La esposa de mi amigo, ya no es su esposa

Era mi último día en la oficina antes de empezar mis tan deseadas vacaciones, 3 semanas en mi casa de la costa, lejos del mundanal ruido, sin horarios, sin ruina establecida, sonó el teléfono, era la recepcionista: «Buenos días, señor S…, hay una señorita llamada Karol, que ha venido a visitarle, pero no tiene cita», por unos instantes pensé, no me sonaba el nombre de ningún cliente, así que salí a la recepción para ver quien era, de camino iba pensando en la única Karol que conocía, pero no podía ser ella, era la esposa de mí amigo, con la cual después de algunas insinuaciones terminamos en su cama (http://www.poringa.net/posts/relatos/2888653/La-esposa-de-mi-amigo.html). Bajé las escaleras, y allí estaba ella, Karol, algo más delgada, bueno, no exactamente, digamos que estaba más en forma, me vio y sonrió, yo también esbocé una sonrisa acompañada de una exclamación de asombro: «Qué haces aquí, y donde está Mario?», «He venido sola» me contestó, la invité a subir a mi despacho y seguir charlando, era cerca de la hora de salir a almorzar, así que terminé algunos asuntos que tenía pendientes, bajo la atenta mirada de Karol, sentada en el sofá, con las piernas cruzadas, unas piernas morenas, delgadas, que brillaban, de vez en cuando mi mirada se iba hacia ella, que me iba preguntando cosas sin ninguna trascendencia, llevaba una blusa sin mangas, y una falda entubada corta, que le marcaba el culo de una forma escandalosa, eso me di cuenta al subir las escaleras delante de mi, con unos zapatos negros de tacón, que le dibujaban unos hermosos gemelos, allí sentada en el sofá frente a mi, empece a fijarme en que sus pechos parecían más grandes, o mi memoria empezaba a fallar, cosa posible, porqué al final confundes tetas y culos cuando no los tratas de una manera asidua.

Terminé mis asuntos, y decidí que ya era suficiente, así que apagué el ordenador, ordené mi mesa y salimos de mi despacho para ir a almorzar, me despedí de la recepcionista, y le desee unas buenas vacaciones, nos dirigimos hasta mi coche, y nos fuimos a almorzar a un restaurante italiano, de camino allí me contó que había llegado el día anterior por la tarde y que estaba en casa de una amiga, que estaría en un principio un mes y volvería a Londres, le comenté que la veía muy bien, en forma, seguimos hablando de cosas sin sentido, pero a mi me rondaba que sus pechos habían crecido, o llevaba unos sujetadores que los levantaban más, en fin no di más vueltas al asunto, y llegamos al restaurante, entramos, y le pedí al camarero una mesa en algún rincón tranquilo, entendió perfectamente lo que quería y nos llevó hasta un rincón. Estuvimos almorzando tranquilamente, apenas se llenó el local, durante la comida estuvimos hablando, y ella se sinceró explicándome el porqué de su visita en solitario a la ciudad, su marido la había dejado por una chica de 22 años, una inglesa rubia, algo gordita y con unas tetas grandes, ella no se lo quería creer hasta que lo vio, me confesó que se operó los pechos para intentar recuperarlo, pero nada, al final él le pidió el divorcio, ella estalló en lágrimas, me levanté y acerqué mi silla su lado, la abracé, apoyó su cabeza en mi hombro y lloró durante un buen rato, los pocos clientes que habían y el personal nos miraba, el camarero se acercó muy amablemente para ofrecerse si era necesario en algo, le dije que no, tranquilo, ella levantó la mirada, y le aseguró estar bien, aun así el joven le trajo un vaso de agua que ella aceptó, se calmó, le dije de irnos, y ella aceptó.

Anduvimos sin rumbo por un tiempo, ella cogida de mi brazo en silencio, apenas hablaba, de repente me sorprendió diciendo: «Bueno, es su decisión, y no puedo vivir así triste toda la vida, a él le da igual, y a mi también, al fin y al cabo no he venido a verte para llorar sobre tu hombro, ¿podemos ir a tu casa?», la miré y simplemente le pregunté si estaba segura de eso, tanto ella como yo sabíamos que si íbamos a mi casa, no sería para charlar, ella asintió con la cabeza, nos dirigimos al parking a recoger el coche, y nos fuimos a mi casa, durante el camino, ella acariciaba mi pierna, y yo le correspondía de igual modo, sus piernas eran suaves, al llegar a la autopista, seguí acariciando su pierna pero acercándome a su sexo, acaricié su tanga, noté en la yema de mis dedos el bordado, ella cerró los ojos, y echo la cabeza hacia atrás, se acomodó de manera que yo pudiera acceder con facilidad hasta su sexo, apartó su tanga, para que yo pudiera acariciar su sexo rasurado, y lo hice, salimos de la autopista y a los pocos minutos ya estaba frente a mi casa, abrí la puerta del garaje con el mando a distancia, e introduje el coche, la puerta bajo detrás de nosotros, paré el motor, y me giré hacia ella, nos miramos, y nos besamos como si no hubiese mañana, «Lo he deseado desde que te he visto bajar por las escaleras de tu oficina» me dijo ella, «yo también», le contesté, me bajó la bragueta y metió su mano dentro buscando mi polla, la sacó, se agachó y empezó a lamer el glande, pasaba su lengua por la punta haciendo pequeños círculos, y luego se la metía entera en su boca, mientras mi mano derecha había encontrado el camino hasta su sexo y se lo acariciaba sin parar, estuvimos un buen rato así, ella aceleró el ritmo de su mamada, mientras sus manos acariciaban mis huevos, la sacó de su boca, «Córrete y vamos a tu cama a por más» me soltó, volvió a mamar y a mover una de sus manos arriba y abajo, mientras yo le metía 3 dedos en su sexo, sin pasión, estaba muy húmedo, al poco me corrí en su boca, ella siguió mamando hasta que no quedo gota, se levantó, y sin mediar palabra salió del coche, yo hice lo mismo, me subí los pantalones, y fui tras ella.

