunto de sentarme en uno de los sillones individuales, cuando Alejandro me dijoque me sentara con ellos así veía mejor el partido y le dijo a Claudio que mehiciera lugar también, así que termine sentado entre ambos.
El partido empezó y nosenganchamos con eso mientras disfrutamos de la picada. Ellos obviamente masenganchados que yo.
Mi cabeza por momentos pensabaen lo curioso de la situación. Me generaba morbo, el estar ahí entre doshombres uno de los cuales satisfacía como macho, mis gustos pasivos, y el otroque ignoraba eso por completo.
Por una cuestión de confianzame había sentado más cerca de Alejandro, y el roce de nuestras piernas que asimple vista podía ser casual, me ratoneaba en presencia de Claudio.
Termino el primer tiempo singoles, mientras ellos opinaban sobre el partido, yo aproveche a levantar losplatos de la picada y lavar las cosas.
Volví de la cocina con unabandeja con café y algo dulce.
-Pero que atención de primera,me atienden mejor acá que mi señora- Dijo Claudio largando una carcajada.
-Viste? y vos querias ir a unbar… No sabes cómo me atiende mi amigo cada vez que vengo- Respondió Alejandroguiñándome un ojo. El comentario me hizo sentir verguenza y orgullo a la vez,dos machos â??por distintas razones- elogiaban mi atención. Le agradecí aClaudio diciéndole que los amigos de Alejandro eran bienvenidos.
Pase por delante de Alejandroy cuando me agache para dejar la bandeja en la mesa ratona me agarro un cachetede la cola y apretándomelo me dijo: -Vamos.. vamos que ya arranca y tenemos queganar-
Yo lo mire porque estabaClaudio pero el me hizo un gesto como si fuera una broma y volvió aconcentrarse en el partido. Yo mire a Claudio pero ya estaba metido en elpartido también. El gesto había pasado como una broma de amigos pero la excitaciónquedo dando vueltas en mi cabeza.
A la media hora Argentina hizoun gol y en el festejo terminamos los tres abrazado como en la cancha. Ambosestaban exultantes les dije si querían tomar algo mas y Alejandro me dijo quetrajera un poco mas de café.
Volví y seguimos mirando elpartido, argentina dominaba y yo disfrutaba viendo la cara de placer de ambos.De repente Alejandro separo las piernas acomodándose y un par de veces seacaricio el bulto. Su pierna quedo pegada a la mía y después de un par dejugadas de gol, me sorprendí ya que sin darme cuenta mi mano había quedadoapoyada sobre su pierna. Mire a Claudio pero él estaba concentrado en elpartido así que en una especie de mensaje secreto deje mi mano donde estaba.
El triunfo parecía despertarlos placeres de Alejandro que se acariciaba el bulto más seguido. En un par deoportunidades me miro y me hizo un gesto para que se la acariciara mientrassonreía pícaramente, disimuladamente le dije que no, que estaba loco y señalécon la cabeza a Claudio.
Argentina hizo el segundo goly otra vez el abrazo. Esta vez quedamos más cerca de modo que también teníapegado a Claudio.
Alejandro ya sin vergüenzaalguna dejo su mano sobre el bulto y se acariciaba plácidamente. En ese juegosecreto yo disimuladamente volví a apoyar mi mano sobre su pierna.
Alejandro creo que se diocuenta me miro y sonriendo paso su brazo por detrás mío y apoyo el brazo en elrespaldo, y con la mano que tenía en su bulto tomo la mía y la puso en lugar dela de el. Yo me quede helado pero a la vez me excito la situación, el me hizoun gesto como que estaba todo bien y separo la piernas para disfrutar de miscaricias.
Con algo de vergüenza y dudamire de reojo a Claudio que seguía con la mirada clavada en la TV y finalmente comencéa acariciar el bulto de Alejandro por sobre su pantalón. Al toque note como suverga se le iba poniendo mas y mas dura.
La situación me resultaba muyexcitante era imposible que Claudio no hubiese visto mi mano sobre el bulto deAlejandro pero en cada oportunidad que lo miraba de reojo, parecía mirar elpartido sin inmutarse y ambos comentaban la jugadas como si nada sucediera.
Anunciaron que faltaban pocosminutos para que termine el partido, mientras tanto en mi mano sentía que laverga de Ale estaba al palo.
-Vamos vamos que ya lotenemos- dijo Claudio palmeándome la pierna espontáneamente, yo lo mire y sonreísin dejar de acariciar el bulto de Alejandro.
