De compras con mi novia y mi suegra ( final)

Terminaron de cenar en casa de su novia, y el padre se fue al living a mirar televisión. Daban una vieja película clásica que le encantaba, y que ya había visto decenas de veces, por lo que su esposa Carmen, no quiso acompañarlo, yendo a la cocina a lavar los trastos.
Lisa y el salieron al porche de la casa y comenzaron a besarse y acariciarse. Recorrió sus pechos con sus manos, deteniéndose un minuto en cada pezón para pellizcarlo y acariciarlo, mientras ella lo besaba con desesperación. Abrió su camisa, desabrochó su sostén y bajando su cabeza tomó posesión de uno de sus pezones con la boca. Tenía unas tetas turgentes, firmes, y sus pezones eran grandes y oscuros. Ya sabía de quien las había sacado, y ese recuerdo lo calentó aún mas, por lo que tomó su mano y la dirigió a su verga. Ella se resistió un poco, para terminar acariciando su pedazo por encima de la ropa. Pero cuando el quiso tomar posesión de su sexo, ella detuvo su mano.
- Basta Fernando, detente, le dijo firme
- Por favor Lisa, no puedo más necesito poseerte, mira como estoy, le dijo obligando a que su mano se apretara contra la lanza. Ella retiró rápidamente la mano.
- Yo también estoy excitada, pero ya te dije lo que pensaba. Falta poco. Respeta mi decisión, le dijo enojada.
- Pero si yo la respeto, es mi verga la que no entiende razones. Eres muy linda y caliente y me vuelves loco, dijo tratando de volver a abrazarla.
Forcejearon un rato y por fin, ella consiguió separarse. Se quedaron mirando totalmente excitados y desencajados. La respiración estaba entrecortada por el esfuerzo y la calentura.
- Me voy a dormir, dijo por fin, hasta mañana, y dándole un rápido beso en los labios se metió en su casa. Fernando esperó unos minutos y luego entró en la casa y se dirigió a la cocina.
Carmen estaba en la pileta de la cocina terminando de lavar. Fernando se acercó despacio.
- Carmen, ¿ puede darme un vaso de agua? Preguntó con toda inocencia.
Carmen se sobresaltó. Pensó que estaba sola.
- Si Fernando no hay problemas. Tomó una copa, la llenó de agua y se dio vuelta para pasarsela al muchacho. Cuando lo hizo quedo hipnotizada por el bulto que se notaba en el pantalón del joven. Estaba totalmente empalmado y se notaba. Fernando mantenía una cara de inocente como si no se diera cuenta de lo que pasaba.
Le entregó el vaso con agua y rápidamente se dio vuelta para seguir con su trabajo, y que el muchacho no se diera cuenta de que lo había observado. Fernando tomó lentamente el agua disfrutando del cuerpo de su futura suegra, lo que afirmaba su calentura, y cuando terminó se acercó al lavabo para dejar el vaso. Aprovechando la situación se acercó a Carmen y suavemente apoyó su bulto contra el trasero de ella, mientras dejaba el vaso.
Instintivamente Carmen se hizo hacia adelante cuando sintió que la apoyaban. Lentamente vio como el brazo de Fernando dejaba el vaso y se apoyaba en la mesada.
- ¿ Necesita que la ayude a secar? Dijo con cortesía, pero sin alejar su cuerpo.
- No, gracias Fernando, no quisiera que te molestes.
- Pero si no es molestia. Usted despreocúpese que aquí atrás yo me encargo, dijo con doble sentido, mientras tomaba un repasador de la mesada.
Por un segundo Carmen dudó. Tal vez Fernando fuera muy inocente y no se diera cuenta de lo que estaba haciendo. Lentamente se movió hacia atrás y tropezó nuevamente con esa dureza que le habia fascinado. Se retiró un poco y comenzó a alcanzarle las cosas para secar a Fernando, quien en cada maniobra se acercaba mas a la mesada para dejar los trastos secos y la apoyaba descaradamente. Carmen empezó a cerrar los ojos y disfrutar del roce, sin saber si lo que pasaba era o no intencional, pero igual la excitaba. Indudablemente los muchachos jovenes la podían.
