Doble Vida # 2

Doble Vida : #2

En aquellos años , previo a la Pandemia , con mi familia vivíamos en un lindo departamento del Barrio de Flores. Herencia de mi suegro.

Poncho, mi perro , aún era cachorro y me acompañaba todas las noches a dar una vuelta .
De noche , sobre todo después de la 22:30 , habitaban seres humanos muy distintos a los diurnos . 
Estos no se levantaban temprano para trabajar, más bien salian a despuntar el vicio en bares , esquinas oscuras o en autos con vidrios polarizados . 

Conocía cada esquina donde ejercían la prostitución y en donde hombres de saco y corbata se arrodillaban frente al pene de algún taxi boy. 
Eso no era lo mío, más bien buscaba almas tristes para darles un poco de tierna amistad. 

Y, así Fue como conocí a Gerardo , un sexagenario divorciado , desocupado y sin hijos que rogaba a la virgen para que le salga la jubilación.

Nunca había conocido un hombre tan bueno y solitario. 
Tipo extraordinariamente inteligente y con una gran formación en finanzas.  

¿ Que le habia pasado ? _ no lo se_ .

Gracias a Poncho lo conocí. Y casi todas las noches empezamos a compartir charlas , mates y películas en su departamento monoambiente .

Hacia muy poco su madre había fallecido , y a partir de ese momento se había convertido en un Robinson Crusoe . Vivía como un naufrago recolectando cartón y latas de gaseosa para ganarse unos pesos.

Odiaba a las mujeres porque estuvo casado y está lo había abandonado por otro . Siempre me decía que su próxima pareja sería un hombre y que lo único que le faltaba era que le rompan el culo. Yo no sabía si me hablaba enserió o en sentido figurado. Pero, por las dudas le empecé a prestar más atención a sus nalgas.

Gerardo era una persona de muy baja estatura , delgado . Me hacía recordar al Chapulin colorado ( igualito) . 
Hasta se le parecía en el tono de voz . 

Una noche me anime a contarle sobre mi Doble Vida , y le pedí, por favor , que no me juzgue . 
Gerardo se quedó mirándome, sin decir nada . Y , de vez en cuando , me clavaba los ojos en la entrepierna . 
Su opinión no fue nada alentadora, me dijo estaba muy mal lo que estaba haciendo . También dijo , que Yo no era un buen cristiano y que debía confesarme . 

Me sentí totalmente desconcertado, nunca había imaginado que Gerardo era un tipo tan estructurado y religioso .

Deje de verlo por un tiempo . Hasta que un día nos encontramos de casualidad . 
Yo venía de la cochera donde guardaba mi vehículo y el regresaba de un bar con unas cuantas copas encima. 
Lo lleve hasta su casa , y lo ayude con la llave que no podía embocar en la cerradura .

 - Pasa grandote- me dijo . 
  
Y en el medio del living me apretó los testiculos por sobre la tela del pantalón.

Sin hacerme rogar , saqué todo el miembro para afuera , hasta los huevos quedaron por sobre el cierre de la bragueta .
Y, a media erección , le baje el pantalón, lo apoye contra la mesa y lo " clave" en seco. 
Del otro lado del living había un espejo y podía ver la cara de susto de Gerardo . Sus ojos parecían salirse para afuera .

En aquel tiempo tenía 52 años y aún mi miembro se endurecia como un pedazo de madera. 
Un par de veces levanté a Gerardo por el aire para que se sienta bien clavado sobre la estaca : de la mesa lo lleve al sillón, y luego al piso.

Lo tenía totalmente dominado , le había pasado mis brazos por debajo de sus axilas y mis manos lo habían tomado de la nuca: una llave perfecta para que no se pueda mover.

Su cara estaba roja como el traje del Chapulin . Quería decir algo pero no le salían las palabras . No lo dejaba . Mi misión era bombear lo más duro posible. 
No recuerdo cuanto tarde en eyacular lo , pero estoy seguro que fue más de 20 minutos .

Cuando mi tripa se fue ablandando, deje a Gerardo en el piso con un hilo de semen que le salía del ano.

Me fui. 

No tarde mucho en volverlo a ver , pero esta vez andaba por las calles buscando jóvenes para que lo atendieran.  

Por lo menos , no se sentía tan solo .

Gabriel R.
Buenos Aires 

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