El sexo entre amigos 1

Este es uno de varios relatos que quiero compartirles sobre una amiga cercana con la que tengo algunos secretos mutuos. Para preservar la privacidad, usaré nombres ficticios y modificaré algunos detalles. Aunque han pasado muchos años desde los eventos que voy a relatar, todavía hay experiencias pasadas que me siguen emocionando. A pesar de que cada uno ha seguido su propio camino, seguimos siendo amigos y solo nosotros conocemos ciertos detalles de nuestra relación. Aunque narraré eventos específicos, quiero dejar en claro que nuestra amistad siempre ha sido lo más importante para ambos. Nunca hemos confundido nuestras acciones ni las hemos mencionado más allá de alguna ocasión.
Este primer relato se remonta a nuestra juventud, cuando éramos bastante jóvenes. Hoy ya andamos por los 40. En aquel entonces, ella tenía una pareja que había conocido durante unas vacaciones, mientras que yo estaba saliendo con otra chica con la que tenía una relación duradera. Desde que conocí a Naty, como la llamaré, nos llevamos bien, pero principalmente como amigos. Solíamos salir juntos a bares o boliches, y muchas veces terminábamos en su casa, ya que vivía sola y solía ser el punto de encuentro para nuestros amigos en común. A menudo, debido a las salidas nocturnas que se alargaban hasta tarde, algunos de nosotros nos quedábamos a dormir allí. En ocasiones, pasábamos tiempo juntos hasta altas horas de la madrugada, y dado que era difícil para mí regresar a casa, terminaba quedándome a dormir. Por lo general, ella cedia el sofá, pero en alguna ocasión compartimos su cama si había más gente. En general si éramos varios hombres, siempre compartia la cama yo con Naty y el resto en el sillón. Como mucho tuvimos algunos pocos roces sutiles en la cama, pero nada más. Yo conocía a otras chicas y ella a otros hombres, nos gustaba contarnos cosas de nuestras relaciones íntimas. Así transcurrió algún tiempo en nuestra amistad, considerándonos muy buenos amigos y compartiendo intimidades sobre nuestras relaciones. Hubo una vez, después de unas largas vacaciones en las que no nos vimos, que acordamos encontrarnos en mi casa para ponernos al día mientras tomábamos un vino y fumábamos algún churrito. Nos reunimos en mi casa familiar, donde vivíamos con mis padres y hermanos.
Aquella noche, tomamos mucho vino y fumamos bastante marihuana, algo que solíamos hacer en nuestros encuentros con amigos. Después de reírnos mucho y debido a los efectos del alcohol, llegaba el momento de terminar la noche. Era muy tarde y no había transporte para que ella regresara a su casa, así que la invité a quedarse a dormir. Además estaba bastante ebria y fumada al igual que yo. Ella no tuvo ningún problema en quedarse, aunque el único inconveniente era que no había camas adicionales disponibles. Decidimos compartir la cama, como habíamos hecho en otras ocasiones sin que eso llevara a nada más. Como mencioné antes, habíamos tenido roces en el pasado, pero no habíamos cruzado esa línea. Aquella noche nos acostamos en mi cama individual, que era bastante pequeña para dos personas. Le presté un short y una remera para que los usara como pijama. Al acostarnos, nos dimos cuenta de que estábamos muy cerca, casi sin espacio en la cama, lo que resultó incómodo pero también generaba cierta tensión, lo cual nos hizo reír.
La situación era graciosa para los dos, estábamos muy borrachos y drogados y el contacto tan cercano era algo incómodo, pero al mismo tiempo generaba tensión y eso nos hacía reír, ambos nos dimos cuenta de que era rara la situación, pero tampoco teníamos otra opción (o, sí?). En algún momento nos quedamos cara a cara y eso era algo incómodo, nos respirábamos en la cara y eso hacía difícil que nos pudiéramos dormir. Además, el contacto con una amiga cara a cara era de alguna manera incómodo. Ella sugirió que nos pusiéramos cucharita, o sea, yo atrás de ella, pero qué producto de lo chica que era la cama, no había otra forma que dejar nuestros cuerpos bien pegados. De alguna manera nos íbamos adaptando a lo que la situación nos iba ofreciendo. Primero los dos en shorts, ella con una remera sin corpiño y yo en cuero. Luego de acomodarnos, empecé a apoyar con disimulo mi pija sobre su culo que de a poco empezaba a pegarse y frotar sobre mí. Hasta aquí empezamos a reírnos de la situación, era muy loco como no hacíamos nada para evitar lo que nos sucedía, ella acomodo mis brazos que ahora rodeaban su cintura y yo ponía una de mis manos sobre su pecho.  
Hasta aquí no les conté mucho sobre cómo es cada uno, voy a intentar ser lo más realista posible. Comienzo conmigo, yo en ese entonces medía un poco más de un metro setenta, una altura promedio normal. La verdad que era bastante flaquito, menos de 70 kilos. En general soy considerado un pibe fachero, destacan mis ojos, soy carilindo, en fin, ganaba bastante bien con las chicas en esa época, a pesar de tener novia. Debuté a los 15 años y estuve con varias chicas, entre ellas algunas más grandes de edad que yo, que me han legado una experiencia para mí, muy importante. Vamos a lo relevante, con relación a cuánto calzo, con unos 18x4, tengo un miembro de normal a grande como yo lo veo. (aunque existen penes para todos los gustos). Ella era en ese momento 2 años más grande que yo, físicamente estaba bien, tiene un lindo rostro, una sonrisa bella, pechos naturales de un tamaño promedio, pero que en los vestidos y musculosas que ella usa habitualmente, se ven mucho más grandes de lo que son. Luego viene un culito normal, tiene un poco de caderas, pero basicamente es normal, debe pesar menos de 65 kilos y medir un metro 60 y pico. En fin, una mujer atractiva que usa polleras cortas habitualmente y escotes que dejan lugar a la imaginación. Además, es muy graciosa y le gusta divertirse, sé que es bastante liberal en materia sexual. Ella me había contado algunas de sus experiencias con sus ex. 
