Encuentro de parejas en Santa Cruz

Los conocimos vía internet en un portal de parejas buscando nuevas experiencias. Lo que más nos gustó era que tenían una edad similar a la nuestra -somos una pareja madura- y que eran extremadamente higiénicos. En las conversaciones escritas por chat también nos dimos cuenta de que tenían un buen nivel cultural y que eran personas reservadas.

Luego de un mes de conversaciones decidimos ir juntos a un motel de nuestra ciudad, llamado Tantra, ingresar los cuatro a una misma habitación y ver qué ocurría allí dentro. Para calentar al clima, nos servimos unas copas de vino tinto y colocamos la TV donde siempre pasan películas porno. Cuando apreté el botón respectivo, me alegré de que justo comenzaba una película de tríos, dos hombres y una mujer siempre. Las primeras escenas mostraban a una rubia chupando dos enormes vergas negras al mismo tiempo. Lo que hicimos, como si nos hubiésemos puesto de acuerdo, fue recostarnos en el respaldar de la cama y mirar la película en pareja. Nuestras mujeres, del lado de adentro de la cama, nosotros por fuera. Mientras tanto en la pantalla, uno de los negros le chupaba la concha a la rubia, quien a la vez le seguía chupando la verga a su compañero. Instintivamente, José y María -son seudónimos- comenzaron a acariciarse. José le acariciaba las tetas y María le sobaba la verga por encima del pantalón. Como con mi pareja tuvimos una experiencia en trío, quizás nos sentimos más sueltos, y Laura -seudónimo de mi pareja- me bajó el cierre del jean, sacó mi verga y la empezó a chupar. La pareja a nuestro lado nos miraban fijo y se seguían acariciando, ya no miraban la TV. Laura me chupaba la verga como solo ella sabe hacer y yo le comencé a desprender su blusa, dejando sus grandes tetas al descubierto y masajeando los pezones. La pareja nos seguía observando -ellos eran primerizos en estas lides- y ahora José le acariciaba las tetas por dentro de la blusa y María acariciaba con más fuerza la verga dentro del pantalón, que a simple vista, crecía y crecía sin parar. Observando que teníamos que pasar a una segunda instancia, la detuve a Laura, la paré y comencé a desvestir, más bien, nos desvestimos mutuamente mientras nos comíamos las bocas a besos profundos. Yo la besaba y le chupaba las tetas, y ella, se agachó y comenzó a chuparme -ahora con más facilidad- la verga y los huevos. Lentamente nos acostamos en la cama y seguimos con lo nuestro. De reojo pude ver que nos estaban imitando. Ella un poco más tímida, pero José prácticamente le arrancó la ropa y la echó en la cama. Cuando quise darme cuenta, José le estaba chupando la concha de una forma increíble, ella volteaba los ojos y de vez en cuando nos miraba y acariciaba el clítoris. A los pocos minutos, María tuvo su primer orgasmo con la cabeza de su marido entre las piernas. Por mi parte, le pedí a Laura que me cabalgue -algo que le encanta- y comience a tener una serie inacabable de orgasmos (ella es multiorgásmica), cosa que la pareja notó al tercer grito consecutivo de mi pareja con la verga enterrada en su concha y sin sacarla. Fue José quién sorprendido me preguntó cuántos orgasmos podía tener Laura. Le respondí que una vez pasamos los cincuenta… Tanto María como José se miraron y soltaron una cómplice carcajada. Fue cuando Laura, sin dejar de moverse encima mío, le dijo a María: "Cojételo, hacé como yo, móntalo y sacale la leche". Como obedeciendo órdenes, José se acostó y María se introdujo lentamente la verga de su marido, que es bueno decir, era gruesa y no menor a los veinte centímetros, un garrote!!!! Una vez que se la enterró hasta el fondo, María comenzó a moverse al mismo ritmo que Laura, imitándola. Era increíble ver a esas dos bellezas cojiéndonos en sincronía, cada una a su hombre. Fue cuando María comenzó a agitarse y decir "ya viene, ya viene". Mientras tenía el orgasmo, Laura se inclinó un poco, tomó su rostro y con mucha ternura le dio un beso en la boca. Todos nos quedamos asombrados de ese gesto automático y bello. Una vez que soltaron sus bocas, María le comenzó a besar las tetas a Laura, mientras tanto, yo aproveché para ponerla en cuatro y cojerla "de perrito" por la concha. José hizo lo mismo. Ahora, mientras nosotros las cojíamos, ellas se besaban tiernamente y acariciaban sus tetas. Habremos estado así unos diez minutos, bombeando a nuestras parejas, hasta que Laura tomó la iniciativa y le dijo a María: "Te voy a enseñar algo que te va a gustar, mírame…" Laura le pidió a José que se acueste. Luego, le empezó a chupar la verga -que apenas le entraba de gruesa en la boca- y una vez que logró pararla bien dura, se sentó encima de él y se clavó hasta el fondo. Ya había visto como Laura se metía consoladores gigantes en su concha, pero ver la verga de otro hombre dentro de ella, apretando sus paredes vaginales, me disparó el morbo. Luego, Laura me miró y dijo: "Ya sabés qué quiero, amor… rómpeme el culo". Esta vez tomé la iniciativa y le agarré la cabeza a María para que me ensalivara la verga. Entendió el mensaje y me hizo una chupada decente, jamás como Laura. Con la verga empapada, me acomodé y se la comencé a meter en el culo. Como nunca, el culo de Laura estaba caliente y resbaloso -luego me confesó que se untó el interior con lubricante- y junto a José comenzamos a movernos haciéndole una doble penetración. Mientras tanto, María se sentó a nuestro lado mirando y pajeándose. A los diez minutos, creo que los tres estábamos con ganas de sentir un orgasmo. Primero, yo le llené el culo de leche a Laura, luego ella gritó su orgasmo número cuatro y cuando José se iba a venir, ella se levantó, le sacó el condón, se tragó su verga y bebió toda la leche. Casi se atraganta de tanta leche que le descargó José en la boca… Mientras nos recostábamos, pudimos ver como María alcanzaba su orgasmo metiéndose su mano en la concha, y se desplomaba cansada en la cama.

