Mi primer post 😃 Esto es una descripcion que hice luego de haber hecho el amor por primera vez con mi querida Paula 😀 . No se si les va a gustar... pero bueno, aqui esta 😀
Si te vi. Si estabas allÃ. De espaldas a mÃ. Con ese top que tan bien te quedaba. Y esa pollerita que dejaba al descubierto tus largas piernas, que la sueave brisas acariciaba con sus manos. No puedo evitar acercarme y susurrarte una melodÃa al oÃdo. Y empezar a recorrer tu espalda con mÃs frÃas manos. Me gustó la forma en que me miraste aquella noche. Llena de inocencia y aún con un toque de perversión.
Si te conozco, ¿Qué mas podÃa hacer? Si la situación lo pedÃa, si tu boca me llamaba a gritos, si mi cuerpo y tu cuerpo querÃan tocarse. Si nuestras almas querÃan unirse a fin de ser una.
Te sentÃa nerviosa al principio, cuando me puse detrás tuyo. Cuando de a poquito me deslizé por tus brazos bronceados. Cuando me exparsà por tu cintura, y luego a tu panzita, para ascender a tu ardiente pecho. Tuve que cerrar los ojos, pues querÃa disfrutar al máximo el placer que me estabas dando.
¿Qué estarÃas pensando aquella estrellada noche? Mirando atónita por detras de la ventana, la oscuridad inmensa, ¿EstarÃas pensando en mÃ? Irradiabas sensualidad cuando diste una vuelta para posar tus ojos en mi boca. "Si me dejas esta noche yo te doy todos los besos que te debo", dijiste, a la par del hombre que cantaba en la radio, moviento con gracia tus rosas labios. Tus ojos parecÃan estar encantados en aquella velada, verde diamante como nunca ántes, un color único.
Un beso en tu mejilla fue mi interludio para contarte lo que se avecinaba. Sentada en el marco de la ventana que daba al balcón, abriendo tus piernas para asà poder acercarme más y poder entrelazar mis manos en tus cabellos. Y besarte. Besarte lleno de amor. Besarme llena de pasión. Besarte con cordura. Besarme con espectativa. Me mostraste de lo que eras capaz. Esos besos interminables tuyos eran mi locura. Tus labios, en su simetrÃa perfecta eran como una droga para mÃ. El calor te invadÃa, lo pude notar. De a poquito, y con dulzura, mientras yo te sacaba aquel oscuro top, ibas desabrochando mi camisa, que ya empezaba a molestarme. La Luna se escondÃa detrás de tu espalda, parecÃa celosa de que yo te tuviera esta noche. Para mi sorpresa, no llevabas puesto tu usual corpiño.
Creo que lo leÃste en mis ojos... SÃ, hacÃa mucho tiempo que deseaba que tu cuerpo fuera mÃo, solo para mÃ. Que me muestres tu cuerpo totalmente desnudo. Que disfrutemos de esto con amor y pasión. Pero lo que no sabÃas era cuánto tiempo. Dimos vueltas, compartimos momentos, ansié tus besos y los tuve. Pero lo que tenÃa ahora era diferente.
Lo que más me gustaba era lo que no tenÃas. Nuestras ropas habÃan quedado tiradas por el suelo, haciéndoles notar que ya no las querÃamos. En mis brazos estabas, y te podÃa sentir completa. Mientras te cargaba para llevarte hacia tu cuarto, podÃa sentir tus piernas tocar tÃmidamente las mÃas. Tu mirada denotaba ternura y exitación al mismo tiempo. SÃ, eras toda mÃa. Y yo era todo tuyo. PodÃamos hacer lo que quisiésemos con el otro. Lo que al otro más le guste. Y esto era todo lo que querÃa.
Te apoyé suavemente en la cama, boca arriba. Desnuda estabas. Tu mirada traviesa me incentivó a continuar. Y fue no más lo que hice. Lentamente me coloqué sobre tu cuerpo. SentÃa tus pechos sobre el mÃo, tu panza sobre la mÃa. Nuestras piernas parecÃan jugar sin cansarse. Al principio intenté resistirme, pero tus labios sedientos de acción pronunciaron sólo una palabra. "Animate". Reposé mi cuerpo tenso sobre el tuyo para descansarlo, y fue ahà cuando tu entrepierna se encontró con la mÃa. Una sensación de calor invadió mi cuerpo y no pude evitar la fricción entre nosotros dos. Con tu cuerpo parecÃas expresarme tu amor, y sentÃa que debÃa devolvertelo.
