Semana de amantes (4/4) Así acabes 2 gotas, la quiero dentr

Primero quiero disculparme por la demora, la verdad me acordé de ustedes (y seguramente alguno se habrá acordado de mi madre, je!), pero entre unos problemas laborales, la falta de computadora (probé del celu, es imposible escribir más de un párrafo!), pero aquí les traigo la cuarta y última parte. Intensa, corta, y procuré que no fuera por cumplir y nada más, le dediqué tiempo y creo haber resumido con el mayor detalle mis sensaciones de lo vivido. Basta de palabrerío, con ustedes...

Te recomiendo leer las partes anteriores:
Semana de amantes (1) Esperaba estas mordidas hace años
Semana de amantes (2) Estoy mojada y me quema...
Semana de amantes (3) Mordeme el hombro y acabame adentro

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Ùltimas líneas del relato anterior...

- Quiero pija…
- Me chupa un huevo lo que vos quieras.
- LO NECESITO
- Te dije que me chupa un huevo, elegí si es literal me los chupas, sino te la bancás.
- No me gusta chupar hue… - le tiré el pelo, girando la cabeza, le mordí suavemente la boca para provocarla y le dije con voz segura:
- No pregunté, eso en primer lugar. Y segundo, te gusta chupar pija, lo sé, pero esta vez vas aprender a lamerme los huevos y el culo, a mí eso me excita, me hace gozar…

Así acabes 2 gotas, la quiero dentro

Mientras le agarraba el pelo ya sentía con mi movimiento calculado de cintura, cómo la cabeza de mi pija rozaba entre las piernas de ella, y procuraba acercarme a la concha. En esa posición había quedado bien expuesta, a demás el calor que emanaba era como una guía de hormonas, sudor y deseo que no necesitaba de palabras ni manos que ayudan a producir el acercamiento.
Sentí como empujando muy suavemente se abría para mí, se partía en dos esa concha que por lo mojada y caliente que sentía, imaginaba estaba roja y hasta con alguna gota cayendo hacia las sábanas, realmente era imposible contenerse mucho más el deseo: no era por que no fuera lindo hacerla desear, que se quejara, que siguiera pidiendo se la de hasta el fondo, el tema era si yo me podía contener mucho más.
Ya dura que latía, firme que dolía, mojada mi cabecita que seguramente ella podía diferenciar cuales flujos eran propios y cuáles los que yo producía, y ese roce por su vulva que iba de arriba hacia abajo sin penetrar producía un roce muy rico: sus labios se entreabrieron y me corrían el prepucio dejando al descubierta mi cabeza, eso dejaba expuesto mi glande al roce directo con sus labios internos y externos, que quedaban suaves y sedosos por su flujo en exceso, que con el calor producía tan agradable sensación de roce íntimo.

- Metemela, por favor, no aguanto más - me pidió, con una respiración que mostraba graves dificultades para mantener un ritmo normal, donde le empezaban a temblar los muslos y tenía movimientos bruscos de cintura que seguramente eran producidos por descargas eléctricas de placer entre sus piernas.
- ¡Te voy hacer 5 hijos si seguimos así! - le dije quizás exagerando un poco mi voz excitada, y sin esperar respuesta comencé a puntearla despacio, apenas apoyándola, que sintiera los piquitos que le daba mi cabeza mojada en sus labios, el suave toquecito y retirada.
- ¡Que sean 5 pares de mellizos, no me importa!… ¡BASTA! que me hacés poner mal, me hacés desesperarme de calentura y eso me pone mal - lastimosamente ya su voz, en un ruego - ¡me re excita tanto, pero la necesito dentro!

La agarré de las clavículas, le comí la boca y sin que se diera cuenta entre mi movimiento cuidado y su excitación, acomodé la pija y le entré a bombear en una penetración intensa, fuerte, violenta, realmente rítmica y profunda. Hasta diría que me dolían los oídos más que los huevos, que chocaban fuerte en cada arremetida, ella gritaba, acababa en un permanente orgasmo y me mojaba todo. Creo que hasta llegó a orinar un chorro de flujos, no me fijé en detalle, pero dejaba mi vida en cada penetración, mientras sentía sus contracciones constantes estrujandome mi pedazo, succionando con sus músculos vaginales la leche que estaba preparándose para entrar completamente en el útero, digamos que literalmente, en una estocada profunda que le hiciera sentir, una vez más, calor intenso y placer.

