Mí timidez y mis tías 19

Cuando llegué al pueblo, ya había terminado el servicio de cenas, mi madre al verme se quitó el delantal y le dijo a Julia que se subía a casa, realmente ya no hacía falta, con la mano saludé a los camareros, a Julia y a Lisa les di un beso al aire.
Mientras yo iba sacando mi ropa y devolviéndola al armario me madre se duchó, el olor a comidas y café se le quedaba pegado, sobre todo al pelo.
Cuando volvió liada con una toalla yo ya había juntados las dos camas, Clara cerró la puerta tras de sí, abrió la toalla y la dejó caer al suelo, la figura menuda pero llena de sensualidad de Clara me abría los brazos, cuando me abrazó me envolvió su olor, era como volver a estar en casa otra vez, me empujo a la cama y me besó hasta hacerme casi desfallecer mientras me quitaba o mejor dicho me arrancaba la ropa, cuando me tuvo desnudo del todo, besó por todo el cuerpo, el pecho, el cuello, el vientre, las piernas, todo entero, dejándose lo mejor para el final, se arrodilló entre mis piernas, las abrió del todo y cogiendo con las dos manos mi polla la lamió hasta que se tragó el capullo, lo saboreó y terminó metiéndose el resto hasta darle arcadas, cuando la tenía como una estaca se subió sobre mí, creí que se la iba a meter en el coño, pero subió hasta mi cara y me dijo…
-       Mira Manu, lo que te prometí, aquí tienes mi coño para lo que quieras.
En un reflejo me puse a lamerle, con el coño abierto la recorrí toda mientras mi madre se dejaba caer con las rodillas al lado de mi cabeza, me estaba comiendo la puerta donde nací y me estaba sabrosa, con las manos le cogía las nalgas y las apretaba contra mi boca, mi madre se apretaba los pechos pequeños, se estiraba los pezones gimiendo y moviendo las caderas frenéticamente, quiso cambiar de postura, las rodillas le hacían daño, pero no la dejé, la hice correrse en mi boca, el clítoris no podía resistir tanta excitación, pero yo la tenía cogida de la cintura y no se podía levantar, se corrió en una explosión de placer, me llenó la boca, me imagino que sería de sus jugos, quizá se le aflojara la vejiga también, no me importó, pero cuando la solté tenía la cara mojada y las sabana también, ella estaba desmadejada a mi lado, con una pierna sobre mí, no tenía ni fuerzas para tumbarse del todo.
-       Mmm, gracias Manu, hacía mucho que esperaba algo así, me daba miedo pero lo deseaba ardientemente, me has hecho correrme varias veces seguidas, no creía que pudiera pasar y menos a mí, me gustaría poder explicarte las miles de sensaciones que me has hecho vivir, todo mi cuerpo vibraba y no podía huir de tus manos y de tu boca.
-       Cuando me mandaste la foto la otra noche, me entraron unas ganas locas de follarte, pero también quise dedicarte un rato de placer extremo, aunque no sabía cómo conseguirlo.
-       Pues lo has hecho muy bien, hijo me has dado justo lo que necesitaba y con la determinación que tenías, he volado por el cielo.
Por fin pudo quitar su pierna de encima de mí, estaba derrotada, se tumbó a mi lado, me pasó el brazo por el pecho y me acercó su cara a mi cuello…
-       Cuéntame Manu, como está Ana?
-       Ana está muy bien, solo que el médico le ha recomendado que no haga esfuerzos.
-       Y… no los hace?
-       Ella me ha dicho que no, que no hace esfuerzo alguno.
-       Aaah, bien Manu, te creo y como está físicamente?
-       Muy bien, muy gorda pero bien , su cuerpo ha cambiado bastante.
-       Ah! Has visto las tetas que tiene?
-       Sí, me he dado cuenta.
-       Pero… te las ha enseñado? Te acuerdas aquel día en el probador?, verdad que no tienen nada que ver?
-       Aquel día las tuyas eran mucho más grandes que las de ella, pero ahora te gana.
