La cola me la dió a la mañana, antes de irse.

Cómo soy un tipo con algo de suerte me casé con una mina a la que le encanta mamarme la verga, ella es una mujer muy bella y sensual, con una cara muy bonita, sobre todo los ojos y las cejas, cuerpo joven y con formas delgadas, es muy blanca, casi nunca toma sol, sobre sus tetas diré que son grandes, caen en gota sobre el pecho y tienen pezones puntiagudos y oscuros, casi negros, desde siempre para su intimidad le gustan la ropa interior sexy, los perfumes y tener arreglado el pelo, va muy seguido a la peluquería, ese día, cómo yo pago las cuentas, se viste bien perra, inventa un personaje y me entrega la cola sonriente y sin vueltas; a los dos nos encanta coger, nuestras rutinas nos permiten largas horas de tiempo ocioso, sobre todo no muy tarde en la noche. Los días de la semana ella por lo general a las nueve de la noche ya cocinó, comimos, y yo trabajé en la oficina o en la computadora, una habitación del departamento la dedicamos a una especie de escritorio, ella aun no se recibe de una carrera que no le deparara grandes sumas de dinero y usufructúa el lugar para leer, tiene a mano un escritorio una estufa muy común y una alfombra, ahora estoy escribiendo en la pc de la casa en ese mismo lugar, nos casamos hace tres años, estamos experimentando el sexo, para eso vemos videos de porno casero en internet, lo que me excita más a mí que a ella, pero no pasamos de eso, a veces leemos relatos eróticos. Como me gusta escribir le dije que iba a escribir esto, me dijo que cuando lo termine lo leía, ella es muy sensual, se calienta y se emputece mucho en la cama y siempre que puede aprovecha para excitarme. Hoy que no salimos ni al super anduvo todo el día en calzón, medias y remera. Una bombachita blanca, de algodón creo -se le hacen unas motitas grises y está cocida con unos hilitos brillantes-, no es ropa interior nueva, ya se le acomodó muy bien al culo,la remera que lleva puesta es corta y del mismo color. Escucho que se acomoda en el sillón del living y dice -Amor me pongo a jugar al buscaminas en la notebook un rato después te ponés cómodo y te la chupo, hoy trabajaste muy disciplinadamente querido, te mereces tu premio y yo quiero mi lechita en la boca o no sé, veremos... Le hablo más bajo de lo que habló ella - Ok., yo sigo escribiendo esto un rato. A los dos minutos me llega un mensaje al bb, una foto, es ella entangada, mostrando la colita de costado, el texto dice: O no sé, me parece que la tengo calentita mirá... y escribí. TQchuparM. Estamos empezando un fin de semana muy colgado, el anterior viajamos a las sierras, alquilamos unas cabañas. Yo desde hace dos horas boludeo con las fotos que sacamos. Se hizo una relajante costumbre que mi esposa me chupe la pija durante horas mientras miramos o escuchamos tele. Rutinas extrañas del sexo, lo aceptamos, nos gusta... casi siempre terminamos cogiendo, y casi siempre en la cama, desnudos, pero cuando me la chupa por tanto tiempo a ella le gusta hacerme acabar, no lo traga pero lo quiere en la boca, y yo le doy todo el semen que pueda exprimir de mi verga. Estas largas chupadas me dan tiempo para imaginar fantasías sexuales de todo tipo, le prometí escribirle una.

