La reina de la murga.

Hola poringueros y poringueras. Febrero de este año fue especial, después de muchos años se recuperaron los feriados no laborables de carnaval que se perdieron en la época de la dictadura. Lejos de no trabajar para esa fecha lo tengo que hacer, manejo un micro escolar que para esas fechas es alquilado por una murga que debía tocar en distintos corsos de Capital Federal y el Gran Buenos Aires. A mi mucho no me entusiasmaba porque el ruido excesivo, el micro trabajaba muy cargado de gente y algún que otro boludo enganchaba rompiendo los tapizados de los asientos. Pero no todo va para atrás, también era común que lindas chicas bailaran al son de bombos, redoblantes y tambores. No importaba las edades, algunas eran madres de niños pequeños con los que bailaban cada uno con sus trajes, otras eran adolescentes y otras abuelas orgullosas (unas auténticas MILF). El primer día la vi a Mara, una preciosa morocha de pelo ondulado y una figura envidiable. Todo en ella era bien proporcionado, sus pechos, su cola, sus piernas que parecen torneadas; nada era exageración. Era la novia de Rolo, un morocho fornido que dirigía la murga tocando el bombo. Cuando ibamos para Pablo Nogués el tipo, muy alcoholizado, no paró de maltratar a Mara tanto verbal como físicamente hasta dejarla al borde del llanto. Dentro mío tenía sensaciones raras, por un lado debo reconocer que me excitaba de sobremanera una mujer tan bella y sexy vestida con una bikini cubierta de lentejuelas brillantes, por el otro me daba bronca el tarado del novio que no sabía tratar una dama tan bella. Después que llegamos a destino bajaron todos de prisa, menos Mara que no se reponía del mal momento. Me comporté como un caballero, le ofrecí un pañuelo descartable y busque darle un consuelo verbal que respondió con una sonrisa agradeciendo así mi gesto.
Al día siguiente el desprecio de Rolo hacia Mara era permanente, siempre en evidente estado de embriaguez. Insultos, bromas de mal gusto cometarios desubicados eran destinado a la pobre de Mara que, para mi sorpresa, ni se inmutó esta vez. Al llegar a destino nuevamente bajaron todos raudamente quedando el micro vacío. Me quedé sentado en la butaca del conductor fumando un cigarrillo, el ruido de las batucadas y el agitar de los cuerpos de los danzantes se distinguían pese a lo lúgubre del lugar. Casi por sorpresa apareció Mara y se sentó en el asiento delantero.
-Puedo? -me dijo indicando el asiento.
-Si, claro. Fumás?
-Dale, te agarro uno.
El clima era distendido, la noche era calurosa aunque soportable por una suave brisa, fumábamos y hablábamos.
- Sabés por qué me trata mal mi novio? Porque soy re puta!!!!!
Sin darme lugar a que me sorprenda se quitó el sutién descubriendo sus pechos firmes. Como un resorte me levanto de la butaca y la tomo con firmeza, nuestros labios se fundieron en un apasionado beso mientras nuestras lenguas juegan entre si.
Mi mano derecha corre la diminuta bombacha de su bikini para con mis dedos estimular su vagina en tanto ella toma mi mano izquierda para meterlos en su boca, dando una falsa imagen de ingenua. Casi a los empujones la llevé a los asientos del fondo, la recuesto boca abajo y empiezo a darle unos besos negros que provocaba enormes gemidos en ella. Mis dedos empiezan a jugar con sus agujeros en tanto ella, entregada, gritaba y jadeaba dando movimientos espasmódicos. La gente afuera escuchaba los ruidos de ella y gritaba y aplaudía, los "dale flaco" que surgían espontáneamente le daban un clima más bizarro. Totalmente entregada la levanto, la apoyo contra el vidrio trasero y la penetro por detrás dejando sus pechos al descubierto de un grupo de jóvenes que disfrutaban del espectáculo en vivo y en directo. Las sacudidas se daban con fuerza y ritmicamente haciendo que ella golpee contra el vidrio. Poco después la doy vuelta, cuelgo sus piernas en mi hombro y mi pene entra con suma facilidad hasta el fondo mientras ella se aferra a los asientos con fuerza resistiendo las embestidas brutales. Poco después sus gritos y las contracciones musculares evidencian un orgasmo. Casi al mismo tiempo saco bruscamente el pene y le largo un chorro espeso de semen que cae en su cara y sus pechos.
-Que buena cogida me diste grandote!!!!
-Como que te dí!!!! Recién empiezo... - le contesté libidinoso.
Al escucharme empezó a chuparme el pene con rapidez y de muy buena manera sin permitir que decaiga la cosa. Casi sentado en su rostro me da unos besos negros que me volvieron loco mientars con mis dedos empiezo con mi tarea en su ano. Una vez que pude dilatar su ano con la ayuda de mis gruesos dedos, y con mi pene listo para más acción, con paciencia empiezo a penetrar su ano estrecho. Con dolor recibe mi miembro por su ano con gritos fuertes de dolor; su rostro se desfigura dibujando una mueca que acusa el grosor de mi pene entrando en su ano y de sus ojos negros brotan alguna lágrima. Un llanto tenue pero sostenida empieza en ella pero una vez que la meto toda me recuesto sobre su espalda y le susurro alguna guarrada en su oído. Cuando se calmó empiezo a bombear su ano con paciencia hasta que ella, invadida por el placer me grita que le rompa el culo. La reina de la murga estaba recibiendo mi pene en su ano mientras su novio bebía más alcohol e ignoraba la suerte de su novia. Ya al llegar al summun del climax tenemos nuestros orgasmos casi de forma simultánea. De su ano brotaba el producto de mi eyaculación como si fuera un manantial de semen. Dolorida, busco su bolso, se limpio elsemen que le chorreaba y con un beso se despidió.
"La viste a la tarada de Mara? Ni se podía mover la trola. Parecía que le habían hecho el culo. Juajajajajajaja"
Lo que este imbécil no sabe es lo tanto que gozó cuando a la novia le hice la cola...

2 comentarios - La reina de la murga.

cabjmdq +1
buen relato capo, q lindas las nenas murrgueras