-       Pero, como las tiene ahora, le habrán crecido más.
-       Me imagino que sí, las tiene así y muy duras.
Con las manos imité al tamaño de las tetas de mi tía, ella se incorporó y me puso sus tetas dentro de mis manos, claramente eran más pequeñas.
-        Y duras? Las tiene más duras que yo?
Cerré las manos sobre las tetas de mi madre, ya dudaba sobre la dureza de las tetas de mi madre y las de Ana, lo que no dudaba de la mía, ya al recordarme la escena de las dos en el probador me había puesto la polla dura, ahora al sentir la calidez de su piel y la aspereza de sus pezones en las palmas, el capullo me saltaba al compas de los latidos de mi corazón.
No pude resistir tanta tensión me abrace a Clara y le dije al oído…
-       Clara quiero follar contigo, ahora mismo.
-       Y quien te lo impide? Mi coño es tuyo, ya lo sabes junto con toda yo, hazme lo que gustes.
Se quedó tumbada sobre las dos camas, con los brazos y piernas en cruz, a mi disposición, me acerqué a ella y cogiéndola de la cintura le di la vuelta, le puse una almohada bajo de las caderas, sus nalgas blancas se quedaron elevadas, presintió lo que quería y separó las piernas, le fui besando por la parte interna de los muslos, ella parecía que me huía, pero no, simplemente me facilitaba mi aproximación abriéndolas más y más, le besé las nalgas, ella elevó las caderas y pude ver desde el pubis al fondo hasta los hoyuelos de las nalgas una raja tajante partía todo en dos mitades, metí la boca entre sus labios, estaban tan abiertos que el clítoris brillaba por sí solo, la entrada de su vagina estaba tan abierta que parecía un pozo sin fondo, cuando subí sobre su espalda a gatas le fui besando la espalda, la piel se le erizaba, mi polla le iba rozando los muslos según subía, me apoye un poco y bajé la polla hasta el comienzo de sus labios y la fui restregando entre ellos hasta la entrada del coño, empuje y se la metí, ella arqueó todavía más la cintura y se coló hasta los huevos, la saque rodeada de flujos blanquecinos como la espuma, y la pase entre las nalgas, me apoye con los codos en la sabana mis manos pasaron bajo su pecho y se apoderaron de sus tetas colgadas en ese momento, los dedos rodearon los pezones mientras mi polla se pegaba al agujero rugoso y moreno, Clara con sus manos se cogió las nalgas y se las separó aún más, y volviéndose a mi me susurró…
-       Manu recuerda, toda yo soy tuya, métela donde quieras y como quieras, sin miedo.
Cerré mis brazos sobre el menudo cuerpo de Clara sujetándolo, la polla estaba mojada con sus jugos pero el ano no estaba dilatado, fui presionando lentamente, mi madre iba moviendo el culo en todas direcciones buscando el menor rozamiento, yo notaba el esfínter abrirse y cerrarse en la punta del capullo, esperé a que se abriera y empuje, Clara hundió la cara en la sabana pero sus manos no soltaron sus nalgas, ella volvió a relajar el esfínter y yo volví a empujar.
-       Vamos Manu ya casi está, empuja fuerte.
Mi madre aún me animaba a mí, cuando al tercer intento el glande penetró, noté como por la espalda de Clara corría un estremecimiento y un gemido se le escapaba de la boca, quise salirme pero…
-        Ni se te ocurra hijo, ya ha pasado lo peor, me estás dando un gusto brutal, quiero toda esa polla dentro de mí, luego haz lo que quieras.
Me adapté a los movimientos del ano de Clara, cuando apretaba paraba y cuando aflojaba le volvía a meter un poco más, solté una teta y me moje los dedos con el flujo que le salía por el coño y los repartí por el trozo de polla que aún quedaba fuera, cuando al esfínter volvió a aflojar se me coló entero sin yo empujar, mi madre se volvió…
-       Sigue Manu, sigue metiendo lo que quieras, me la puedes meter toda si quieres.
