Los peores amantes: Capitulo IV

Capitulo IV: La aparición de Lucifer


Ese primer polvo que tuvimos con masturbación simultánea nos ayudó a que encaremos el resto de la tarde con más tranquilidad, al rato de haber sellado con ese beso, ella se desplomó encima mío y quedamos algo aún agitados pero muy relajados. Comenzaron algunas risas sin palabras previas hasta que uno rompió el casi silencio.
 
- Te esperabas arrancar así de una o pensabas que iba a ser algo mas bien romántico? –le dije.
- La verdad? Me imaginaba algo más tradicional jajaja –me respondió acompañado de una leve carcajada.
- Todavía seguís dudando si voy a cumplir con tus exigencias como dijiste en el auto?
- Mmmm… no sé… no sé… aún no tenes la aprobación definitiva… vamos a ver cómo te comportas en un rato… –ella quería dejarme en duda para que me esfuerce, como si no lo fuera hacer, se nota que no me conoce pensé.
- Pero paraaaaa –empecé diciéndole mientras me tiraba encima de ella– mira que vos tenes mucho para demostrar todavía… a mí con las cosas tradicionales no me vas a convencer… espero más que eso y busco más que eso.
- Lo sé, no hizo falta que hablemos de eso, creo que los dos buscamos que sea así, aunque aún nos falte conocernos más, pero se nota que hay piel.
- Y no te molesta que actúe de esta manera con vos? Te incomoda el trato que te puedo dar en esos momentos de calentura? –me parecía bien hacerle esa pregunta para no excederme.
- Si bien no me hablas ni me tratas como me han tratado, al mismo tiempo siempre en lo poco que pudimos estar, te dedicaste a darme más placer a mí que a vos mismo –quede algo perplejo por su comentario– nunca me reclamaste que yo te de placer a vos pese a que te tuviste que ir muchas veces con la calentura encima, y fuera o dentro de los momentos como el de recién, siempre todo lo haces con la delicadeza y el cariño justo y necesario para entrar en el juego y no pensar que algo puede no gustarme o incomodarme… me das confianza y seguridad para que pueda dejarme llevar y experimentar con vos –cerro ella.
- Esa es un poco la idea, salir de lo rutinario, más allá de que seguramente tengamos momentos más tranquilos, momentos más intensos, la idea es siempre que ambos disfrutemos, no uno solo, excepto cuando alguno quiera jugar particularmente con algo –le dije en alusión a que hay excepciones como una buena mamada como así una buena paja.
 
Si bien estábamos tranquilos hablando, tenía ganas de empezar a jugar nuevamente, me levanté y me fui a dar una ducha para estar impecable para lo que vendría después. Cuando me levanto ella quiso darme un pellizcón en en culo pero no logro alcanzarme por completo pero al darme cuenta me volteé.
 
- Cómo??? Que fue eso??? Vos estás segura de lo que haces –le decía en modo desafiante pero con burla.
- No hice nada! No llegue! Así que no cuenta! –intentaba defenderse.
- Ahhh pero la intención la tuviste, y eso te va a costar, no te la vas a llevar de arriba –seguía yo diciendo mientras me acercaba cada vez más.
- No, no!
 
Ella seguía recostada al borde de la cama, y viendo que ya estaba a punto de atacarla se hace una bolita y con sus dos manos en la cara tapando su risa que no se veía pero si se escuchaba. Lógicamente comencé a intentar clavar mis dedos a los costados de sus costillas para darle cosquillas, eso la hizo sacudir bastante, pero siempre volvía a la misma posición. Lo más lindo fue que así como estaba dejo a mi merced de costado ese culito totalmente entregado y abierto para mí. Fue algo instantáneo, sin pensar siquiera, me agache arrodillándome en el piso y fui directo a chupar su agujerito. Ella no se lo esperaba y por instinto presiono sus glúteos y llevo su mano a su cola para taparse, pero mis manos fueron rápidas e inmediatamente volvieron a abrirlos, ella no perdió tiempo tampoco y sabiendo lo que hacía yo ahí, aflojo y cedió nuevamente dejándome habilitado el camino.
 
