La monotona vida de mi exmujer

Nos despedimos en la puerta de casa. Después de años de felicidad aquel era una separación cantadas. Fina y yo nos conocimos jóvenes, nos casamos jóvenes, no tuvimos hijos y los años, la convivencia y la seguridad por mi parte de que podía encontrar algo mejor, nos llevaba a esta separación. Yo veia a Fina jodida, pero en el fondo se veía venir, era cuestión de tiempo. Lo sentía por ella, tan mojigata iba a tardar en recomponer su vida, pero el tiempo lo cura todo.

– Bueno Paco – dijo Fina – me alegro tanto que quedemos como amigos, siento mucho perderte, pero desde luego prefiero perderte como marido que como amigo y alguien importante en mi vida.

– Lo mismo pienso yo – le dije seguro a Fina.

– Solo una cosa – me interrumpió Fina – ya que cada uno se queda con sus cosas, devuelveme mi móvil y yo te doy el tuyo. Así en el fondo me quedo con algo tuyo – y me guiño el ojo.

Era cierto a mi gustan mucho las maquinitas y cuando Fina cambio de compañía de teléfonos la compañía le había regalado el ultimo iphone y en un acto muy típico de las parejas, me lo había cedido a mi y ella había pasado a usar mi viejo modelo anterior. En ese momento me dio un poco de pena devolverselo, pero bueno, ¿que era un iphone en comparación con lo que me esperaba de aquí adelante?. Fina era mona, solo eso, no destacaba, Fina era un rollo en la cama, Fina no tenia conversación, Fina no era muy lista. Fina no estaba nada mal, pero yo me merezco más, mucho más.

Me despedí de ella y me encamine a mi nueva casa.

Durante las primera semanas me dedique a salir con mis amigote solteros y cuarentones, todos aquellos que me daban envidia hacia meses ahora me tenian en sus filas. Las risas eran continuas y las borracheras no paraban. Entre borrachera y borrachera me puse en contacto con aquellas chicas durante años claramente me habían querido llevar a su cama. Maria Jose, aquella que insistía en que cenásemos. Yolanda aquella ex compañera de trabajo que me decía que la llamase y nos viésemos más, Ana la amiga de Fina que nunca me quitaba los ojos de encima, Catia la recepcionista de mi empresa que siempre se quedaba conmigo la ultima tomando cervezas. Por alguna razón que no acabo de entender ni Maria Jose, ni Yolanda ni Ana ni Catia querían nada más que cenar, vernos, tomar una cerveza o saber que estaba bien, de follar ni puñetera idea.

Al principio no echaba de menos a Fina, ¿como lo iba a hacer si me lo estaba pasando de puta madre? según pasaban los meses y como suele ocurrir en estas ocasiones, una vez pasado el high de ser libre empece a no dejar de pensar en Fina. Realmente seguia enamorado de ella y me habia precipitado dejandola. Añoraba su sonrisa, añoraba su estilo de vestir, añoraba sus gemiditos cuando se corria, añoraba sus comentarios a la hora de la cena, añoraba sus razonamientos, añoraba mi iphone. Tal y como hablamos, no teníamos contacto para poder hacer las cosas más fáciles, ella seguia en su/nuestra casa que nos había comprado sus padres al casarnos, un majo chalet a la salida de Valladolid y yo en el piso de soltero que me compró mi padre antes de casarme con Fina. El único contacto que con Fina mantenía era que al cambiar nuestros móviles no había quitado el sistema de compartir fotos y videos en icloud. Y las fotos que iba haciendo y a través de esas fotos que aparecían en mi móvil y yo iba viendo que iba haciendo de su vida. Vi que se había ido a Galicia con sus amigas, vi también que se habia cortado el pelo, vi también que se había ido a skiar y un día vi un video en la que alguien grababa a Fina mientras se masturbaba, su cara era de placer, estaba abierta de piernas apoyada en nuestro cabecero frotandose el coño con dureza con una mano y con la otra hacia gestos al cámara que dejase de grabar.

– Apaga bobo y ven – se lo oyó decir en el video.

El cámara no dejo el juguete hasta que Fina se retorcía de placer en medio de un orgasmo, el teléfono apunto al suelo y la grabación acabo.

– La madre que me parió, la hija de puta esta se estaba tirando a alguien. Ella tan tranquila, tan conservadora, tan destrozada y en realidad tan puta. Se esta follando a otro, se esta follando a otro, se esta follando a otro y no tengo que saber quien es.

Durante semanas mire mi móvil una y otra vez pero ninguna de las fotos o vídeos que se cargaban no daban ninguna pista. Pensé en llamarla, pero no era una buena idea. Pensé en ir a verla, pero la idea era peor. Pensé en ponerle un detective, pero dios sabia que costaba eso.

