La fantasía de mi amigo (Primera Parte)

Queridos Poringueros/as: despues de una prolongada ausencia regreso con un nuevo cuentito mio que espero les guste.
Para proteger a los protagonistas, hemos cambiado los nombres y situaciones, pero la historia pasó más o menos así...
Era un dia mas, monótono a mas no poder. La rutina de la oficina cansa a cualquiera, incluso a este cuarenton. Más de diez trabajando en la misma repartición. Sin ascensos ni aumentos de salario. ¡Un trabajo realmente "motivador"! ¡Y de sexo...ni hablar! Veinte años de casado y por ahí también de la última vez que recuerdo haber tenido sexo con mi mujer
Era un dia mas, monotono a mas no poder hasta que recibi un llamado que cambiaria mi suerte.
-¿Te acordas de mi?¡Soy Fulano de Tal!
-Si, si. Por supuesto que me acuerdo de vos -mentí estúpidamente tratando de recordar a quien rayos pertenecia esa voz masculina.
-Mirá viejo, te la hago corta porque se que estás trabajando y no te quiero jorobar.
-Por favor, no hay problema. -ya casi tenia el nombre del autor de aquella llamada tan misteriosa- Tomate tu tiempo, no tengo apuro.
Lo dije en un tono que me hizo acordar a mi terapeuta.
-Gracias. Espero me entiendas. Mirá tengo una fantasia que quiero realizar.
-Ah si?
-Si. Ocurre que tengo una amante y mi fantasia consiste en verla hacer el amor con otro hombre.
-¡Ah bue...! ¿Y se puede saber qué tengo que ver yo con esa fantasía tuya?
-Mucho. Me gustaria que fueras vos quien estuviera con ella...
Hice silencio. No podia ser cierto: ¡se me iba a dar! El fulano siguio:
-Mirá flaco, sos el unico que me puede dar una mano en esto. Se lo discreto que sos...
-¿Vos decis, che?
-No te lo pediría si no te conociera. Además, mi amante es muy jovencita y hermosa. Te va a gustar.
-No se...
-Quedate tranquilo. Yo solo voy a mirar, nada más. Vos podés hacer lo que quieras con ella. Ella va dispuesta todo.
-¡Listo el pollo! No se hable mas, podes contar conmigo.
-En serio me lo decis?
-¡Por supuesto! ¿Para que estan los amigos, sino?
Lo dije en el tono mas creible que pude encontrar, ya que todavia no podia recordar como se llamaba el tipo.
Quedamos en que el encuentro sería dentro de quince dias, plazo más que suficiente para ultimar detalles. A mi me tocaba buscar el motel, lo demás corría por cuenta del otro flaco.
Demás está decir que viví los dias que faltaban como en un sueño. La imaginación se sumaba a la excitacion que crecía día a día en mi cuerpo.
Hasta que por fin llego el gran día. Me bañé, perfumé y puse la mejor ropa que encontré. El deseo era cada vez mayor conforme se acercaba la hora señalada. Fue fácil encontrar un escusa dada la bola que me daba mi mujer. Lo difícil fue ocultar la excitación...
Nos reunimos en el punto convenido. Demoraron un poco, pero valio la pena la espera. Aquella preciosura de mujer superaba largamente mis fantasias. Mientras mi amigo se disculpaba (era un tipo muy formal y correcto), la chica aprovechó para saludarme con un beso. Su aliento fresco y juvenil me cautivaron al instante. al igual que el sensual perfume que exhalaba su cuerpo.
Jamas podré olvidar esa primera vez que la vi. Tenía 21 anos recién cumplidos y un cuerpo espléndido. Una larga cabellera negra como la noche, enmarcaba su bello rostro de grandes ojos color miel. sensuales pestañas, nariz fina y unos carnosos labios rojos. Su piel era blanca, bien blanca y de una suavidad inigualable. Llevaba un vestido rojo bien corto y entallado al cuerpo. La tela dejaba adivinar las sensuales formas de la mujer: un escote pronunciado revelaba los encantos que portaban sus enormes senos. Una cinturita muy fina, daba lugar a unas impresionantes caderas que remataban en unas muy bien torneadas piernas que descansaban en sendos tacones altos.
Había un bar cerca, asi que allí fuimos los tres a tomar unas copas y de paso ir "rompiendo el hielo". Ni me acuerdo lo que hablé. Estaba embobado siguiendo cada gesto, bebiendo cada palabra que ese monumento de mujer hacía. Ella lo notó varias veces, porque me rozaba suavememte la mano o me guiñaba un ojo de cuando en cuando. Cuando estuvimos motivados a más no poder, pagué la cuenta y nos dirijimos rumbo al hotel.
Nuestro cuarto qiedaba en el segundo piso, y para llegar a el habia que subir una estrecha escalera. Como buenos caballeros que somos, dejamos que ella subiera primero y nosotros la seguiriamos. Ella sonrió lascivamente y aceptó. Quedé boquiabierta contemplándola subir aquellas escaleras justo delante mio. Mi amigo sonrió satisfecho. Durante unos minutos, solo se escuchó el sonido de esos gloriosos tacos subiendo peldano tras peldano. Ella lo hizo lentamente, sabiendo el morbo que me generaba verla desde esa posición: la espalda bien arqueada permitía que los musculos de sus nalgas se tensionaran bien ofreciendo una vista mas que agradable. Y no solo eso, desde esa posicion, la escasa falda se levantaba un poco, dejando ver una generosa porcion de carne: el punto exacto donde la rosada tela de su diminuta tanguita se perdía en un mar exuberante de piel. Loco por el deseo que aquella lujuriosa visión me había despertado, la seguí como hipnotizado, pensando solamente en poseer ese voluptuoso cuerpo. No podía pensar en otra cosa.
El cuarto, que tampoco podré olvidar tan fácilmente, era amplio y bien iluminado. Una amplia cama matrimonial se ubicaba entre dos modestas mesas de luz. Tambien habia una mesa y dos sillas. Mi amigo acerco una hasta quedar situado frente al lecho; para luego sentarse y encender un cigarrillo. Luego nos miró con cara de impaciencia. Nosotros estabamos sentados en la cama, mirandolo directamente.
-Ustedes no me hagan caso. -dijo mi amigo- Hagan de cuenta que estan solos y no hay nadie mirando.
Continuará...