Por primera vez estaba saboreando su zona más íntima, incluso antes que su conchita, que hasta ahora no la había probado. No apure nada, estaba muy tranquilo besándole la parte más interna de su cuerpo y sin frenarme en ningún momento llegue hasta el anillo más preciado de ese cuerpo.
 
- Que estás haciendo ahí puerco? –hablaba mientras fue moviendo su brazo para llevarlo a su cara.
- Haciendo lo que deseaba hace tiempo, no me interrumpas –le dije sin dudar, no quería perder tiempo hablando ahora, no era momento.
 
Seguí con mi tarea, por la posición en la que estaba, tuve que bajar un poco más y torcer mi cabeza para que mis besos pasen de su culito a su concha, no quería esperar a probarla también. Me adentré de lleno en unos pocos besos y al notar toda la miel que había, no dude un segundo en utilizar mi lengua para tomar y probar todo lo que esté a mi alcance. Me estaba embriagando en tan rico aroma, la dulzura que brotaba de su interior era extremadamente deliciosa, tanto que abandone por un instante al que fuera mi primer objetivo y recibidor de mi boca.
 
- Al menos deja que primer me pegue una ducha, dale… que si seguís así no me voy querer cortar después –pedía pero sin movimientos que indiquen que estaba decidida.
 
Yo seguí en mi tarea, la verdad que apenas si escuche lo que me dijo, estaba extasiado, era como un chico en la fábrica de chocolates de Willy Wonka, su conchita resulto ser por completo adictiva.
 
- Dale! Por favor! Quiero que me comas pero dejame bañar… –ahí movió rápidamente sus piernas, se aventó sobre el borde del colchón y ya sentada se acercó y me encajo otro beso que me obligo a abrir bien mi boca y su lengua se movió por cada rincón que encontró.
- Te gusta mi sabor vicioso? Soy rica para vos? –me dijo cuando separo sus labios.
- No podes ser tan rica Bea… me voy a hacer adicto a tu conchita… –no podía ni hablar de lo maravillado que estabas. Pero la muy hija de puta me termino de rematar…
- Todavía no lo sabes, pero ya sos adicto a todo de mí –me aseguro mientras su risa formaba una mueca de costado que te hacía estremecer.
 
Listo, si había un momento para morirse sin dudas era ese. Que actitud por dios! Pensaba yo por dentro. Donde se escondía semejante perra todos estos años? Será una enviada del mismísimo diablo? No podía ser que todo resultara de esta manera. Ella no perdió tiempo y de un brinco salto de la cama y se fue casi correteando al baño para ducharse.
 
Tengo que ser sincero. Yo me quede totalmente colgado queriendo recapitular en sus palabras, pero me abrumaron tantos pensamientos que no sabía que era primero, que segundo, y así continuamente hasta que pude bajar 5 cambios y pensar con un poco más de claridad.
 
Ahora sí, pensemos… Está más que claro que esta mujer es el mismísimo demonio o bien la reencarnación de él. Ok. Estuve remando más de 3 años para llegar a este momento, en algún momento dude? Sí, no voy a mentir, en algún momento me había hinchado un poco las pelotas de tantas vueltas para vernos y todo eso y de hacer tantos y tantos kilómetros y horas de viaje, pero como dije al principio, era LA MOROCHA, no me podía rendir así porque sí. Me propuse que me la iba a coger, tenía que seguir adelante. Listo, ya cuando cogimos por primera vez y tuvimos esa sensación de que flotamos juntos, por algo fue. Ahora con todo esto que paso, mas vale que valió la pena la espera, sobre todo por lo que paso en estos últimos cuarenta minutos desde que entramos al telo, fue todo en ascenso, y claramente prometía más.
 
