Ese viernes por la noche llegamos a la casa campestre de mi amigo, éramos compañeros de estudio y a raíz de la celebración del día de la Madre habían decidido visitar a la abuela para festejar ese día especial. En la cena fui presentado a los dueños de casa, el abuelo era un pensionado un poco aquejado de las enfermedades propias de la edad, la abuela tendría unos 65 años, era una mujer rolliza. Sus ojos picarones estaban ocultos por unas gafas propias de las abuelitas pero eran de un gris acerado, su rostro era jovial y sus ademanes hacían conjunto con sus movimientos lentos pero cadenciosos, como era de noche no me fijé en más detalles y mi amigo que estaba muy contento destapó una botella de vino espumoso que nos dispusimos a degustar oyendo música vieja. Al destapar la segunda botella ya no quedamos sino el abuelo, mi amigo, el papá de mi amigo y yo. El tiempo fue pasando y pronto esa bebida refrescante pero embriagante me mandó a dormir, antes de retirarme a mi alcoba se alcanzó a programar una ida a temprana hora al pueblo para comprar algunas cosas que faltaban.
Al otro día me desperté tarde, me dolía intensamente la cabeza, tenía mucha sed y no quería saber nada de nada. Rápidamente constaté al asomarme por la ventana que me habían dejado solo, fui a pararme cuando noté que la consabida erección mañanera que siempre me acompañaba cuando tomaba estaba empezando a notarse en mi pantaloneta de dormir. Bajé a la cocina para tomar algo que mitigara mi sed cuando oí ruidos en la cocina, era la abuela que ya estaba preparando el almuerzo, no sé porque razón algo me atrajo la atención y me escurrí sigilosamente hasta la cocina sin que se diera cuenta de mi presencia. Al fijarme en su atuendo noté que tenía el consabido delantal anudado al cuello pero debajo del peto del mismo llevaba sus senos al aire libre, eran unas tetas grandes, blancas y terminaban en unos pezones pequeños pero rosados como los de una colegiala su piel se notaba muy suave y sus movimientos al empezar a picar en la tabla hacía bambolear esos dos senos, tal vez le fricción de los pezones con su delantal la fue excitando porque de un momento a otro se quitó el pequeño pantaloncito de pijama que llevaba dejando su gran trasero al descubierto, sus grandes nalgas eran blancas y a lo lejos dejaban vislumbrar una suavidad digna de una quinceañera, de pronto sus dedos fueron a buscar su sexo, sus dedos se metieron en su vagina con una facilidad increíble, era una gruta que había sido muy recorrida y un par de dedos resbalando por ese conducto no hacían ni cosquillas, recurrió entonces a la manipulación de su clítoris, un tanto dormido al principio pero gracias a unas caricias sutiles pronto empezó pararse, su excitación iba en aumento pero quería una penetración en esa vagina húmeda que ya empezaba a autolubricarse, cogió del mesón un pequeño nabo y empezó a introducirlo en su ardiente sexo, lo manipuló hábilmente acariciando sus labios vaginales y restregándolo suavemente en su clítoris, luego lo metió buscando saciar su deseo pero el pequeño tubérculo tampoco dio la talla , desesperada tomó una zanahoria de unos quince centímetros y también lo probó en su vagina húmeda sintió al fin un poco de placer, el diámetro del vegetal apenas rozaba sus paredes vaginales pero sintió un pequeña excitación, simultáneamente con la mano derecha empezó a meter y sacar la zanahoria mientras su mano izquierda frotaba su clítoris buscando con desesperación un orgasmo que necesitaba, sacó la maltratada zanahoria y buscó en el mesón algo más largo y de mayor diámetro, encontró una berenjena de unos veinte centímetros que pronto desapareció en esa vagina ávida de sexo y placer, ahora sintió una sensación más placentera, esa berenjena si le estaba sirviendo para despert5ar esas sensaciones latente pero hace tiempo dormidas, estaba bien pero su deseo era incontrolable, volvió a buscar algo más grande y lo encontró, era un pepino de algo más de 25 centímetros y un diámetro bastante considerable, empezó a tratar de meter ese pepino en su raja que ya estaba que parecía una fuente de líquidos vaginales, fue resbalando lentamente arrancando en cada envión gemidos de placer, por fin había encontrado algo que la saciara, hacía tanto tiempo que no sentía esa satisfacción plena se sentir en sus entrañas un elemento que arrancar esas sensaciones tan placenteras.
