mi marido me entrego de nuevo a su jefe

Mi marido nuevamente habia invitado a su jefe a cenar y yo ya sospechaba sus intenciones , aunque mi marido no me dijo nada , yo ya me imaginba que o le tenia que pedir un favor a su jefe o se trataba de algun negocio y la verdad que como no estamos tan bien de plata y tenemos una beba no dije nada Yo había elegido un vestido muy sexy para vestirme y Julián sugirió que no llevara nada debajo. Gabriel llegó puntual, trayendo un par de botellas de un vino francés muy caro. Julián y él se estrecharon la mano con firmeza y luego me saludó a mí dándome un beso en la mejilla y un par de palmaditas en el trasero.
La cena transcurrió sin mayores contratiempos. Fuimos perdiendo la vergüenza al tiempo que vaciábamos las botellas de vino y Gabriel no tardó en decir que lo que más le gustaba de mí era la forma como contoneaba las caderas y el trasero cuando caminaba. Agregó que cada vez que me veía moverme, deseaba que no estuviera casada. Julián sonreía, relajado ante cada comentario.
Terminamos de comer y mientras Julián se fue a preparar unos tragos, Gabriel se ofreció a ayudarme a lavar los platos. Una vez en la cocina, se dedicó a tocarme las tetas y la cola y a mi no me quedaba otra que dejarme y a apretarme las nalgas con fuerza. Con prisa, me bajó el vestido hasta la cintura y empezó a amasarme las tetas, tirando con fuerza de los pezones. Su destreza hizo que dejara escapar un fuerte gemido de placer.

En ese momento, Julián entró en la cocina para avisarnos que los tragos estaban listos. Para mi sorpresa, Gabriel no cesó en sus actividades? ¡Ni Julián protestó por ellas! Mi esposo se marchó y Gabriel me desnudó por completo, recorriendo con sus manos y su lengua mis tetas, mordiendo y chupando todo mi cuerpo. Cuando regresamos a la sala, Julián advirtió que la cremallera del vestido estaba a medio cerrar.
Gabriel había traído una película XXX y fue mi esposo quien me animó a verla. El argumento era bastante simple, los protagonistas eran una pareja joven y el esposo intentaba convencerla a ella de hacer un trío. Para entonces, ya habíamos bebido lo suficiente para perder las inhibiciones y mientras Julián me besaba el cuello y acariciaba las tetas, Gabriel me había subido el vestido y se dedicaba a toquetearme los muslos

Era una escena digna de verse. Yo estaba a punto de perder el control, con mi marido chupándome y lamiéndome las tetas - ya fuera del vestido - a conciencia y su jefe introduciendo hasta dos dedos en mi vagina mojada, acariciándome el clítoris mientras con la otra mano me estrujaba con fuerza los glúteos. Empecé a jadear y a gemir entrecortadamente al tiempo que cogí el miembro de Gabriel y le di un par de meneos por encima de la ropa. La pija de mi esposo es grande, pero pude comprobar que la de Gabriel la superaba considerablemente.

Ya me encontraba de rodillas, completamente desatada e intentando deshacerme de los pantalones de Gabriel. Él mientras tanto, se sacaba la camisa Le desabroché la cremallera y el pene se disparó como un misil. La pija era grande y súper gorda. Y yo sólo pensaba en las utilidades que le podía dar a tan magnífico instrumento. Lo deseaba entre mis manos, en mi boca y por supuesto, hundido hasta el fondo de mi agujero.
En la película, uno de los hombres le gritaba a la mujer: ?¡Cómetela, métela en tu boca mientras tu marido nos mira!? Volteé y me encontré con la pistola de Gabriel rozándome los labios. Nadie tuvo que decirme lo que tenía que hacer. Abrí la boca, saqué la lengua y Gabriel me alimentó con su caliente tranca. Mientras la pija me cogia la boca pude ver que mi esposo también se había bajado sus pantalones y estaba masturbándose mientras nos observaba.
Estar en aquella situación hacía que la vagina se me lubricara a mil y que los deseos de ser penetrada por aquella enorme verga aumentaran a cada momento. Estaba tan excitada mientras se la mamaba a Gabriel con furia, que me resultaba imposible mantener los ojos abiertos. Y por este motivo no advertí que mi marido se había parado frente a mí? hasta que sentí una segunda pija deslizándose entre mis labios

Algo así era lo que había esperado toda la semana. Mamársela a la vez a los dos hombres más atractivos que conocía. Era fantástico tener aquellas pijas llenándome la boca. Podía sentir la carne roja y dura y de sus vergas golpeándome las mejillas y palpitando al contacto con mi lengua. Tenía la boca tan llena que la carne permanecía tensa
Habría seguido chupando y succionando sus pijas hasta que se corrieran en mi boca- me encanta tragar el semen de mi esposo, y el de Gabriel, y el de los hombres que me gustan- pero Gabriel hizo que me levantara y luego de deshacerse por completo del vestidito, me puso a cuatro patas en el sofá. Sin previo aviso, me agarró con fuerza de las caderas y me penetró de una sola embestida.
Empezó a cogerme salvajemente, con una potencia y velocidad desmedidas, hundiendo una y otra vez su magnífica herramienta en mi concha. Reparé en mi esposo, que había vuelto a masturbarse, y lo miré con ojos vidriosos y lascivos. Quise decirle algo, pero de mi boca sólo salían gemidos y gritos de placer. De rato en rato, Gabriel me daba nalgadas que me hacían sentir como hembra salvaje en medio del más descontrolado apareamiento.