Realmente estaba en un momento donde mi mirada no estaba enfocada en ningún punto de la habitación, no estaba atento a nada más que a mis pensamientos. En un momento no se si es que ella me hizo reaccionar o yo solo justo de casualidad enfoqué, la vi parada en la puerta del baño con el toallón cubriéndole el cuerpo, mostrando sus hermosas piernas desde apenas debajo de su conchita. No tarde en pedirle que se dé vuelta y ella accedió alegremente. Otra imagen más que me mato. La toalla no llegaba a cubrir toda su cola, se escapaba por debajo y mostraba ese hermoso triangulito que evidencian que todo es armonioso en ese cuerpo. Ella lo sabía, era consciente de eso y del efecto que provocaba.
 
No me quise quedar atrás, y me levante rápido.
 
- Me voy a duchar yo también, así estamos en igualdad de condiciones –le dije cuando le metí un buen beso y me metí en el baño.
 
Mientras me duchaba caí en la cuenta de que desde que entramos al telo yo tome una actitud dominante y realmente me estaba preguntando ahora si en realidad era así. Será que si? Quién está dominando a quién? Si, lógicamente, verbalmente yo la llevaba, no había dudas de eso, y ella se dejaba. Pero… Claramente ella supo cuál fue el efecto que provocó y sobre todo, sabía que tenía una cierta ventaja. Sinceramente no me importaba, realmente, nadie en su sano juicio podría resistir la tentación que ella provocaba, cualquier humano caería rendido a sus pies al verla y escucharla.
 
Salí lo más rápido que pude de la ducha y volví con ella. Me esperaba recostada de lado en la cama y tapada hasta por encima de su pecho. Yo me acomode también de lado y quedamos de costado enfrentados.
 
- Así que ya soy adicto a vos?
- Si, ya lo sos, solo que no te diste cuenta –respondió con total seguridad.
- Y quién te dice que no terminas siendo vos adicta a mí? –si hay que hacerse el duro, no me voy a quedar atrás pensé.
- No lo creo, pero veremos, no hay que dar nada por seguro hasta no estar seguro dicen, no?
- Sí, es una manera de verlo –le dije– o bien una manera de querer zafar en el momento para no mostrarte débil.
- No soy débil, vas a ver cómo te voy a tener comiendo de mi mano –aseguró con total confianza.
- Jaaaa, ojo, no sea cosa que tengas que tragarte tus palabras después, entre otras cosas que vas a tragar… digo… –en cuanto termine de decir eso me pego en broma y se largó a reír.
 
Ahí pase mi mano por encima suyo y comencé a acariciar su espalda de forma suave, cortando un poco la charla, empecé a besarla, primero de manera tierna, con cariño, ella respondía sin dudarlo, se notaba ahora que ambos estábamos más que a gusto y era un impass que le dábamos a nuestros personajes para solo dejarnos llevar.
 
Mis caricias iban recorriendo toda su piel, ahora tenía tiempo para descubrirla, no estábamos apurados y aproveche para que sienta por todo su cuerpo el reconocimiento que mis dedos hacían. Baje mi cabeza hasta sus pechos y comencé también a besarlos, sin dejar de atender las caricias, me aboque a saborear sus pezones, y darle pequeños mordiscos, a pasar de una teta a la otra. Mi mano bajo por su cola rozando su anillito pero sin detenerse hasta llegar a su conchita otra vez empapada…
 
- Ya estás toda mojada otra vez mi vida –le dije casi susurrándole.
- Ya desde que te acostaste al lado mío que me empecé a mojar, no lo puedo evitar, perdón!
- Porqué perdón? Me encanta! Es tremendo como se te pone la conchita.
- Basta! Que me da vergüenza que me digas así!
- Ok, no digo nada más –en ese momento mi mano empezó acariciar el centro de su concha por detrás.
- Me tocas lindo… –ya comenzando a tirar su cabeza para arriba mientras cerraba un poco los ojos.
 
Yo me dedique a besar suavemente sus tetas, pero ya tenía otra vez ganas de llenarme la boca de miel, así que sin descuidar nada pero tampoco dando muchas vueltas, la lleve al ritmo de mis besos a que se ponga boca arriba y bajando con besos por su abdomen llegue a mi tesoro, literalmente esa concha es una fuente inagotable de flujos, en serio.
 