Abrí la puerta y la hice pasar, volví a ver ese hermoso culo marcado en su minifalda, sus nalgas se veían tan claramente, que no pude aguantar, me acerqué por detrás, la abracé, le besé el cuello, mis manos rápidamente bajaron hasta la falda, la levanté, me agaché y empecé a besar sus nalgas, y a morderlas, ella se inclinó hacia adelante, y se apoyo en una de las paredes del pasillo, en esa posición tenía su culo en pompa a mi merced, empecé a lamer su agujero, ella gemía, y se movía mi lengua iba loca, le separaba las nalgas con mis manos, y le lamía el culo, le metía mis dedos por su culo, y seguía lamiendo, ella gemía y seguía gimiendo, mi polla estaba dura, dentro de mis pantalones, de rodillas en el suelo de entrada de mi casa una de mis manos se posó en su sexo, y empecé a acariciar su clítoris al mismo tiempo que seguía con su culo, se mojó, estuvimos así un buen rato, hasta que alcanzó el orgasmo, sus piernas empezaron a temblar, su culo golpeaba con fuerza en mi cara, su mano se posó en mi cabeza y empujó hacia su culo, «No pares, que me encanta, no pares, mmmmm, sigue así, sí», tras esta declaración, calló, y solo oí un gemido, tras otro y noté su acelerón en su cuerpo, hasta que se quedó quieta, se giró, se agachó hacia mi, puso sus manos en mi cara y me besó apasionadamente de nuevo, me levanté, nuestros labios seguían enganchados, nuestras lenguas jugaban en su boca, en la mía, la tomé en brazos y subí al piso de arriba, la postré en la cama, ella se sentó, me desabrochó los pantalones, los dejó caer, me los saqué, se levantó y repitió la operación con mi camisa, dejándome totalmente desnudo ante ella.

De pie uno frente al otro, me dediqué a besar suavemente sus labios, mientras desabroché su blusa, dejando a la vista sus pechos, sus nuevos pechos, ella desabrochó su sujetador, y los acaricié, acerqué mi boca a ellos, los besé, los lamí, mordisqueé sus pezones, que rápidamente se pusieron duros, desabroché su falda y la dejé tan solo con sus zapatos de tacón y su tanga, se arrodilló ante mi, cogió mi miembro, lo besó lo lamió y lo colocó entre sus pechos, me regalo una hermosa cubana, con miradas lascivas, la levanté al cabo de un buen rato, la besé, le pedí que se tumbara en la cama, y ella lo hizo, saqué lo poco que le quedaba puesto, y me tumbé a su lado, la besé, bajé por su pecho, me dediqué a ellos, luego seguí mi camino hasta su sexo rasurado, y empecé a besar el contorno, ese sexo rosadito, mojado, lo lamí suavemente, ella respondió arqueando suavemente la espalda, seguí lamiendo, mordisqueando su clítoris, mientras mis manos se aferraban a sus pechos, ella puso sus manos sobre las mías y apretó fuerte, seguí lamiendo, lamiendo su clítoris, ella abría más las piernas para que pudiera hacerlo sin problema. Me levanté y me acerqué a la mesilla de noche, saqué un preservativo, ella lo tomó de mi mano, y me lo puso, me tumbé sobre ella, y la penetré en misionero, mientras nos besábamos, me incliné hacia atrás, agarré sus piernas y las apoyé en mis hombros, puse mis manos en sus caderas, y seguí penetrándola, de vez en cuando acariciaba sus pechos, mientras ella, tenía sus piernas apoyadas en mis hombros, bajó las piernas, se escurrió de mi, y se puso a 4 ante mi, me puse tras ella, y empecé a penetrarla, mientras mis manos empezaron a jugar con su culo, primero simplemente le acariciaba ese culo precioso que tiene, poco a poco fui metiendo algún dedo, ella no rechistaba, saqué mi polla de su sexo, y lo acerqué a su culo, lo apoyé en él, apreté un poco y entró la punta, la dejé allí un rato, y ella fue empujando poco a poco hasta que entró toda, la penetré anualmente durante un buen rato, cuando llegó el momento de correrme y a petición suya, la avisé, se dio la vuelta rápidamente, me sacó el condón y acercó mi polla a su boca, la abrió, y me dijo «Dámelo todo, que no quiero que se pierda ni una gota», sacó la lengua y apoyó mi polla en su lengua, no tardé mucho en correrme, caí rendido a su lado, sudando ambos. Me miró y me dijo: «Desde la primera vez que estuvimos juntos, he querido volver a estar contigo, y pensar que ahora puedo estar sin tener que esconderme es un placer inmenso».

Nos dimos una ducha juntos, en la que hubo de todo un poco de nuevo. Finalmente se quedó una semana conmigo, nos fuimos juntos a mi casa de la costa, y allí estuvimos como una pareja de animales follando por todas partes, a todas horas y de todas las formas posibles.

Ha vuelto a Londres para firmar los papeles del divorcio y recoger algunas cosas suyas.

4 comentarios - La esposa de mi amigo, ya no es su esposa

narutito87
Mientras mas despechadas están mas putas se ponen 😀 muy buen relato 😉
Declan1971 +1
Así es, y hubo más encuentros, pero no he tenido tiempo de postearlos, he de ponerme al día
SaskatchewanTatu +1
Muy caliente...
Declan1971
muchas gracias, bueno, se intenta