-si señor… hay que festejar-corroboro Alejandro y como si estuviéramos solos empezó a desabrocharse el cinturón,bajo el cierre y saco su verga dura. Lo mire sorprendido pero el, como si nada,me hizo un gesto para que se la agarrara.
Ya había dado el primer pasodelante de Claudio así que tome su verga y lo empecé a pajear suavemente.
Alejandro emitió un gemido deplacer y se estiro en el sillón, al tiempo que su mano que descansaba sobre elrespaldo empezó a acariciar mi hombro.
Ambos seguían disfrutando delpartido y yo de la verga de Ale.
Pasaron unos minutos y sentíque su mano subía de mi hombro hacia mi cuello para hacer presión acercándomehacia él.
Sabía lo que eso significaba,me incline sobre su pelvis y empecé a chupar su verga.
Alejandro separo más suspiernas y cariñosamente me acariciaba la cabeza mientras movía su pelvis parahacerme comer toda su verga.
Yo disfrutaba chupándosela,sintiendo como entraba en mi boca con cada inclinación mía que coincidía concada movimiento de su pelvis, lo que hacia que su pija llegue casi hasta migarganta.
Escuche que el partido habíaterminado, sus voces sonaban como en otro plano, pero seguían hablando delpartido y aguardaban la repetición de un gol de Demichelis sobre el queopinaban como si nada estuviera sucediendo.
Yo seguía concentrado en laverga de Alejandro que sin sacármela de la boca, se bajo el pantalón, pudepercibir que se hacían algún gesto con Claudio mientras seguían charlando delpartido.
A los pocos minutos sentí queme acariciaban la cola, no era Alejandro ya que su mano seguía sosteniendo minuca. La situación me ratoneo y sin decir nada me acomode para dejarle mi coladisponible a Claudio.
Sentí como me agarraba loscachetes, los apretaba, los acariciaba, también sentí que Claudio se movía enel sillón.
Alejandro se inclino sobre miy me dijo -Chupasela un poquito a mi amigo también-
Cuando me incorpore paracumplir su pedido, Claudio ya estaba parado delante mío con su pantalón en lostobillos y su verga en la mano, ofreciéndomela.
Como yo seguía sentado en el sillónquede a la altura perfecta, simplemente se la agarre, me incliné un poco haciaadelante y me la metí en la boca.
Claudio gimió de placer.Alejandro volvió a apoyar su mano libre en mi nuca y me empujaba hacia la pijade Claudio, al tiempo que nos alentaba a los dos.
-Así muy bien.. Comela toda…Haceme quedar bien con Claudito que es un amigazo-
-Dale Claudio metesela masadentro sin miedo no sabes cómo se la come el gordi-
Alejandro se paro al lado deClaudio y lo separo un poco y le dijo: -Mirá así se la tenés que meter-
Tomo mi cabeza con las dosmanos y me metió su verga hasta las bolas, primero despacio y fue aumentando elritmo. Yo relaje mi garganta porque sabía lo que le gustaba, entonces empezó acogerme la boca frenéticamente, sosteniéndome la cabeza para asegurarse quellegaba a fondo. – Así… así…comete bien la verga de tu macho… toda… toda vescomo se la traga toda Claudio?.... así se la tenés que dar-
Después le dejo el lugar aClaudio, al tiempo que le decía: -dale así como yo.. vas a ver que le gusta..-
Aproveche a respirar un poco yrecomponerme. Recibí a Claudio que ya también tenía su verga al palo, si bienno era tan larga como la de Alejandro, era más gruesa, lo que me obligo a abrirmás la boca pero me fue más fácil comérmela hasta las bolas. Claudio alentadopor Alejandro imito sus movimientos y también me sostuvo la nuca. -Por dios…como se la traga- dijo entre gemidos. Yo lo mire a Alejandro y ambos sonreímos.
Alejandro se acerco con suverga en la mano. -A ver si te comes las dos..- Me volví a reír. Ambos seacomodaron delante mío yo los acerque tomándolos por detrás de los muslos. Pudesentir las dos vergas entrando en mi boca, ellos ayudaron acercando su pelvis.Como chicos estaban abrazados sonriendo y gozando del espectáculo. Yodisfrutaba de verlos exultantes y jugaba con mi lengua en las dos cabezashinchadas.