Volvamos a esa noche, mientras nos rozamos con nuestros cuerpos, hablamos con normalidad sobre lo ebrios y drogados que estábamos, yo le tocaba los pechos y empezaba a meter mano dentro de su tanguita (nota: siempre usó ropa interior muy pequeña, incluso hoy día). Ella por su parte me empezaba a masturbar con su mano, apenas me empezaba a tocar y se da vuelta un poco y me dice al oído -qué pedazo de pija tenés… mientras lo decía, me la agarra bajando suave su mano, pero apretando el tronco de mi pija con fuerza. Esto me desató, le metí la mano sin culpa y empecé a masturbarla, luego iba a poder contemplar la conchita rosadita y depilada que tenía mi mejor amiga. Ella me puso boca arriba y empezó a bajar por lo bajo de las sábanas, se lo metió en la boca y empezó a chuparla de una manera que todavía lo recuerdo. Tenía una habilidad para meterse la pija entera en la boca, haciendo arcadas y babeando como una puerquita. Eso me excito a más no poder, no recordaba una mejor chupada de pija como lo hacía ella, todavía se encuentra dentro de los mejores petes que me hicieron en mi vida. Me comía la pija como una desaforada, me masajeaba los huevos. Iba con su lengua ensalivada desde el glande hasta mis huevos, con una de sus manos me apretaba el culo y si no, me ponía sus dedos en mi boca. Tratábamos de no hacer mucho ruido porque recuerden, era la casa de mis viejos y no dije nada, pero yo compartía la habitación con mis hermanos que todavía no se habían acostado y podían hacerlo en cualquier momento, abriendo la puerta y contemplando una escena porno de un momento a otro. La chupada de pija era memorable, pero si no la cortaba no iba a durar un minuto más. Le propuse intercambiar y bajé a darle placer. 
Ahí contemplé lo mas lindo de mi amiga, les dije, ella es linda y muchos hombres se la querían coger, fue solo bajar y corroborar con la vista lo que ya había intuido con mis dedos, tenía una conchita bien blanquita, solo rosadita en los labios, que eran irresistiblemente carnosos, era una concha super húmeda, más bien empapada y ahora me tocaba a mí darle placer. Yo no tenía una amplia experiencias en el sexo oral, pero siempre fui dedicado a la hora de dar placer, baje y empecé a comerle esa vulva deliciosa que empapaba la boca. Nati me agarra la cabeza y me acomoda según su deseo a la posición donde más prefería que le diera placer. Abrí mi boca y estiré mi lengua sobre esa vulva carnosa durante un largo rato en el que le pedía que bajara la voz para que no entrara nadie a la habitación, ella gemía y me sujetaba la cabeza entre sus piernas. Cada tanto con mi mano le tapaba la boca para decirle que bajara el volumen de esos gemidos. En un momento, tras un rato muy intenso en el que le colaba hasta 4 dedos y le chupaba su clítoris con suma dedicación, me pidió que la cogiera. Se puso de espaldas y en posición cucharita se la metí sin más, ella me dice al oído que acabara afuera porque a esa altura ya la estaba metiendo sin forro y no había forma de volver atrás. A esa altura los dos estábamos completamente desnudos, yo cogiéndola desde atrás y de a ratos ella sobre mí, cabalgando y tapándose la boca para no ser escuchados. No recuerdo si era un día de mucho calor, pero nuestros cuerpos estaban hipertranspirados. La puse en 4 patas sobre la cama y mientras la bombeaba con un ritmo acelerado, ella mordía la almohada para ahogar sus gemidos de placer. Así estuvimos un rato más hasta que le digo que estoy por acabar, entonces ella para mi sorpresa me corre apresuradamente, a lo cual interpreto que se había asustado de que le acabara adentro, pero para mi sorpresa, me agarra la pija y empieza a chupar de tal manera que parecía que le cogía la boca. Luego de un minuto de una chupada épica, le acabo en la boca una hermosa descarga de leche que brotaba de mi pija y ella succionaba con suma dedicación, procurando no desperdiciar ni una gota del néctar. El orgasmo fue total, la relajación fue brutal, no pude evitar jadear conteniendo el ruido de mi respiración a causa de semejante acabada. Estábamos completamente mojados de nuestros fluidos y de nuestra transpiración, ella se encontraba abrazada a mí y me miraba a los ojos con su cara de nos fuimos a la mierda pero qué más da! Mientras tanto con su mano se ocupaba de meter en su boca el semen que aún había sobre su cara.  Luego de eso nos miramos y nos empezamos a reír tratando de no hacer mucho ruido, habíamos pasado de una noche entre amigos a una entre amantes. En eso escuchamos que mi hermano, con el cual comparto la habitación, había llegado a la casa y que seguramente querría acostarse, al cabo de unos minutos ingresó a la habitación, ya sabiendo seguramente que estaba yo con Nati. (mi madre le habrá avisado). Nos hicimos los dormidos en posición cucharita, todo tapados, sin importar las altas temperaturas, pero basicamente porque no habíamos llegado a cambiarnos, por lo que seguíamos desnudos, la noche ahora ingresaba en otra fase, no en el final. Continuará…
si les gusto puntos o comenten! 
Si me dejan sus comentarios escribo la segunda parte y otras historias reales!

0 comentarios - El sexo entre amigos 1