Año Nuevo - Capitulo III y IV

Capitulo III

Era mi tia, no mi prima. Volvi como loco sobre el historial de la Notebook, y ahora sabiendo quien era la poringuera, relei los shouts, post, comentarios y hasta los puntos que entregó, y los gif que subió. Hasta de donde salian, tenia amigos poringueros que le ayudaban con el material.

Lo mas loco y caliente, eran las fotos sado, parece que a mi tiita le encantaba el sado, y particularmente las ataduras. Muchas fotos y gif atadas y enculadas.

Me calentaba saber lo guarra que estaba mi tia, y pensándolo bien, mejor que sea ella y no mi prima. Mucho mas caliente, y mas disimulada. No se le notaba nada en casa.

Me supe de memoria su historial, durante días le revisaba la notebook. Hasta que un dia su histrial se borro. Parece que se avivió.

Desde el manotazo en la concha en el auto, no nos mirábamos a los ojos, ni siquiera a la cara. Ella seguía sirviendo el desayuno, por ser la primera despierta en casa, pero no me miraba. De espaldas ofrecia y respondia. Después, juntaba sus cosas y rajaba a la playa.
….

Aunque era un rito todas las noches salir, esa noche estaba muerto y me quede dormido en mi pieza desde temprano. Me despertaba, sin fuerzas para levantarme, y aunque viendo que era de noche ya, no pude levantarme. Seguí casi hasta medianoche, sin almorzar y sin bañarme para salir por La Barra.

Me despierto y encuentro el depto en silencio, solo se escuchaba el teclado de la notebook. Me asomo por la puerta, con el cuarto a oscuras y la veo. Iluminada solo la cara con la luz de la pantalla.

Se incorpora, y dirigiéndose a la puerta de entrada, tropieza con su casco de ciclista. El ruido me asusta y ella maldice fuerte, como si no hubiera nadie durmiendo en casa. Se acerca a la puerta y pone el pasador interno. Prueba que la puerta no se abra y vuelve a la compu.

Vestida sola con la bikini y descalza. Encorvada sobre la maquina, parecía chatear por facebook. El azul sobre su cuerpo, no podía ser otra pagina.
La espié, la cara sonreía cada tanto, luego tipeaba y se le transformaba de a poco la pose. Se fue estirando la espalda sobre el respaldo de la silla y las piernas se acomodaron paralelas y tirantes con fuerza.
Ya no tipeaba y aparentemente, solo leía. La boca roja de tener los labios mordidos de ansiedad.

Me acomodé para salir de mi postura incomoda, esto llevaría mas que un rato.

Estirada como una tabla sobre la silla, apretó su palma contra el pubis, primero sobre la tanga, y luego por debajo y a lo bruto. Fue girando su cuerpo hasta quedar de costado, la mano derecha libre, le quedo libre para acariciarse la nalga, que pronto se le fue directo al culo.

Yo tenia mi verga tan dura, no podía contener la respiración agitada, y cada tanto tenia que refregarme la cara y los ojos, que se me cansaban de mirar tan fijo y en la oscuridad.

Estaba a sus anchas, en lo que ella creía una noche solitaria. Ya no podía salir de mi pieza ni aunque lo quisiera.

Las manos entraban y salían juntas. La izquierda en el pubis y la derecha en el orto. La tanga solo estaba apoyada. Cuando entraban, entraban las dos, cuando salian salian las dos. Adentro explotaban juntas y el gemido no lo reprimía en absoluto. En su soledad, daba rienda suelta a su calentura.

Mi verga dejaba salir su leche, sin necesidad de hacer nada, me lubricaba sin parar. Pobre mi pija, que pensaba que estaba para coger, pero yo no sabia como dar ese paso.

Mientras me acomodo, sacándole un segundo la vista, un luz fuerte entra al cuerto. Vuelvo mi cara, y se el living estaba iluminado a giorno, y se disponía a enfocar el celular contra su culo.

Una y otra vez sentí el característico ruido de cámara de foto. Sacaba varias, elegia y mandaba. Se abria las nalgas con ambas manos y sacaba la foto, antes que se junten los labios de la concha nuevamente.

