De fantasía y realidad.

Estaba con mi polola en mi casa, ella es 8 años menor que yo, por lo que para salir dijimos que ibamos a pasear por ahi. Ese día mi famila había salido, a petición mía. Era nuestro día, quería sexo. recuerdo que teníamos 6 condones, ella me dijo usemoslos todos. Teníamos la casa libre, 2 jovenes calientes, sólos en un casa. No perdí el tiempo y la llevé a la pieza de mi madre, su cama es grande y permite jugar con espacio. quería arrojarla sobre la cama y romper su ropa con agresividad, como si despues del sexo nada más importara. Nos comenzamos a besar apasionadamente, comenze a desvestirla, ella no quería sacarse la polera ni el sosten. La olbigué: ver su cuerpo desnudo me calentó en forma perversa, sus senos tiernos y perfectos, no pude evitar lanzarme sobre ellos y lamerlos con pasión mi lengua humeda sobre sus pezones como de manera infantil jugando; y por sobre todo su vagina, todo eso me llamaba al salvajismo. me avalanzé sobre ella de forma brusca, y tuvimos sexo. duré poco ja!, pero que importaba, aun quedaban 5 condones más. eyaculé con vigorosidad, casi el orgasmo perfecto… Ella siempre me había dicho que estaba dispuesta a experimentar, entonces le dije, y si hacemos el 69 ? , me puse de espaldas. sentir su cuerpo sobre el mío,sentir como sus senos rozaban mi parte baja comenzé a lamer su vagina sin meditación, con impulsivdad, ella a su vez, comenzó con calma, sentir sus labios envolviendo delicadamente mi glande para luego desatarse en una succión demasaido fuerte, demasaido rica. Era demasiado placer junto, aún recuerdo que cuando con mi lengua me enfocaba en su clítoris ella se sobre exitaba, succionando mi pene con una fuerza que me exitaba como animal. asi estuvimos un buen rato, hasta que le dije.. en 4 ?. ella me miró con cara de exitación y asintió. comenzé a penetrarla lentamente, con amor, más que mal es mi polola, pero luego no resistí y me dejé llevar, le pegue una nalgada, ella gimió y solo dijo : más fuerte. en principio no quería, puesto que cada vez que la golpeaba, ella decía más fuerte. La exitación del momento me atrapó y le di los palmazos más fuertes que jamás le hubiera dado, era un concierto de gemidos, con cada nalgada ella gemía más fuete y me exitación aumentaba. no pude más ese salvajismo nunca antes experimentado, me enloqueció, agarrar sus caderas, marcar mi mano en sus nalgas, incluso tirar de su cabello, ese día hasta hoy me marcó. ahora cuando tenemos sexo, o bien, jugueteamos, no puedo evitar sacar un poco de esa agresividad, dominarla, hacerla sentir desvalida, jugar a la violación.hoy estamos de “cumplemes” y sinceramente, no puedo esperar a estar sólo, aunque sea 10 minutos, para amarla, satisfacerla, dominarla y someterla.

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