Lector voyeur

Este texto es una producción conjunta con @nucleohard quien me hizo llegar sus impresiones al leer otro de mis relatos.


Quería que todo pasara con ella, pero sabía que no era el único que podía pretenderla. Tenía la certeza de que era furia y pasión y que se entregaría al primero que pudiera llegar a su puerta y golpear. Intenté, juro que lo intenté. Pero llegué tarde, demasiado tarde.

Un día cualquiera haciendo mi recorrida en Poringa, busco los mejores relatos y comentar aquellos de interés. Fue así que me encontré con ella casi al azar. Un relato mío le causo impresión (según mi criterio) y me dejo un bello comentario. De inmediato le agradecí por el mismo canal interno de comunicación entre usuarios registrados. Así, comencé a seguirla.

Debo confesar también que la sola idea de su imagen, la representación de un pelo largo y una piel desnuda sobre un caballo, me relacionaba con la visión del centauro pero esta vez con formas femeninas, mi imaginación volaba.
Pasión, es todo lo que me resta confirmar de este choque.

Así fue que un día vi un relato de ella y lo leí, me pareció fantástico, inusual, pero hete aquí que era compartido con otro y narraba un pormenorizado relato de un encuentro. Me fastidió, no haber sido yo. No fueron celos, fue rabia de que ese relato no me tuviera como protagonista, simplemente.
Mientras lo leía y lo releía tocaba mi pene tratando de imaginar en mi mente lo que había sido ese encuentro, y yo era su sangre, y mi semen buscaba su figura, aunque todo sucediera en mi cabeza abstracta.
Leía y releía a mismo paso de que mi mano acariciaba el tronco de mi pija. Trataba de meterme por los vericuetos inexpugnables del relato, buscando encontrar la imagen más vivida de ella y desde la base del tronco de mi miembro sentí que una jauría buscaba el espacio exterior.
Un chorro tibio freno tanto deseo, y pensé en silencio, es para vos, no quepan dudas.

Si, entraste al relato como un espectador y para cada voyeur hay exhibicionista, alguien que consciente o inconscientemente elige ser mirado, ser visto, ser explorado por un desconocido a quien no conocemos, que llega traído por el destino, la suerte, la casualidad.

Hay quienes con manifiesta intención exhiben sus cuerpos, hermosos los unos, deseables los otros, buscando quizá la entrada fácil y rápida al mundo de los placeres sensuales. Tan necesarios son éstos en la comunidad, como quienes eligen desnudar su alma y sus pensamientos ante un público desconocido, tanteando a ciegas hasta hallar a alguien que comprenda, que entienda y sepa dejarse seducir por las palabras.

Y llega un punto en que el exhibicionista de los pensamientos - decir escritor es demasiado- se pregunta si lo que pretendió transmitir es lo que llega al voyeur lector ocasional, si se puede realmente en el mundo amateur lograr que alguien se integre a un relato, que cuando lee caricia, sienta una caricia…

Pocas veces ocurre, pero así te conocí. Tu mensaje me transmitía lo que habías sentido al leerme, y eso me produjo un efecto que combinaba satisfacción y lujuria, había logrado mi objetivo.
Pero también me hizo sentir indefensa y en cierto modo tomar conciencia de la clase de exhibicionismo que había elegido...