Mi pija me churreo toda la mano y el piso. No me importo nada, con el pie acerque mi short que estaba en el piso, y limpie como pude el semen.

Volví la mirada sobre ese cuerpo quemado del sol, y caliente de sexo. Imaginaba que me hacia todo lo que ponía en los shouts poringueros. Que le la tragaba con fiereza, que le acababa en el fondo de la garganta. Que le metia el puño en el culo hasta que acabe por el ojete a morir.

En mi cuenta, ella, llevaba ya cuatro acabadas manifiestas, no se cuantas en silencio.

Pense irrumpir en medio de su transe. Si me había tomado la mano con fuerza, porque se iba a enojar.

Una cosa era un brazo y otra era una pija enlechada en la boca. Si, era diferencia.

Mire mi reloj, y si no me apuraba, no tendría mucho tiempo antes que vuelva el resto de la familia. Mi corazón latía a mil.

Con la sangre concentrada en mis genitales, mis pensamientos no eran los mas agudos que tuve. Hice ruido en mi pieza como para anunciarme. Y dejar saber que no estaba sola en casa.

Mis ruidos, se sumaron a los ruidos desesperados de mi tia, revoleando cosas. Supongo que subirse la tanga, acomodar la pc y el celular en lugares verosimiles, fue la prioridad. Darle tiempo fue la idea, pero no mucho para no cortar tanta calentura.

Irrumpo lo mas natural que pude. Dadas las circunstancias, y me acerco sin motivo alguno hasta donde mi tia terminaba de sentarse como una persona normal.

La saludo con un beso como si recién llegara a la casa. Mi mejilla se mojo con su rostro húmedo. Algo que no pudo corregir en tan pocos segundos.

Aspire fuerte, y el olor a mar, se mezclaba con el aroma a sexo. No podía mirarla a los ojos, y mis ojos encontraron su pecho, que se hinchaba en cada respiración agitada.

Me dijo algo que no se entendió, pero que tampoco intente aclarar.

-¿Estas lista? Le pregunte. Queriendo preguntar si estaba bien.
-Si, contesto de inmediato. ¿lista para que? después de unos segundos repreguntó.
-Lista…Tartamudee la aclaración
-Re lista, volvió a decirme ya con cara muy puta y ojitos brillando.
-¿Qué hacías? Trate de incomodarla. Pregunté con una sonrisa en la cara.
- Estaba en internet. Mire las fotos que subiste a facebook. Me toreo ella a mi.
-A ver… ¿Qué subí? Me acerque con la escusa de mirar la pantalla, y mi cara quedo a la altura de su oído.
-No veo nada especial, le susurre muy cerca
-Miraba las fotos en la playa. Me dijo. – ¿Estas mas flaco? Volvio su cara sobre mi panza y levanto mi remera para ilustrar su pregunta.
-No, no se, Respondí. No me peso. ¿vos me ves mas flaco? Y le mostre mi vientre, subiendo la remera como una mano y con la otra bajando el short.

Me apoyó su palma sobre mi panza. - Yo te veo muy flaquito. Insistió.

No se puede explicar la calentura que me levantó esa mano sobre mi piel y a centímetros de mi pija muy parada, aunque colocada de costado para no ser tan obvia.

-Pensé que estaba sola en casa, me asustaste.
-Me dormi una larga siesta y cuando desperté me quede mirándote.
-Si, que viste? Largando una carcajada algo nerviosa.
-Te vi muy entretenida, sos muy calentona! Me encanta! Juntando valor le alcance a decir.

Se quedó muda y con su mano que seguía en mi panza, la bajo dentro de mi short. Mi pija seguía mojada de mi guascazo, y por cierto, con mucho olor a semen.
El silencio invadió el living, y de pronto no se hablaba ni una palabra, donde hace instantes todo era carcajada nerviosa.
Asió con firmeza mi pija dentro del short, y le dio unas subidas y bajadas con su mano izquierda. Mi pija multiplicaba su tamaño y latía entusiasmada.
Acerco su lengua a mi ombligo, y lamio el olor a semen que tenia de mi lechazo anterior. La mano no dejaba de subir y bajar abrazada a mi verga.

La lengua se acercaba al elástico de mi short, al tiempo que yo le apretaba con ambas manos su cabeza contra mi cuerpo.