Así estuvieron unos 15 minutos. Lentamente los cuerpos se fundieron y al terminar de secar, el bulto de Fernando estaba totalmente enterrado entre sus nalgas. Podía sentir los latidos de esa verga, y como se había mojado su sexo por el roce.
Con desgano, Fernando se retiró y se sentó en una silla, cuidando de que su empalme quedara bien a la vista de la mujer, sin hacer ningún esfuerzo por disimularlo.
Carmen recorría la cocina acomodando cosas y de reojo lo observaba. Por fin, Fernando se levantó para irse.
- Bueno Carmen, es tarde y Lisa ya fue a acostarse así que la dejo. Espero que descanse bien esta noche, dijo acercándose a besarla. Por un segundo Carmen pensó en besarlo en la boca, pero a último momento giró un poco la cabeza y el beso lo recibió casi en la comisura de sus labios.
- Hasta mañana Fernando. Que descanses.

Al día siguiente, conociendo los horarios de sus suegros, llamó al celular de Carmen. La suegra atendió.
- Hola Carmen, habla Fernando
- Ahh, que tal Fernando, dijo con su habitual frialdad.
- Lamento molestarla pero quisiera conversar con Ud, en privado, y sin que nadie más se entere, le dijo con voz de preocupado.
- ¿ Y de qué quieres hablar?, preguntó excitada
- De un problema que tengo con su hija. Creo que Ud. me puede ayudar a solucionarlo, le dijo.
- Cuéntame de que se trata, insistió, ya mas desilusionada. Pensó que lo de la noche anterior no había pasado desapercibido para el joven y que trataría de hablarle de eso.
- No por teléfono, necesito que lo hablemos personalmente. ¿ Puede ser esta tarde?
- Mira, pensaba ir a caminar un poco, pero no tengo inconveniente, ¿ dónde prefieres?
Le dió la dirección de un pequeño bar, muy íntimo y poco conocido, alejado de los lugares que solían frecuentar sus conocidos. De cualquier manera no tendría nada de raro que suegra y yerno estuvieran charlando amablemente.
Llegó al lugar temprano y se sentó tratando de organizar su discurso. Al rato llegó la suegra. Traía una calza ajustada con una remera larga. Se insinuaban claramente sus piernas, su culo y se marcaban sus tetas debajo de la remera. Solo verla hizo que se le pusiera dura.
Se acercó, lo besó en la mejilla, y se sentó. Pidieron un café, y se quedaron un minuto en silencio.
- Bueno Fernando, tu dirás. Me hiciste venir hasta aquí, me imagino que por una buena razón.
- Carmen, Ud sabe que yo adoro a su hija. La quiero mas que nada en el mundo.
- Lo sé, y sabes también que no eres el novio que yo hubiera querido para ella, pero bueno, de a poco mi opinión va variando al ver como te portas con ella y como ella te quiere, dijo con sinceridad.
- Si, se nota su disgusto, la verdad, pero no importa, yo voy a vivir con ella y no con Ud. así que no espero que Ud. me aliente. El problema es otro.
-Bien, te escucho.
- Voy a ser sincero. Su hija me excita muchísimo, pero ella está decidida a no tener relaciones hasta que no cumpla los 18 años. Faltan 5 meses y yo no aguanto mas.
- No veo que tengo que ver yo. Me parece que es un tema que deben resolver Uds. ¿ No pretenderás que convenza a mi hija de que se acueste contigo, no?
- No Carmen, no era esa la idea. Tengo decidido conseguir otra mujer que me satisfaga hasta que su hija se decida.
- Eso no está bien. No puedes engañarla de esa manera, dijo seria.
- Yo pienso como ud., y allí es donde necesito su ayuda.
