Historia de Diván: Lali, Famosa enfiestada por 2 tipos

Cómo ya comenté antes "Historias de Diván" es una serie basada en historias que le cuentan a Gabriel, un amigo psicólogo, él me las cuenta con absoluto secreto de la persona, yo le agrego mi magia y espero que les guste.
Aclaro que le puse Lali porque Spotify decidió que en la lista de reproducción de Eve suene N5 de Lali en este momento.
Como obviamente es una hermosa mujer que cualquier persona debería desear físicamente solo diré que es como ella. Perfecta. Y la vamos a contar en primera persona. Lo escribimos entre los 2, Eve y yo. Principalmente ella que le metió su condimento femenino y además agregar cosas personales de una amiga de ella que es bastante famosa y comparte los mismos problemas que cualquier persona famosa.

Hola, soy Lali, mi trabajo me hizo famosa, esto es genial en muchos aspectos, soy reconocida, mi trabajo es reconocido y bien pago. Absurdamente pago en términos económicos, no me privo de nada en ese sentido, pero tiene un costo enorme, mi vida privada es escasa, casi nula, las posibilidades de sociabilizar con gente fuera del entorno son pocas, es difícil conocer a alguien que no se me acerque por la fama, por interés. Es muy distinta toda la parte social y cuando me di cuenta de esto ya era tarde. Tenía cientos de miles de seguidores en las redes, casi un millón. Recuerdo que fui a comprarme unas zapatillas para salir a correr a un conocido shopping, fui sola, no podía hacer 5 pasos seguidos sin que alguien me mire, me pida una foto, un autógrafo o me diga algo (generalmente lindo). Volví a casa y llamé a Vane, mi amiga de toda la vida para contarle y ella me terminó de abrir los ojos con esto.

L: Amiga, no sabés, fui a comprarme unas zapatillas y me volvieron loca.
V: Y que esperabas boluda? Si sos famosa.
L: No me gusta esto Vane. No podía ni caminar. Fui al baño y mientras hacía pis había unas chicas que me estaban esperando afuera para sacarse fotos conmigo.
V: Bienvenida a tu nueva vida amiga, a partir de ahora va a ser así o peor.
L: Es horrible esto, no lo quiero.
V: Es un costo de tu fama, parte de tu trabajo es no hacer papelones en público y ser copada todo el tiempo que estés expuesta.

Esa charla me quedó grabada. Vane es mi confidente, sabe todo sobre mi y muchas veces me cubrió en mis intentos de tener una vida normal. Pero es imposible. Es imposible salir a cenar con un pibe y que a los 2 minutos no te etiquete alguien en una foto preguntándose con quién estoy saliendo o si ese con el que estoy sentando es mi nuevo novio.

A mi me gusta mucho salir de joda. Por razones obvias no me puedo meter entre todos, tengo que ir a un VIP, a una mesa. Tengo que comportarme, no me puedo emborrachar, no me puedo drogar, tengo que ser la Lali que todos quieren que sea. Si quiero tomar 2 copas de más o fumarme un porro lo tengo que hacer bien en privado, con mi círculo más íntimo de confianza que ya saben que no pueden sacar una foto, ni nada que me pueda exponer.

Vamos a esa noche... En un viaje con amigas, Vane, Jesi y Meri salimos de joda. De joda bajo las reglas de siempre. Llegamos, estacionamiento privado del boliche, entrada al VIP separada del resto, directo a una mesa en un rincón, para tener que lidiar con menos vecinos. De un lado la pared, del otro una mesa con una pareja y 2 flacos más. Les juro que para muchos suena algo recontra top, pero les juro que pagaría para poder estar mezclada entre toda la gente, en pedo y disfrutar de eso, de ser una persona más, pero en cualquier país que se hable español me es imposible y siempre que lo hice en algún boliche en algún lado raro del mundo, me cruzo a alguien que me reconoce.
Obviamente mis amigas también se tienen que cuidar, no tanto como yo.
La verdad es que la gente de la mesa de al lado super buena onda, nos sacamos unas fotos al principio, les pedí que no las suban en el momento, para que nadie vea que yo estaba ahí y después charlamos bastante entre todos.
Les expliqué los dramas de tener fama y después de la fiesta nos fuimos los 8 a la casa de la pareja de la mesa de al lado, que vivía cerca de dónde se hizo la fiesta, mi plan era ponerme en pedo, drogarme, lo que sea, pero quería descontrolar. Total allá nadie se iba a enterar.
Ahí me puse a hablar con los 2 solteros, Juan y Sebastián. Juan un bombon morocho, de 1,80, todo tatuado y marcado del gimnasio. Seba con el típico cuerpo de jugador de polo, misma altura que Juan, pero rubio, ojos celestes, rulitos, buen físico, pero sin estar marcado.
Yo ya tenía la cabeza en no se dónde de todo lo que tomé. Bailaba con ellos apretándolos, jodiendo con cualquier cosa y la charla fue subiendo de tono, un poco en joda, un poco indirectas...
Hicimos un trencito bailando, lo agarré a Juan de la cintura y mis manos fueron a tocarle los abdominales, hermosa sensación sentir esa tabla de lavar bien marcada. Atrás mío Seba, le frené de golpe a propósito para que me apoye. Duró medio segundo eso, me ya empecé a excitarme y sentir que mi entrepierna se calentaba gracias al contacto con estos 2 bombones.