-       Clara, ya te la he metido toda, solo quisiera tener más larga la polla para complacerte.
-       Ya me complaces con lo que tienes, es la polla más maravillosa y cariñosa que puede haber dentro de un coño, me llena toda, por el agujero que sea, ahora sigue, hijo, sigue follándome.
Clara se puso de rodillas con la cabeza y los brazos caídos en la sabana, las piernas totalmente abiertas, el culo adaptado al grosor de mi polla, el esfínter me acompañaba cuando entraba y salía, notaba la suavidad del intestino, era menos excitante que los pliegues de la vagina, pero por eso lo elegí, así podía estar más rato dentro de Clara follándola, la metía y la sacaba suavemente, mi madre ya no sufría, todo lo contrario, estaba gozando con los roces de mi polla en su interior, se sentía protegida por mi y querida por mi polla, la vi incómoda y abrazándola por la cintura me dejé caer de lado, las camas lo permitían, ella se quedó sobre mí empalada con los brazos hacia atrás, y empezó a moverse, subía y bajaba sobre mi miembro hasta casi sacarlo del todo, ya se dejaba caer de golpe, le pasé las manos por delante, una fue a la teta izquierda la otra al clítoris, dejó caer su cabeza sobre mi hombro, nos besamos de lado cuando coincidían nuestras bocas, se volvió a correr, lo noté cuando se quedó tensa con la punta de la polla casi fuera, estuvo unos segundos elevada, para caer de golpe suspirando y metiéndose la polla en las entrañas, los espasmos tardaron en remitir y cuando le pasó ya no podía estar sentada, se tumbó boca abajo, no se la llegué a sacar y con la polla asomando entre sus nalgas me corrí, lo hice apretándome contra ella, metido hasta el fondo, no salí hasta que mi polla me lo obligó, cuando le miré tenía el ano completamente seco, pero ella estaba llena de mi leche.
Por la mañana me desperté antes que mi madre, cuando me levante para ir al baño todavía estaba en la misma postura, boca abajo con las piernas separadas.
Salí de puntillas, en el pasillo me cruce con mi tía que bajaba de la habitación de arriba, llevaba un camisón que apenas le cubría el culo, le aplaudí como a un corredor cuando llega a la meta, ella con las manos me hizo el gesto de lo grande que era la polla que le había metido Ricardo, no lo dudé ni un momento.
Cuando entré a la habitación mi madre ya se había despertado, le di unos besos en su espalda hasta hacerle volver, cuando lo hizo le estampé otro beso en la boca, era en un principio tierno pero ella lo convirtió en ardiente, miró el reloj y haciendo cara de fastidio se levantó y salió al baño, me había dejado con la polla saliéndome entre la bragueta del pantalón corto del pijama, me hice una foto a la polla y los huevos para mandársela luego a su móvil, le saqué un primer plano y otra al glande brillante y rojo.
Después de que saliera mi madre para el bar me dediqué a separar las camas y dejarlo todo en orden, se me ocurrió una idea de momento, de la mesita saque el lápiz de memoria que le había traído de regalo a Lisa, le puse mi foto del capullo dentro para regalárselo.
