mi cuñada

Me ponía a millón el solo pensar en volver a tirarme a mi cuñada, así que llamé a su casa como se que está pasando un mal momento con su marido y además se está tirando a un sujeto que no me cae bien por su arrogancia, y pregunté por Pedro su marido, claro que yo sabía que no estaba, pero era para comprobar que estaba sola y tuve mucha suerte estaba totalmente sola, así que sin avisarle nada me fui para su casa y le pregunté que si Pedro ya había llegado y me contestó que tal vez se demoraba porque estaba en los trámites del seguro de su carro, así que sin mediar palabra me acerqué y hábilmente la besé y traté de abrazar.

Esto la sorprendió mucho pero se veía insegura, le dije que era la mujer que más deseaba , que ninguna mujer me hizo sentir tanta pasión, trató de huir a su habitación pero yo la seguí y le pedí que abriera la puerta, ella se negó inicialmente pero le dije que si no le gustaba sentirse deseada, que lo del amante que tenia era diferente porque él tenía una esposa gorda y fea y que estar con ella era una experiencia fabulosa, y que conmigo era diferente porque mi esposa (su hermana) era igual de hermosa que ella, que yo lo estaba arriesgando todo por sentirla, sentir esa dulzura que lleva guardada hace tiempo, porque yo creo que ese sujeto que tienes por amante no te hace feliz.

Entonces se abrió la puerta de su habitación, me dijo entra. Tenemos que hablar, primero, quiero que todo esto sea un secreto, segundo, ¿quien más sabe lo que está pasando con mi amigo?, tercero, quiero tener sexo, no quiero enamorarme de nadie porque no se qué va a pasar con mi matrimonio, si puedes con esto adelante, no sin prometerme que será un secreto.

Así le prometí que nunca diría una sola palabra, se acercó a mí y me permitió que la besara en el cuello y pasara mis manos sutilmente por su espalda, se empezó a erizar y a pedirme que la tocara por todo el cuerpo, empecé por abrir los botones de su blusa uno a uno mirándola a los ojos para luego quitársela, apareció ante mí un hermoso sostén de color rosa con bordes de finos encajes que le hacían ver unos senos fantásticos que sin ser grandes estaban bien paraditos, empecé a besarla al rededor del sostén para luego bajar hasta ese vientre blanco y muy plano con un ombligo poco profundo que me permitía ver el fondo limpio que me llamaba para que tocara con el ápice de mi lengua, mirándola a los ojos vi en su rostro el deseo y el placer que le estaba provocando.

Aceleré el paso para bajar el pantalón y sorprenderme con semejante visón, la de mi querida Daniela en un tanga tipo seda dental con unos encajes que hacían juego con el sostén, y esas nalgas blancas y bien redonditas, les confieso que me temblaba todo el cuerpo y no sabía por dónde empezar así que opté por besar esas hermosas nalgas, mientras le acariciaba los muslos ella dejaba escapar unos pequeños gemidos que me excitaban aún más, luego me incorporé para poder pensar y llevarla a otro nivel de excitación pues de este momento dependía si se repetiría esta situación, le quité el sostén y saltaron ante mí un par de esculturas redondas pequeñas pero hermosas.

Unos pezones pequeños y rosados me estaban haciendo perder el control así que los toqué y los besé suavemente para comprobar que eran reales, Daniela no podía más y me pidió que la penetrara y yo le dije que esperara solo un minuto, pero ese era mi juego, hacerme desear así que bajé a atender su chochito, mordí el tanga y empecé a bajarlo con los dientes para ese entonces estábamos transformados, volví a su chocho y abriéndole las piernas pasé rápidamente y de un solo toque por su clítoris de mi lengua ella gritó y me dijo con voz temblorosa, Juancho, no me hagas esto por favor! cómeme ya!

Pero yo empecé a lamer ese chocho que tanto deseaba sintiendo así ese magnífico olor tan especial y ese sabor a miel que solo tiene mi Daniela, porque era mía en ese momento y así me lo demostró cuando unos segundos después me dio un orgasmo como pocos he visto en mi vida. Me tomó del pelo y me llevó con fuerza hasta ella y me hizo acostar en su cama para luego darme un beso y quitarme lo que me quedaba de ropa y darme una espectacular mamada de como 10 segundos pero con la intensidad de toda la vida, de un salto quedo encima de mí y abriendo bien su chocho puso mi glande en su entrada y despacito muy despacito empezó a deslizar mi pene en su interior, luego empezó a dar unos saltos que se fueron acelerando y hacerme sentir en la gloria, pero después de como 5 minutos se escuchó el ruido de un motor era Pedro.

Daniela me dijo dámelo ya que llegó Pedro, pero mi susto no lo dejaba salir, pero conté con la suerte que atrás llegaba otro carro era un amigo de Pedro y traía cerveza se oyó cuando este saludó y ofreció una cerveza a Pedro y luego destaparon el capot del carro para ver algo en el motor, en ese momento Daniela se levantó, yo ya estaba vestido y ella mirando por la ventana me dijo algo que todavía me tiene perplejo, -¿No quieres acabar lo que empezaste? yo rápidamente miré por la ventana y Pedro y su amigo estaban mirando el carro por dentro así que bajé mi pantalón y así como estaba Daniela mirando también por la ventana pero oculta tras las cortinas la penetré y empecé un brutal mete saca con la excitación que me provocaba ver al esposo de mi Daniela a unos metros de donde me estaba tirando a su mujer, así llegué al mejor polvo que me he tirado en mi vida.

Se lo eché por completo dentro, me vestí y bajamos a la sala cuando Pedro y su amigo entraron a la casa y nos saludaron como es normal, lo que no fue normal fue el apasionado beso que Daniela le dio a Pedro delante de los que estábamos ahí sorprendidos hasta Pedro se sorprendió ya que estaban cruzando un mal momento y teníamos entendido que hacía un par de meses no tenían nada como pareja, espero que haya contribuido para bien de los dos.

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