Convirtiendome en puta.

Mis padres se mudaron a Río Negro, por cuestiones laborales, cuando terminé el secundario, era el año 2008. Yo empecé a estudiar psicología en Cipolletti. Al principio viajaba todos los días en un colectivo interurbano desde General Roca a Cipolletti, hasta que fui conociendo personas y haciendo nuevas amistades. Después empecé a frecuentar los departamentos de otras chicas y chicos compañeros de facultad y cada tanto dormía con ellos.
Martin se había recibido de abogado, y había conseguido trabajo en la casa de gobierno de La Pampa, así que ya no nos estábamos viendo muy seguido.
Éramos una pareja abierta, y él siempre me había dicho que tenga sexo con otras personas, pero que le cuente con detalle cómo había sido. Estábamos enamorados el uno del otro, eso nunca lo dudé, pero sabíamos que la distancia podía arruinar nuestra relación si nos escondíamos cosas. Por eso nunca nos ocultamos nada.
Cipolletti significó muchas cosas nuevas para mí, mi inicio en las drogas, que no llegó a ser una adicción, pero no faltó mucho. Las fiestas que hacíamos en una chacra del padre de un compañero, donde junto con otras chicas pasábamos la noche cogiendo y seguíamos durante gran parte del otro día, los regalos caros de algún que otro "viejito" que le gustaba el servicio que con unas compañeras le dábamos, etc. Obvio que Martin lo sabía y lo aprobaba.
Cuando terminé mi primer año de cursada, en diciembre del 2008, con Silvina, una compañera decidimos aceptar la invitación a una fiesta en una chacra. Esa noche hacía mucha calor, así que decidí ponerme un vestido corto, negro y unas sandalias de taco alto y plataforma que Martín me había regalado. A él le gustaban como me quedaba porque decía que parecía una puta de las películas pornos. El vestido dejaba toda mi espalda descubierto y se podía ver casi todo mi tattoo (me había tatuado toda la espalda, hasta donde ya empieza a ser culo y no espalda), y era tan corto que se podía ver otro tattoo que tengo en mi pierna derecha, que termina en el muslo.
Cuando subimos al taxi para ir a la fiesta el taxista nos miró como si nos fuera a coger, ahí supe que estábamos bien vestidas para lo que se venía.
La chacra no estaba muy lejos de la ciudad. Había una casa grande, un poco descuidada, pero se veía que había sido muy linda en sus tiempos buenos.
El anfitrión, le diremos Pocho, tendría unos 50 años en ese tiempo. No los aparentaba porque hacía un esfuerzo enorme para vestirse como joven, hasta le quedaba ridículo.
Supe por mi amiga que tenía mucha plata y un apellido importante en la zona. Acostumbraba a hacer fiestas muy seguido.
Esa noche éramos varías chicas, por lo que después vería. Había desde universitarias hasta algunas que no habían terminado el secundario, y mucha gilada, demasiada!
Hernán era quien nos había invitado a la fiesta, un compañero de facultad con el que Silvina cogía. El nos fue presentando a lo resto de la invitados. Al parecer su trabajo era conseguir minas para este tipo de eventos.
Cuando nos presentó a Pocho este estaba con con dos tipos más, casi de su misma edad. Recuerdo que uno de ellos me saludó con un beso en la mejilla, pero enseguida puso su mano en mi cintura y me presionó contra él. Era un tipo rubio, alto y robusto. Al principio me sentí rara, cómo con ganas de irme. Pero no sé por qué algo dentro de mi no me dejaba hacerlo.
El patio estaba preparado con muchas luces, pero la ubicación elegida para comer y beber algo había sido pensada para evitar indiscreciones, ya que era atrás de la casa, dónde una plantación de peras o manzanas de dos lados y un gran galpón del otro evitaba que se viera lo que allí ocurría.
Había mesas, con comida y bebidas, una persona pasando música y cada tanto traían más alcohol de los freezer que tenían dentro de la casa.
Lo que voy a narrar es corto, cómo lo recuerdo, y me marcó para siempre.
En un momento con Silvina fuimos a uno de los baños que estaban dentro de la casa. Las dos pasamos juntas al baño. Todo era risa, por el alcohol y porque ya la estaba pasando bien. Cuando salimos del baño se nos ocurrió recorrer la casa, subimos una escalera y nos encontramos con un pasillo apenas iluminado por la luz que entraba por la ventana que daba al patio. Desde ahí se podía ver la fiesta. En eso estábamos cuando alguien nos hablo desde atrás. Nos asustamos muchos y quisimos salir, pero nos dijo que estaba todo bien, era el tipo que me había agarrado de la cintura cuando saludé a Pocho. Su nombre era Marcos.
