Me encantan las maduritas II (Parte I)

Voy con mi segundo relato y aventura con una madurita, también los invito a leer el primero si no lo hicieron.
A ella también la conocí en una web de contactos, tenía entre 35 y 40 años creo que 39 para ser precisos, me resulto una mujer hermosa, bonita cara, sonrisa encantadora y - más tarde lo confirme – parecía tener un par de pechos enormes. Empezamos hablando lo más bien, al toque me paso su MSN y todas las noches chateábamos bastante y nos contábamos de nuestras vidas, encantadora sin vueltas ganamos confianza y un día le dije de llamarla a la casa, me paso tu tel. la llame y cada día las cosas se ponían mejores, hasta que también las charlas a veces se ponían cachondas y me dijo que dormía siempre en tanga, yo le contaba también mis cosas hasta que le conté que era un joven versátil, entrador, sin vueltas y que mi cita ideal era ir a un bar bien puesto, cenar algo, tomar un par de tragos y tener una encuentro bien fogoso en un hotel ella coincidió así que ya estaban todas las cartas sobre la mesa sólo faltaba tener nuestra primera cita. Tal fue la confianza que teníamos en esas charlas que empezamos con el intercambio de fotitos, me pregunto cual era la parte que más me calentaba de una mujer y conteste que los pechos, me paso una foto y era como lo imagine: muy tetona, su tez blanca contrastaba con los pezones y aureolas rozadas bien grandes también me paso una foto de cola: era un culo grande, con una tanga diminuta su forma era la de una manzana perfecta, yo le pase las mías y me dijo: ¡Opa! Nada mal. Las charlas se ponían cada vez más calientes, le dije que lo que más me gustaba era chuparle bien la conchita a una mujer, penetrarla con mi lengua, lamer su clítoris suavemente hasta hacerla acabar en mi boca, esa es mi especialidad, contesto: que casualidad, a mi me encanta hacer buenos petes. Decimos salir un viernes a tomar algo, me dijo cuando te vea quiero que me des un beso fuerte de una, finalmente ese viernes llego.
Me puse pinton, me afeite todo, me gusta estar bien pulcro cuando voy a estar con una mujer, me vestí y peine acorde a la ocasión y la pase a buscar estacione en la puerta de su casa, la llame, enseguida bajo y cuando la vi, que mujer por favor me impacto su belleza, su mirada, su actitud y firmes pasos. Vestía unas botas negras, calza, pollera negra, una remera negra y un abrigo negro por encima, mientras se acercaba a mi auto se robo la mirada de tres pendejos que estaba tomando una cerveza en la vereda obviamente que me sentí el tipo más afortunado del mundo sabiendo que esa mujer iba a liberar la yegua que tenía adentro conmigo en la cama esa misma noche. Apenas subió me sonrió quede cautivado por su calidez y belleza, tenia el perfume y la cantidad de maquillaje justo, le estampe en su boquita preciosa el beso que le debía y arrancamos.
Fuimos a un bar por Palermo Hollywood como le dicen, yo ya lo conocía tiene unos sillones grandes para sentarse juntos, preparan excelentes tragos era el lugar perfecto. Como eran pasada las 24hs fue complicado encontrar lugar para estacionar así que tuve que dejar el auto a unas cuadras, esas mismas cuadras que caminamos hasta el bar fueron geniales nos robamos las miradas de todos, caminamos con una naturalidad increíble y todo el mundo se percataba de nuestra diferencia de edad sentía un poco de morbo que la gente pensara: mira una vieja comiéndose un pendejo o viceversa, un pendejo comiéndose una vieja, daba igual lo que pensaran los demás esta iba a ser una noche inolvidable.
Llegamos, nos sentamos pedimos un par de tragos y algo para comer. Hablamos durante 4 horas de absolutamente todo, nuestro pasado, presente, política, familia, religión, etc. Ambos nos sentíamos más que cómodos, me calentaba cuando se acercaba y haciéndose la distraída ponía sus gigantes pechos contra mi fue un detalle único, nuestras miradas se cruzaban y terminamos en besos profundos reiteradas veces. Después de estar charlando por unas encantadoras 3 horas la mire profundamente a los ojos y le dije: ¿Vamos? Me respondió con un beso bien profundo.