S: Perdón Lali.
L: Perdón porqué?
S: Frenaste de golpe y te apoyé sin querer.
J: Sin querer? Pero lo disfrutaste, o no?
S: Sin querer, pero lo disfruté. Quién no disfrutaría de tener las manos en esta cinturita y apoyar ese hermoso culo?
J: Claramente es disfrutable eso.
L: Yo también lo disfruté, estoy en otro planeta. Me siento libre.
S: Libre como para hacer que?
L: Cómo para hacer esto. - Y le di un besito a cada uno. No un pico, tampoco un chape.
S: Parece que alguien quiere divertirse hoy.
L: Parece que somos 3, no?

Hablaron entre ellos, lo obvio hablaron, me miraron y sonreímos los 3 a la vez.

Bailamos un rato más, yo me pegaba a uno, me lo chapaba, me pegaba al otro, me lo chapaba.
Chapábamos los 3 juntos.
Cada vez me calentaba más, sentía mis pezones duros al punto de sentir un suave dolor de excitación, un clásico de esta tensión sexual en mi cuerpo.
Ya nos tocábamos entre los 3 por sobre la ropa, sentía que ambos tenían la pija parada y me sentía la más puta del mundo. Ese fue el momento de ir a una habitación a transformarme en la más puta del mundo.

Ya en una habitación los senté a ambos en la punta de la cama, me senté sobre Juan, le saqué la remera y le abrí la bragueta mientras me lo apretaba. Me pasé sobre Seba e hice lo mismo, mientras él también me hizo eso.

Me paré, les indiqué se que saquen el jean y yo me quedé en tanga y corpiño, les bailé un poco y no aguanté más. Me arrodillé, les saqué a ambos el boxer de un tirón, mirándolos a los ojos empecé a pajearlos a ambos y empecé a chupar una pija mientras pajeaba la otra. Mi mano restante corrió mi tanguita de costado para tocarme, no aguantaba la calentura. Casi sin darme cuenta ya tenía 2 dedos míos adentro y así tuve mi primer orgasmo de la sesión.

No lo dije, pero ambos tienen una pija hermosa, de mediana tirando a grande la de Juan y apenas más gruesa la de Seba, más cabezona. Ambos con los pelitos bien prolijito, bien cortitos, cómo me gusta a mi. No me gustan las pijas completamente depiladas. Pero sí me gusta estar yo completamente depilada, siempre.

Le hice chupar a Seba mis dedos todos acabados y se puso loco de ganas de chuparme la concha.
Me levantó, me acostó boca arriba, me sacó la tanga y me empezó a besar desde las rodillas, subiendo por la cara interna de mis muslos.
Juan me sacó el corpiño, me pasó la pija por las tetas y de costado me la acercó a la boca.
Finalmente la boca de Seba llegó a mi concha que ya estaba siendo tocada por mi misma. Retiré mi mano y empezó a pasarme la lengua bien cerquita del clítoris, pero sin tocarlo.
Yo dedicada a chuparle la pija a Juan, no duró mucho, no puedo explicar lo que me hizo Seba, pero me desconcentró del poder de chupar pija, fue un juego perfecto entre lamidas, besos, succiones y sus dedos jugando con mi punto G que me llevaron a una excitación descontrolada, de un nuevo nivel, acabé nuevamente, lo agarré de la cabeza y me lo traje arriba para que me coja en posición misionero. Ahora sí pude retomarle la chupada de pija a Juan, pausando por momentos para gemir libremente. Realmente sentí que lo estaba dejando un poco de lado. Lo recosté boca arriba a Juan y empecé a montarlo.
Seba se quedó un ratito pajeándose parado al costado de la cama mientras nos miraba. Se acercó, me besó mientras le agarré la pija y la fui llevando a mi boca, podía sentir el gusto a mi propia concha en su pija, cada vez que me pasa esto me siento media rara por un segundo, pero después me calienta. Me calienta sentir que la pija que estoy chupando estuvo metida hasta el fondo de mi concha. Creo que eso fue lo que me hizo acabar otra vez.
Creo que ya se dieron cuenta, pero me encanta chupar una buena pija, me calienta hacerlo. Lo hago más por mi que por el dueño de la pija.

Era momento de volver a cambiar, al menos eso dijo Seba, me puso en 4 en el borde de la cama y por supuesto mi boca fue directo a chupar mis propios jugos orgásmicos de la pija de Juan.
Seba empezó a garcharme despacito y fue incrementando el ritmo hasta que su cuerpo me chocaba fuerte, rebotando contra mi culo, el sonido del choque era hermoso.
Logré que Juan acabe en mi boca, no me avisó y se me chorreó todo. De la calentura loca que tenía le refregué las tetas contra su cuerpo chorreado de su propia leche. Me recosté y Seba me siguió dando así, sentado sobre mis muslos y tocándome el culo con ambas manos, me metió un dedito por el ano buscando sentir su propia pija, me hizo acabar nuevamente y un ratito después lo sacó, sacó su pija de dentro mío y me regó el culo con su acabada.

Me quedé recostada un minuto recuperando la cordura y la respiración. Me fui al baño a limpiarme, cuando volví estaban los 2 bombones desnudos dormidos en la cama, me tiré entre ellos a conciliar el sueño.

Obviamente agradecemos anticipadamente comentarios y puntitos!!

Buena paja!!!

1 comentario - Historia de Diván: Lali, Famosa enfiestada por 2 tipos

lucho743 +1
Muy buen relato! Van 10!!!