Mis amigas del Gym

Gimnasio Jardín Fitness, mañana de julio


Lellamábamos “la secretaría”, pero en realidad no era más que un cuartito paraguardar instrumentos, ropa y los pocos papeles y documentación necesarios paranuestro trabajo. Pero su valor estaba en su posición: estaba estratégicamenteubicado atrás de la recepción y bajo la escalera, y la única forma de entrarera por atrás del mostrador de la recepción. Por lo tanto, era el bunker dondenos reuníamos los miembros del staff del gimnasio cuando queríamos hablar lejosde la presencia de los clientes, o como nosotros lo llamábamos, “la comunidad”.
Estaba tranquilamente tomando un té en lasecretaría, cuando los oí llegar. Venían en manada, como siempre, y a lasrisotadas. Me concentré en mi taza e ignoré su conversación (cosa difícil, yaque hablaban a los gritos), hasta que sentí una parte que me incumbía:


- Nico, dejá de comer al frente de los pobres –decía Omar a las risas-Todos sabemos que hoy te vas antes porque tenés una cita.


- Y bueno, el que puede puede – contestó Nico, eldueño del gimnasio, con su clásica sonrisa engreída.


- Quién toca hoy? La rubia tetona? La modelo? Unade las gemelas?


- Las dos gemelas? – acotó otro, mientras el corode risas festejaba.


- Mañana se van a enterar – dijo Nico, mientras seincorporaba – Ahora vayan a trabajar, que para algo les pago. Ah, y otra cosa,acordate Tanque que hoy te tenés que quedar a cerrar.


- Hoy no puedo – protestó Tanque, que le hacíahonor a su apodo – Sabes que los jueves tengo que cuidar al pibe.


- La puta madre, me olvidé – Nico se agarra lacabeza – Quien te manda aponerla y no sacarla antes… Bueno, no importa. Sequeda el Virgo.


Nico se paró mientras el coro estallaba acarcajadas. Antes de salir del cuartito, se giró a mirarme y me recordó que 15minutos antes de cerrar tenía que avisarle a la gente. Tras él salió el restodel grupo.
“El Virgo” soy yo, obviamente. Técnicamente no losoy, claro, pero mis queridos compañeros me pusieron el apodo porquesencillamente era el único miembro del staff de Jardín Fitness que nunca sehabía cojido a ninguna de las “alumnas”. Es verdad que no llevaba tanto tiempotrabajando ahí, pero de todas formas no estaba demasiado interesado en eso.Todavía conservaba un mínimo de profesionalismo.

 
 
- No podés dejar que te traten así – una voz secame reprendió desde la altura de mis pectorales.


- Hola Flor.


- En serio. No te pueden tratar así, no sé por quéno les decís nada.


- No me importa – mentí mientras me encogía dehombros.


- Si no les decís nada te van a pasar por encima.Es la única forma. Porqué te crees que no se meten conmigo?

La miré pensativamente. Flor era una chica muypequeña (no más de 1,50m) pero para nada tierna. Tenía un cuerpo macizo yextremadamente musculoso: bíceps y tríceps marcados, brazos fuertes,abdominales como una tabla de planchar, muslos anchos como su cabeza yperfectamente delineados y pantorrillas de futbolista profesional. Pero lo quemás intimidaba era su cara: no era para nada fea, pero su mandíbula siemprecerrada y trabada, sus ojos negros con una mirada siempre dura y fría y sufalta de sonrisa hacían que la gente no se anduviera con bromas cuando tratabancon ella. Y a pesar de todo, era mi única amiga en todo el lugar.


Mis amigas del Gym

- No se metencon vos porque sos la más vieja- bromeé. Flor tenía 28 o 29 años.

- Nico tiene mi misma edad, aunque se comporte como un niño.


- Entonces por qué no te dicen “Virgo” o algo por el estilo? Por qué les ladrascuando se te acercan?


- No solo por eso – contestó misteriosamente-En realidad es porque ese apodo loreservan solo para los que NO se cojieron a alguien que venga a este gimnasio–agregó mientras se giraba y se iba.


Su respuesta me dejó atónito y clavado en el suelo. Mientras intentaba procesarlo que significaba mi mirada se perdió viendo su macizo culo marcharse. Como elresto de su cuerpo, su culo era perfecto, pero no del tipo de perfección quelos hombres suelen preferir. No era esponjoso ni suave, sino duro y fuerte. Susnalgas no eran globos que dieran ganas de acariciar o masajear, sino bolas decañón que amenazaban con triturar todo lo que osara acercarse a ellas.


