El Instinto que habita en mi PARTE I

Mi nombre es Rocio, soy una chica tranquila, la típica ratón de biblioteca se podría decir, soy bajita de 1.50 de estatura, algo gordita lo que me hace tener unas buenas caderas y unos pechos grandes, aunque estoy acinturada tengo un poco de pansita, mi cabello es negro, chino y largo casi hasta mi cintura, de piel soy morena  clara, mis amigos dicen que “bronceada”, tengo un novio con el que ya tengo casi 7 años de relación, somos novios desde la secundaria.


Todo comenzó cuando entre a la universidad, no soy de muchos amigos pero tampoco batallo para hacerlos, al poco tiempo de empezar la carrera me hice amiga de uno de los populares, más que amigos era una especie de simbiosis el evitaba que me hicieran bulling y yo le ayudaba con las tareas, para el segundo semestre éramos algo cercanos por que como les decía yo le ayudaba mucho con las tareas y yo nunca sentí que hubiera atracción o algo sexual, aunque él era el típico atleta y estaba MUY BIEN  (mamado, con cuadritos y alto) yo estaba bien con mi novio y nunca me había llamado la atención.


Una tarde fui a ayudarlo con una tarea a su casa y nos quedamos solos, lo que era muy común, mientras hacíamos las tareas hablábamos y poco a poco pasamos a hablar de sexo, nada morboso el me contaba un poco de sus aventuras y yo le decía mis puntos de vista hasta que de pronto el me dijo:


-          La verdad es que toda mujer al ver una verga de un macho de verdad pasa a ser su puta –


Yo me reí un poco al escuchar esa afirmación y le conteste:


-          Mira por muy bueno que sea un pene, no somos animales para que dé solo ver un pedazo de carne dejemos todo de lado, primero están los valores y luego la razón antes que la pasión.-


Me di cuenta que mi comentario molesto un poco a mi amigo porque rápido alego:


-          Yo generalmente ligo así, solo de que me vean la verga caen mías.


Deje de hacer lo que estaba haciendo y negué con la cabeza para decirle:


-          Sé que eres guapo y estas en forma, pero eso solo pasa por que las chicas con las que sales ya van predispuestas a coger, es lo que buscan, por ejemplo si yo te lo viera seria solo como ver un pene y ya, no creo que ni borracha hiciera algo más que solo verlo.


Para este momento mi amigo ya se había puesto de pie y estaba cruzado de brazos recargado en la pared mirándome hacia abajo, yo estaba sentada en el piso de su sala recargada en su sillón pero sin estar sentada en él, ósea cuando te recargas donde irían las piernas.


-          Tu que vas a saber si solo le has visto la verga a tu novio y si no te ha pasado es porque de seguro la tiene chica.-


Ese comentario me enojo mucho, me quite los lentes en señal de que ya no lo ayudaría y los deje en el piso sobre los cuadernos volteando a ver.


-          Ok hagamos la prueba, enséñamelo a ver qué pasa.- le dije desafiante.


Mi amigo se dio cuenta que yo lo estaba retando y  que allí su hombría estaba en juego, así que no lo dudó ni un momento, camino unos pasos frente a mí, desabrocho su cinturón y bajo su pantalón junto con su bóxer dejándome un enorme falo de unos 15 centímetros dormido frente a mi cara…


Mis ojos se abrieron de la sorpresa y mi corazón se aceleró, sentí un hormigueo por todo mi cuerpo y como la temperatura de mi entrepierna subía rápidamente, subí mi mirada y lo vi a el mirándome, confiado, con sus brazos cruzados, mi mente me decía que me retirara pero mi insisto me decía que lo probara…


Me puse de pie y me fui… o eso desearía que hubiera pasado… porque lo que en verdad sucedió fue que comencé a besar sus bolas y su miembro, poco a poco lo metí en mi boca sintiendo como crecía… era inmenso no sé qué tanto creció pero sentí que era tan grande como mi cabeza, no cabía en mi boca, lo peor es que lo estaba disfrutando, de pronto escuche su voz…


-          En cuatro puta para que pruebes una verdadera verga. –


Como odie su comentario, nadie me había llamado así nunca, nadie me había dado una orden tan vulgar nunca y yo con mi orgullo roto solo me puse en cuatro patas en el piso y levante mi falda.


-          Tan tranquila que te veías Roció y ya estas empapada como toda una puta en celo.- Me dijo mientas acariciaba mis nalgas y hacia a un lado mis panties.


Quería contestarle, quería decirle tantas cosas, por mi mente pasaban pensamientos sobre mi novio, mis valores y mi orgullo como mujer, todo eso se fue en cuanto lo sentí entrar…



Cuando su miembro entro de mí, deje de pensar en  todo aquello que me preocupaba, sentí como su enorme falo se abría camino atreves de mí, empecé a gemir de inmediato e intente abrir más piernas para que pudiera entrar con más facilidad, aunque realmente no tuvo ningún problema por lo húmeda que ya me encontraba.
-          ¿Tenías hambre de verga verdad puta? – me grito mi amigo mientras que ponía sus manos en mis caderas.


