Sole dominada chupa una pija en el trabajo

Había dos cosas que ya habían colmado la paciencia de Sole, una contadora de 29 años, princesa de un concurso de belleza en su pueblo natal y encargada de Recursos Humanos en una fábrica. La primera era que, por el puesto que ocupaba, ya estaba harta de tratar con los empleados que no se animaban a reclamarle a los jefes un aumento. Sole siempre era la que tenía que dar la cara.

La segunda, era que ya no podía ni quería escuchar otra vez que le dijeran que era casi idéntica a Ashlynn Brooke. Le había llegado el chisme que los obreros de la fábrica la llamaban "Ashlynn Robles", mezclando el nombre de la pornstar y su propio apellido. También algún muchacho con demasiadas horas de poringa encima había pensado al verla en un bar que esa comparación era una buena manera de romper el hielo. Desafortunadamente, el pobre se tuvo que ir con la cara chorreando el daikiri que Sole tomaba esa noche.

Pero, vamos, ¡había que reconocerlo! El parecido era más que razonable. El pelo rubio, la cara angelical y, sobre todo, ese enorme par de tetas daban pie a la comparación.
Por supuesto que en más de una ocasión había visto algunos videos por curiosidad. Y siempre terminaba lamentándose por no haber encontrado una de las enormes pijas que Ashlynn se comía en pantalla.

Una tarde, cuando ya había terminado la jornada laboral, golpearon la puerta de la oficina de Sole. Era poco frecuente que alguien se quedara hasta tan tarde como ella, pero cuando vio que el que entraba era Ramírez, se sintió aliviada.

-Hola, Ramírez. ¿Qué hace acá? Ni sueñe con ganar horas extra... -le dijo Sole, un poco en broma y bastante en serio.
-No, contadora. Al contrario, vengo a ver por qué cobré tan poco este mes.
-Bueno, Ramírez. Llegó muchas veces tarde, perdió el presentismo -justificó ella
-¡Pero me estan matando! -estalló sin previo aviso Ramírez- No puedo pagar el alquiler, la comida, la ropa...
-Tranquilo, por favor -pidió solemnemente ella
-¡Tranquilo nada! -se cabreó Ramirez- ¿Quieren dejarme en bolas?, ¿Eso quieren? Bueno -decía mientras tiraba los borcegos por el aire, se arrancaba la remera y se bajaba los pantalones- ¡¡Acá me tienen en bolas!!

Un silencio se hizo en la oficina. Sole estaba sorprendida por la reacción del obrero, pero fue algo más lo que realmente captó su atención. El boxer de Ramírez dejaba ver que abajo había algo bueno. Algo grande. Por la cabeza de Sole pasaron los muchos videos de su "gemela porno" que había visto y sólo podía concentrarse en el bulto que tenía enfrente. Hasta que, decida a no perder la oportunidad, dijo:

-Ramirez... Usted es muy valioso para la fábrica. Se nota que tiene un muy grande... -Sole hizo una pequeña pausa mientras decía esto- ...compromiso con este lugar. Voy a hacer todo lo posible para dejarlo feliz.

Ya las insinuaciones eran descaradas. Desde que Ramírez había bajado su pantalón, Sole no había sacado la vista de la entrepierna del obrero.

-Escuche contadora -decía Ramírez tratando de disimular una erección que iba creciendo- agradezco que me haya escuchado, pero yo no quiero problemas.
-¿Problemas? Esta es mi oficina. Lo que pasa acá, queda acá -le decía ella mientras se acercaba al nervioso hombre y le metía la mano adentro del boxer- Yo creo que puedo hacerlo feliz y definitivamente usted puede hacerme feliz con esto -dijo al tiempo que le agarraba fuerte la pija

Con la misma actitud que Ashlynn en sus videos, Sole se arrodilló frente a ese miembro, lo sacó de su prisión de tela lentamente y lo contempló maravillada. Era una pija enorme. Larga como las que había visto en los videos, pero además monstruosamente ancha. Sole no podía creer lo pesada que se sentía esa verga en su mano. Sin vacilar más, como también había aprendido viendo a su doble, se la empezó a pasar por la cara y a darse golpecitos con ella.

-Que pedazo de chota tenes -le dijo sin más formalidades a Ramírez- Mira lo que es esto. Es descomunal. ¿Alguien pudo tragarse todo esto?
Ramírez ya en clima y con la confianza que da tener una anaconda entre las piernas se soltó:
-Ninguna. Y usted tampoco va a poder contadora. Esta es la pjja de un verdadero macho, no como las que se debe comer en las reuniones de ejecutivos.

La idea de saberse ante un MACHO la calentó hasta niveles desconocidos para ella. Intentó meterse lo más que pudo en la boca, se sacó la remera negra y desprendió su corpiño, dejando al aire sus tetas, sus enormes tetas. Todo sin sacarse la pija de Ramírez de la boca.

-Uy mire lo que es eso, contadora. ¡¡Que par de tetas!! Como nos calientan esas gomas a todos los muchachos.
La idea de tantos hombres hablando, deseando y hasta pajeandose con sus gomas hizo que Sole se sintiera la más puta de todas.
-¿Te gustan? En un rato, cuando me canse de chupartela, por ahí te dejo poner tu pija en el medio de ellas.
Ramírez sacó su lado más animal y con una cachetada poco dolorosa pero correctiva le dijo:
-Te dije que yo soy un verdadero macho. Yo voy a decidir cuanto me chupas la pija y cuando te cojo las tetas, ¿me escuchaste?
-Sí -dijo Sole entre asustada y caliente
Otro golpecito en el cachete la corrigió nuevamente:
-Sí, mi macho
Ya no había susto, era sólo calentura:
-Sí, mi machooo -dijo con una voz de trola que salió de lo más profundo

Por un buen rato Sole estuvo tragando pija, llenando de baba ese tronco venoso que no le entraba en la boca, que se la entumecía, que le hacía perder saliva por las comisuras. Como si esa chota no fuera suficiente incentivo, se sentía dominada, a merced de un macho pijudo y cada vez que lo pensaba la concha se le hacía agua.

-Ya se viene la lechita, putita mía -advirtió Ramírez- Me parece que es momento de pasar a la turca
Sole solo asintió, echó la cabeza un poco para atrás y dejó que la anaconda carnosa del obrero se apoyara entre sus tetas. Se las juntó para aprisionar al monstruo y sentir el roce de ese pedazo en su cuerpo.
-Sí sí siiii -repetía él -Ay se viene... se viene... ¡Como te voy a acabar en esas gomas, trolita!!
La bazuca de Ramírez largó un primer chorro de leche que le pegó de lleno en la hermosa cara a Sole. Espesa, caliente, blanca. Era una acabada digna de esa poronga. El segundo disparo llegó menos lejos y se escurrió entre sus enormes tetas. Una dosis más salió con fuerza y llegó hasta los labios de ella, que pasó su lengua para limpiarse y probar el gusto a semen de su hombre.

Ramírez le dio unos golpecitos con esa chota pesada y aún latiendo en la cara. Y Sole los recibió con gusto. Ahora era un poquito más parecida a Ashlynn Brooke.

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