Me puse entre sus piernas para tener una posición cómoda para ambos, esta vez teníamos tiempo así que estaba decidido a disfrutar y a hacer que disfrute. Comencé tomándola por los muslos para que sienta como mi respiración se acercaba, lo cual surtió efecto inmediato cuando le empecé a besar la zona interna y con delicadeza pasaba mi lengua pero nunca tocando su concha. Ella ya definitivamente cerró los ojos e instintivamente abrió un poquito más las piernas, creo que ya impaciente a que mi boca ataque por completo. Cruzo su antebrazo por sobre su cara como tapándose los ojos cuando te tocaba contar jugando a las escondidas, y exhaló fuerte cuando di el primer beso directo.
 
Ahora ya con la dedicación que le estaba dando a esa chupada, realmente tenía todo su jugo en mi boca y a cada minuto me resultaba mucho más rico que un minuto atrás, evidentemente su predicción de que me iba a ser adicto a ella no estaba muy errada. Lamia tiernamente desde abajo hacia arriba, juntando cada gota, besando sus labios y culminando en su clítoris pero sin estimularlo demasiado, mis manos empezaban a desplazarse por distintos puntos de sus piernas y fueron ubicándose una por sobre su vientre y otra por debajo, donde le quedaba a mano tanto la entrada de su concha como de su culito. Ahí comencé a intensificar un poco la chupada, comencé a centrarme más en su clítoris usando mis dedos por encima y mi lengua por debajo. Eso hizo notorio el cambio de su respiración, su abdomen por momentos se contraía y su cola mostraba los mismos signos, eso me hizo saber que de esa manera le gustaba así que seguí con un ritmo parejo, y al cabo de unos minutos los dedos de mi mano derecha empezó con caricias en su vulva, sus labios que cada tanto recibían mi lengua tuvieron ahora más atención aún con mis dedos. No podía ser egoísta, si jugaba con su conchita, no iba a dejar sin darle amor también a su culito, ella lo pedía, lo cerraba y dilataba al compás de su abdomen, así que para no dejarlo solo frote con la otra mano el clítoris por un momento y mi lengua fue a parar directamente a su culo, no necesitaba saliva, era tanto lo que ella se mojaba que había lubricación de sobra, pero tenía ganas de sentir su aroma y sabor también, y así fue, y no decepciono en absoluto, la morocha tenía un culo tan rico como su concha. Mientras tenía dos dedos en su concha, y ya volviendo a chupar su clítoris, un tercer dedo fue a empujar la puerta trasera, y valla que empujo. No hizo falta pedir permiso, entro sin que nada ponga resistencia, estaba totalmente entregado al placer. Ella si bien se mantenía silenciosa no podía evitar largar algunos gemidos.
 
- Ahhh… Mmmm…. Fede… –decía con voz muy baja, sin quitarse el antebrazo de su cara– Mmmmm… Así… Seguí…
 
Yo me daba cuenta pese a haber tanta saliva mezclada con flujo, que cada vez salía más miel de esa concha, era demasiado abundante para no darse cuenta, y gran parte de todo eso caía indefectiblemente para mi dedo que felizmente estaba ensartado en su culo, haciendo de lubricante natural y posibilitando que éste cada vez entrase más, hasta que literalmente le estaba cogiendo de tal manera el culo, que introduje un segundo dedo.
 
- Aaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhh… –logro esgrimir ya con voz más viva al mismo tiempo que contrajo sus músculos anales para intentar en vano dejarle paso a ese nuevo invasor– Aaaaaahhhhhhh… Aaaaaaaaaaaaaaaa…………..
 