Era muy pronto aún para mi prima, se solía despertar más tarde, le toqué con los nudillos en la puerta, no se oía nada, abrí con sigilo, por la ventana apenas entraba luz, en una silla estaba su ropa y en el suelo sus bragas junto a sus zapatos, ella estaba tapada hasta el cuello, pasé por el lado de la cama revuelta, levanté un poco la sabana por detrás, solo vi un pié, me contuve de no hacerle cosquillas, metí la cabeza bajo la ropa, apenas tenía la claridad del amanecer pero se veía su piel, pero sobre todo se olía, hasta que llegué a la rodilla no vi al otro pié, estaba pegado a la rodilla con la pierna separada, bajo la sabana iba reptando hacia ella, los muslos redondos se iban juntando hasta que llegue a las ingles, la suavidad de sus curvas se entrelazaban hasta fundirse en el pubis, sus labios apretados pero forzados por la postura de sus piernas, le cogí el tobillo y lo fui separando hasta ponerlo al otro extremo de la cama, Lisa se movió inconscientemente y se puso de lado, con la pierna plegada sobre la otra, su coño desapareció de mi vista, miré sus nalgas, apenas se adivinaban los labios apretados que encerraban a la vagina, tuve que salir de la sabana y pasé por el lateral, levanté otra vez la sabana, las piernas me ocultaban todo, el vientre liso, estaba plegado también, solamente su estomago, estaba descubierto, un brazo colgaba por detrás de su espalda, frente a mí una teta se erguía hacia el techo mientras que la otra descansaba sobre la sabana aplastando el pezón, mi polla ya estaba durísima, cuando le rocé con los dedos, la teta se marcaba bajo la sabana, estiré la tela hasta dejar descubierta, el roce de la tela sobre el pezón le obligo a endurecerse y salirse, me levanté y pasando la cabeza por encima de ella le lamí la areola y le chupe el pezón, era tierno como la crema de un pastel, me recordó lo duros que eran los de mis tías y los de mi madre, Lisa suspiró y se giró un poco, lo suficiente para liberar la otra teta, estaba marcada con los pliegues de la sabana y un poco roja, pero la lamí igualmente, las piernas de mi prima se estiraron, vi el promontorio hinchado de su pubis, con un dedos recorrí el pubis depilado, estaba un poco crecido el vello y su piel se encogió un poco, cuando llegué a los labios se abrieron a mi paso, el clítoris se irguió cuando mi prima suspiró, a la vez que separaba las piernas, le cogí un tobillo y la saque a la orilla de la cama, mi cabeza se colocó entre los dos y besando suavemente los muslos conseguí que ella se cruzara en la cama, cuando ya tenía las dos piernas casi fuera la cabeza llegaba al otro lado, le lamí en las ingles, separaba más y más las piernas, casi apoyaba las dos rodillas en la sabana cuando le pasé la lengua desde el comienzo de los labios hasta la entrada de la vagina, noté que se estremecía toda, hasta las nalgas se cerraron, pero se relajó al momento, mi lengua ya no le extrañó y recorrió los pliegues de su coño, ella gemía con los ojos cerrados, yo dudaba de que estuviera dormida, pero Lisa no daba señales de lo contrario, solo cuando le metí la punta de la lengua en la vagina sus manos me apretaron la cabeza contra ella…
-       Buenos días Manu, ha sido un despertar delicioso, pero sigue, así podría estar todo el día.
Se quitó la sabana del todo, me descubrió a mí que estaba camuflado entre la ropa y sus piernas, con sus manos separó sus labios del coño, el clítoris aparecía despejado, duro y brillante, lo mordí mientras con la lengua lo agitaba dentro de la boca, me cogió la cabeza y fue estirando hacia ella, cuando llegaba a sus tetas me dejó sobre ellas, me las comí enteras, las chupé hasta ponerlas rojas de excitación, mi polla arrastraba por la sabana entre sus rodillas, cuando me volvió a subir hasta su boca, mi polla estaba a la puerta del coño, la besé a la vez que le metí la polla, el gemido lo sentí dentro de mi boca, en su aliento, ya mis besos eran tan fogosos como los suyos, su cadera se esforzaba por adelantarse a la mía, quería más polla, y yo se la di toda, me giró y se subió sobre mí, sus tetas colgaban sobre mi y las besaba cuando podía alcanzarlas, se clavaba el miembro agotando la medida, desde la misma punta hasta mis huevos, estaba tan desesperada que con un dedo se acariciaba el clítoris y con el otro se lo metía en el ano, el orgasmo lo sufrimos los dos, casi me rompe la polla cuando se cayó sobre mí, parecía una muñeca rota, quedó sobre mí con los brazos colgando a mi lado, esperé a que se levantara pero cuando oí el primer ronquido supe que no había nada que hacer, otro día me correría yo, le dejé el lápiz en la mesita en una cajita de regalo y salí a vestirme.