...sabía que iba a escribir sobre esta ex-compañera de laburo que, casualmente, iba a la escuela con mi hermano menor, ahora estaba recién salida del secundario, yo me la fumé varios años en casa, era simpática, muchas veces venía con el uniforme cómo el pendejo se cambió de escuela dejé de verla mucho tiempo, este era su primer trabajo, yo con pocos años más la guié en sus primeros días en la empresa, aprendió rápido, luego la veía en reuniones de grupo o seminarios, también en un bar que frecuentábamos muchos de la oficina. Nos saludábamos tranqui, habíamos perdido la confianza de los primeros encuentros y teníamos pocos amigos en común. Un día la encontré en un bar cerca de casa a la vuelta de un cine, ella, en teoría, iba a ver una peli en un horario extraño, yo estuve dando vueltas por distintos bares desde temprano, nos saludamos, me senté, casi no había tomado alcohol así que me pedí un whisky, ella se alegró de haberme encontrado pero nunca imaginé cuanto, al rato desistió de ver la peli si nos quedábamos charlando. - pero sí ¡claro! yo me quedo toda la noche,le dije, y era verdad. Habían pasado tres años, ahora ella tenía veintiuno, de su cuerpo sobresalían unas tetas que explotaban, iba tres veces por semana al gimnasio cómo cualquier chica de su edad. Era apenas más alta que yo y estaba usando botas con tacos bajitos. Por supuesto en la mesa del bar salió el tema del amor, los dos estábamos solos, ella, me enteraba en esta conversación, nunca había salido mucho tiempo con nadie, nunca se sintió de novia, decía. Raro. Cambiamos de tema, no sin que antes me dijera que un flaco le gustaba hace un montón pero no pasaba nada, que el flaco no la registraba, al rato de la nada casi - ella se pidió un trago muy fuerte- me dice que cogía poco, no lo dio a entender tímidamente, lo dijo así, cojo poco y creo que nunca me han cojido realmente bien..., también me dejó claro que hacia mucho que no se la garchaban: cuatro meses. Que con un flaco se veían para tener sexo y casi ni hablaban, que se aburrió y hasta eso se había cortado. Que tenía muchos mambos, que iba al psicólogo y cosas así. Hace una semana conoció a alguien pero no se acostaron. Nada. Sospeché que mentía pero sin saber bien en qué o cómo, también empecé a pensar que me la estaba levantando. Realmente me lo hizo fácil, Cecilia estaba tan buena que era raro pensar en cogérmela, además parecía la mina menos puta del mundo cómo para arrancarla de una de un bar, un angelito de pelo negro lacio bien largo y planchado, lentes de sexy-nerd y el culo endurecido paradito 100 % Gym. Teníamos algunos recuerdos y el trabajo en común, eso ayudaba a la conversación que yo intentaba dirigir todo el tiempo hacia temas sexuales light, cualquiera diría que mi falsa estrategia dio resultado . Estuvimos menos de una hora, la forma de salir del bar fue rápida, yo le alababa las tetas, las tenía enfrente, me interrumpe y dice -¿nos cambiamos de mesa o nos vamos? -¿qué? - Así me podés mirar mejor, te vas a torcer el cuello o los ojos. Vos conocés mi casa, sigo viviendo con mis viejos, pero yo no conozco la tuya; como no voy al cine tengo tiempo. La moza nos había cobrado al traernos los últimos tragos. Cuando se paró se adelantó unos pasos y después me esperó, cuando me acerqué me dijo -te ví, me mirabas la cola, ¿viste la tanga que tengo puesta, con este pantalón a veces se escapa jeje? ¿tu casa queda lejos? - No, dos cuadras. Vamos caminando. Llegamos extrañamente de la mano, no me importaba, cuando subimos al ascensor le toque el culo, ella como si nada, agradecida, se me colgó con el brazo izquierdo y me transó, entramos y al rato estábamos en el sillón con unos tragos y música, nos besamos un rato, ella estaba casi recostada sobre mi cuerpo, me dijo que iba al baño, al salir de mi vista apagó la luz, volvió a los diez minutos sin el pantalón, tenia las botas y medias de las que se usan con lencería, eran blancas, no lo podía creer, se dejó la campera y una remerita pero se sacó el