Las tetas de Jimena

El 21 de abril del 2016 me encontraba en mi oficina cuando me percaté que había una hoja doblada en uno de mis libros:

"Quiero ser tu alumna consentida…”

La nota traía esa frase y en la parte de atrás de la nota se encontraba marcado un beso con lápiz labial color rojo, no puse demasiada atención al hecho pues creí que se trataba de una broma o algo parecido. A los 5 minutos más o menos recibí un correo de un usuario “desconocido”, en “asunto” estaba mi nombre, por un rato no me decidía abrirlo ya que ahora hay demasiadas formas de infectar una computadora, pero después de pensar un rato decidí que a la primer señal de algo raro tendría que eliminar el correo y correr inmediatamente el antivirus, así que abrí el correo:

“muérdeme...”

El correo sólo traía esa palabra y la hora de envío, ¿qué quería decir con eso? y, ¿quién era la persona que me estaba escribiendo esos mensajes? Creí que la pequeña broma se estaba convirtiendo en una molestia.

Al siguiente, después de terminar mis clases fui a mi oficina a recoger unos documentos, justo cuando estaba a punto de cerrar la puerta con llave una de mis alumnas llegó corriendo y me preguntó si le podía ayudar con algunas cosas que no entendió. Se me hizo raro verla ahí ya que Jimena es una alumna que nunca ha tenido problemas con mi clase.
Le dije que tomara asiento y comenzamos a trabajar, me di cuenta que desde que empecé a explicarle no dejaba de mirarme, en un par de minutos Jimena sacó una paleta de su bolsa y la metió a su boca, me di cuenta del color rojo de sus labios, constantemente se tocaba el cabello y sacaba la paleta de su boca. En ese instante empecé a relacionar si extraña aparición con la nota, el beso y el correo que había recibido, me la quedé viendo a a los ojos y le dije que se me hacía tarde y terminaríamos de aclarar sus preguntas la siguiente clase.

Se corría el rumor de que había un grupo de alumnas que entre ellas se retaban a acostarse con algún profesor. Pero no creí que fuera el caso de Jimena ya que la había visto algunas veces besándose con un chico de la facultad, y por lo que creo ya llevaban tiempo saliendo. El día Lunes Jimena me estaba esperando en mi oficina con otros dos compañeros, ella me miraba en silencio y esperó a que sus compañeros se fueran, se acercó al escritorio mirándome fijamente, yo le pregunté si la podía ayudar en algo pero no respondió nada, de pronto se quitó su chamarra y se acercó a mi escritorio, traía una blusa con tirantes delgados, se apoyó en el escritorio, me entregó el trabajo pasado y me dijo que se lo revisara, en la posición que estaba dejaba entrever un poco sus dos tetas, es cierto que no soy un santo y no pude evitar voltear a ver más de un par de veces entre su blusa le dije que estaba bien pero que en la clase lo revisábamos, ella asintió con la cabeza y permaneció en esa posición por momento más y después tomó sus cosas, se puso su chamarra y salió del salón.

Más tarde tuve clase con ese grupo, Jimena entró al salón con una paleta en la boca así que le indiqué que la guardara pero ella no hizo caso. Mientras transcurría la clase comenzó a chupar su paleta de una forma un poco provocativa, la sacaba de su boca y la regresaba lentamente no entiendo qué ganaba desafiándome de esa manera, no entiendo por qué lo hacía, no entiendo que lograba con ello. Cuando terminó la clase todos salieron del salón, también Jimena, pero en su lugar dejó su paleta en su envoltura, la tomé y vi que había dejado una pequeña bolita, la contemple por unos segundos y no sé qué fue lo que me impulsó a comérmela.

En la noche estaba preparando mi clase cuando me llegó la notificación de un correo de remitente desconocido, en “asunto” otra vez tenía mi nombre y traía un archivo adjunto, el correo traía una foto estaba un poco desenfocada y tomada en la oscuridad, sin embargo se podía distinguir el torso desnudo, el contorno de unos senos y los pezones resaltando en la oscuridad, la foto adjunta veía acompañada de un mensaje:



“¿Te gustó esa paleta especial…?”


A que se refería con “paleta especial”, di mil vueltas pensando lo que pudo hacer con esa paleta o por qué era tan “especial”, ¿ese torso desnudo y la silueta de esos senos podrían ser de Jimena? Esa imagen rondó en mi mente toda la noche.