Yo quería contestarle que no ¿de verdad quería contestarle eso? No lo se… mi mente se derretía en cada embestida que me daba y mis gemidos llenaban la habitación, de pronto tuve un pequeño espasmo, me asuste estaba a punto de llegar al orgasmo y el se dio cuenta así que aumento su ritmo hasta que yo estalle en un mar de placer que jamás había sentido, caí al piso y sentí como su verga abandonaba mi interior.


Mis piernas temblaban, con muchos trabajos me levante del piso acomodándome la falda, dándole la espalda al hombre… no al macho que acababa de hacerme suya, apenada, aun sin poder ordenar mis ideas me quede de piedra al escuchar lo siguiente:


-          Roció, sácate las tetas. – Me dijo mi amigo.
-          ¿Perdón? – Respondí ofendida, y al hacerlo un destello de dignidad volvió a mi, sonríe para mí misma y voltea a verlo con aire de grandeza y una idea para dejar todo esto atrás.


-          Si, sácate las tetas, siempre te las he querido ver. – Me dijo tranquilo.


En ese momento lo mire, me cruce de brazos y le grite que seguramente me había drogado, él se arrodillo frente a mí y me pidió disculpas y después… después… ¿para que sigo mintiendo? Cuando voltee lo mire y él estaba sentado en el sillón masturbándose, su verga era inmensa más de 20 centímetros creo unos 26, estaba circuncidado era muy grueso y venoso, recto ligeramente curveado hacia arriba con un glande un poco más grande que su tronco que también era generosamente grueso, su pene era simplemente perfecto y él lo sabía, por que quede hipnotizada solo de ver ese falo, sin perderlo de vista me quite mi suéter que uso para ocultar lo grande de mis pechos, el sonrió al ver esto, después comencé a desabotonar mi blusa y me quede quieta un momento, dudando de si seguir.


-          Sabía que estabas bien tetona Roció, deberías más enseñar ese cuerpo de puta que tienes.- Dijo mi amigo ante mi indecisión de si desnudarme o no.


Sus palabras fueron con una flecha que dio en mi corazón… bueno más bien en mis partes privadas que se encendieron de inmediato… un hombre que no era mi novio estaba alagando mi cuerpo, a ese macho le gustaban mis curvas. Seguí desabotonando mi blusa y la deje caer al piso, después lleve mis manos a mis pechos y desabroche mi sostén (uso de esos que tienen el broche al frente por comodidad)  mis pechos salieron disparados de su prisión soy copa E pero por la ropa que uso se ve como si fueran C o D por lo que mi amigo quedo impresionado al verlos.


-          ¡De haber sabido hubiera hecho esto antes! – Exclamo emocionado y aumento el ritmo de su “jalada” subiendo y bajando su mano rápidamente por todo su falo.


Yo me sonroje y desvié la mirada a un lado tratando de pensar claramente, mientras me quitaba la falda y panties dejando que resbalaran por mis piernas. Mi amigo soltó una fuerte risotada muy burlona en cuanto termine de desnudarme y mi autoestima se fue por el suelo al escucharlo, cubrí mis pechos y mi “intimidad” ya profanada, ¿Qué le dio risa? ¿Mis pezones grandes y morenos? ¿Mi conchita que estaba sin depilar? ¿Toda yo?


-          Solo te dije que me enseñaras las tetas y te encueraste toda ¿ves que si eres una puta? – exclamo entre risas mi amigo,  mientras se levantaba y se arcaba a mí.


Me abrazo poniendo sus manos en mi trasero, masajeándolo lascivamente y empezó a besar mis pechos mientras chupaba mis tetas. Yo intentaba pensar, pero no entendía que pasaba, me sentía tan bien, ese hombre llevaba mi autoestima al cielo y luego lo bajaba al infierno y creo que ni siquiera sabía que lo hacía.
Fui empujada por el al sillón, caí sentada y rápidamente el abrió mis piernas poniendo mis pantorrillas en sus hombros y después fui penetrada de nuevo, un fuerte grito de dolor y placer lleno el lugar, sentía como sus embestidas hacían rebotar mis pechos, me sentía en la gloria con ese enorme miembro dentro de mí, me vine fuertemente empapando a mi compañero pero él seguía embistiéndome, por un momento recordé a mi novio, las noches de placer con él no se comparaban con esto, sentía como cada embestida hacia que mi vagina olvidara la verga de mi novio…

1 comentario - El Instinto que habita en mi PARTE I

McAnd
Bien . Lindo