Gabriel me cogio un buen rato, hasta hacerme tener un par de orgasmos brutales. Prácticamente perdí el mundo de vista mientras gritaba sin ningún control. Mis gritos debieron escucharse en los departamentos vecinos, estoy segura. Cuando acabé y recobré el sentido, me di cuenta que Gabriel no había terminado pero era el turno a Julián, que la tenía como un hierro. Mi querido esposo me montó y con tranquilidad y destreza empezó a penetrarme. Aunque no duró tanto como esperaba me regalo un buen orgasmo antes de correrse. Seguramente sería el más excitado por aquella situación.

Todo aquel fin de semana, Gabriel, Julián y yo fuimos insaciables y no dejamos de coger hasta que salió el sol. Me cogieron en todas las posiciones imaginables e incluso en algunas que no había sido capaz de imaginar sino hasta aquel momento. Sin embargo, lo que más me gustó fue un polvo en que ambos se turnaban desde atrás para darme unas cuántas embestidas, de manera que llegó un momento en que no sabía cuál de ambas pijas se encontraba en mi agujero.

Gabriel se fue con la promesa de volver a repetirlo, pero como él también está casado, era difícil encontrar un buen pretexto para su esposa. Pasaron unos dias y al fin pudo tener un poco de tiempo libre, pero aquella oportunidad Julián tenía que viajar a visitar a sus padres.

Sin embargo, pese a que habíamos quedado con Julián en que siempre estaría presente, decidí llamar a Gabriel de todas maneras. Necesitaba sentir su enorme miembro partiéndome en dos y quería que me cogiera a su antojo, sin la presencia de mi esposo.

Gabriel llegó a casa temprano y se sorprendió de encontrarme sola. Le conté que Julián estaba fuera de la ciudad. Gabriel me confesó que él también había estado fantaseando con cogerme sin que Julián estuviera presente, aunque no quería que eso nos causara problemas. Le dije que yo hablaría después con mi esposo.
Comenzamos a relajarnos después de tomar un par de tragos. Nos desnudamos y subimos a la habitación cogidos de la mano. Pronto ya estábamos en la cama, acariciándonos y metiéndonos manos por todas partes. Luego de tragarme su verga entera y lamerle las bolas un buen rato, cogí una cajita de bombones de la mesita de noche y me metí tres o cuatro a la boca. Empecé a masticarlos y luego volví a succionar la tranca de Gabriel con desesperación. Mi saliva mezclada con los trozos de chocolate le lubricaba la pija de forma increíble, a la vez que estimulaban mi doble glotonería.

Podía sentir la pija de Gabriel más gorda que nunca, con las venas que parecían a punto de estallar. Seguramente que no podía retrasar más el momento de llenarme la boca con la leche que tenía acumulada en los huevos y luchaba por salir del pene. Estaba dispuesta a tragarme su lefa sin desperdiciar una gota, pero Gabriel pensó que merecía una recompensa mayor.

Me hizo cabalgar sobre su endurecida verga, todavía cubierta por mi saliva y los restos de chocolate de los bombones. Literalmente, me hizo saltar sobre su verga una y otra vez, penetrando por completo en mi coño chorreante y abriéndolo como nunca, cada vez más rápido, hasta llegar a una perfecta soldadura entre mi vagina y su pija. . Perdí la cuenta de cuántos orgasmos tuve mientras el jefe de mi marido me empalaba con furia. Al final, volví a correrme una vez más justo en el momento en que él eyaculaba copiosamente en mis lolas Fue de lo más estimulante.

Aquella noche, Gabriel y yo no paramos de coger. Cabalgué sobre su pija hasta el amanecer, le pedí que me destrozara el culo- ¡me encanta el sexo anal! ? y mamé su verga humeante hasta tragarme la última gota de semen que sus gordos testículos podían contener.
Cuando Julián regresó de viaje, lo primero que hice fue contarle acerca de la noche que acababa de pasar con su jefe. Aunque al principio se molestó un poco, finalmente terminó perdonándome con la condición que se lo contara todo. Al final terminó beneficiándose él, porque ambos nos pusimos muy calientes mientras le contaba cómo me había cogido su jefe y terminamos pegando un polvo tremendo..No se si a mi marido lo calienta saber que su jefe me cogio de vuelta o al verse vbenefiaciado en su trabajo no le importa , a mi me calienta un poc sentir que me entrega como si fuera un gato , me da morbo que que el sepa que se cogen a la madre de su hija . la verdad que tuve una semana bastante caliente . besos para todos

8 comentarios - mi marido me entrego de nuevo a su jefe

lisinio
super bueno tu relato sigue asilo pondre a favorito
chelocabito +1
Excelente relato como siempre,yo creo q a tu marido definitivamente lo calienta compartirte y verte cojer con otros y x eso lo hace y cuando lo haces a sus espaldas le molesta al principio pero lo calienta y vos cada vez mas perra!!!no tenia mas puntos sino te dejaba mas
Stooge
excelente +10 muy bien merecidos. saludos
MartinMillo22
Me pones la pija al palo, ojala algun dia me puedas hablar, te sigo esperando
KaskasF
Que puta divina .me encanto
fleca1000
sami la verdad es increible las historias por favor me haces recalentar una masa paraguaya divina la verdad tu marido una masa para compartirte