Ese último y largo suspiro fue inmediato al derrumbe de toda defensa que había intentado establecer, ese culito tenía el mismo hambre que su concha y yo me estaba encargando de darle lo que querían. Seguí ahora si frotando con mi otra mano la parte superior de su clítoris y mi lengua se puso furiosa por debajo, no estábamos dispuestos a darle tregua alguna hasta que no se rindan por completo, era a todo o nada, así que continué con mi tarea y di todo de mi para hacerla llegar al climax así tenga que luego practicarme una recolocación de mandíbula.
 
No paso mucho tiempo hasta que ella empezó a tener espasmos que anunciaban la llegada del orgasmo, siempre con su rostro tapado con un brazo, uso su mano libre para agarrarme de la cabeza y hundirme con fuerza y tironeando de mis pelos para no dejarme salir. Si, yo podría morir asfixiado entre sus piernas que a ella poco le iba a importar, necesitaba que cumpla mi tarea y se encargó de que así sea.
 
- Dale… Así… Si… –decía una y otra vez.
- Ahhhh… Ayyyy… Siiii, que hermoso! Si! Así! cógeme con la lengua Fede… Seguí… –en serio que estaba sacada.
- Ayyy me vengo… Me vengo… Aaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhhh… mientras movía su pelvis de arriba abajo sin parar y sosteniendo fuerte mi cabeza como masturbándose ella contra mi cara.
 
Yo quede con la cara totalmente roja y empapada, es cierto, casi que dejo mi vida en ese orgasmo. De a poco ella fue cesando los movimientos pélvicos, y recién ahí aflojo un poco la fuerza de su mano pero no soltó por completo mi cabeza y comenzó a acariciarme. Yo entendí bien clarito de que había que menguar la presión sobre el clítoris pero no dejar del todo la atención, por lo tanto seguí muy suave y lentamente lamiendo cada rinconcito de esa concha totalmente hinchada, retire mis dedos pero mantuve el que estaba en su culo. Me quede unos momentos más así y su respiración se estaba normalizando, no emitía sonido alguno hasta que retiro su mano de mi cabeza, y arrastrándola notoriamente por sobre las sábanas se la llevo también a su cara para taparse por completo la cara.
 
- Vas a seguir ahí abajo??? Te la queres llevar a tu casa también? Jajaja –reía mientras seguía tapada.
- Y… me lo estaba pensando –dije sin terminar de salir de entre sus piernas pero comenzando a acomodarme.
- Mmmmmm… suena tentador… –claramente me seguía provocando
 
Yo me incorpore quedando arrodillado frente a ella entre sus piernas, y comencé a jalarme la verga para terminar de ponerla nuevamente dura. Ella me observaba, miraba, pero no hacía nada.
 
- Habría que ver si ella –en alusión a su conchita– se banca que le de mimos todos los días.
- Obvio que se la banca! Que te pensas? Porque crees que estamos hoy acá? –ella siempre tenía que subir un poco más la apuesta.
- Estás segura que se la banca? Mira que si hay algo que me gusta a mi es comer conchita antes de dormir…
 
Rápidamente tome sus piernas que estaban a mis costados las junte en vertical justo delante de mi pecho dejando que la misma línea que se formaba por la unión de ambas piernas culminen con el hermoso adorno de su conchita empapada y su cola claramente dilatada. No fue más de un segundo que así como estaba y sin que separe las piernas, la levante desde sus nalgas y le volví a dar un fuerte pero cálido lengüetazo a lo largo de la concha, y otro, y otro, pero ese no era el fin, levante un poco más y lleve sus rodillas a su pecho, el culo quedo abierto de par en par prácticamente en mi cara y comencé una casi violación de orto con mi lengua, quería comer todo, no le di tiempo a nada, chupaba y metía mi lengua lo más profundo que ésta me permitía, ella aceptaba sin chistar y casi puedo apostar a que si le daba el largo de los brazos, también hubiera empujado mi cabeza para que intente entrar cada vez más, pero en lugar de eso tomo sus piernas con ambos brazos para facilitarme la tarea de no tener que sostener su peso y que pueda dedicarme de lleno a ese oral anal que le estaba dando.
 
Quise quedarme un ratito, pero enseguida me dijo…
 
- Cogeme Fede… Cogeme por favor… la necesito adentro ya!!
 