Tenía una botella de champagne en la mano y nos invitó a tomar mientras él nos daba en la boca. Los tres nos apoyamos en la ventana y seguimos mirando hacia la fiesta. Él al medio y nosotras a sus costados. Cada tanto le apretaba el culo a una o a otra, dependiendo de en qué mano tuviera la botella.
En un momento nos ofreció plata para que nos dieramos un beso de lengua entre nosotras, y aceptamos, a pesar de que no tenía experiencias con otras chicas. Cuánto nos dió, ni recuerdo. No tenía relevancia.
El juego siguió en la cama, nos dijo que quería vernos en acción y que pagaba por eso.
Silvina me acostó de una boca arriba, me abrió las piernas y se dedicó a chuparme la concha de una manera que solo otra mujer puede hacerlo. No pude resistirme y la dejé hacer lo que quisiera conmigo. Tenía experiencia y lo estaba demostrando.
Marcos había puesto una silla al costado de la cama y desde ahí nos miraba con la botella apoyada en la rodilla. Se le notaba la erección, y debajo de la tela un monstruo queriendo salir.
Silvina me hizo poner en cuatro al borde de la cama, se arrodilló en el piso y continuó chupándome la concha y el culo, lo estaba dilatando con la lengua y me volvía loca!!
En esa posición pude ver a Marcos que se paró, fue hasta la mesa de luz y se puso a armar unas líneas de gilada, se tomó unos tiros y preguntó quién quería. Nunca había visto un veterano falopearse. Me impactó! Silvina dejó de inmediato mi concha y se fue como mosca al azúcar, pegó unos saques, un trago de la botella y me dijo que pruebe, que me iba a ayudar a aguantar más. Marcos preparó otras líneas y los dos me insistían.
La euforia que sentí cuando la gilada me hizo efecto fue terrible. Me perdí por completo. La agarré a Silvina de la.nuca y la hice seguir chupando mi concha. Marcos pregunta a cada rato si queríamos más.
También pregunto quién iba a coger con él, y le dijimos que las dos. Yo estaba fuera de mí.
Al tipo le encantaba mi espalda tatuada, a cada rato lo decía. Recuerdo que Silvina le sacó la ropa y empezó a chuparle la verga, era enorme, gruesa y venosa, y la tenía re dura para ser un veterano, mi cola lo comprobó rápido.
Me saqué el vestido, quedé solo en tanga y sandalias, la acosté boca arriba a Silvina puse mi concha sobre su boca, agachandome tanto como pude. Quedé con la cola expuesta y apuntando a la enorme verga que Marcos tenía, giré la cabeza y lo miré invitándolo. Eso y mis tatuajes lo pusieron loco. Yo tenía el culo dilatado por la lengua de Silvina.
Marcos fue hasta la mesita de luz, preparó un par de líneas, tomó un poco y otro lo levantó con un billete a modo de pala. Lo ví ponerse atrás míos y decirme lo lindo que tenía el culo, que me lo iba a romper si yo lo dejaba, a lo que asentí. Primero me fue metiendo uno de los dedos gigantes que tenía, creí que quería dilatarme bien, pero después empecé a sentir que me ardía el agujero me estaba quemando! Ahí me empezó a decir que mi culito era vicioso, que le gustaba la carne y la falopa. Me estaba metiendo gilada por el orto!!! Si bien me incomodó, el efecto fue instantáneo y me puse como loca. Me escupió el culo y me la enterró a lo bestia, de un golpe. Podía sentir los huevos golpeado mis cachetes y a Marcos decirme que era la más puta!
No sé lo que duramos esa noche, solo sé que Marcos me rompía el culo y Silvina chupaba mi concha y los huevos de Marcos.
$1000 a cada una nos dió Marcos cuando terminó, más lo del beso. Nos rompió todo a las dos y nos regaló gilada para el viaje.
Desde esa vez nos volvimos asistentes habituales de esas fiestas, y hasta nos hicimos una reputación en la ciudad. Claro, que cada vez que nos encontrabamos con Martín yo tenía que contarle aventuras y el me pegaba terribles culiadas.

5 comentarios - Convirtiendome en puta.

kpo79
a eso le llamo saber joder jajajajaj
😋😋😋🤑🤑
Alcoporo
Mi amor!!!El sueño de toda pwndeja: permitirse ser puteada...
Blacksevelin
hermosa historia... ya me dieron ganas de conocer ese culito. Si vienes por la Pampa avisa... 😉