Placer en la cabaña

La historia es mi humilde a esta grandiosa comunidad. Espero que les guste.

Me había cansado de la gran ciudad, ese fue el motivo por el cuál me fui a vivir a una zona turística del país. Con el tiempo, conseguí trabajo en un complejo de cabañas, lo tomé como algo temporal. Atendía turístas, cortaba el pasto, limpiaba la pileta, etc. Mi nueva vida transcurría en eso. A veces, a la hora de la siesta y cuando los maridos no están, ir hasta el pueblo de al lado y clavarme a alguna mujer insatisfecha, o simplemente, alguna que quería hacer cornuda a su pareja. Siempre con mucha mesura porque, como dice el refrán:"pueblo chico, infierno grande". No vaya a ser que algún marido, se entone con el etílico y me quiera correr a facazos del pueblo. Todo así, hasta que el verano finalizaba y la vida se aquietaba aún más. Ya sin gente en el complejo, me dispuse a acomodar unos papeles en la recepción. Hasta que entró ella, una hermisísima mujer de unos 45 años. Firme en sus carnes por donde se la vea. Un deleite a los ojos. Vestía una pollerita de esas que usan las tenistas, y también, una remerita tipo musculosa que le hacía juego con la pollerita. Demás está decir que sus formas eran despampanantes. Afuera, esperaba el marido en una de esas lujosas naves 4x4. Él, unos 20 años mayor que ella. Mientras tanto, ella me hablaba de la reserva de la cabaña, qué se yo, qué se cuanto...mi mirada se escapaba. Siempre con discreción porque los turístas son difíciles y se pueden ofender. Ella, sabia, intuyó mi intención de devorarla y meterle la verga por donde sea. Yo le dije que estaba todo bien el tema de la reserva y que pasaran, le dí la llave de la cabaña. Ante esto, me regaló para el deleite de mis ojo y regodeo de mi calentura, una vueltita brusca en busca de la puerta de salida de la recepción que dejó entrever la tanga blanquita clavada en ese culo majestuoso. Trascurrieron unas horas y tuve que dirigirme a hacer la limpieza de la pileta. Ella ya estaba ahí, tomamdo sol con una bikini que le acentuaba tamaño cuerpo. El marido era de esos tipos que se la pasan con la laptop y el celular hablando de negocios. De esos que no aprecian a la mujeraza que tienene al lado. Proseguí con la tarea de limpieza disparando miradas cautas a esa hembra reposante, ella me seguía regalando miraditas y sonrisitas complices mientras el marido hablaba y hablaba de acciones y demás pavadas. A esta altura, el bulto se me notaba y no lo podía disimular. Ella seguía y seguiá con la complicidad del hecho...
Por la tarde, vino en su bicicleta a preguntar por senderos para hacer con la mountain bike. Yo le expliqué de algunos cercanos, a lo cuál, ella respondió:Gracias y sonrió. Y me dijo: "Hoy noche de casino". Yo no entendí ni mierda. Y se fue. Yo me deleité en ver cómo se iba en su bici y cómo se le enterraba el asiento entre sus nalgas. Llegó la noche y en el complejo no quedaba nadie más que la Señora y su marido debido a que la temporada estaba en su fin. Al marido lo vi salir en su camioneta.
Yo me encontraba haciendo el cierre del día, esa noche me tocaba quedarme de guardia por si alguien llegaba. Al rato, suena el teléfono, era desde la habitación de la Señora. Antendí. Una voz suave del otro lado decía si no la podía ayudar con el aire acondicionado. Esa voz hizo que me ponga al palo de una. Me presenté en la habitación, ni me imaginaba el placer y goce que se venía. La terrible hembra me abrió la puerta. Vestida de minifalda negra y remerita. Pensé:Cómo te daría!. El aire acondicionado era una excusa. Me ofreció vino y acepté (no podía pero a quién mierda le importaba en ese momento). Hablamos de cualquier cosa. Entre tantas cosas, me aclaró que el comentario del casino se refería a su marido. El tipo se había ido y se pasaría toda la noche en el casino. Ese era el momento, pero ella me invitó a salir y me descolocó porque la charla se había extralimitado a temas candentes. Cuando pasó por mi lado, rozó con su mano mi bulto que estaba firme desde que me llamó por telefóno. Y dijo:Creo que te vas a quedar...Al mismo momento no aguante más mi formalidad y la empujé contra la pared y comencé a besarla. La manosee toda hasta llegar a su concha, estaba sin nada debajo de la mini. Eso me calentó más. Está todita depilada, sin nada de vello. Manosee su clítoris, le metía uno, dos, tres dedos en su cuevita. Mis dedos se mojaron de su jugo, ella gemía. Para ese entonces la top había volado y sus tetas