Me levanté un momento para mirarte. Tu mirada fija en mÃ, como siempre. Con mi mano derecha te dà la señal: Fui bajando de a poquito hasta rozar tu pierna, que sin quejas moviste, a la par que movÃas la otra en sentido contrario. El cálido sonido de tu piel contra la seda me relajaba. Abrà la boca para decir algo pero volvà a cerrarla, no pude decir nada. Sentà cómo flexionabas tus piernas. Ahora era yo quién te harÃa sentirme.
La puerta se cerró con un golpe, una gracia que nos jugó el viento que parecÃa estar de nuestro lado. La Luna ya no se ocultaba, sino que nos miraba tranquilamente desde las alturas, acompañada de las estrellas, que permanecÃan quietas y ruborizadas. Su belleza se habÃa disuelto, haciendo contraste con tu perfecta silueta. Los árboles bailaban las canciones que entonaba el viento.
Una vez más tu sensualidad pudo con mi voluntad y luego de besar todo tu cuerpo, luego de haber acariciado cada rincón, y luego de haver sentido el calor de debajo de tus caderas con mis manos y mis labios, ascendà lentamente por tu torso, deteniendome en tu descansado pecho, y terminando en tu boca nuevamente. Ahora que era mÃa, te harÃa sentir lo mÃo.
La pasión y el calor que supiste entregarme esa noche, no los olvidaré jamás. Ni el modo en que me diste tu cuerpo, a cambio del mÃo. Ni tus tibios labios jugando con los mÃos. Ni tus gritos. Ni tus caricias.
Agitada, luego de lo que siempre habÃa soñado, apoyaste tu cabeza sobre mi pecho y una mano acarició mi abdomen, envuelta en las pocas sábanas que quedaron. Una pierna tuya rodeaba las dos mÃas, y asà reposabas tu cuerpo casi sobre el mÃo. Te podÃa sentir, y me encantaba. Y asà nos dormimos, plácidos, y extaciados. Una sonrisa en tu angelical carita durmiendo me recordaba cuánto te querÃa.
Si te vi. Si estabas allÃ. De espaldas a mÃ. Con ese top que tan bien te quedaba. Y esa pollerita que dejaba al descubierto tus largas piernas, que la sueave brisas acariciaba con sus manos. No puedo evitar acercarme y susurrarte una melodÃa al oÃdo. Y empezar a recorrer tu espalda con mÃs frÃas manos. Me gustó la forma en que me miraste aquella noche. Llena de inocencia y aún con un toque de perversión.
Si te conozco, ¿Qué mas podÃa hacer? Si la situación lo pedÃa, si tu boca me llamaba a gritos, si mi cuerpo y tu cuerpo querÃan tocarse. Si nuestras almas querÃan unirse a fin de ser una.
Te sentÃa nerviosa al principio, cuando me puse detrás tuyo. Cuando de a poquito me deslizé por tus brazos bronceados. Cuando me exparsà por tu cintura, y luego a tu panzita, para ascender a tu ardiente pecho. Tuve que cerrar los ojos, pues querÃa disfrutar al máximo el placer que me estabas dando.
¿Qué estarÃas pensando aquella estrellada noche? Mirando atónita por detras de la ventana, la oscuridad inmensa, ¿EstarÃas pensando en mÃ? Irradiabas sensualidad cuando diste una vuelta para posar tus ojos en mi boca. "Si me dejas esta noche yo te doy todos los besos que te debo", dijiste, a la par del hombre que cantaba en la radio, moviento con gracia tus rosas labios. Tus ojos parecÃan estar encantados en aquella velada, verde diamante como nunca ántes, un color único.
Un beso en tu mejilla fue mi interludio para contarte lo que se avecinaba. Sentada en el marco de la ventana que daba al balcón, abriendo tus piernas para asà poder acercarme más y poder entrelazar mis manos en tus cabellos. Y besarte. Besarte lleno de amor. Besarme llena de pasión. Besarte con cordura. Besarme con espectativa. Me mostraste de lo que eras capaz. Esos besos interminables tuyos eran mi locura. Tus labios, en su simetrÃa perfecta eran como una droga para mÃ. El calor te invadÃa, lo pude notar. De a poquito, y con dulzura, mientras yo te sacaba aquel oscuro top, ibas desabrochando mi camisa, que ya empezaba a molestarme. La Luna se escondÃa detrás de tu espalda, parecÃa celosa de que yo te tuviera esta noche. Para mi sorpresa, no llevabas puesto tu usual corpiño.