Mientras todo esto ocurría mi verga que estaba completamente parada, que ansiaba tener sexo a como diera lugar ya no la podía controlar y la acariciaba con deseos impúdicos, por tratar de coger una mejor posición para tener una mejor visualización de esa abuela que ahora con movimientos cada vez más lujuriosos se acercaba inexorablemente un orgasmo tropecé sin querer un tarro que cayó estrepitosamente dejándome al descubierto, asustado pensé que la abuela se parara y me regañara, pero para mi sorpresa con un ademán en su cara y una sonrisa coqueta me insinuó que me acercara, sus manos todavía manipulaban el enorme pepino que entraba y salía ahora con una facilidad increíble , yo con la verga en la mano corrí a esa invitación y sin pensarlo dos veces saqué el pepino para reemplazarlo por mi verga erecta, sin embargo la abuela me retiró de una manera discreta cogiéndome por la cabeza me llevó directamente a su vagina en una clara demostración que quería que degustara con mi boca su sexo ,sin pensarlo me clave de cabeza en su coño húmedo y empecé a degustar esos efluvios ,lamí sus labios y luego me concentré en su clítoris, estaba muy erecto y como todo en esa abuela era de una textura única, además de largo era grande, lo arrope con mis labios y empecé a lamerlo con mucha delicadeza, la abuela sólo emitía pequeños gemidos, de vez en cuando lo chupaba intensamente y ella aullaba de pasión, sin lugar a dudas hacía tiempo no sentía esa caricia tan estremecedora, a cada instante la excitación de la abuela era mayor y ahora me tenía aprisionado con sus manos entre su vagina, casi no podía respirar pero continué lamiendo su clítoris y su rajita con mi lengua sedienta, estaba que estallaba, por probar humedecí mi dedo índice y lo deslice por su apretado culito, estaba apretadito pero la lubricación de su misma vagina me servía para probar una y otra vez hasta que mi dedo entró en su apretado esfínter, un gemido de pasión escapó de sus labios y luego al maniobrar mi dedo en su culito apretado mientras lamía su clítoris simultáneamente la llevó a un intenso paroxismo, sus movimientos eran violentos y con un frenesí indescriptible alcanzó un orgasmo de locura….tomó un leve descanso y nuevamente se abrió de piernas dejando su sexo a mi disposición…yo estaba con una erección tremenda…metí mi pene ansioso y se deslizó por su ardiente vagina ,era una gruta insondable, ella abrió más sus piernas y mi verga entró un poco más , haciendo un esfuerzo sobre humano empuje mi pene hasta que tocó el fondo de su pared vaginal, después fue una locura, como un animal empecé a cabalgar esa insaciable mujer, aceleré mis movimientos hasta que la abuela con sus movimientos casi espasmódicos entraba en esa etapa sublime de otro orgasmo , esta vez con toda mi verga en sus entrañas sintió como si hubiera alcanzado la cima del placer, era tocar el cielo , era el momento del clímax deseado. Sin embargo yo no pude alcanzar mi eyaculación, la abuela se acostó de un costado y en un gesto que lo decía todo se volteó y me dejó su maravilloso culo a mi disposición, era de una blancura increíble y su ano era de un envidiable color rosado, no pude contenerme y en un arranque de locura empecé a besar ese culito , mentalmente me hice la idea de estar besando el culo de mi novia y empecé a penetrar con mi lengua esa pequeña puerta, lentamente el cerrado orificio fue expandiendo su diámetro hasta volverse un atractivo ojete que pedía a gritos una penetración, coloqué la punta de mi erecta verga en su culito y empecé a penetrarla, la abuela gemía se placer , cuando le había metido más o menos la mitad se la saqué de un solo tirón. Volví a metérsela con más impulso y ella se retorció de lujuria, poseído de la lujuria empecé a culiarme esa abuela con tanto vigor y deseo que hacía bramar la sexagenaria dama, como no había entrado toda mi