A los pocos minutos, Laura se fue a duchar y José me preguntó si podía ducharse con ella. Le dije que sí, mientras tanto María y yo nos quedamos en la cama. Como el box del baño era transparente, desde la cama podíamos ver cómo se duchaban. Al rato, Laura comenzó a enjabonarle la espalda a José, quien reactivamente estaba empalmado de nuevo, la enorme verga estaba como nueva. Luego José le enjabonó las tetas a Laura y ella lo comenzó a pajear. De reojo la miré a María y como compensándome comenzó a pajearme lentamente. Ahora, José la inclinó a Laura un poco y se la metió en la concha. Era un espectáculo increíble ver a mi pareja coger y disfrutar con un extraño. La cara de placer de Laura era indescriptible. Pero el mejor momento fue cuando con un movimiento preciso, José se la sacó de la concha y se la apoyó en el culo. Me dí cuenta de la maniobra porque Laura me miró con cara de sorpresa, pero con sus manos se abrió las nalgas, sin dejar de mirarme. Fueron cinco minutos eternos de cojérsela por el culo violentamente, hasta que los dos se vinieron en un grito que nos asustó a todos, como si dejaran la vida en ese orgasmo. Ahora, María me estaba chupando la verga, los huevos y con un dedo intentaba metérmelo en el culo. Le agarré su dedo, se lo chupé y lo dirigí a su culo. Lentamente, entró hasta la mitad. Mientras José y Laura salían del baño secándose, agarré a María, la puse en cuatro y le comencé a chupar el culo metiendo mi lengua lo más dentro posible. Noté que le gustaba porque en cada empujón de mi lengua, se le dilataba el ojete del culo… A los pocos minutos, con mi verga tiesa como un garrote, Laura se acercó y me la chupó, para luego con su mano, dirigirla al culo de María. La verga entro lentamente, pero toda. Comencé a moverme despacio y observé que José se puso delante de su esposa quien comenzó a chuparle la verga. Ya el culo de María estaba adormecido, el ojete totalmente dilatado y mi verga entraba y salía fácilmente. Luego Laura se acercó a la boca de María y entre ambas le chupaban la verga a José. De vez en cuando, se daban besos de lengua entre ellas… A los minutos, sentí que mi verga explotaba y le llené el intestino de leche a la pareja de José, quien al ver esto, también terminó y le largó la leche en la cara a las dos damas, quienes se chupaban entre ellas para no perderse ni un poco de ese semen caliente y espeso.

El final fue apoteósico. Habiendo chupado hasta la última gota de leche de la enorme verga de José, las mujeres se enfrascaron en un 69 excepcional, cada una chupando la concha de otra, hasta terminar en un orgasmo increíble juntas. Y nosotros, ya como cómplices de sexo que se hubieran conocido desde siempre, pajeando nuestras vergas ante semejante espectáculo…

3 comentarios - Encuentro de parejas en Santa Cruz

38794665
Muy buena historia. Tengo una pregunta? De que parte de santa cruz son? Yo tambien soy de santa cruz.
Zodiac11
yo tambien soy de santa cruz!