Creo que llego a tocar la cabeza del choto con la lengua, cuando sentimos la llave en la puerta, la habían abierto, pero no podían entrar, por el pasador cruzado que ella misma había puesto.

-Siiii, grito con una voz rara, no era su voz habitual.

Yo me fui corriendo a mi pieza y me tire en la cama, como si siguiera durmiendo desde la tarde.

-Seguis aca? No saliste hoy? Escuché que le preguntaban, mientras yo boca abajo en la cama trataba de administrar mi poronga aun al palo y mis pulsaciones a doscientos.

….

Capitulo IV

Esa mañana del 31 de diciembre, me levante muy cansado, seguramente de la excitación. Tuve mis sueños húmedos, pero no los podía recordar. Entre a la cocina y estaba todo el mundo. MI prima, que en otro momento era el objeto de mi deseo, hoy pasaba desapercibida.
Mi tia que me había dejado tan caliente, que hasta pensaba en hacerme una paja en ese momento antes de continuar con el dia.
Me acercó una vaso de leche chocolatada, sin preguntarme y mirándome a los ojos cuando me la servía.

MI corazón se sacudia como si estuviera acabando, y mi pecho parecía explotar. No podía articular palabra de la calentura.
Supongo que ella bastante caliente estaba, pero con mas habilidad para manejar sus impulsos. Estaba librado a sus deseos, podía hacer conmigo lo que ella quisiera. Me sentí esclavizado.

Esa tarde, comenzó el turno de duchas y producción desde temprano. Éramos unos cuantos y Fin de Año espera gente elegante. Nos repartimos en los dos baños, y ya entrada la noche, aun faltaba mi tia y yo.

Yo en mi pieza, vestido solo con mi short, me sobresalto con la entrada apurada de mi tia. Antes de que agarre mi braza con su mano, tocaba la puerta. Hoy fue una tromba. Hablando muy de cerca y con su postura complice me dijo.

-Tenes una Gilette? Quiero estar muy prolija esta noche, dijo cagandose de risa.

Yo revolví un poco mi bolso, y le di una de las nuevas.

-Devolvemela! le dije mirándola a la cara, con la maquinita derecha como si fuera una pija parada. Si necesitas ayuda, me avisas. Le agregue entre risotadas ahogadas para que no se escuche en el resto de la casa.

Se puso un vestido ajustado al cuerpo, con reflejos plateados brillante que resaltaba su figura despampanante. Las caderas quedaban ajustadas en el vestido, y los hombros bronceados al sol, enmarcados en finos straps, eran para calentar a toda la península solamente con ese detalle.

Subida en tremendas sandalias de tacos enormes, entro en el living donde la única que faltaba era ella, y nadie pudo evitar el comentario. Desde los mas galantes a los mas guarros. Pero todos, empezando por la mujeres, parecieron calentarse en su presencia.

Se acerco a mi, y caminando con elegancia en sus zapatones, me dijo:
-Ahí te deje en tu bolso, lo que me prestaste.
-Pudiste solita, le murmure muy de cerca.
-Si pude, contesto riéndose. – Pude muy bien, y por todos lados. Largando la carcajada.
Yo pensé que si asi estábamos sin tomar nada aun, esta noche no se salvaba. Podía sentir la cabeza de mi pija ya lubricada. La secaba cada tanto, pero volvía a lubricarse de la calentura en la que estaba envuelto.

Al terminar la cena, brindamos en el balcón, esperando la tormenta de fuegos artificiales. Nos amontonamos en el reducido espacio, y el vestido plateado quedó delante mio contra el balcón en primera fila.
Yo como un caballero, cedí la mejor ubicación a las damas.
Mi tia cada tanto mira a los costados, inclinando su torso al vacio. La baranda del balcón dejaba su cola parada como si se tratara de una estatua porno. Yo me hubiera perdido los fuegos artificiales, de suceder en ese momento. La redondez de ese ojete, y saberlo tan putito esa noche, me tenían en un estado de sopor increíble.
La maniobra de inclinarse y parar la cola, mirando a cada costado, la repitió hasta lo inverosímil.
Con cada balanceo, el minivestido se iba subiendo, imperceptible, pero subiendo, al menos para mi sensibilidad que estaba alerta.
El viento, con rachas frescas, le puso erizada la piel. El vestido le copia cada detalle de su bella humanidad.
No me dirigió la mirada en ningún momento en el balcón. Sabia que mis ojos se estaba entreteneindo con otra cosa y lo disfrutaba. No solo me calentaba a mi, todos los invitados a la cena de Fin de Año estaban inquietos como el tiempo que tenia la pensula esa noche.