Se quedó mirándole intrigada. Ella no tenía idea de hacia donde iba la conversación y su curiosidad era lógica.
- Le diré. Si yo me acostara con otra mujer, correríamos el riesgo de que esa otra mujer me guste mucho y termina dejando a Lisa por ella, o bien que aparezca en cualquier momento a contar sobre nuestra relación, lo que sería un desastre. Lisa sufriría y yo no quiero que sufra.
- Nadie quiere que sufra, pero es imposible que ella no se entere que tienes relaciones con otra mujer. Las cosas siempre terminan sabiéndose.
- Por eso es que la mejor solución que se me ocurrió es acostarme con Ud. hasta tanto su hija se decida a empezar a tener sexo, dijo de un tirón mirándola a los ojos, dando muestras claras de que no estaba bromeando.
Los ojos de Carmen se abrieron sorprendidos. Quedó muda por un momento.
- Como te atreves...... quiso empezar a decir
- Espera. Antes que digas nada, llegué a esta idea a partir de que eres una mujer muy bonita y sensual, que no estás recibiendo todo el sexo que necesitas, que jamás le contarías nada a Lisa y que además te gustan los jovencitos, le dijo sin bajar la mirada.
- No puedes ofenderme de esta manera. Tu estás totalmente loco, dijo poniéndose de pie.
- Lo de anoche fue simplemente la confirmación de tu apetito y tus ganas, y de que te ponen los jovencitos. Además, te vi en la tienda el otro día, dijo y la frase cayó como una bomba. Quedó paralizada. Se puso pálida, miró alrededor y volvió a sentarse.
- ¿ Qué estás diciendo? ¿ Qué tratas de inventar? Dijo manteniéndose en sus trece, pero al volver a sentarse demostró claramente que no las tenía todas consigo.
- Carmen, sin querer vi toda la escena en la tienda. Me pareció que el joven vendedor se estaba propasando al espiarte dentro del probador y cuando bajé a ponerlo en su lugar, tu ya estabas a los besos y abrazos con el joven.
- Eso es mentira, y de última si fuera cierto, ¿ Cómo piensas probarlo? Dijo desafiante.
- Con la película de mi celular que muestra en detalle todo el encuentro. Debo decir que eres extremadamente atractiva y caliente, Carmen. Cada vez que la miro no puedo menos que masturbarme en tu honor, anoche de solo ver tu cuerpo me puse muy caliente, como habrás notado, le dijo con tranquilidad.
Toda su seguridad se derrumbó. Sus manos se aferraron a la mesa y le miró primero con odio y luego como pidiendo compasión.
- No se que me pasó ese día, dijo tratando de disculparse
- Lo mismo que te pasó los demás días. Carmen. Yo te entiendo. Muchos años casada y de pronto necesitas algo más que lo que te ofrece la rutina de tu marido. No te juzgo. Pero creo que yo puedo darte lo que necesitas, y tu podrías darme lo que me niega tu hija. Yo no la engaño con otra y todos contentos. Me parece un acuerdo justo, hasta tanto tu hija decida transformarse en una mujer completa.
Se quedó allí pensando. Su mano derecha jugaba con su anillo de casada mientras analizaba la situación. Por una parte se sentía acorralada, pero por otro lado la excitaba que ese jovencito que era novia de su hija, se masturbara viendola tener sexo. Era su sueño voyeur hecho realidad. Se sintió una actriz porno.
- Me estás extorsionando, dijo con firmeza.
- Te estoy pidiendo ayuda. Amo a tu hija, pero no puedo mas. Como madre debieras valorarlo.
- Si, pero si no acepto, seguro que me amenazarás con mostrar el video a mi marido, dijo
- Yo no dije eso. El video ha servido para mostrar por donde pasan tus gustos. Los prefieres de mi edad, pues acá estoy yo que estoy necesitando una mujer hecha y derecha, sin que haya riesgo ni compromiso para nadie. Yo no voy a dejar a tu hija por vos, y vos no vas a dejar a tu marido por mí. Mientras tanto los dos la podemos pasar la mar de bien.