verga ella se cogió las dos nalgas con sus manos y las abrió al máximo para alcanzar la mayor dilatación anal y mi verga pudiera entrar con toda su longitud y a fe que lo logramos, luego empecé mi galopar lujurioso hasta que llegó mi poderosa eyaculación, un rio de semen blanco inundó ese culo hasta hoy virgen, nunca había tenido sexo anal y esa primera experiencia la llenaba de placer, la abuela se retorcía de pasión, de pronto me pidió que cambiáramos de posición, me acosté cuan largo era y ella buscando mi verga se la colocó en su culito y empezó a metérsela lentamente , hizo una pausa , la sacó, ensalivo la cabeza de mi pene y nuevamente se la metió , esta vez la verga se fue hasta el fondo, con todo mi tolete metido en su culito empezó a moverse como una amazona sobre una potra desbocada, con sus movimientos rítmicos y acompasados ambos nos fuimos acercando a otro poderosos orgasmo, mi verga eyaculó un chorro de semen blanco en su culo enorme y ella obtuvo el tercer orgasmo en esa mañana de locura.
Quedamos exhaustos, ella se incorporó lentamente, una sonrisa fue su única comunicación conmigo, se colocó su delantal, recogió los vegetales y siguió preparando su almuerzo. Yo enguayabado, cansado y para colmo de males deslechado subí a bañarme y vestirme pues ya se acercaba la llegada de los demás ocupantes de la casa.
Al rato llegó mi amigo con la mamá y el abuelo, era la hora de pasar al comedor y el abuelo en un acto de gran solemnidad nos invitó a degustar el almuerzo preparado por su esposa haciendo énfasis en la ensalada de la casa como plato especial junto con el postre, con gran sorpresa al mirar la tan anunciada ensalada distinguí claramente entre la lechuga y el repollo, el nabo, la zanahoria , la berenjena y el inmenso pepino que había escrutado esa vagina ardorosa, aunque estaban camufladas con otros ingredientes las reconocí inmediatamente
Quedé muy impresionado como los comensales degustaban esa ensalada , sin escatimar elogios felicitaban a la abuela, yo aunque tenía mucho apetito me abstuve de probarla alegando una supuesta alergia por los vegetales, pero la verdad fue por conocer el secreto tan oculto de la sazón de la abuela
Al otro día me desperté tarde, me dolía intensamente la cabeza, tenía mucha sed y no quería saber nada de nada. Rápidamente constaté al asomarme por la ventana que me habían dejado solo, fui a pararme cuando noté que la consabida erección mañanera que siempre me acompañaba cuando tomaba estaba empezando a notarse en mi pantaloneta de dormir. Bajé a la cocina para tomar algo que mitigara mi sed cuando oí ruidos en la cocina, era la abuela que ya estaba preparando el almuerzo, no sé porque razón algo me atrajo la atención y me escurrí sigilosamente hasta la cocina sin que se diera cuenta de mi presencia. Al fijarme en su atuendo noté que tenía el consabido delantal anudado al cuello pero debajo del peto del mismo llevaba sus senos al aire libre, eran unas tetas grandes, blancas y terminaban en unos pezones pequeños pero rosados como los de una colegiala su piel se notaba muy suave y sus movimientos al empezar a picar en la tabla hacía bambolear esos dos senos, tal vez le fricción de los pezones con su delantal la fue excitando porque de un momento a otro se quitó el pequeño pantaloncito de pijama que llevaba dejando su gran trasero al descubierto, sus grandes nalgas eran blancas y a lo lejos dejaban vislumbrar una suavidad digna de una quinceañera, de pronto sus dedos fueron a buscar su sexo, sus dedos se metieron en su vagina con una facilidad increíble, era una gruta que había sido muy recorrida y un par de dedos resbalando por ese conducto no hacían ni cosquillas, recurrió entonces a la manipulación de su clítoris, un tanto dormido al principio pero gracias a unas caricias sutiles pronto empezó pararse, su excitación iba en aumento pero quería