Nuestra adolescencia familiar con imágenes

Nuestra adolescencia familiar con imágenes
Era viernes por la tarde, alrededor de las tres de la tarde. Mi hermana Felina estaba en casa castigada lavando ropa a mano, otra vez, como solía suceder últimamente. En ese momento, ella estaba refregando en la tabla de lavar y el fuentón, intentando infructuosamente de hacer el menor ruido posible para evitar enojar y despertar a nuestros padres. Por supuesto, ella necesitaba preocuparse por eso, aunque dudo que los despertara, se habían ido a dormir la siesta, algo habitual en la provincia. Ni un cañón los despertarían o con sus fuertes ronquidos y sus tapones para los oídos. Sin embargo, a mi si me despertó.
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En un momento, y más rápido que un bombero, Entré al cuarto lavadero, y como siempre mi hermana lo hacía, ella estaba semidesnuda. Mi poronga ya estaba hinchada con anticipación a oírla decir.
"Hola, shexy", Exclamó arrastrando las palabras mientras descruzaba los brazos que habían terminado de lavar la ropa y dejaba en exhibición sus hermosos pechos. Me aferré de la puerta tambaleándome y me estabilizaba con ambas manos en el marco de la puerta.
Podía oler la cerveza en su aliento y luego saborearla mientras me besaba, eso era lo que yo deseaba.
"Estoy muy mojada por vos", se rió y pasó un dedo resbaladizo sobre mis labios, "Aquí".
El distintivo aroma del choto excitado entró en su nariz y rogué probar la dulce acidez de su néctar femenino.

hermana
"Vamos a bañarnos" Exclamó
Ahora podría ver el coño desnudo de mi hermana, bien afeitado y muy excitado, debajo del dobladillo de su pequeño vestido blanco. Felina observó que en un instante ya me había quitado la ropa interior, ansioso como estaba por tener un polvo, borracho de amor con mi hermana. Tomé nota mental de buscar más tarde, mi ropa interior, para que mamá no la encontrara en algún lugar y comenzara a hacer preguntas. Mientras me pasaba el jabón por la espalda mi preocupación era verla aún vestida. Sin embargo nada se vio truncado, pues segundos después el vestidito cayó al suelo y mi hermana quedó completamente desnuda. Allí le di un piquito.

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Sabía que lo que quería estaba mal, pero era casi imposible resistir los avances de un borracho de amor por mi hermana, especialmente cuando se metía desnuda conmigo en la ducha. Soy humano y Felina no sólo era dulce, inteligente y divertida, sino también increíblemente hermosa y atrevida. Para colmo, era una amante apasionada y mucho mejor en la cama que cualquiera de mis amigas. Esto lo sabía por terceros.
Lamentaba más que esta chica perfecta tuviera que ser mi hermana. Si tan solo fuera otra chica, cualquier otra chica. Una chica que podría llevarla a casa y presentarles a mis padres como mi novia. Una chica a la que podría besar en público y garchar mientras estuviera viva.


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No es que me esté quejando, claro está, y si tenía alguna duda, rápidamente se disipó cuando ella me cerró su mano alrededor de mi pija empalmada.
"Es muy linda", susurró, masturbándome suavemente. "¿Es por mi culpa?"
Por supuesto que lo era, pero no iba a admitirlo ante mi hermana. Máximo cuando recordaba y no olvidaba, que ella, días atrás se había sumado y participado en el partido de fútbol con mis amigos en la canchita de la esquina de nuestra casa, a pesar de estar el terreno embarrado y haberse descontrolado todo, principalmente ella con mis compañeros y vecinos. De allí el castigo impuesto por nuestros padres.
"Sólo chúpalo, Felina", gruñí.
Ella me sonrió y bajó su boca sobre mi verga.

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