- ¿ Y cómo ha imaginado tu mente calenturienta que las cosas podrían organizarse? Preguntó dando muestras de estar bastante convencida.
- Muy fácil. En tu casa, cuando estemos solos. Nadie va a sospechar que el novio de tu hija te visite, dijo con sencillez.
- Muy peligroso, dijo.
- Podemos ir a un hotel, pero sería mas dificil de justificar, dijo como opción.
- Mira dejame pensarlo, aceptó por fin.
- Como no Carmen, pero no dejes pasar mucho tiempo. Estoy recaliente y necesito tener sexo esta semana, dijo sonriendo.
- Mi esposo trabaja todo el día fuera de casa y no vuelve hasta la noche. El problema es Lisa, pensó en voz alta.
- Habrá manera de sacarla de la casa, dijo con convicción.
- Mañana es muy pronto
- Mañana es ya casi muy tarde para la manera en que te deseo, le dijo mirándola con verdadera calentura.
- Para la manera en que deseas a mi hija. Conmigo quieres nada mas que desahogarte.
- Esa era la idea inicial, pero al verte personalmente, me acuerdo del video, y debo reconocer que me has calentado mal. Te deseo de verdad, dijo y ella terminó de convencerse y excitarse. Después de todo el plan no era tan descabellado.
- Cuando podamos sacar a mi hija de casa con total seguridad , te invito a tomar un café, dijo sonriendo, y lo charlamos, pero no te prometo nada. Eres el novio de mi hija. Sin más se levantó, lo besó en la mejilla y se fue.
Raquel salió de allí con sentimientos encontrados. Por un lado le atemorizaba que alguien tuviera un video tan comprometedor que podía poner en peligro su matrimonio. Por otro lado que un joven y además novio de su hija, estuviera tan entusiasmado con acostarse con ella, era una sensación fabulosa. Siempre había tratado de ser una esposa fiel, a pesar de que tenía ganas de probar otras cosas, pero desde hacía un par de años, vivía buscando la oportunidad de disfrutar de carne joven y turgente, para compensar el abandono de su esposo, que ya no demostraba demasiado interés en el sexo. De pronto, un joven con acceso libre a su casa y sin que despierte sospechas, le ofrecía una oportunidad, que no iba a desaprovechar.
Esa noche, luego de la cena, su hija se veía extraña, y por fin, mientras ella estaba en la cocina se acercó a hablar con ella.
- Mami, ¿ Tienes un minuto?
- Si querida, ¿ qué necesitas?
- Quisiera hacerte algunas preguntas
- Como no, dijo secándose las manos y sentándose en una silla.
Su hija se sentó frente a ella.
- ¿ A qué edad comenzaste a tener relaciones?
La pregunta la sorprendió. En verdad eran otras épocas pero ella había comenzado a ser sexualmente activa a los 16 años.
- A los 20, mintió descaradamente.
Su hija se quedó pensativa.
- Mira mamá, quiero confesarte que deseo mucho a mi novio y el a mí, pero prometí no tener sexo hasta ser mayor de edad, y estoy pensando si vale la pena cumplir mi promesa.
Una luz de alarma se encendió en Carmen. Su hija quería acostarse con Fernando, justo en este momento en que ella estaba por disfrutarlo.
- Mira hija, yo no soy quien para decirte lo que debes hacer, pero ayudará a que te respeten si cumples tus promesas. Además ya falta poco, no?
- Si mamá, pero no aguantamos más. Me cuesta horrores mantener a Fernando lejos de mí, y tengo miedo que se vaya con otra.
- Si de algo te sirve, yo hablaré con él, y le explicaré las cosas de tal manera que te deje tranquila.
- ¿ te parece mamá? , preguntó Lisa ansiosa.
