El placer de rasurar las partes íntimas

El placer de rasurar las partes íntimas


Antes de continuar con la historia de Nina en paris dejenmes contarles algo

Nina:



Los dos quitándonos poco a poco los vellos de nuestro pubis para dejar a nuestros sexos desnudos, rosas casi. Cuando él me lo propuso por primera vez pensé que se trataría de un juego muy excitante. Claro, por qué no, le dije. Así que el día planeado dejé todo dispuesto perfectamente para nuestra cita.
En el baño ya estaba todo acomodado: rasuradoras, espumas de dos aromas diferentes, toallas, un espejo, crema hidratante y por supuesto un lubricante para finalizar el numerito con placer.

Así, cuando él llegara yo solo tendría el material para darle la satisfacción de hacerlo: mi cuerpo y los instrumentos para que él hiciera con todo ello lo que más se le antojara a su placer.

¿Que tendría de sexual y erótico rasurar literalmente los vellos púbicos del otro en un baño, lentamente? Mucho. Si no lo han practicado no duden en hacerlo y comenzar este fin de semana.

Él llego y comenzó a desvestirme de manera lenta desde la entrada de mi casa. ¿Había dicho que me encanta permanecer desnuda mientras él esta totalmente vestido? Eso me hace sentir tan desnuda, a merced suyo. Bueno, pues me encanta.

Cuando me lleva delicadamente hacia la ducha lava sus manos y comienza a tocar las junturas de mi cuerpo mientras yo permanezco parada en el medio de la ducha, al lado de la bañera. Y digo eso como si se tratara de una preciada y vulnerable cosa que esta a punto de quebrarse, con un letrero de frágil al frente, al menos eso es lo que él me hace sentir.

Me pide que abra ligeramente las piernas y comienza a mojar mi pubis con una esponja húmeda, tan húmeda como lo estoy yo misma en ese momento. Estoy tan excitada con la manera en que me ha tocado que podría introducir si quisiera la esponja en mi interior y mojarme con mi propia lubricación.

Luego toma un poco de espuma en sus manos y la coloca directamente en el monte de mi pubis para luego tomar la rasuradora y moverla lentamente de arriba abajo. Hay un escalofrío que me inunda: una mezcla entre el temor de que su navaja vaya mas allá de lo previsto y por otro lado me embarga sobremanera el placer. Esas dos sensaciones juntas son maravillosas.

Lo veo mientras con rigurosa calma rasura todo perfectamente: humedece, espuma, navaja, mueve su muñeca, moja la navaja en la bandeja de agua, sacude y nuevamente inicia el ritual. Así innumerables veces hasta dejarme al final completamente rosa y suave. Mi piel debajo de esos vellos es tan delicada: le encanta repetírmelo una y otra vez. Me encanta escucharlo una y mil veces.

Al final, me seca y limpia con suavidad. Intento cerrar instintivamente las piernas. No te he dicho que te muevas, me dice. Me sobresalta escuchar su voz con ese tono imperativo que generalmente siempre usa para el sexo. Claro, obedezco. Seca y abierta, parada en el medio solo para él, comienza a introducir uno a uno sus dedos en mi vagina hasta llegar a tres. No usa el lubricante que tengo al lado, lo mira y me sonríe. No es necesario, me dice. No lo necesitas, estas tan mojada, linda...

De mi garganta salen sonidos que no puedo evitar. Mis piernas se mueven mientras él sigue debajo de mí, haciendo una de las cosas que mejor sabe hacer. Siento como se mueven los dedos al interior

Le pido que me penetre, se lo digo con palabras que le gustan, fuertes, rudas, ásperas. Sé que le encanta tenerme allí solo para él, abierta, con mis labios como los de una virgen, rosa y suave. Y allí mismo él solo entonces se desnuda y sin detenerse me toma y me penetra mientras sigo parada (como puedo, lo intento) allí, gimiendo como una loca.

Claro, al final no llegamos a la parte en que yo debía rasurarlo a él. Y mejor no llegar, la primera parte es la mejor...


Se los recomiendo, actividad erótica y altamente estimulante. Lo mejor de todo, desde el inicio sabes el final y, lo mejor de todo, te encanta...

1 comentario - El placer de rasurar las partes íntimas

kimastaburuaga
Sería importante que lo rasuraras a él tambien, sin discutir que es excitante siempre es la mujer que se dispone a que la depilen.