- A ver si dejas de mirarme el culo parado en tu lugar y en lugar de eso loseguís – la voz de Flor me sacó de mi ensoñación – Acordate que tengo quepresentarte a tu nueva alumna, y no quiero que piense que sos un pervertido.


- No te estaba mirando el culo –mentí, aunque mis mejillas ruborizadas medelataban- Y de todas formas, por qué esa chica va a ser mi alumna?


Flor estaba siempre a la mañana, pero a partir del día siguiente iba a cambiarsu horario a la tarde por razones personales (ni siquiera a mí me quiso explicarcuáles eran las razones). Por lo tanto sus alumnos a cargo se los iban aasignar al resto de profesores, menos a mí claro. Menos esa alumna enparticular, por alguna razón.


- Porque no puedo dejar a esa chica con ninguno de los otros animales.


- Por qué? Porque van a intentar llevarla a la cama?


- No, porque esta chica tiene corazón.




Cuandollegamos a destino y ví a mi nueva alumna me llevé una grata primera impresión.La chica tenía esa clase de cuerpos que despiertan polémica. Algunos dirían queera gorda o fea, pero no era así. Quizás “gordibuena” quedaría mejor, pero odioese término. Es cierto que era rellena, pero no llegaba a ser gordo. No teníarollos ni piel “caída”. Sus caderas eran amplias, pero no demasiado. Era unamujer con muchas curvas, pero proporcionadas. Su pelo era oscuro y muy lacio, yle llegaba justo hasta los hombros, dándole un aspecto de delicadeza y estilo.Pero lo que más me impactó era la cara. Sus rasgos eran realmente muy bonitos,aunque estuvieran ocultos detrás de unos lentes amplios y elegantes, máspropios de una oficina o una biblioteca que de una actividad física. Y lamirada… era esa clase de mirada que te impresiona porque transmiten al mismotiempo inteligencia, orgullo, sensibilidad y sobre todo, profundidad. Supe alinstante que no era la típica chica hueca de gimnasio que tanto me irritaban yque plagaban el Jardín Fitness.


Culo


- Hola Ani, esté es Jonathan. Va a ser tu nuevoprofe.


- Hola – me dijo Ani, mirándome de arriba abajo.No parecía entusiasmada de verme, pero tampoco me reprobaba. Supongo quesolamente me estaba analizando y me miraba fijamente.


- Hola! Bueno, te habrá dicho Flor que a partir demañana ella no va a estar más a la mañana, así que a partir de ahora yo voy aser el que te ayude.


- Sí, algo me había comentado –Ani era un pocoseca en sus respuestas, aunque no parecía de mal humor. Supongo que estabatriste porque Flor se vaya.


- Jonathan es un muy buen profe, y sobre todo unchico muy bueno y profesional – acotó Flor. – Estás en las mejores manos.


- Me alegro- Ani esbozó una sonrisa por primeravez en la charla. Una sonrisa muy linda, por cierto.


- Bueno, los dejo para que vayan practicando. Acáestá su plan, Jony. Mucha suerte! – Flor se despidió y me quedé con Ani.


Fue una sesión bastante productiva. Ani era unachica con la que daba gusto trabajar. Supe que llevaba poco tiempo entrenando,así que tenía problemas con varias de las técnicas, pero era una alumnaaplicada. Escuchaba con atención mis correcciones, y se concentraba en hacerlocada vez mejor. Se notaba que aprendía rápido y tenía ganas de superarse, quees lo más importante.


- Che, y tenés algún objetivo en particular paraentrenar? Salud, muscular, definir, haces algún deporte tal vez?


- Ehh no, solo quería ejercitar –contestó, aunquepor primera vez desvió la mirada mientras lo decía. No sonaba muy convincente.


- Ah perfecto – me dí cuenta que no quería hablardel tema- Es lo más importante, y se nota tus ganas. Aprendes muy rápido.


- Gracias – sonrió, mirándome devuelta a los ojos-Y se nota que vos sos un muy buen profe.


Al final Ani terminó su rutina deforma perfecta yse ganó mis felicitaciones, las que agradeció con una sonrisa tímida. Leindiqué que para terminar estirara un poco, mientras yo me iba un segundo.


Fui a la secretaría y busqué a Flor. Estaba en larecepción, revisando unas fichas.


- Que tal todo con Ani?


- Muy bien, es una gran alumna! Muy buena, y senota que le gusta y se esfuerza.


- Es una genia. Estuve poco con ella, pero mealcanzó para hacerme amiga. ¡Así que más te vale que la trates bien! – dijomientras me pegaba un manotazo en el pecho que me tomó de improviso y meseñalaba con el dedo índice.