No me quería contener, quería explotar en leche adentro de ella, llenarla una vez más, tenía toda la intención de hacerlo sin bajar el ritmo, a riesgo de acalambrarme, pero persistía como en la persecusión policial del más buscado, y pagaba bien la recompensa, cuando ella empezó a convulsionar en un nuevo orgasmo: temblaba, ya no controlaba sus ojos que estaban girando como poseída, todo el cuello y pecho floreado en rojo, los pezones bien marcados y sobresaliendo de sus tetas blancas en color y forma de melón, su bajo vientre se contraía notoriamente en un temblor que bajó rítmico a las piernas y acabó sin poder gritar… respiraba ahogada, de placer, sonreía sin saberlo, lloraba.

Yo continué lo que quizás fué un minuto más, sentía como me hervía la leche, como me ardía la pija, como chocaban fuerte las pelvis, los huevos me dolían de contener tanta pasión líquida y al mismo tiempo en el golpe constante, y en eso acercándome a su pecho, mordiéndole el cuello y después una teta, en un par de penetraciones donde dejé mi respiración y salud mental a disposición de la pasión que compartíamos, ambos, acabamos juntos.

Ahogados, ella de nuevo, yo de intensidad agotadora, me dejé caer sobre su cuerpo: ambos calientes, sudados, nos ardía el contacto de lecho y bocas. Sentíamos ese hormigueo característico de excitación y falta de circulación sanguínea en las manos y piernas, el corazón no sabía si latir, enamorarse, salirse del pecho o ponerse a descansar. Las respiraciones discontinuas, el minuto de silencio, las bocas que se rozaban sin podernos besar, no articulábamos bien el cuerpo, evidentemente las hormonas hacían de la suyas en este orgasmo.


- ¿Seguís pensando en el cornudo de tu novio, a mil kilómetros de acá, que piensa que estás paseando tranquilamente por Córdoba? - la interrumpí para sacarla del shock que teníamos, ya uno al lado del otro, dedos entrelazados y mirando el techo.
- Vivo el momento, lo vivo con vos, te siento y nada me importa si es tan lindo que estemos juntos, mientras dure dura, mientras estemos disfrutándonos. El sexo es de a dos… bueno, tres, cuatro, pero ¿se entiende? Y hoy, estoy con vos.
Se subió ahora ella encima mío y me beso tiernamente, con su mano en mi mentón, todavía un poco afectados por las sensaciones, pero me había cerrado el orto ante mi pregunta que quería incomodarla, y la verdad, que tenía razón.
- Mientras dure dura, a este ritmo, no se cuánto más voy a aguantar.
- Te voy a coger mientras te dure dura. Y si ya no se te para, te voy hacer que me chupes mucho las tetas y la concha, me metas los dedos, lo que sea, pero con vos - enfatizó, y continuó - Seguramente vas aguantar más días, el tiempo suficiente para volver a cogerme “al otro”, a la pija de siempre, somos animales de costumbre. Con amor quizás, pero eso no importa… - empezó a mover su cintura sensualmente, rozándome - Hoy estoy con vos, te dije, y así me acabes dos gotitas, las quiero adentro.

* FIN *



¿Cómo continuamos esa semana de amantes?
La verdad que la pasamos muy bien, no innovamos mucho más en juguetería, sí en rítmos, poses, intensdades, besos en otras partes de la anatomía, pero con la misma pasión descripta. Prometimos, en un beso con mordida de despedida, vernos de nuevo, pronto… y en estas semanas que demoré por falta de computadora (y del celular lo intenté, pero es imposible!) parece que hay interés que sea veloz la recuperación de estas noches de orgasmos, besos y mucha pasión sin amor, pero intensidad y mordiscos en las tetas hermosas que tiene, y mi boca ya las está extrañando.

Regalito, creo que lo merecen, una foto de su cola:

Semana de amantes (4/4) Así acabes 2 gotas, la quiero dentr

No pindan datos, no me dejó, pero seguramente andará leyendo si dejan comentarios.

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