Las mejores vacaciones de mi vida. Parte 5. Cuckold Cornudo

Cada vez que intentaba ponerle la jaulita, el pitito se paraba y no podía cerrar el candado. Lo que hizo que cada intento termine en una pajita con dos deditos, porque se me ocurrió que para humillarlo, la forma era hacerlo acabar con dos deditos, por lo chiquito. Él, chocho con mi ocurrencia. Luego, él me practicaba sexo oral y usaba el consolador que había traido de regalo. Fue muy insistente y a mí, ganas no me faltaban, así que yo también logré numerosos orgasmos. Ya había pasado más de una semana de su regreso y no me había penetrado (no con el pitito, sí con el consolador), sin embargo, los dos estabamos más excitados que nunca y realizando estas prácticas sexuales, totalmente novedadosas para nosotros, con más frecuencia que las tradicionales que practicabamos antes.

Después de varios intentos, hielo, dejarlo reposar, etc, pudimos hacer cerrar el dispositivo de castidad por primera vez. Lo habiamos conseguido, qué alegría. Se puso muy pesado que quería más pajitas, pero le dije que no, que con lo que nos costó, que ni lo sueñe, que espere por las noches. La idea era que lo use durante todo el día y de noche se lo sacaba para descansar bien, por lo menos, por el momento. Pero la maldad empezó a excitarme. Empecé a desfilar en tanga y tacos, con los conjuntos importados que me regaló y todavía no le había mostrado. Es cierto que no los iba a usar para disfrute del pitito, pero no dije nada de usarlos para su sufirmiento.

Ahora teníamos que irnos de vacaciones, como habíamos quedado. Lejos de sentir miedo o necesidad de no tener nada que ver con Pablo, le dije a mi marido que quería alquilarle a mi amigo, por la cercanía de sus propiedades a la playa. Lo llamé en tanga delante de mi marido y él pensaba que era para coger, pero le dije que no, que era por el alquiler. Nos dejó un buen precio, quizás condicionado por aquel polvo, envié a mi marido a señarle y de paso "se conozcan", compramos los aéreos y emprendimos nuestras vacaciones, las primeras de nuestra nueva etapa.
Siempre en las vacaciones, las espectativas se renuevan y se magnifican, esta vez no era una espectativa, era una realidad...