La miré sobresaltado y un poco molesto, porqueFlor era muy fuerte y su manotazo me había lastimado. Pero cuando ví su rostroy la sonrisita irónica que cargaba me tranquilicé.


- La voy a tratar estupendamente, y le voy mostrarque soy el mejor profe del lugar – dije sonriendo.- Ah, y otra pregunta, ¿sabéspor qué decidió empezar a entrenar? Le pregunté y no me quiso contestar.


- Ehh, es un tema complicado –Flor bajó de prontola voz – Supuestamente solo quería entrenar, pero creo que secretamente tienealgo que ver con que el novio la dejó por otra chica hace unos meses y eso legeneró una inseguridad consigo misma y su cuerpo. Parece dura, pero en el fondoes una chica muy sensible.


Sacudí la cabeza, apenado. No me sorprendió paranada, lamentablemente. Muchas chicas suelen pasar por momentos así, pero poralguna razón me dio más pena que fuera una chica como Ani. Me despedí de Flor yvolví con mi nueva alumna.


Cuando la ví me llevé otra agradable sorpresa. Anino solo estaba estirando bien, sino que mostraba una elasticidad impresionante.Sus piernas estaban abiertas prácticamente en 180° y su técnica era tandelicada como si fuera una bailarina de ballet. No tenía nada que envidiarle ala chica que estaba estirando justo atrás suyo, una chica tan grácil y esbeltaque los propios profesores del gimnasio llamaban “la modelo”
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culonas

-Bueno Ani, eso es todo por hoy. Una gran primera clase, te tengo que felicitar.


- Gracias – me contestó, con una sonrisa de orejaa oreja – Yo también me sentí muy cómoda.


Ani me dio un beso en la mejilla(que suaveperfume) antes de soltar un chillido.


- ¡ Tengo que despedirme de Flor!¡ Disculpame!¡Nos vemos mañana!

E inmediatamente se fue casi corriendo. Me divuelta divertido, mientras seguía su trote. Me di cuenta al instante que noestaba acostumbrada a correr. Tenía 0 técnica y su trote parecía casi cómico.Pero lo que más me llamó la atención fue su tren inferior. Sus muy generosasnalgas se movían de forma muy descoordinada, pero no por ello menoshipnotizantes. Subían y bajaban, saltaban y rebotaban pesadamente, casi que encámara lenta. Subían y bajaban. Rebotaban. Otro rebote. Otro. Un saltito.Rebote…



culona

-Te gustó lo que ves? – Una voz fría me sacó de la ensoñación. Era Vale, lachica que estaba estirando atrás de Ani hace un segundo. Señalaba hacia mientrepierna, donde para mi consternación se veía un buen bulto. Confieso quetengo un miembro muy grande, tanto que incluso sin estar totalmente erectoadquiere un tamaño considerable.

- No, solo la veo como alumna –contestérápidamente, desviando la mirada.


- Oh, no me refería a ella –contestó Vale condesdén – Hablo de recién, cuando supuestamente mirabas a tu alumnita estirar,en realidad me estabas mirando a mí. Obviamente, esa reacción no viene de ver ala gordita cuatro ojos, sino a mí – mientras se señalaba el cuerpo. La verdadVale tenía un cuerpo perfecto, de esos que solo se ven en los desfiles. Delgaday casi tan alta como yo, siempre esbelta y con la cabeza alta. No tenía un sologramo de grasa en todo el cuerpo. Sus piernas parecían no tener fin, suestómago era totalmente plano y sus brazos eran tan delgados como suaves. Supiel totalmente pálida contrastaba con su pelo largo y negro como el azabache.Sus ojos eran increíblemente azules y destacaban junto a una nariz respingada yperfecta, como si hubiera sido hecha a mano. No sonreía mucho, pero cuando lohacía mostraba una sucesión infinita de dientes blanquísimos y perfectos. Perolo más llamativo eran sus pechos, increíblemente grandes para un cuerpo tandelgado. Y perfectamente proporcionadas, altivas y elegantes, como el resto desu cuerpo. Vale lo sabía y vestía siempre con ropa apretada, de colores quecombinaban con sus ojos, y con tops ajustados que resaltaban sus globos.

fitness

-No me dí cuenta que estabas ahí– contesté seco. Vale no me caía bien, peromenos después de llamar a Ani “gordita cuatro ojos”.


- Como digas – contestó poniendo los ojos enblanco.-  Como sea, no tengo tiempo para pajeros.


Vale se fue con su típico andar delicado yelegante, como si estuviera atravesando una pasarela. Mientras seguía con losojos su pequeño culo, solo se me cruzó un pensamiento


“Serás la modelo, pero Ani tiene un culazo muchomás sensual que el tuyo”


Continuará...

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