- Dejalo por mi cuenta. Vas a ver como no vuelve a presionarte y no piensa más en irse con otras mujeres. Mañana invitalo que venga por la tarde, y déjame sola con él hasta que yo te avise por teléfono, le dijo dulcemente.
- gracias mamá, eres un amor y besándola en la mejilla, salió de la cocina alegre y feliz.
Carmen se sintió horrible. Acababa de mentirle a su hija para aprovecharse de su novio. ¿ Valdría la pena?

Al día siguiente, su esposo se fue a trabajar como siempre. Carmen se bañó y arregló prolijamente, pero luego para disimular se vistió con su jogging de entrecasa de siempre. Su hija estuvo estudiando y luego del almuerzo llamó a Fernando.
- Fer, mi amor, ¿ Puedes venir a mi casa?
- Estoy ocupado ahora, ¿ A que hora?
-4 de la tarde esta bien?
- Si mi amor, nos vemos en tu casa.
La llamada le sorprendió, pero no relacionó ese hecho con lo que había hablado con su suegra el día antes. Tenía que pensar como hacer para sacar a su novia de la casa con seguridad.
Un rato antes de las 4 , Lisa se fue de unas amigas que vivían en la otra punta de la ciudad. Tenía no menos de una hora de viaje, y esperaría la llamada de su madre. Apenas salió su madre corrió a su dormitorio y rápidamente se cambió su jogging por un jean bien ajustado y una remera pegada al cuerpo, sin sostén. En eso estaba cuando escuchó el timbre.
Abrió la puerta y allí estaba Fernando.
- Hola Carmen, disculpa la hora pero Lisa me pidió que viniera.
- Si lo sé. Pasa y siéntate.
Fernando entró y se sentó en el living. Carmen pasó hacia la cocina y volvió con un par de jugos. Notaba como el joven la devoraba con la mirada.
- Te queda muy bien ese jean, le dijo como al pasar.
Carmen se sentó frente a él.
- gracias Fernando, pero el motivo de esta reunión es porque mi hija está cansada de que la presiones para que se acueste contigo, le dijo mientras cruzaba las piernas.
- Eso lo hablaré con ella, dijo el joven sorprendido.
- Lo siento pero ella no está, y no va a volver hasta que yo le avise que todo está solucionado, dijo Carmen esforzándose por parecer enojada.
La cara de Fernando se iluminó. No podía creer lo que escuchaba.
- O sea que estamos solos hasta que a tí se te ocurra, dijo lentamente mientras se levantaba del sillón. Despacio se acercó hasta Carmen y tomándola de las manos la obligó a levantarse. Una vez de pie se adueñó de su boca para meterle la lengua hasta la garganta. Carmen lo empujó separándolo.
- Espera, no te apresures. No me gusta la violencia, dijo mientras se mojaba de solo pensar en que la sometieran como hacía mucho que tenía ganas que ocurriera.
- Realmente eres mas puta de lo que yo pensaba. No tardaste nada en liberarte de tu hija.
Fernando la tomó de la mano y la arrastró hacia el dormitorio matrimonial. Carmen hacía que oponía resistencia pero en un santiamén estaban los dos en medio del cuarto. Allí Fernando la volvió a besar, de manera más posesiva que la anterior. Estaba totalmente fuera de sí.
Las manos del joven recorrían todo el cuerpo de la hembra que no sabía a que sensaciones responder. Las manos tocaban, apretaban y frotaban, con una velocidad y una insistencia demoledora. Carmen se sentía desbordada por tanta lujuria.
Fernando levantó la remera de la mujer y se la quitó rápidamente, dejando sus pechos descubiertos, para lanzarse de inmediato a comerle los pezones. Carmen solo atinó a acariciarle la cabeza mientras el joven se esmeraba en sus tetas. A poco, las manos de Fernando buscaron el broche de los jeans, y con esfuerzo por lo ajustado los bajó hasta las rodillas, para de inmediato meter una de sus manos entre las piernas de la suegra. Carmen empezó a gemir y suspirar. Estaba totalmente conquistada por el frenesí del macho.