La luz se me encendió un día que en mi oficina salto la alarma antiincendios. Mientras desalojabamos la oficina me acorde de la alarma que pusimos en casa, en mi ex-casa, aquella alarma grababa por movimiento cuando la conectabas o por movimiento todo el día. Cuando volvi a la oficina busque las claves de la alarma y entre en la aplicación de la alarma. Allí solo habla un par de vídeos de dos ocasiones en los que mi ex-suegra habia entrado en casa y se habia olvidado quitar la alarma, pero nada de nada en el fondo. CAmbié la configuración de manera que grababa todas las habitaciones en las que hubiese movimiento, estuviese conectada o no. Iba a ser un coñazo pues aunque Fina vivía sola, o esa creía, iban a haber muchos videos y o los iba a borrando o el disco duro se llenaría en nada.

Los primeros días los videos no traian nada, pero el el domingo estando en casa después de comer con mis padres me metí desde casa en la aplicación. Iba abriendo uno y otro video y borrandolos según veia que nada pasaba. Fina entraba en el baño, fina dalia de casa, Fina volvía, Fina cocinaba, Fina se echaba a echar una siesta, Fina hablaba por teléfono, Fina duchandose, Fina saliendo de casa y yo borrandolo todo hasta que Fina entro en el video en casa, el reloj del video marcaba que se había grabado. Fina entraba con su amiga Ana, Fina vestía con el mismo vestido de noche que cuando salió de casa pero con pinta de haber bebido unas cuantas. En el hall de entrada Fina y Ana empezaron a besarse, yo no daba credito, estaba sencillamente en shock. No me podía imagina que quien había grabado a mi mujer era otra mujer. Aquello se ponía bien. Ana y Fina subieron a la habitación entre besos, mordiscos, manos y gemidos se despelotarón quitandose su ropa. Allí estaba viendo yo tanto a mi Fina como a la que creia mi Ana desnudas chupandose los pechos, y pasandose las manos por sus sexos. Puse los altavaces del portatil a tope y mi libido subio al maximo cuando oia gemir a mi exmujer y a su amiga Ana. Ana estaba abierta de piernas en nuestra cama mientras mi Fina de rodillas y con el culo en pompa le comia el coño a su amiga, yo estaba a tope, me masturbaba con placer mi polla vibraba entre mi mano mientras mi mujer le comia el coño a esa guarra que se retorcia en nuestra cama. Mi mano se paró en seco cuando vi en la pantalla de mi ordenador como tío negro de más de dos metros entro en el encuadre de la pantalla como salido de la nada, cogio su inmensa polla y de un solo golpe, se la endiño en el coño de mi mujer. Me quede con la boca abierta, la mano se paró y no daba crédito a lo que veía. El negro cogió a mi mujer por la cadera y aceleró el bombeo. Cada poco tiempo mi mujer separaba la cabeza del coño de su amiga y gemia con placer. Yo no daba crédito, mi polla estaba que estallaba, volví a masturbarme con saña, mi mujer gemia y gemía, el negro resoplaba y bombeaba, Ana gritaba, Fina chupaba, Ana se retorcia, Ana suplicaba que no olvidase su coño y que siguiese chupando. Yo me corría, el negro también se corría, Ana se corría y mi mujer pedía más. El video continuaba y continuaba en realidad visto lo visto ya no tenia importancia, tanto Ana como Fina se besaban tiernamente mientras el negro se recuperaba y desaparecía de la habitación.

Seguí observando las grabaciones de mi ex-casa. Nunca pasaba nada durante la semana, pero cada vez que llegaba el fin de semana mi casa se convertía en una orgia continua, pocos eran los sábado en los que Fina llegaba solo con un acompañante. Durante los siguientes meses cada sábado era un espectáculo para mis ojos. Deje de salir con mis amigos para poder cada poco tiempo revisar los videos que se iban grabando de mi mujer, Mientras yo me mataba a pajas mi mujer era poseída por amigas, amigos, deconocidos. Jamas imagine que veria a mi mujer atada a una cama, o penetrada a la vez por dos personas, o siendo salvajemente sodomizada mientras se comía la polla o el coño de otra persona. Era evidente que la vida social de mi Fina había pasado de las aburridas cenas con nuestros amigos de toda la vida a noches de vino y rosas con la guinda de una sesión de sexo desenfrenado cada vez que volvía a casa. Mi vida se limitaba a masturbarme viendola disfrutar.

Los celos me carcomían, cada sábado que llegaba mi dolor era mayor, lo mismo que mi excitación, no podia esperar el momento de ver como mi mujer gozaba como nunca lo había hecho conmigo.

Un sábado por la tarde casualmente me encontré con ella, hacia un año de nuestra separación. No habíamos vuelto a vernos desde entonces. Nos saludamos, los dos estábamos muy cortados. La invite a un cafe, el café duro un par de horas, la invite a cenar, la cena fue muy amena. Caímos en un restaurante de esos de luz tenue y hablamos y hablamos.

