Mi historia con un colectivero.

Una tarde (casi noche) de verano, estaba esperando el colectivo para volver a mi casa; estaba demasiado caliente y hacía tiempo que no cogía.
Me voy a la terminal del bondi para viajar sentado, y espero en la fila. No había mas de cuatro personas delante de mi.
En eso, llegan dos colectivos juntos. Del primero baja el chofer, un cincuentón gordo, pelado y con pinta de muchos kilómetros en el gremio, pero, del coche de atrás, baja un flaco joven, de mas o menos treinta y pico de años, 1.75 m, delgado, pero con los músculos bien marcados, pelo oscuro, ojos verde claro, tez blanca.
Apenas bajó, me dejó tenso el verlo, me había gustado. Veía esos bíceps pareciendo que iban a explotar la manga de la camisa, al igual que el pecho, que dejaba entrever los pezones a través de la tela. Me gustó, me gustó mal. Dije para mi: "...a este lo espero cueste lo que cueste".
Sale el primer coche, suben las cuatro personas delante de mi, y otras tantas que se habían agregado a la cola; yo quedo en primer lugar, y quedo esperando hasta que sale el coche del flaco en cuestión.
Me siento en el primer asiento derecho, del lado de la ventanilla, rogando que no subiese ninguna embarazada, persona con chico o discapacitado, que me forzase el tener que cederlo.
Arranca el colectivo, y comienzo a contemplar al flaco en su conjunto. La boca se me estaba poniendo seca, y la pija se me empezaba a poner gomosa y a humedecerse. Era una maravilla, estaba muy excitado; lo miraba manejar y me excitaba mucho mas. Tenía unas botitas Reebok de cuero que, cuando pisaban el acelerador y el freno, hacían que el corazón me latiese mas fuerte. Esa sensación era mayor, porque tenía medio flojos los dos velcros de la caña y le daba un toque mas excitante a la situación, sumado a que el jean, se le estaba poniendo por sobre la zapa.
De repente, un auto hace una mala maniobra, que lo obliga a frenar de golpe (el flaco manejaba muy bien) con lo que putea, y se da vuelta y me mira con cara de "-qué pedazo de pelotudo" (por el del auto), con lo que yo, asiento y le empiezo a dar charla. El flaco era muy educado y hablaba muy bien.
Empezamos a hablar de todo un poco, en tanto que yo, iba notando que algo tenía, es decir, que cabía la posibilidad de que fuese gay. Es muy común que un colectivero, vaya mirando las minas que se le cruzan por la calle, o suben al colectivo; este no. Me llama la atención, que se para una bici a la par en un semáforo, y veo que al flaco se le pierde la vista mirando al ciclista, además, cada macho que subía, lo miraba por el espejo con mucho disimulo; no así con las mujeres.
Ante esas señales, me digo "y si, me tiro a la pileta, total...."
Empiezo preguntándole por las zapas,
"-¿flaco, esas zapas, no te molestan para manejar?" a lo que me responde:
"-no, para nada, son comodísimas-"; entonces le digo
" la verdad es que te quedan espectaculares, te hacen mucha facha, mas de la que tenés naturalmente".
El chabón, gira la cabeza y me mira; yo dije: "cagaste Facundo, ahora te emboca". Pero no, el flaco, me devuelve diciéndome un "gracias, vos también sos fachero". Listo, ya estábamos en sintonía.
Seguimos conversando hasta que llegamos a la otra terminal (ya me había pasado de mi casa por mucho) y me dice "Mirá, no puedo entrar con gente ajena a la empresa, esperame en la parada y seguimos viaje; ¿te vá?". Si, obvio, dije.
Lo espero y retomamos viaje hasta la otra terminal (la que una hora y media antes lo había tomado). Al volver a arrancar, me dice que es su última vuelta y que podríamos seguir charlando en otro lado. Ok, dale, le dije.
Llegamos nuevamente a la otra terminal, entrega el colectivo y se vueve a mi, diciéndome si íbamos a tomar algo; cosa que yo asiento. El estaba con su auto en la cochera de la línea y me subo; vamos a un bar lindo a tomar algo y seguimos la conversación; pero había bastante ruido por la música fuerte.
Ya casi promediando la velada, estaba muy caliente y le digo si podemos ir a algún lugar mas tranquilo, y me dice que si. La hacemos corta, nos fuimos a un telo.
Allí, empezamos a besarnos, acariciarnos, los dos estábamos muy calientes. Le empiezo a sacar la camisa, contemplando los bíceps y los pectorales marcaditos; los pezones eran mas grandes que una moneda de dos pesos. Empezamos el juego erótico, hasta que, besándome desde el cuello hasta el ombligo, se mete mi pija en la boca. La manera en que la chupaba, me hacía sentir un éxtasis total, no podía aguantar mas el placer que me daba, era indescriptible con palabras.
De repente, siento que me voy y le aviso; pero no le importó, esperó a que se le viniera toda la leche a la boca, escapándose por las comisuras de la boca. Se empezó a refregar mi pija por la cara y no paraba de chuparla a cada momento.
Cuando su parte del juego terminó, nos seguimos besando y acariciando. Él no tenía buena erección, es más, lo tenía bastante chico. Estuve esperando un rato, hasta yo tenerla mas parada y poder penetrarlo, cosa que sucedió casi unos cuarenta minutos después, y tuvimos un sexo anal de varios minutos.
Creo que Sebastián, (así es el nombre del flaco), fue una de mis mejores experiencias sexuales, por varias razones. Una, el flaco es hermoso, dos, la forma en que lo conocí y por último, la calidad de su sexo.

2 comentarios - Mi historia con un colectivero.

morochorent +1
Que bueno me gusto, hay lindo choferes ahora yo no sé si se la comen o no pero si se que yo le doy, me gusta cojer machos.