Yo la verdad que ya estaba sacado, creo que cuando bajo sus piernas y vio mi cara o se asustó o se cago de la risa, pero no era para menos. Abrió sus piernas y muy rápido levanto su torso para alcanzarme y tirarme encima de ella.
 
- Vení acá, no te me escapes –y empezó a darme besos cortos pero de mucho contacto de labios.
- Acá estoy y pienso quedarme –le dije
- La estás pasando bien? O ya te aburriste de mí? –no podía parar, ella siempre tenía que subir un nivel la apuesta.
- Yo la estoy pasando bien, y creo que lo notaste, vos tenes algo para darme para que me divierta –callado no me iba a quedar.
 
Ella sonrió y retomo los besos, esta vez con lengua y sobre todo mucha ternura que yo respondí inmediatamente. Así estábamos pegados y mi glande choco con la entrada de su conchita, no hizo falta ni direccionarla ni ubicarla, cuando nuestros cuerpos se acercan parece que siempre quedan enfrentados, no había que forzar nada.
 
Con el ritmo de los besos y el frote de nuestros cuerpos empecé a entrar en ella, lento, teníamos ambos cierta calma, y de a poco iba sintiendo como toda la pija terminaba abrazada cubierta de una manta húmeda, suave y caliente, y así seguimos moviéndonos, no apurábamos las cosas, no había un vaivén furioso. Ella tenía sus brazos enroscados en mi cuello y una de sus manos en mi cabeza, los besos no cesaban, eran continuos e infinitos.
 
Sus piernas enroscadas en mi cintura lentamente fueron bajando hasta posar sobre la cama, apenas si las flexionaba, eso hacía que la penetración sea un poco más apretada y nuestras ingles friccionaban aún más. Aproveche y pose una pierna sobre la de ella y la traje más al centro, lo mismo hice con la otra y yo quede encima de ella por completo, sosteniendo mi peso con mis brazos.
 
- Se siente mucho tu dureza –dijo rápidamente.
- Si, lento pero preciso no?
- Mmmhhhuuuu –quiso  dar aprobación con la boca ocupada besándome.
 
Esto provocaba que ambos sintamos la presión que hacía mi pubis sobre su clítoris y mi verga entraba mucho más apretada y era notorio que la estimulaba mucho más. Surtió el efecto deseado mucho más rápido de lo que me imaginé y ella empezó a apretar mi cola con sus dos manos para generar aún más presión contra su cuerpo, sus pies hacían fuerza para acompañar y generar más movimientos en vaivén, ya no se controlaba, quería llegar, necesitaba llegar al orgasmo.
 
- Ayyy la puta madre Fede… que me estás haciendo? –susurro como pregunta pero no para buscar explicación sino expresar satisfacción.
- Te gusta mi vida? –le dije cariñosamente, la situación lo ameritaba y permitía.
- Ahhhh… Mmmmm… –gemía entre besos y muy suavemente.
- Como me gusta estar adentro tuyo, necesitaba volver a cogerte…
- Entonces no pares… seguí… así…
- Ahhhhhhhh… aaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhh –sonó largo resoplando fuerte pero siempre muy calmada.
 
Yo seguí moviéndome de la misma manera, ella ya había vuelto a acabar, siempre mantuvimos la misma posición y cuando pensé que ella ya estaba más relajada, abrió muy imperceptiblemente sus piernas y volvió a empujarme para que sea una penetración algo más profunda. Lucifer ha vuelto pensé yo.
 
Como dije antes, el culo de mi morocha es la manzana de Adán, el fruto prohibido, la perdición, literal. Y yo no me iba a quedar así sin seguir disfrutando de eso. Pase mi mano por debajo de su cola, busque nuevamente el anillito de cuero que tan fácilmente acepta al invitado y comencé a jugar.
 