Caminamos hasta el auto, en la calle nos besábamos con fuerza yo aprovechaba para tocar su cola y sentir el tamaño de esos pechos contra mi, maneje pocas cuadras hasta un hotel de la zona, entramos pido una habitación y enfilamos rápidamente. Dentro yo me acosté, me puse cómodo y ella fue al baño, tardo unos minutos pero cuando salió, que mujer falta por favor estaba con un conjuntito negro que la dejaba hecha una zorra, se acerco me saco la remera y yo no sabía que hacer con mis manos, quería apretar sus pechos, tocar su cola meterla dos dedos. La pija me estallaba dentro de mi bóxer ajustado pero quería ser caballero y hacer las cosas bien así que entre tanto besos, manoseo y calentura yo ya estaba desnudo entre sus piernas mientras ella estaba recostaba boca arriba, movió su tanga a un costado quedando ante mi una conchita toda depilada muy jugosa frente a mi, empecé usar mi lengua con esmero e instantáneamente sentí ese sabor tan rico de las mujeres en mi boca, la chupaba con ganas, separaba sus labios, la metía hasta el fondo y sin que lo espere lamia rápidamente su clítoris lo que le provocaba unos gemidos exquisitos tampoco perdí oportunidad de chuparle bien su culito mientras le colaba dos dedos, aumentaba el jugo y sus gemidos. Deje excelente trabajo con la boca para más adelante, me puse un forro y la penetre, estaba tan calentito dentro ella su concha estaba lubricada por ende mis estocadas entraban con facilidad en la posición de misionero le pedía que me pegue en la cola mientras la cogía ya que eso me caliente mucho, finalmente saque sus pechos afuera y realmente enormes seguro más de 120 cm, los comía y mordía con desesperación mientras mis penetraciones seguían tenia tanto para mi sólo que no sabía que hacer, mordía sus pezones, los apretaba con mis dedos erguía un poco y los apretaba con ambas manos hasta que hizo algo increíble junto su lengua con la mía mientras estaba jugando con un pezón entonces dos lenguas empezaron a jugar, nos alternábamos al igual que cuando queríamos morderlo. Esa imagen de mi los dos jugando con su pecho me calentó tanto que tuve que cambiar de posición para no acabar. La puse en 4 y la penetre con furia, con mis manos le pegaba chirlitos me encanto ver como se movía esa cola grande que tenía mientras yo la estaba dentro de ella, el ruidito de nuestros cuerpos chocando era cada vez más intento y lo mismo el ruido de su concha cada vez más inundada por sus jugos internos gracias a las varias veces que había acabado, era una mujer multiorgasmica como pocas cada tanto podía sentir su conchita vibrar y ver como su cara cambiaba no había que ser un genio para saber que había llegado al orgasmo, en la charla posterior me conto que tenía esa habilidad de acabar varias veces y no cansarse nunca. Le pedí su cola y automáticamente corrió aun más su tanga a un costado y con la otra mano abrió bien su culo rosatido y cerrado hasta el momento, sin pensarlo demasiado nuevamente volví a meterla con fuerza emitiendo un fuerte grito sin embargo accedió con total facilidad gracias a sus jugos vaginales, creo que le rompí el culo literalmente la cogía con mucha fuerza, nuestros gemidos se mezclaban. La montaba de perrito y trataba de agarrar con mis manos sus pechos y apretar sus pezones hasta que no aguante más y le dije al oído: quiero acabar. Con la experiencia de una cogedora como pocas, me agarro la pija, saco el forro y le dijo: tírame toda la leche en la cola. Frente a mi su culo grande y bien abierto recién cogido estaba esperando mi leche, con ambas manos lo abría lo máximo posible me pajeaba con fuerza y rápidamente los disparos de leche salían con fuerza, algunos llegaron a su espalda pero la gran mayoría estaba en su culito todo rojo y sensible por la cogida, seguía abriéndolo, esa imagen era increíble. En su pobre culo roto entraba mi leche despacito, otro poquito quedaba a los costados y otro poquito menos caía hasta su conchita mientras los dos gemíamos cansados.
Voy a serles sinceros a todos los lectores, creo que fue una de las mejores cogidas de mi vida esta mujer era infernal una auténtica puta en la cama te sacaba hasta la última gota de leche, con el tiempo perdimos el contacto y no tuvimos más encuentros. Sin embargo si leyeron bien mi historia y la anterior deben saber que falta cosas por contar pero para eso van a tener que esperar la segunda parte.

2 comentarios - Me encantan las maduritas II (Parte I)