Así estuvimos un rato bromeandolos tres, y ellos turnándose para hacerme comer su verga, a vecesindividualmente y otras juntos.
En un momento Alejandro medijo: -Traete un par cervezas y vamos al dormitorio-
Aproveche a pasar por el baño,y después fui a la cocina y lleve un par de latas. Cuando entre al dormitorioestaban los dos en bolas sobre la cama, mirando la TV -seguían pasando futbol-y acariciándose cada uno su verga.
-Ah bueno… ponganse cómodosustedes- dije en tono de broma mientras les daba las latas de cerveza.
Alejandro me palmeo la cola yme dijo: -no te quejes y sacate la ropita que hoy tenés visitas- ambos rieronde la ocurrencia.
Me saque la ropa y me subí ala cama en medio de ambos. Volvieron a hacerme chupar sus vergas. Así estuvimosun largo rato, sentía sus manos sosteniédo mi cabeza, acariciando mi cola,explorándola.
En un momento Alejandro medijo: -ponete en cuatro que te quiero coger-
Me acomode en el borde de lacama y Alejandro se puso un forro y se paro detrás mío. Claudio se acomodo paraver y hacerme chupar su pija en exclusivo.
Sentí como Alejandro meseparaba los cachetes y me metía lentamente la verga. Goce como siempre alsentirlo dentro mío, con el plus de tener la verga de Claudio entera en miboca.
Me empezó a bombear rítmicamente.En cada embestida me impulsaba hacia adelante y me hacía tragar másprofundamente la verga de Claudio, que se estiraba para ver como Alejandro mela ponía.
-Como le estas dando Ale… leestas rompiendo el orto…- dijo Claudio entusiasmado.
-Viste? te dije que el gorditenía un culazo terrible-
Los comentarios de unoalentaban al otro y viceversa y ambos me daban con más ganas.
Claudio en un momento le dijoa Alejandro: -dejame cogermelo un rato, quiero hacerle el culo-
Alejandro sorpresivamente parami, en un acto de macho posesivo respondió: -no.. el culo es mío nada mas-
Aunque tenía ganas que Claudiotambién me cogiera acepte la decisión de Alejandro.
Claudio resignado empezó acogerme la boca con más velocidad, se notaba que no le faltaba mucho paraacabar. Alejandro no se si por el placer que le dio el acto de dominio o porver cómo me la hacía comer Claudio, me empezó a bombear con fuerza. Yo gozaba amás no poder.
Alejandro estaba a punto,sentía como se aferraba a mi cadera y me bombeaba a fondo sin parar.
-No le vayas a acabar en laboca- le advirtió a Claudio, que dijo un –no… se la doy afuera- ahogado por surespiración agitada.
Los dos machos que me estabandando pija estaban por llegar al orgasmo casi al mismo tiempo en una placenteraarmonía. Senti estremecerse a Claudio que retiro la verga de mi boca, se lasegui masturbando al tiempo que lamia sus bolas, y mientras lo escuchabaresoplar pude ver los chorros de leche que largaba, que le llegaron hasta elpecho.
-Que polvazo… como le sacastela leche- exclamo Alejandro, -Ahora te voy a dar la mía- me dijo y empezó aprepararse. No paso un minuto y sentí que estallaba dentro mío: -Sí… sí…  tomá puto… tomá… Te llené el orto-
Sentí como se reclinabaexhausto sobre mí.
Gozamos de esos instantesposteriores al placer en quietud, solo escuchando las respiraciones agitadas.
Alejandro me la saco despacioy se fue al baño. Yo me incorpore y me pare a un costado de la cama, Claudiotodavía permanecía respirando profundo con los ojos entrecerrados, tome unrollo de papel de cocina que había dejado sobre la mesa de luz corte unas hojasy limpie su pecho lleno de leche y también su verga. -Lo repito… que atenciónde primera- me dijo sonriendo y volvió a acariciarme la cola. Mientras terminabade limpiar a Claudio sentí otra mano que me agarraba el otro cachete. EraAlejandro que había regresado del baño. -Hay que ver cuándo jugamos de nuevo,mirá que venimos a verlo de nuevo acá- dijo, y ambos largaron una carcajada.
-Son bienvenidos con o sinpartido- respondí mientras terminaba de limpiar la verga gruesa de Claudio.
Esa verga que en aquellaoportunidad solo había chupado, pero que en un futuro llegue a disfrutar por lacola, pero esa, fue otra historia.

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