- Tenes el culito empapado Bea? Te chorrea mucho… –le dije un poco en broma, un poco en serio.
- Vos me estás haciendo chorrear todo… Y me encanta que generes esa calentura… –ella seguía hablando en modo tierno, dulce.
- Me parece que sigue queriendo que también lo atiendan a él –me tiré a la pileta a ver qué pasaba y al mismo tiempo volví a clavar un dedo dentro.
- Mmmmm… vos me queres emputecer muy rápido, pero ya te dije, dame mi tiempo, te prometo que no te vas a arrepentir –hablo muy dulcemente pero de forma segura y convincente.
- Te doy todo el tiempo que quieras, yo te voy a respetar eso, pero no me impidas al menos jugar como lo venimos haciendo…
- Eso jamás, dale todo el amor que quieras.
 
Algo tranquilo seguí moviéndome de la misma manera pero esta vez acompañe la cogida con suaves penetraciones de mi dedo en su cola, nada descontrolado, pero si se notaba que la calentura de ambos iba en aumento nuevamente, hasta que en un momento ya mi dedo se perdía por completo en ese orto.
 
Me moví hacia atrás para quedar nuevamente de rodillas en la cama, la agarre del costado de la cola y la di vuelta para que quede boca abajo, tome con las dos manos su cintura y la levante para dejarla en cuatro y empuje su espalda hacia abajo para que apoye el pecho en el colchón. Era la primera vez que la tenía en cuatro y con el culo totalmente en pompa, en su máximo esplendor… no se imaginan lo que fue ver eso, todo en primer plano… tuve que hacer un esfuerzo tremendo para no acabar ahí mismo, era difícil contenerse. Tanto fue lo que me quemo la cabeza que no tuve más reacción que pegarle un fuerte chirlo y metérsela de una, realmente me violentó semejante imagen, mucho.
 
Plaf! Sono y se la metí.
 
- Ahhhh!!! –gritó entre el chirlo y la penetración violenta.
- Aguantate por tener semejante orto –fue lo único que me salió decirle.
- Pero yo no hice nada para que me pegues!
- Esto es motivo suficiente –Plafff!!! Sonó otro chirlo más
 
Comencé a incrementar el ritmo de mis embestidas, era claro que el juego le gustaba y lo disfrutaba, no era bruta ella, pero si le gustaba que hasta con cierta fuerza le de sin problemas. Aproveche la imagen que tenía frente a mí y mis manos acariciaban esa cola tan perfecta, la abría, la soltaba y siempre quedaba perfecta. Salí de golpe de su interior y mi boca fue directamente a chuparle desde abajo en la conchita hasta su culo, haciendo mayor énfasis en él y volví a penetrarla, la tome del pelo para que levante su cabeza y la muy perra no tuvo mejor idea que mirar por sobre su hombro y decirme
 
- Te gusta mucho tenerme así?
- Si! No se nota? No sentís lo dura que me pusiste la pija? –en serio, yo estaba sacado.
- Entonces más vale que me cojas seguido, si queres esta cola te la tenes que ganar.
 
Esas palabras no hicieron más que terminar de volarme la cabeza, con el tiempo que hacía que le venía bombeando desde que la penetré, no aguante más y tuve que salir rápido para no acabarle adentro. Apoye en tronco de la pija justo por encima de su culito y apreté los cachetes de la cola como si fuera una turca pero con el culo, creí que era una culminación ideal acabar presionando ese agujerito, le di apenas dos bombazos a esas nalgas por fuera que ya explote en una acabada tremenda e intensa, mi pija pego un par de saltos de la tensión que generó la acabada que ni con las nalgas la pude sostener. Un par de lechazos llegaron a su media espalda y el resto fue quedando en su cola, si bien ya no salía más leche yo me seguía moviendo como si aún restara salir algo más, seguía tenso como cuando acababa. De a poco fui dándome cuenta que ya no tenía sentido seguir moviéndome, me verga comenzó a perder la erección y al momento de separarme veo como parte de su anillito hermoso estaba hermosamente dilatado y con algo de semen cubriéndolo.

1 comentario - Los peores amantes: Capitulo IV