– Pues Paco la vida esta siendo muy monótona sin ti – me dijo.

– La mía no creo que sea mejor – le dije yo sin saber que pensar.

– Te echo mucho de menos, pero creo que hicimos lo mejor – suspiro Fina.

– No se, Fina, la distancia a lo mejor esta poniendo las cosas en su sitio, piensa en ello – Le dije deseoso que lo hiciese.

Acabamos de cenar y acabamos tomandonos unas copas, hacia años que no lo haciamos y lo cierto es que nos bebimos en Nilo. Pasamos toda la noche, riendo, dandonos besitos, tocandonos las manos, mirandonos a los ojos y acalorados. Yo pensé que esa noche me la follaría, pero cuando la acompañe a nuestra casa y esperando entrar en ella Fina me paro poniendo la mano en mi pecho y me dijo:

– Paco, me encantaría que pasases la noche conmigo, pero no creo que sea una buena idea, es algo precipitado.

No me lo podía creer, la hija de la gran puta se había follado a media Valladolid y ahora me decía que no era buena idea. No proteste demasiado, evidentemente la tenia a punto de caramelo, podia esperar.

Llegue a casa apurado, mi polla vibraba y necesitaba macharmela, con un poco de suerte la pillaría cambiandose. Llegue a casa en media hora, encendí el PC, conecte la aplicación y me quede a cuadros cuando en la pantalla vi a Fina a cuatro patas, un tio que me sonaba de pie a los pies de nuestra cama estaba agarrando de las caderas y la hacia gritar con sus movimientos de cadera. La hija de puta era sodomizada por un compañero de su trabajo. Conocía al cabrón, había cenado en casa con su mujer y ahora se estaba follando a la mía que media hora antes me había rechazado. La ncohe fue muy larga, Fina ahuyaba mientras su amante de esa noche de rodillas detras de ella la agarraba por los hombros y la hacia atraía hacia él. Fina irradiaba sexualidad y su compañero de trabajo se aprovechaba de ello reventandole el culo a su gusto. Nos corrimos los tres a la vez. Fina, su amante y yo.

Era muy interesante ver lo que pasaba despues de los polvos e Fina. A veces se tomaba una copa en el salon con su o sus amantes, otras veces los despedia. A veces copa, mamada y a casa. A veces copa, polvo en mi sofa y a casa. A veces copa y 69. Siempre habia algo. Los que siempre se repetia era mi Fina metiendose un pollon negro de latex en su culo una vez ya sola y antes de irse a dormir. Nunca me la imagine así. Ni cuando de novios me hacia apagar la luz para hacer el amor, o cuando en nuestra noche de bodas se quiso quitar el vestido sola en el baño. Jamas me hubiese podido creer que iba a ver a mi mujer por un agujerito meterse un pollon de esos y encima por el culo.

Pasaron los meses, Fina cada día iba un paso más atrás, no era raro ver como le ponían pinzas en los pezones, como la ataban a la cama, o eran dos lo que pasaban por su cama.

Seis meses después en la boda de un amigo nos volvimos a encontrar. Evidentemente no nos sentaron juntos, pero ya en las primeras copas ambos nos dedicamos el 100% de nuestro tiempo. Las copas caían y caían, la historia se repitió, de la boda fuimos a un bar, del bar fuimos a otro y cuando no podíamos con nuestro alma la volví a acompañar a su casa. De nuevo solo tenia en mi mente gozar de mi mujer, hacerla disfrutar como la habían hecho disfrutar toda la gente que durante meses habian jodido a mi mujer. De nuevo Fina puso la mano en mi pecho en la entrada de su/nuestra casa.

– Paco, que no. No, sería una buena idea – me dijo.

– ¿Como que no? – le dije

– No, Paco, no puede ser – me dijo.

– Me apetece pasar la noche contigo.

– Paco, sería un error además gozo contigo más ahora que cuando me follabas.

– ¿Perdona?

– No hay color Paco, no hay color. Me corro mucho más a fondo cuando se que me miras que cuando folló en casa de alguien. ¿Por que te crees que suelo jugar en casa?. Sabiendome observada te siento conmigo, y eso me llega. Disfruto más contigo ahora que nunca. Y te tengo que dejar que en un rato van a venir a casa unos amigos. Si te das prisa aun llegas a casa a tiempo. Prometeme que te la machacas pensando en mi.

10 comentarios - La monotona vida de mi exmujer

Pervberto +1
¡Cuántas veces el tesoro está a mano! Solamente hay que saber mirar.
Tiroloco63
Si lo tienes, cuidalo, no lo dejes escapar... Siempre se lo digo a una Amiga... Excelente felicitaciones
0Punk-Lactal0
Excelente relato! Me gusto. Gracias por compartir.