Fernando la llevó hasta la cama y la sentó en el borde. Se agachó, le sacó los zapatos y termino de sacarle el pantalón. Luego se alejó unos pasos para mirar a su suegra solo vestida con una bombacha.
- Eres realmente preciosa. La verdad, tan linda como tu hija, y me calientas mas que ella, le dijo.
Carmen sonrió y se pasó la lengua por los labios resecos.
Fernando comenzó lentamente a desvestirse. Se quitó la camisa, desabrochó su pantalón dejándolo caer. Se sacó los zapatos, y quedó allí con su slip que mostraba un importante abultamiento. Lentamente tomó la prenda con la punta de sus dedos y lo bajó, dejando a la vista una verga dura y recta, latiendo pausadamente. Carmen no pudo evitar mirarla con cara de golosa. Se imaginó empalada por ese miembro, y terminó de mojarse.
Fernando avanzó hacia ella, la tomó de la cara y volvió a besarla, otra vez metiéndole la lengua hasta el fondo, hasta quitarle el aire. Se retiró y avanzó con su verga hacia su rostro.
- Vamos, sabes lo que quiero, le dijo , y Carmen tomó la verga en sus manos y lentamente comenzó a masturbarla, y cada tanto le pasaba la lengua por la punta, para luego de un ratito, comenzar a engullirla y chuparla con una habilidad encomiable.
- Hmmmmm, que linda sensación, que bien la chupás.
Carmen seguía con su tarea mientras Fernando volvía a magrear sus tetas. Por fin Fernando a punto de correrse la dejó.
- Ahora es cuando, dijo acercándose a la cama.
- Ponte un preservativo, le dijo Carmen entregándole un condón de la mesita de luz.
Fernando abrió el envoltorio y rápidamente encapuchó su verga. Mientras hacía esto, Carmen se sacó la bombacha y se recostó en la cama.
Fernando fue hasta los pies del lecho y trepó acariciando sus piernas, para luego comenzar a besar sus piernas, sus muslos, para terminar jugueteando con su lengua en el sexo de la hembra. Ese tratamiento tan sensual la enloqueció. Hacía mucho que no sentía una lengua en su concha, y pensaba disfrutarlo.
La lengua de Fernando, pasaba por sus labios vaginales, su clítoris y luego comenzó a meterse dentro de su sexo, moviéndose sin descanso. Las sensaciones se acumulaban por oleadas en las centrales nerviosas de Carmen, haciéndola temblar de deseo. Con los ojos cerrados se dejaba llevar por esas sensaciones.
De pronto cesó el cunnilingus. El movimiento en la cama le anunciaba a la hembra que el macho se estaba acomodando. Por fin sintió algo duro que se pegaba a la entrada de su vagina.
- Mirame, dijo Fernando. Lentamente Carmen abrió sus ojos. Frente a ella un Fernando totalmente desencajado la miraba.
Por fin, sin decir nada mas, ella vio como esa mirada se convertía en furiosa al mismo tiempo que la penetraba totalmente. Sus ojos se abrieron como platos al sentirse poseída y sus piernas se abrieron instintivamente. Por fin Fernando llegó hasta el fondo y allí se quedó, recuperando la compostura.
- Me alegro de que tu hija no quiera coger, sino jamás habría disfrutado de semejante hembra, le dijo.
- No me engañes, soy vieja para tí, dijo ella mientras sentía como sus partes íntimas se dilataban para adaptarse al perpetrador.
- Eres toda una mujer, y no puedo explicarte la manera en que me calientas. Ya vas a ver, dijo empezando lentamente el sensual juego del mete y saca.
Carmen se aferró a su espalda y lo envolvió con sus piernas para evitar que se saliera, como si eso fuera posible.