Una gran explosión seguida de una esfera de luces gigantesca pareció dar comienzo a la tempestad de artificios. Toda la mansa era una boca de fuego, y el puerto, debajo nuestro mostraba sus luces frenticas.

Nos arremolinamos todos sobre la baranda, al dar justo las cero uruguayas. Todas las miradas al cielo, salvo la mia. La tome de la cadera, casi la pierna y le ofrecí mi brindis de champagne muy cerca ambas bocas. El brindis casi no recorrió trayecto. Tomamos un trago mas largo del esperado para un brindis y nos dimos un beso familiar, primero en la mejilla, luego en la otra al modo español. Y por ultimo al quedar tan cerca, una cara de la otra, le bese los labios húmedos de alcohol.
Al ver que nadie venia a saludarnos, embobados con los fuegos, le ofreci mi segundo brindis, con las copas nuevamente cargadas. Repetimos el rito, pero esta vez le mordí suavemente el labio hasta casi hacerle doler un poco. Me separo con su mano apoyada en mi pecho.
Se paso los dedos por la boca mostrándome lo deseosa que estaba esa boca.

Se dio vuelta en dirección al mar, tomola baranda fuerte con sus dos manos y recostó sus piernas y su pubis sobre la baranda de vidrio. Los tacones elevaban su cola como un estandarte.

Comenzaron los fuegos del hotel, algo esquinados para nuestra vista. Todos nos vimos obligados a recostarnos sobre el barandal y forzar la mirada al oeste.

Me apuré a tomar mi lugar detrás de mi cola, aunque un pariente lejano, que casi no conozco, pugnaba conmigo por la misma ubicación. A ella pareció divertirle la competencia, y no me lo hacia fácil. El gordo, por momentos parecía enloquecido tirándosele encima y por momentos distraído.

La muy trola, encontró excitante, refregarle un poco el culo en la bragueta de este nabo, y mostrarme como lo encendía. Me miraba de costado, enseñándome como lo llevaba al gordo de un lado al otro de su cadera.

En cuanto terminaron los fuegos, nos vimos atraídos por la música que comenzaba muy fuerte en el puerto. Mi prima fue la primera en bajar. Invito a todos, pero tuvo poco éxito. Yo de todos modos iría donde me lleven.

Todos volvimos sobre la mesa, algunos charlaban medio borrachos en un sillón, y mis primas se habían ido todas, Yo solo esperaba paciente mi próximo destino. No me separaría ni un metro de ese lomazo y emputecido como estaba. Mi bóxer estaba como si me hubiera acabado encima de tanta lubricación.

Extendió su mano del otro lado de la mesa y me pidió con la mirada que le de mas champagne. Llene su copa y la mia. Ella mas cerca volvió sobre el balcón, que por ese momento ya estaba desierto. Casi las dos de la mañana. Me acerque con mi copa en mano, y le ofreci un enésimo brindis. Lo respondió como si fuera el primero y le tome la cadera con la mano izquierda.

Se incomodo por lo sexy y expuesta que quedaba la situación. Arrinconandose en un borde del balcón contra la pared, casi no nos veian desde adentro. Se inclino nuevamente y me ofreció su espalda.

La bese suavemente en la nuca, y respirando su perfume, me apoye suavemente en sus nalgas.
Respondio parándomelas generosas. Mi verga no cabia en el pantalón, parecía asomarse por sobre el cinturón.
Baje mi mano que no tenia la copa, y la acaricie con el revés de la mano, subiendo hasta la falda del vestidito. Ella junto las rodillas y paro aun mas la cola.
Deje que la mano siga su recorrido por debajo del vestido, y no me encontré ninguna tanga. La cola toda depilada, impecable, suave como un bebe, se enfriaba por el viento del mar.
Le abrase por detrás la concha y lleve el jugo hacia el culo, que estaba igualmente dilatado.
-Que linda depilada te diste, y te olvidaste de ponerte la tanga. Le dije con voz ronca de estar tan expuesto al viento frio.
-Me la acabo de sacar, me contesto.