Esa tarde Elvira vino al restaurante, mi madre había quedado con ella para hacerse el vestido que se había comprado días atrás, subieron a casa y estuvieron tomando medidas, yo me quedé en su puesto, su hija Raquel había salido a casa de su abuela pero luego volvería, cuando al rato bajaron la modista Elvira se despidió, vino adrede a darme dos besos a la vez que saludaba con la mano a Ricardo y a Julia.
Cuando mi madre se puso otra vez detrás de la barra yo salí a dar una vuelta, iba paseando cuando vi a Raquel, me dijo que venía de su casa y se dirigía a casa de su abuela, me dijo si la acompañaba, de paso vería a mi perro Thor, cuando llegamos la abuela estaba vestida para salir, al verme me dijo que lo sentía pero se iba a la peluquería, para eso venía su nieta, para acompañarla, yo me excusé y le dije que ya vendría otro día a jugar con Thor, a la mujer le supo mal dejarme sin Thor y me propuso que me quedara jugando con él hasta ella viniera, yo acepté, me dejó sus juguetes y se marcho con Raquel.
Al cuarto de hora se oyó la puerta, Thor estaba revolcándose conmigo en la alfombra, cuando levanté la cabeza estaba Raquel frente a mí de pié,
Lo primero que vi fueron sus piernas, subí la mirada y vi sus rodillas, muslos y bajo su falda el triángulo de sus bragas negras, parpadeé y subiendo la mirada vi detrás de sus grandes tetas su cara sonriente, me levanté de un salto y me explicó que había dejado a su abuela cortándose el pelo, tintándoselo y más, y como iba a tardar bastante se le ocurrió acompañarme con Thor, a su abuela no le pareció nada mal, y allí estaba.
Me cogió de la mano y me dijo que me iba a enseñar la casa, me explicó que allí había nacido su madre y también ella, me enseñó la habitación donde había venido al mundo, era la habitación de matrimonio, ahora su abuela dormía en una más pequeña, me enseñó el armario todavía con su ropa de niña, se la puso por delante para que viera lo que había crecido, nos reímos de la ocurrencia y ella dando un salto para atrás, se tiró sobre la cama, la falda se le subió a la cintura, Thor también se subió a la cama pero yo le lancé un juguete fuera de la habitación y cerré la puerta, cuando me volví Raquel se había quitado la falda y la camiseta, las dos tetas se salían por ambos lados del sujetador que apenas podía contener tanta carne, en cambio la cintura estrecha y las caderas lisas hacían que las bragas se vieran mínimas, me lance junto a ella, la abracé y rodamos por la cama, cuando la tuve encima se soltó el sujetador, se sostuvo las copas contra las tetas pero luego las soltó a la vez, saltaron despedidas, redondas con unos pezones generosos, se agacho para que pudiera chuparlas, me rodeaban la cara, no sabía a cuál de ellas atender primero, mientras tenía un pezón dentro de la boca el resto de teta me cubría las mejillas,
Le busqué a ciegas los muslos, cuando los encontré seguí el camal de la braguita, al llegar a la ingle, busqué sus labios, estaban calientes y húmedos, los acaricié con cuidado, mientras mi dedo corazón buscaba la entrada del coño, ella me cogió la mano y me lo guió, primero fue el dedo corazón pero enseguida la acompañó el índice, el pulgar de centraba en el clítoris, Raquel me paseaba las tetas por la cara mientras movía ondulando las caderas, ya estaba mojada del todo cuando se levantó de mí y se sentó en mis tobillos, me soltó el cinturón y me bajo los pantalones, bajo el slip aparecía un bulto que llegaba hasta la cintura, ella lo beso sobre la tela, mirándome fijamente a los ojos fue enrollando la cintura del slip y poco a poco se fue descubriendo el capullo.
