Deseo de hijo, deseo de madre: El diario (Parte 8)

Eva y su hijo están en la misma sintonía, ambos fantasean, se desean, solo falta quien dé el primer paso.....




Por fin llegó el lunes. Se quedaría sola y podría leer. Estaba ansiosa por hacerlo. En cuando ellos se fueron fue corriendo a la cama de Pedro, cogiendo su querido diario. Fue directamente al final.



"Hoy domingo no he salido. Me he quedo en casa a estudiar. Y para poder admirarla.



Creí que con el tiempo mi deseo hacia ella disminuiría, pero no hace más que aumentar. Día a día. Y la forma en que me mira últimamente me está volviendo loco. No dejo de decirme que ella me desea."

Eva se estremeció. Él se estaba dando cuenta. ¿Y si...? No. Desterró la idea de la cabeza. Era una locura. Todo esto no eran más que fantasías. No podían hacerse realidad.



"Mi padre estuvo casi toda la mañana arreglando un armario. Y yo estaba con ella en el salón. Cada vez que la miraba, ella me estaba mirando.



Me empecé a excitar.



-¿Por qué me miras tanto? - me pregunta.

-¿Y tú a mí?

-Yo...mamá...

-Venga. Dímelo de una vez. ¿Me deseas?

-Sí. Con toda mi alma.

-Ummm, y yo a ti.

-Pero... eres mi madre.

-Y tú mi hijo. Sólo hay dos cosas que puedes hacer.

-¿Qué cosas?

-La primera, dejar de mirarme. De desearme. Olvidar todo esto para siempre.

-¿Y la segunda?

-La segunda... venir aquí, desnudarme y follarme bien follada.

-¿Tú que deseas?

-Lo que yo deseo es que mi tesoro me clave su polla en el coño de una maldita vez.



En ese momento llegó mi padre buscando un destornillador. Aproveché para levantarme y me fui a mi cuarto. En menos de dos minutos me estaba corriendo. En mi cabeza me la estaba follado en el sofá."

-Lo sabía. Sabía que se había ido a masturbarse- susurró Eva al borde del orgasmo.



"Al medio día fuimos a comer fuera. Me senté frente a ella.



Moví mi pie. Choqué con el de ella y los dos los retiramos. Seguí comiendo, pero mi mente pensaba otras cosas.



Pensaba que ella no retiraba el pie. Que me miraba y sonreía. Yo me quitaba el zapato y le acariciaba el pié con mis dedos. Ella comía, me miraba y no dejaba de sonreírme.



Lentamente, subía mi pie a lo largo de su pierna, hasta llegar a sus rodillas. Las tenía juntas. Pero las abrió. Me estaba invitando a seguir.



La piel de sus muslos era cálida y suave. Cuando mis dedos llegaron a sus bragas las encontré mojadas. Con la yema del dedo gordo recorrí la raja de su coñito.



Vi como entornaba los ojos, como apretaba los dedos de las manos. Me miraba y se mordía el labio inferior.



De repente, cerró las piernas, atrapando mi pie entre ellas. Noté como temblaba, como tenías espasmos. Sus nudillos estaban blancos. Mi deseada madre se estaba corriendo, Y mi padre a la suyo, engullendo su filete."

Eva se corrió. Eso era exactamente lo que ella había imaginado. Los dos habían tenido la misma fantasía.



"Seguimos comiendo. Siguieron las miradas, las sonrisas. Pero ahora su mirada estaba llena de lujuria.



Después de comer volvimos a casa. Mi padre se fue a hacer la siesta. Ella se acercó a mí, llevó su mano a mi polla y me besó, metiendo su lengua en mi boca.



-Eres un depravado. Mira que hacerle una paja a tu madre en el restaurante.



Me bajó la cremallera y me sacó la polla.



-Ummm, creo que mami te debe una.



Lentamente, mirándome a los ojos y relamiéndose los labios, se arrodilló a mis pies. Me lamió la polla, me la besó. Se la pasó por la cara. Todo sin usar las manos. Sólo su boca.



Y me hizo la mejor mamada de mi vida. Sin ninguna prisa. Sin tocarme con sus manos. Solo su lengua, sus labios. Sus ojos clavados en los míos mientras movía su cabeza delante y atrás.



Sólo se la sacó de la boca una vez. Para decirme.



-Dale a mami toda tu leche. No tomé postre en el almuerzo.



Y siguió con la soberbia mamada. Hasta que me hizo estallar. Mi polla empezó a temblar y me corrí intensamente dentro de su boca. Ella tragaba mi corrida, cada chorro. Yo oía como lo hacía.



Terminé de correrme. Mis piernas estaban flojas de tan intenso placer. Y ella seguía con mi polla en su boca. Se la sacó y la lamió entera.



-Ummm, ha sido el mejor postre. Leche caliente,



Se levantó y me besó. Su boca sabía salada."

Después de leer lo que Pedro había escrito sobre el domingo, buscó las entradas anteriores. Comprobó con tristeza que era la última que le quedaba por leer. Ya había leído todas las anteriores y posteriores.

Se dijo que no importaba. Que nunca se cansaría de releer aquel maravilloso diario.

Sólo esperaba que esa noche él escribiera algo nuevo. Algo que ella leería al día siguiente.





Continuará....

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