Ya no tenía clase con ella hasta el viernes así que no la volvía a ver por unos días. El día jueves Jimena volvió a irrumpir en mi oficina, me preguntó si podía cerrar la puerta, venía comiendo una paleta y tenía puesto un vestido color azul oscuro un poco ligero. Se acercó al escritorio y se volvió a sentar en la misma silla de siempre, desde donde estaba me di cuenta que sus pezones se marcaban por su vestido, Jimena comenzó a jugar con su paleta y con un movimiento de su hombro deslizó uno de sus tirantes de su vestido dejando una pequeña parte de su hombro desnudo generando una imagen de su sugestión en mi mente, después subió sus pies a la silla como en “Posición de Loto” y metió su vestido entre sus piernas, desde esa posición daba una impresión de estar semidesnuda, no sé cuánto tiempo tenía observándola ya que Jimena me preguntó si me gustaba cómo chupaba su paleta, cuando terminó su pregunta juntó sus piernas que aún estaban arriba de la silla y comenzó a abrir un poco sus piernas y a cerrarlas, no las abría demasiado, sólo lo necesario para que el movimiento fuera evidente, metió el vestido entre sus piernas, me di cuenta que me sonreía y comenzó a abrir un poco más sus piernas dejándome ver sus braguitas por unos segundos. Por un acto instintivo me acerqué a ella y comenzamos a besarnos, la tomé de la cadera y la senté en el escritorio yo seguía sentado en mi silla, deslicé el otro tirante por su hombro y una de sus tetas comenzó a destaparse lentamente y después la otra hasta que quedaron totalmente desnudas y a mí disposición, comencé a besarlas y a chupar sus pezones recorriendo con mis manos su circunferencia, de pronto Jimena dijo una palabra con la que empezó todo;

“Muérdeme…”

En ese momento comencé a morderle sus pezones con un poco de fuerza, hasta que ella dio un gemido de dolor pero no me detuve, después comencé a besar su cuello y sus hombros, Jimena me apartó un poco y subió sus piernas a mi escritorio, las abrió lentamente, hizo a un lado el puente de sus braguitas y comenzó a tocarse la línea de su conchita de arriba hacia abajo, la imagen era totalmente surreal, Jimena me dijo;

"Perdón, pero me mojo muy rápido"

Al decir eso acercó su dedo y lo metió a mi boca, después lo sacó y siguió tocándose igual que antes, volvió a repetir lo mismo por un par de veces, tomé sus piernas y comencé a besarlas, las puse sobre mis hombros, Jimena se acostó en el escritorio y comencé a hacerle sexo oral por encima de la tela de sus bragas, cuando estaba apunto de quitárselas me dijo que no y que sólo la hiciera a un lado, con una de mis manos saqué mi pene del pantalón y con la otra hice a un lado el puente de su calzoncito, acerqué mi pene con mi mano, mi alumna soltó un pequeño gemido mientras mi pene entraba, me tomó de la mano y me dijo que lo hiciera despacito . Yo estaba demasiado excitado y apenas empecé a penetrarla sentí que estaba a punto de venirme, me había dejado llevar por el placer, con mis manos apretaba con fuerza sus tetas mientras la penetraba, sus pezones se ponían duros, de pronto Jimena se apartó de mí, yo le pregunté si ocurría algo, pero ella no dijo nada, sólo se volteó y quedó de espalda hacia a mí, la tomé de la cadera y quise bajarle su braguita, pero ella dijo que no, hice a un lado el puente y me di cuenta que estaba totalmente mojado, tomé mi pene y comencé a meterlo despacio, Jimena me dijo que lo hiciera más rápido, así que comencé a hacerlo con más rapidez, la agarré de sus nalgas con fuerza, me dijo que le diera una nalgada pero yo quise, la tomé del cabello y la jalé hacia a mí, Jimena comenzó a gemir un poco más, yo estaba totalmente fuera de sí, y justo cuando estaba a punto de venirme. Jimena se detuvo y me dijo que alguien podría entrar y se apartó de mí.

Le dije que buscáramos un lugar más tranquilo y ella asintió, yo le dije que no la podía llevar a mi casa y ella dijo que ella no podía llevarme a su casa, así que salimos a buscar un hotel. Mientras buscábamos un hotel lejos de la escuela le pregunté si tenía clases después y ella dijo que sí, después le pregunté si tenía novio y volvió a responder que sí, le pregunté que entonces por qué hacía esto y mi alumna respondió que el sexo prohibido es lo mejor...

Este es la primera parte, supongo que en estas vacaciones de diciembre tendré tiempo de terminar con esta anécdota, así que nos leemos pronto.

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