Todavía estaba cubierto por el prepucio, ella lo vio pero siguió bajando, ya llevaba media polla descubierta cuando le dio un lametazo de abajo arriba al llegar al capullo, se lo metió en la boca, cuanto lo sacó ya no se notaba el prepucio, lo había retirado y estaba recogido a lo largo de todo el tronco, brillaba de lo hinchado que estaba, sin dejar de mirarme volvió a metérselo en la boca, esta vez hasta casi tragárselo, luego se la sacó y siguió bajando el calzoncillo, ya estaba todo el tronco fuera y pasó la lengua por todo el lateral de la polla, cuando llegó al glande con la punta lamió el frenillo, yo saltaba con cada caricia, siguió bajándome el slip, los huevos los tenía redondos, rugosos y apretados contra la polla, los chupo un poco, solo rodeándolos con la punta de la lengua, me bajo los calzoncillos y me los quitó del todo, cuando sus manos subieron por el interior de mis piernas, sin darme cuenta las fui abriendo.
Raquel consiguió que las abriera más de lo que creía yo que podría nunca, me hizo que las encogiera, se agacho entre mis piernas, yo solo veía sus ojos mirándome y sus tetas descansando sobre la cama.
Mi polla se mantenía como un obelisco apuntando al cielo, la chica la rodeó con la lengua, se tragó el capullo un par de veces y bajo chupándome por el otro lado, cuando llegó a mis huevos los lamió alrededor de la polla, pero luego centrándose en el derecho aplicó los labios y absorbió, el huevo se coló, una sensación rara me invadió, era una sensación entre placer y dolor pero me gustó, notaba como lo presionaba con la lengua al paladar, cuando lo sacó mojado de saliva lo miré, estaba más duro que el izquierdo, ella se tragó el siguiente, le dio el mismo tratamiento, estuvo saboreando el huevo hasta ponerlo duro como una pelota de golf. Cuando lo dejó su lengua bajó más, en el perineo yo creí estar entre nubes, pero cuando con la punta de la lengua rodeó mi ano me encogí pero ella no desistió, entre mis piernas solo veía sus ojos, la punta de su lengua intentó e insistió hasta que pudo meter un centímetro en mi ano, yo ya flotaba en un cielo azul y me relajé, Raquel sabía lo que hacía y yo estaba experimentando sensaciones nuevas para mí, pero no supe lo alto que podía llegar hasta que me metió un dedo, al principio no noté la diferencia con la lengua pero cuando estaba entrando la mitad me derretía y al llegar y rozar lo que después me enteré que era la próstata, no notaba las piernas, entonces Raquel me quiso dedicar mi mayor premio, con el dedo dentro y la otra mano acariciándome los huevos se metió la polla en la boca, me succionó el capullo y se tragó todo lo que pudo su garganta, para entonces yo ya no sentía la cama bajo de mí, y me corrí, si me corrí en estado de ingravidez, solo notaba en mi cuerpo la cantidad de leche que trasegaba de mis huevos a la garganta de Raquel, ella no pudo tragar a la misma velocidad que yo le entregaba y con arcadas, tosiendo y llorando se iba limpiando la leche que le rebosaba por la nariz, cuando acabé de eyacular me hundí en el colchón, era antiguo y me pareció que era de espuma.
Lentamente de entre mis piernas surgió la cabellera de Raquel, luego sus ojos y después sus tetas colgantes, bajo sus tetas los dos pezones como galletas, ellas no me dejaban ver más, su cuerpo delgado se ocultaba detrás de la pantalla mamaria.
Cuando se tumbó sobre mí paseó las dos tetas hasta dejarlas posadas sobre mi pecho, los pezones me sobresalían a los lados aplastados. Me besó tiernamente su oca sabía a semen y a saliva pero me habría hecho poner la polla otra vez dura si en ese momento no hubiera tocado el reloj de pared del salón, había pasado el tiempo volando y su abuela ya debía haber terminado o casi.
Raque recogió todo, yo acomodé la cama y volvimos al salón, le puse de comer a Thor y salimos corriendo, acompañé a Raquel hasta la peluquería, cuando llegamos a la esquina su abuela ya salía con su bastón, nos dimos un último beso y me fui a casa.
Continuará

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