La flor artificial

Capitulo 2: Madama amor


No recuerdo porque en aquel entonces no me importó o no hice hincapié en el porque nunca la encontraba de mañana, sera por mi devoción adolescente por verla, ya eso servia para saciar toda sazón de preguntas. Ella tenia una manera peculiar siempre de decir las cosas incluso su ironía llegaba a un limite del cual muchas veces quedaba excluido ante ese gran talento que tenia.
Eran increíbles aquellos tiempos... Mi fantasía era ella, me escapaba casi corriendo hasta la florería para encontrarla a la tarde y que nuestros deseos se enciendan como la mecha con la combustión. Mientras lo hacíamos ella me enseñaba del mundo de la floricultura, en especial su agrado a las flores de Bach y su deseo casi imposible de hacerlo conmigo acostada sobre cientos, miles de ella. Ironizaba y hasta había veces que era muy lacerante y sin insultar, siempre ejemplificaba con las distintas características de las flores. "A esa mujer ni tratarse con Scleranthus le serviría", (refiriéndose a una molesta vecina por sus continuos cambios de humor).
o "hoy es uno de esos días que quiero Crab Apple, a ver si ello me ayuda..." (por sentirse decaída o infeliz). No llegábamos en muchas veces a su hogar, al buscarla en la florería, cerrando la puerta de la pequeña garita permanecía parado mientras ella me practicaba sexo oral y luego yo a ella, dejando así, muchas veces la tienda sin que nadie controle la mercadería expuesta. pero no importaba mas que nuestro deseo. A veces llegaban una que otra clienta a su llamado en pleno acto sexual mientras yo manoseaba con mi lengua todo su clítoris. Respondía de forma seca y pausada a su clientela mientras acababa y se mojaba entera...
Era una experta, me enseñaba y sorprendía arduamente en el deseo mas utópico, aun así ella me los realizaba.
Me encontraba en su casa cuando tímidamente le mencione que era mi cumpleaños. Había tenido una pésima mañana donde no había superado una entrevista laboral con buen éxito.
Ella se sorprendió por mi nuevo año de vida y me dijo que esperara en el comedor. Al rato llegó con una valija. Al abrirla me encontré con decena que juguetes, instrumentos y ropa destinada a lo sexual con una orientación sado. Me dijo que se entregaba a mi, que yo debía desnudarla y vestirla con lo que quisiese de ahí y que por ultimo sería por ese día su sumisa. Estaría en sumisión completa para conmigo en todo lo que quedara de ese día.
Dejo librada a su imaginación la lujuria vivida ese día el cual ella desde su roll me invitaba a que pruebe diferentes actos sexuales, desde haberla atado a la cama y violarla con un trapo en su boca para acallar sus gritos, a una vela derretirse en su pecho para festejar mi nuevo año.
estalle en éxtasis ese día y me obligó, probándome, incluso a mear en su boca. Mi mano entera dentro de su vagina me proporcionó por un instante una profunda sensación de dominación cuyo acto jamas volví a sentir. Estaba tan lleno de semen que mis testículos cargados, que golpeaban sobre el inferior de su vagina y lastimándome, continuaba aun así penetrando. Mientras estiraba sus pezones con mis dientes pensé que no tenia protección y que mi leche TODA caería y se derramaría sobre su interior. En definitiva, podría embarazarla. Pensé tanto que un solo alarido de ella sacando su lengua y pasándosela sobre sus labios me hizo estrujar orgasmicamente y acabe de forma inmediata inundando llenando su concha con el blanco jugo de mi esperma.
Había acabado dentro de ella.

Todo me dio vueltas en mi cabeza el día que ya con mucha confianza y esperando en su hogar el regreso de ella al timbre del portero, unas notas recortadas de un periódico sobre la trata y el trabajo sexual.

Comencé a pensar en porque nunca la encontraba de mañana y con su rostro frió y sombrío jamas me hablaba de ello. porque su deseo desvergonzado y su gran conocimiento sexual. junto con esa maleta cargada de juegos sexuales y su tattoo de dos alianzas rotas con un claro parecido ambas de vaginas en una de sus nalgas.

Me carcomía la cabeza saber lo que presentía pero a la vez que me deje y eso seria terrible y el peor dolor de mi vida hasta en aquel entonces. que hacer...

Volvía el sol y nos encontraba siempre a ambos haciendo realidad lo que para mi era un imposible. lo que le pedía me lo saciaba. en un ascensor, en una cámara de Internet con cuantos extraños quisiesen ver, en la vía publica en el descuido de los transeúntes, en lugares abandonados o alejado de toda mirada humana.
Una vez decaído y con baja autoestima, ella después de notarlo me invito a probar "que tan buen macho era", no comprendía pero me desnudo y me hizo acostar boca abajo atado en todos mis miembros. luego se metió ella totalmente desnuda debajo mio dándome la espalda, diciéndome: quiero que atado me penetres y acabes en mi, muéstrame como mi hombre puede acabarme dentro aun atado. luego de penetrarla con un ajuste de cuerdas en mis manos el cual no era tan ajustado termine llenándola y sintiendo gracias a ella, todo lo que podía hacer aun estado de esa forma.
Me encantaba luego de hacerle la cola abrir su ano y ver como desde su agujero salia la secreción de todo el jugo que le había echado. Incluso un día me anime a lamerselo ya que me lo había pedido. la acostaba boca arriba dejando caer su cabeza de la cama, me subía en cuatro y la penetraba fuerte con la boca muchas veces dejando una gran dolor muscular en su mandíbula.

Paso el tiempo, y me decidí.

Estaba acostado mirando la televisión en un canal cualquiera mientras ella sentada arriba de mi pija y dándome la espalda se la había metido en su cola meneandola y deslizando la pija como si me hiciera la paja con su mano.

De pronto se me escapa la pregunta y como un juego empiezo a indagar en ese momento fortuito y le pregunto si en su juventud se había prostituido. Se freno y quedo quita por un rato aun de espalda, yo se la acaricie y me indico aquel tattoo el cual no comprendí. me replico que fue servidora, (el otro representaba a su mejor amiga que había pasado por lo mismo y que no volvió a ver) donde tuvo un dueño que la inicio, pagó y le hizo lo que quiso.

Le pregunte que arraigo habría sido su vida. cuanto dolor. A lo que me responde que ahora conmigo lo estaba reconstruyendo y que en mi encontró la razón para vivir.

Con su elogio y mi amor juvenil estalle en felicidad y le respondí que era demasiado para mi, el cual me respondió con una leve sonrisa en su rostro poco jovial: No me refiero únicamente a ti, sino a nuestra otra mitad de amor que crece en mi...

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