una penetración en esa vagina húmeda que ya empezaba a autolubricarse, cogió del mesón un pequeño nabo y empezó a introducirlo en su ardiente sexo, lo manipuló hábilmente acariciando sus labios vaginales y restregándolo suavemente en su clítoris, luego lo metió buscando saciar su deseo pero el pequeño tubérculo tampoco dio la talla , desesperada tomó una zanahoria de unos quince centímetros y también lo probó en su vagina húmeda sintió al fin un poco de placer, el diámetro del vegetal apenas rozaba sus paredes vaginales pero sintió un pequeña excitación, simultáneamente con la mano derecha empezó a meter y sacar la zanahoria mientras su mano izquierda frotaba su clítoris buscando con desesperación un orgasmo que necesitaba, sacó la maltratada zanahoria y buscó en el mesón algo más largo y de mayor diámetro, encontró una berenjena de unos veinte centímetros que pronto desapareció en esa vagina ávida de sexo y placer, ahora sintió una sensación más placentera, esa berenjena si le estaba sirviendo para despert5ar esas sensaciones latente pero hace tiempo dormidas, estaba bien pero su deseo era incontrolable, volvió a buscar algo más grande y lo encontró, era un pepino de algo más de 25 centímetros y un diámetro bastante considerable, empezó a tratar de meter ese pepino en su raja que ya estaba que parecía una fuente de líquidos vaginales, fue resbalando lentamente arrancando en cada envión gemidos de placer, por fin había encontrado algo que la saciara, hacía tanto tiempo que no sentía esa satisfacción plena se sentir en sus entrañas un elemento que arrancar esas sensaciones tan placenteras.
Mientras todo esto ocurría mi verga que estaba completamente parada, que ansiaba tener sexo a como diera lugar ya no la podía controlar y la acariciaba con deseos impúdicos, por tratar de coger una mejor posición para tener una mejor visualización de esa abuela que ahora con movimientos cada vez más lujuriosos se acercaba inexorablemente un orgasmo tropecé sin querer un tarro que cayó estrepitosamente dejándome al descubierto, asustado pensé que la abuela se parara y me regañara, pero para mi sorpresa con un ademán en su cara y una sonrisa coqueta me insinuó que me acercara, sus manos todavía manipulaban el enorme pepino que entraba y salía ahora con una facilidad increíble , yo con la verga en la mano corrí a esa invitación y sin pensarlo dos veces saqué el pepino para reemplazarlo por mi verga erecta, sin embargo la abuela me retiró de una manera discreta cogiéndome por la cabeza me llevó directamente a su vagina en una clara demostración que quería que degustara con mi boca su sexo ,sin pensarlo me clave de cabeza en su coño húmedo y empecé a degustar esos efluvios ,lamí sus labios y luego me concentré en su clítoris, estaba muy erecto y como todo en esa abuela era de una textura única, además de largo era grande, lo arrope con mis labios y empecé a lamerlo con mucha delicadeza, la abuela sólo emitía pequeños gemidos, de vez en cuando lo chupaba intensamente y ella aullaba de pasión, sin lugar a dudas hacía tiempo no sentía esa caricia tan estremecedora, a cada instante la excitación de la abuela era mayor y ahora me tenía aprisionado con sus manos entre su vagina, casi no podía respirar pero continué lamiendo su clítoris y su rajita con mi lengua sedienta, estaba que estallaba, por probar humedecí mi dedo índice y lo deslice por su apretado culito, estaba apretadito pero la lubricación de su misma vagina me servía para probar una y otra vez hasta que mi dedo entró en su apretado esfínter, un gemido de pasión escapó de sus labios y luego al maniobrar mi dedo en su culito apretado mientras lamía su clítoris simultáneamente la llevó a un intenso paroxismo, sus movimientos eran violentos y con un frenesí indescriptible alcanzó un orgasmo de locura….tomó un leve descanso y nuevamente se abrió de piernas