El macho al sentir la complicidad de la hembra comenzó a acelerar su pistoneó. En pocos minutos ambos estaban al borde del extasis, y fue Fernando el que se entregó primero. La furia de su corrida terminó por arrastrar a Carmen que también se corrió, gritando y gimiendo. Y sin embargo la verga de Fernando no se ablandó. En cuestión de segundos comenzó de nuevo el pistoneo.
- Que mal que te tiene mi hija, le dijo Carmen sonriendo.
- No es por tu hija, sos vos la que me calienta, le dijo acelerando sus empujes.
- No soy yo, nene. Estas pasado por que no puedes clavarte a mi hija.
- Ahora que puedo clavarte a vos, tu hija se puede tomar el tiempo que quiera, le dijo mientras comenzaba a besarla en la boca.
Siguieron así un largo rato hasta que por fin Fernando volvió a correrse dentro de Carmen, para quedarse agotado sobre ella. Despacio giró hasta quedar acostado a su lado. En esa posición siguió jugueteando con las tetas de la mujer.
En ese momento sonó el móvil de Carmen. Lentamente atendió.
- Si hija, ¿ qué pasa?, escuchó lo que su hija decía.
- Iba a llamarte ahora, ya casi terminamos con Fernando, dijo mientras lo miraba sonriendo con picardía.
- Si, en media hora está bien, te esperamos. No no hay problema en que se quede a cenar. Un beso.
Fernando giró y volvió a besarla posesivamente en la boca, para luego seguir bajando por su cuerpo hasta chuparle las tetas.
Luego de un rato se acostó sobre ella, avanzó sobre su cuerpo y colocando sus rodilllas a los costados de sus brazos le acercó su verga a la boca.
- Ahora me las vas a chupar hasta el final, como sabés hacerlo, le dijo
Carmen sin hacerse rogar, pues quedaba poco tiempo se adueño de la vara y comenzó a chuparla con toda su sensualidad. Fernando suavemente acariciaba su rostro mientras ella se esmeraba en su trabajo bucal. Luego de unos minutos Fernando comenzó a tensarse y a transpirar, mientras gemía. Una de sus manos buscó el sexo de la hembra y comenzó a penetrarla con sus dedos, consiguiendo que Carmen flexionara sus rodillas para aumentar el goce.
Por fin, Comenzó a masturbarse en su boca con lentos movimientos de pelvis, estos movimientos se aceleraron hasta explotar en un orgasmo que llenó la boca de Carmen de semen caliente y viscoso que la mujer fue tragando con placer, mientras volvía a acabar gracias al trabajo manual del macho. Fernando se quedó allí hasta que la hembra terminó de limpiar hasta la última gota de su acabada y le dejó la verga brillante.
Fernando se levantó y comenzó a vestirse lentamente
- Bueno, espero que no molestes mas a mi hija, le dijo Carmen
- No hay problemas. Estoy muy satisfecho. ¿ Te gustó?, le preguntó Fernando
- Estuvo bien, pero espero que no se haga costumbre.
- Al contrario. Me gustó mucho, y espero que lo repitamos más seguido. Ya vamos a encontrar la manera. Me voy al living a esperar a Lisa, dijo saliendo del dormitorio.
Carmen se levantó, cambió las sábanas, se dio una ducha rápida y se fue a la cocina a preparar algo para tomar antes que llegara su hija. Por un momento pensó que la había engañado, pero lo que más le llamó la atención era que se sentía terriblemente bien. Y era verdad. Esperaba que estos encuentros no terminaran muy rápido. Realmente lo había disfrutado.
Sentado en el sillón, al escuchar girar la llave y a Lisa que llegaba, se acordó de su novia y de la frase con que se inició este relato. ¿ Mañana su novia sería tan puta como su madre?

6 comentarios - De compras con mi novia y mi suegra ( final)

juan73m
🙄 🙄 🙄 🙄
kramalo
muy bueno...!!! espero que sigas relatando que mas pasó con tu suegrita....