El corazón me galopaba en el pecho. Y se lo apoye en su espalda, donde note que el de ella también galopaba fuerte.

Deje mi copa, y ahora con mi mano derecha recorrí su pierna y volví sobre la cola. Se mojaba tibia mas rápido que el viento del balcón lo podía secar.
Le separe los labios con el índice y mayor, y le entretuve el clítoris.

Desde el balcón de enfrente tres pibes en pedo nos gritaban groserías. Por suerte el viento y las explosiones, no dejaban escuchar claramente esas ganzadas. Pero si era suficiente para que mi tia los viuelva locos. Les hacia un bailecito que los enardecía mas y mas.

Llegue a incomodarme, a ver escuchaban adentro y alguien salía.

Revise como estaba el living, y nadia parecía querer salir. Volvi sobre ella y los del balcón de enfrente hacían monerías, que arriesgaban su vida. Alguno haciendo la gracia de pasar una pierna fuera del balcón, como mostrando lo caliente que estaba, y listo para saltar al vacio.

Mi tia en lugar de desentenderse, los calentaba mas, devolviéndoles alguna sonrisa.

Me sente en la reposera del balcón, y el culo de mi tia quedo justo delante de mni cara. Acerque un pocomas y un poco mas nuevamente hasta quedar en el sitio justo.

Le besé suavemente el cuádriceps y hasta las nalgas, subiendo algo el vestidito, mientras ella seguía jodiendo a los vecinos del edificio del frente.

Solo se dejo de tonterías, cuando sintió mi lengua entre las nalgas. Me hizo hervir la sangre que solo traiga crema en las piernas y perfume en la cola. Recorri su culo hasta llegar al ojete, y la penetre con mi lengua en punta. Como si estuviera en un telo, pero estaba en el balcón de casa.
Senti como se quedo seria e inmóvil, tensa.
Mi mano derecha le apretaba la cadera, y la izquierda le entraba en la concha. Subiendo por el clítoris y entrando con firmeza. La calentura la hacia parar el culo y abrirlo.
Mas lo abria, mas se separaban las nalgas y mas le entraba mi lengua en el orto.
Tensa y vibrando, le salió un juguito con cierto hedor, que me quedo en la mano que le desarmaba la concha.

Espie, desde mi posición, escondido entre las gambas de esta potra, que pasaba en el living, y por suerte todo estaba muy calmo. El alcohol es buen aliado en estas ocasiones.

Con mi servilleta, la limpie parternalmente, le limpie el orto y la concha, mientras ella se aferraba bestialmente a la baranda. Los pibes del balcón enfrente, no creo que vieran que pasaba, lo que se veian era la potra del vestido plateado, sola mirando el infinito con cara extasiada. Suficiente para pajearse toda la noche.

Mi verga seguía hinchada, y mis huevos, duros como nueces, esperaban su recompensa, que a esa altura de la noche, no sabia como resolver.

-Bajemos , le dije incorporándome y despertándola de su transe.

Sin responderme, bajándose su vestidito, se dirigió a la puerta de entrada. Saludamos con un genérico chau, y sin volver nuestras caras, nos encontramos a solas en el palier esperando el ascensor.

Desde el ascensor, se podía escuchar la música fuertisima que acompasada hacia vibrar todo el edificio.

Nos empujamos en medio de la multitud que bailaba, pero mas que bailar saltaba.

La fiesta nos devoró y en poco minutos, la perdi de vista. Me moria de desesperación. Donde estaba. La busque, solo unos minutos pero me parecían toda la noche.
Logro divisar su vestidito, que forcejeaba con un chabon. Al parecer, hay pibes que detectan la calentura en cuanto la tienen cerca, y por nada del mundo la deja irse sin darle una apretada.
Yo, no estaba cerca, pero podía ver la escena. Ella tironeaba, pero el pedo que tenia, no le daba fuerzas, tampoco la calentura ayudaban a libararla y el pibe sabia como hacerlo. La asía por la cintura, y no se la veía resistirse todo lo debido.
Las manos del chabon, ya estaban en las nalgas, y de frente no la dejaba moverse. Alguien que aparentemente no tenia nada que ver, le hacia un bailecito detrás y en sanguche la tenían atrapada.