dejando su sexo a mi disposición…yo estaba con una erección tremenda…metí mi pene ansioso y se deslizó por su ardiente vagina ,era una gruta insondable, ella abrió más sus piernas y mi verga entró un poco más , haciendo un esfuerzo sobre humano empuje mi pene hasta que tocó el fondo de su pared vaginal, después fue una locura, como un animal empecé a cabalgar esa insaciable mujer, aceleré mis movimientos hasta que la abuela con sus movimientos casi espasmódicos entraba en esa etapa sublime de otro orgasmo , esta vez con toda mi verga en sus entrañas sintió como si hubiera alcanzado la cima del placer, era tocar el cielo , era el momento del clímax deseado. Sin embargo yo no pude alcanzar mi eyaculación, la abuela se acostó de un costado y en un gesto que lo decía todo se volteó y me dejó su maravilloso culo a mi disposición, era de una blancura increíble y su ano era de un envidiable color rosado, no pude contenerme y en un arranque de locura empecé a besar ese culito , mentalmente me hice la idea de estar besando el culo de mi novia y empecé a penetrar con mi lengua esa pequeña puerta, lentamente el cerrado orificio fue expandiendo su diámetro hasta volverse un atractivo ojete que pedía a gritos una penetración, coloqué la punta de mi erecta verga en su culito y empecé a penetrarla, la abuela gemía se placer , cuando le había metido más o menos la mitad se la saqué de un solo tirón. Volví a metérsela con más impulso y ella se retorció de lujuria, poseído de la lujuria empecé a culiarme esa abuela con tanto vigor y deseo que hacía bramar la sexagenaria dama, como no había entrado toda mi verga ella se cogió las dos nalgas con sus manos y las abrió al máximo para alcanzar la mayor dilatación anal y mi verga pudiera entrar con toda su longitud y a fe que lo logramos, luego empecé mi galopar lujurioso hasta que llegó mi poderosa eyaculación, un rio de semen blanco inundó ese culo hasta hoy virgen, nunca había tenido sexo anal y esa primera experiencia la llenaba de placer, la abuela se retorcía de pasión, de pronto me pidió que cambiáramos de posición, me acosté cuan largo era y ella buscando mi verga se la colocó en su culito y empezó a metérsela lentamente , hizo una pausa , la sacó, ensalivo la cabeza de mi pene y nuevamente se la metió , esta vez la verga se fue hasta el fondo, con todo mi tolete metido en su culito empezó a moverse como una amazona sobre una potra desbocada, con sus movimientos rítmicos y acompasados ambos nos fuimos acercando a otro poderosos orgasmo, mi verga eyaculó un chorro de semen blanco en su culo enorme y ella obtuvo el tercer orgasmo en esa mañana de locura.
Quedamos exhaustos, ella se incorporó lentamente, una sonrisa fue su única comunicación conmigo, se colocó su delantal, recogió los vegetales y siguió preparando su almuerzo. Yo enguayabado, cansado y para colmo de males deslechado subí a bañarme y vestirme pues ya se acercaba la llegada de los demás ocupantes de la casa.
Al rato llegó mi amigo con la mamá y el abuelo, era la hora de pasar al comedor y el abuelo en un acto de gran solemnidad nos invitó a degustar el almuerzo preparado por su esposa haciendo énfasis en la ensalada de la casa como plato especial junto con el postre, con gran sorpresa al mirar la tan anunciada ensalada distinguí claramente entre la lechuga y el repollo, el nabo, la zanahoria , la berenjena y el inmenso pepino que había escrutado esa vagina ardorosa, aunque estaban camufladas con otros ingredientes las reconocí inmediatamente
Quedé muy impresionado como los comensales degustaban esa ensalada , sin escatimar elogios felicitaban a la abuela, yo aunque tenía mucho apetito me abstuve de probarla alegando una supuesta alergia por los vegetales, pero la verdad fue por conocer el secreto tan oculto de la sazón de la abuela
1 comentarios - Cogiendo con la abuela mas putona del mundo