corpiño y me lo tiró, yo la miraba fumaba y bebía, ahora, un whisky; se dio vuelta paró la cola y me dijo: ¿así la vez mejor? tenia una tanga blanca transparente como las medias, mantenía la cola paradita y decía ¿y? ¿no vas a decir nada? mientras se te va esa cara me preparo un trago, y fue caminando despacio hasta la cocina, cuando volvió se sentó al lado y se recostó irguiendo los pechos, cerró los ojos separó la campera y se estiró más, le apreté las tetas con fuerza, las tenia duras y empinadas hacia arriba, las puntas de los pezones torcían la tela, metí una mano bajo la ropa, ella bajando la mano por fin me tocó la pija, fue tan excitante que me retorcí y tarde un momento en volver a mi posición, no levantó la mano pero acomodó el cuerpo ahora estaba en posición más erguida de rodillas y yo aproveché para lamerle despacio los pechos, me sacó la camisa y el pantalón, tuve que pararme, ella se apoyo en el respaldo del sillón para sacarse las botas, cómo la ví casi en cuatro aproveché para hundir la cabeza en su culo, emputecida separó las nalgas, mi lengua rozó la tanga insistentemente, con una mano se la corrí apenas y hundí la lengua, arrastré sus flujos y los disfruté, ella me empujó despacio la cabeza, me hizo sentar y se metió la verga en la boca, haciendo todo como cayéndose, algo borracha, después de mamarla un par de veces y apretarla entre los dientes con la mano derecha se acomodó el pelo, se inclinó un poco más y tragó lo más que pudo, yo me dejaba chupar la pija tan felizmente por esa pendeja que el diablo podría haber reclamado mi alma en ese momento, no me huiera dado cuenta, al rato alzó la cabeza, me dijo: yo vine para coger, se volvió a tragar la pija con mucho ruido y se paró, se sacó la tanga, abrió un poquito las piernas y se masturbo con su propia saliva de pie a veinte centímetros de mi cara, le pedí que fuera a la habitación, miró la puerta y se metió dos dedos en la boca, salió caminando delante mio, quise probar mi suerte y la atajé antes de entrar, la quería penetrar de parada, fue dócil, le puse más saliva en la conchita desde atrás y mientras la penetraba ella relajaba el cuerpo y levantaba la espalda apoyándose en las puntas de los pies, estuvimos así un rato, todo el tiempo gimió tan excitada cómo yo, la solté y se tiró boca arriba en la cama, se sacó la campera y la remera, juntaba las tetas con los brazos, abría las piernas y se acariciaba el clítoris, había menos luz, la tomé de las piernas la acerqué hacia mí y volví a penetrarla, ahora sí entró toda, su conchita estaba perfectamente lubricada y gemía despacio, conteniéndose, yo la clavaba con furia, ella ahora gritaba y ambos respirábamos con dificultad, la fui acomodando hasta que la cola colgaba separada del borde de la cama y eleve sus piernas sobre mis antebrazos, podía sentir su argolla abriéndose cuando empujaba, ella gritaba, yo medía mis fuerzas, manejando mi excitación podía retrasar la eyaculación por bastante tiempo, ella se apoyaba casi sobre el cuello y gritaba no pares, no pares ahora, seguí, seguí, dale cogeme cogeme cogggg ah!, daameee, otra vez de la nada, cómo si se le escapara dijo ¿te gusta mi cola? a mí se me endureció la pija y la penetré levantándola de la cintura y dejándola caer ¡ui que buena verga! ¿te gusta mi cola? dale, haceme acabar y te la ganás pero dale dame más fuerte, me rogaba, casi en otro mundo ¡que buena pija que tenés! le escuche decir, yo sostenía la cogida de mi vida, la empujaba, la levantaba con la verga durísima, entraba dentro suyo con violencia, me alejaba lo más que podía, ella empezó a acabarse, ahora no podía entender lo que me decía, gritaba entrecortadamente y gemía de manera aguda. Yo también acabé con violencia, segundos después que ella, pero afuera, le volqué leche entre las tetas, en la cara y algo llegó hasta su boca. Cogimos tres veces más esa noche. La cola me la dio a la mañana, antes de irse. La próxima te cuento por qué.

0 comentarios - La cola me la dió a la mañana, antes de irse.