Yo empuje lo que pude para llegar, con tal mal suerte que una bestia brasileña, me cruzo y me daba charla enfundad en su vestido rojo furioso. Trataba de no prestarle atención, pero mas caliente ponía a la brasileña. Tomo mis manos y me las acompaño a su cadera. Para mi era un trola profesional, y pensaría que era un millonario de los que abundan en estas playas. Nunca me había pasado algo asi, y menos cuando estaba a punto de comerme mi cornalito hermoso.

Los sanguchitos la apretaban y le encajaron la verga apoyada entre las nalgas. Y la bestia de mi tia, ya bailoteaba, no se resistía. Los dos bailaban a destiempo de los movimientos de ella, pero suficiente para rozarla y manosearla todo lo que podían.

Le invitan un trago muy parecido al gua, pero sin duda era vodka o gin. Puro.

Finalmente llegue hasta donde mi tia, con mi brasileña a custas. Si no la arrastraba a la brazuca, que quedaba a vivir ahí.

La tome de la mano a mi tia, y casi me cagan a trompadas los sanguchitos. Le di un pechazo al mas chico y al gordo, con la mano abierta le empuje la cara.
Por suerte estos estaban también en pedo, y no hicieron mucho mas. Habia minas para todos y mas. No hacia falta pelearse. Es mas, la brasileña quedo con ellos.

Mi tia me para de un tiron, con la mano que tenia libre, se saca los zapatones y me recuerda.

-El bote
-¿Qué bote?
-El bote esta amarrado aca nomas, porque no intentamos ver que hay.

Un pariente nos había mostrado su bote, pero era re loco meterse ahí, no conocía a nadie y tampoco eran tan cercanos como para mandarse. No fue difícil dejarse llevar. Si, de la mano.

Caminamos con cuidado entre las amarras para no caernos ni golpearnos.
Ella sostenía mi mano y con la otra los zapatos. No tenía mucho como agarrarse en caso de resbalón.
Pasamos delante de cuatro, esos no eran cruceritos, eran cruceros, amarrados entre si, con la cubierta llena de fiesta. Se podía ver desde las pasarelas, la joda que había, aunque era oscuro y estaba en pedo, vi clarito como una mina muy elegante se estaba comiendo una pija a tragos. Y solo gire la cabeza, y en el siguiente, dos pibes se estaban enfiestando una mina, que había perdido casi todo su vestido. Se había reducido lo que supo ser un brillante vestido, a un simple cinturón. Uno clarito le daba en la boca, y la mina doblada en noventa grados, recibía del otro muy fuerte por detrás. Pero lo que termino de explotarme la calentura, fue que los pibes en los barcos, aunque disimulaban por la oscuridad, no se preocupaban por los ruidos y los gritos. La mina que estaba atrapada entre dos, gritaba tan sexy, que nos quedamos petrificados.

Aunque buscamos, denodadamente, y hasta por momentos corrimos creyendo encontrar el bote conocido, nos fue imposible. Lo pero fue que un sereno del puerto, nos seguía detrás, como para asegurarse que realmente vayamos donde dijimos. Hasta que el frio matinal, termino por vencernos y nos tuvimos que retirar vencidos, pero muy calientes.
Lentamente caminamos cuesta arriba, recorrimos los pocos metros que separan el puerto del edificio. El ascensor, solo sirvió para que mi tia se acomode el vestido, porque tenia las tetas a piunto de salirse, y la falda tampoco estaba en su sitio.
Yo muy caliente, solo la observaba, y recorría su contorno de caderas. Ella me retiraba mis manos, para poder emprolijarse.

1 comentario - Año Nuevo - Capitulo III y IV

Lady_GodivaII
muy buen relato!!!! quiero saber como sigue
luisvergatiesa
Lady, estate atenta porque se vienen los siguientes capitulos.. Que bueno que te gusto el relato.