Creo que lo leÃste en mis ojos... SÃ, hacÃa mucho tiempo que deseaba que tu cuerpo fuera mÃo, solo para mÃ. Que me muestres tu cuerpo totalmente desnudo. Que disfrutemos de esto con amor y pasión. Pero lo que no sabÃas era cuánto tiempo. Dimos vueltas, compartimos momentos, ansié tus besos y los tuve. Pero lo que tenÃa ahora era diferente.
Lo que más me gustaba era lo que no tenÃas. Nuestras ropas habÃan quedado tiradas por el suelo, haciéndoles notar que ya no las querÃamos. En mis brazos estabas, y te podÃa sentir completa. Mientras te cargaba para llevarte hacia tu cuarto, podÃa sentir tus piernas tocar tÃmidamente las mÃas. Tu mirada denotaba ternura y exitación al mismo tiempo. SÃ, eras toda mÃa. Y yo era todo tuyo. PodÃamos hacer lo que quisiésemos con el otro. Lo que al otro más le guste. Y esto era todo lo que querÃa.
Te apoyé suavemente en la cama, boca arriba. Desnuda estabas. Tu mirada traviesa me incentivó a continuar. Y fue no más lo que hice. Lentamente me coloqué sobre tu cuerpo. SentÃa tus pechos sobre el mÃo, tu panza sobre la mÃa. Nuestras piernas parecÃan jugar sin cansarse. Al principio intenté resistirme, pero tus labios sedientos de acción pronunciaron sólo una palabra. "Animate". Reposé mi cuerpo tenso sobre el tuyo para descansarlo, y fue ahà cuando tu entrepierna se encontró con la mÃa. Una sensación de calor invadió mi cuerpo y no pude evitar la fricción entre nosotros dos. Con tu cuerpo parecÃas expresarme tu amor, y sentÃa que debÃa devolvertelo.
Me levanté un momento para mirarte. Tu mirada fija en mÃ, como siempre. Con mi mano derecha te dà la señal: Fui bajando de a poquito hasta rozar tu pierna, que sin quejas moviste, a la par que movÃas la otra en sentido contrario. El cálido sonido de tu piel contra la seda me relajaba. Abrà la boca para decir algo pero volvà a cerrarla, no pude decir nada. Sentà cómo flexionabas tus piernas. Ahora era yo quién te harÃa sentirme.
La puerta se cerró con un golpe, una gracia que nos jugó el viento que parecÃa estar de nuestro lado. La Luna ya no se ocultaba, sino que nos miraba tranquilamente desde las alturas, acompañada de las estrellas, que permanecÃan quietas y ruborizadas. Su belleza se habÃa disuelto, haciendo contraste con tu perfecta silueta. Los árboles bailaban las canciones que entonaba el viento.
Una vez más tu sensualidad pudo con mi voluntad y luego de besar todo tu cuerpo, luego de haber acariciado cada rincón, y luego de haver sentido el calor de debajo de tus caderas con mis manos y mis labios, ascendà lentamente por tu torso, deteniendome en tu descansado pecho, y terminando en tu boca nuevamente. Ahora que era mÃa, te harÃa sentir lo mÃo.
La pasión y el calor que supiste entregarme esa noche, no los olvidaré jamás. Ni el modo en que me diste tu cuerpo, a cambio del mÃo. Ni tus tibios labios jugando con los mÃos. Ni tus gritos. Ni tus caricias.
Agitada, luego de lo que siempre habÃa soñado, apoyaste tu cabeza sobre mi pecho y una mano acarició mi abdomen, envuelta en las pocas sábanas que quedaron. Una pierna tuya rodeaba las dos mÃas, y asà reposabas tu cuerpo casi sobre el mÃo. Te podÃa sentir, y me encantaba. Y asà nos dormimos, plácidos, y extaciados. Una sonrisa en tu angelical carita durmiendo me recordaba cuánto te querÃa.
1 comentarios - Calidez en el alma.
Muy buen relato amigo... nos encantó 🙂