aparecieron memorables delante de mi. Chupé sus pezones, los mordí, ella gemía cada vez más. La llevé bruscamente a la cama y la tiré. Comencé a devorarle el hermoso papo, gemía más. Estuve largo tiempo chupando todo lo que esa cavidad se ofrecía. Y me regaló una linda acabada y un feliz orgasmo en mi cara, su jugo se esparció sobre mi rostro. Luego se incorporó, me besó en la cara. Lamió su propio jugo. Me desabrochó el pantalón, me bajó el boxer. Mi pija estaba al máximo de calentura. El largo de mi pene no es el tema, debe tener unos 18/19cm. El tema es el ancho, es bastante ancha, bien ancha y con una cabeza grande y roja. No fue problema, su boca chiquita se dilató impresionantemente y me la comió toda. No paraba, era insesante en su chupada. Dos chupadas cortas y una larga, toda adentro. Incansablemente se repetía el acto. Era una succión colosal, bien salivada como me gusta. Había en la habitación olor a macho y hembra en celo, calentura a más no poder. Mientras me chupaba me decía:Pendejo, te gusta? y me miraba a los ojos. Yo era unos 15 años ó más menor que ella. Te gusta pendejo, te gusta como te la chupo, viste?!?!?, decía. Ahora cogeme hijo de puta, eso era lo que querías, no?...la volví a empujar en la cama. Le agarré las dos piernas y se las subí, la clavé de una hasta el fondo con una embestida de toro salvaje. Ella gritó pero me pidió que no pare y que le de con todo...Más, más, pendejo, repetía. Cógeme bien porque el forro de mi marido es un pija floja...dale, pendejo, cogeme. Yo embestía y embestía como una máquina perforadora, así unos 30 minutos. Hasta que le llené el hueco de leche bien fresca para la Señora. Ella sintió el borbotón de leche y tuvo otro orgasmo al mismo tiempo que yo. Me caí a su costado, exausto pero caliente aún. Con ganas de más. Ella me dijo:mirá pendejo que esto no queda así no más, eh?. A los segundos de esa poderosa acabada, comenzó a pajearme. Con fuerza, locamente, con furia, con calentura. Yo la tenía a medio camino pero esa paja furiosa hizo que el mástil se alce de nuevo. Esa pajeada salvaje era lo que me calentaba...Cuando vió que la pija se me había parado por completo me dijo: Ahora llename el orto de leche, rompeme el culo cómo lo hiciste con mi concha...Se puso boca abajo con una almohada en el vientre. Vi ese culo despampanante servido a mi gusto y comencé a lamerle el ojete. Estaba cerrado, hermoso. Lo lamí, se lo llené de saliva. Puse un poco de lubricante en mis dedos y en ese orificio del deleite. Un dedo fue bien, dos dedos mejor, hasta dilatarlo por completo. Mientras me lubricada la pija, me dijo: Mandámela de una, que quiero sentir bien como me abrís con esa cabezota!. Hice lo que me pidió con mucho gusto: aseguré la cabeza en la puerta del culo, la cabeza entró (ella gritó:mándala de una) y después toda de una. Pasó sin pedir permiso hasta la base, hasta los huevos. Dió un alarido, mordió la sábana pero le encantó. Le pedía que se ponga en cuatro patas (con la verga adentro) y me subí. Mis huevos golperon la puerta del culo durante varios minutos. Dámela toda pendejo!, dijo. Yo le dí con furia descontrolada mientras manoseaba y pellizcaba sus pezones duros. Sus tetas hermosas se movían al compás de la rotura de culo. Me dijo: Quiero que me acabes en la boca. Cuando llegué a ese momento, me salí y me puse en frente de ella. Me volvió a pajear bruscamente, a tal punto estaba caliante que se la metí de prepo en la boca. La cogí por la boca freneticamente hasta que exploté. Una buena ración de leche le serví directo en su boca. La abrió y me mostró todo lo que le había depositado. Jugó con la lengua y la leche hasta que se la tragó. Después me limpió con la lengua las últimas gotas....Estaba en el extasis puro, hablamos boludeces y me dijo: Mirá que mi marido vuelve a la mañana. Miré la hora y eran recién las doce de la noche. Fue una noche espectacular, cogimos sin parar. Le hice todo lo que me pidió y ella accedió a mis requerimientos. El olor a sexo, a pija, a concha, a leche, a todo duró hasta las siete de la mañana. Nos bañamos y me despedí. Antes de irme me dijo: Le voy a recomendar el complejo de cabañas a mis amigas que tienen maridos pija flojas como el mío, no hay problemas, no?. Le respondí que no, que si todas venían serían bienvenidas. Sonreí y me fui. Hoy, sigo en el mismo laburo desde hace ya 5 años.

3 comentarios - Placer en la cabaña

complice69
Muy bueno!!! Siempre soñe que mi esposa hacia algo asi mientras yo salia