Una Madre y su hijo #6

🔥 Éste es bastante largo. Sin embargo, vale la pena cada segundo.

Capítulo 6

Sue estaba sentada en su escritorio una noche, todavía con la blusa blanca y la falda azul que había usado para ir a trabajar. Estaba pensando en la relación entre ella y Tommy, como hacía con bastante frecuencia. Había hecho un gran examen de conciencia durante los últimos días. Su relación ha progresado mucho más allá de lo que ella podría haber imaginado. Hasta ahora, se había limitado al sexo oral y un poco de masturbación. La pregunta persistente en su mente era ¿a dónde fueron desde aquí? Cada vez le resultaba más difícil controlar las cosas. Había estado tan cerca el otro día.

Parecía que casi cada vez que estaban juntos, no podían quitarse las manos de encima. Él la tocaría o la besaría y eso comenzaría. Ella respondería y las cosas se saldrían de control a partir de ahí.

"Hola, mamá", dijo Tommy, entrando en la habitación y sentándose.

"Hola Tommy. ¿Pensé que ibas al juego de pelota con Joey?"

"Estaba pero él tiene un resfriado y canceló".

"Lo siento."

"Está bien. Preferiría estar en casa contigo".

Sue lo miró y negó con la cabeza. "¿Qué voy a hacer contigo?" preguntó retóricamente.

"Ámame", dijo con una gran sonrisa y abrió los brazos para ella.

Sue dejó su bolígrafo y luego caminó para sentarse en el regazo de Tommy. Besó sus labios y luego se acurrucó en sus brazos. De repente, se sintió tan protegida en su abrazo.

"Mamá, tú... eh... hemos... eh hecho muchas... ya sabes... cosas", dijo Tommy vacilante.

Sue se quedó en silencio, preguntándose adónde iría esto.

"Dijiste... eh... dijiste que era egoísta que un hombre tomara y... y no devolviera".

Inmediatamente, Sue supo lo que se avecinaba. No era como si ella no lo hubiera esperado. Sin embargo, ella que lo que le iba a pedir era un gran paso.

"¿Me enseñarás... a uh... ya sabes... hacerte sexo oral?"

Sue se quedó en silencio durante mucho tiempo. Podía sentir su corazón latir con fuerza en su pecho. Había una tremenda lucha en su cabeza. Por un lado, ya había hecho tanto, ¿cuál era la diferencia si dejaba que él se lo hiciera a ella? Por otro lado, sabía que llevaría su relación a un nuevo nivel. Sin embargo, la idea de tener su boca sobre ella era increíblemente emocionante. Entonces, ¿cuál sería el daño? ¿Quién lo sabría?

"Yo... yo, no lo sé Tommy", dijo de mala gana. "Déjame pensar en ello."

Tommy sintió que lo recorría un escalofrío de emoción. Cada vez que decía eso, volvía e hacía lo que él quería. "Eso es justo", dijo y su mano se movió hacia arriba para acariciar su pecho.

Sue podía sentir su erección presionando sus nalgas. Con un suspiro, se deslizó de su regazo y se arrodilló entre sus piernas.

Tommy sonrió y se abrió los pantalones. Metió la mano dentro y sacó su erección hinchada. Cuando Sue fue a agarrarlo con las manos, él la agarró por las muñecas y apartó sus manos. Se levantó ligeramente y deslizó la cabeza en su boca. Observó a su madre chuparlo durante unos minutos y luego, con el pene todavía en su boca, se puso de pie.

Sue retrocedió y dejó que Tommy se parara frente a ella. Ella supo lo que él quería cuando sus caderas comenzaron a moverse de un lado a otro mientras sostenía sus brazos sobre su cabeza. Quiere follarme la boca, pensó. Un gemido escapó de sus labios estirados cuando dejó que su hijo usara su boca.

Cuando Tommy soltó las manos de su madre, le agarró la cabeza. Se alegró de ver que ella dejaba que sus brazos se deslizaran ociosamente a los costados. Las caderas de Tommy continuaron moviéndose adelante y atrás mientras tiraba de su cabeza hacia él. Escuchó a su madre ahogarse y aflojarse, pero luego la sintió moverse hacia adelante, obligándolo a volver a la parte posterior de su garganta.

Por alguna extraña razón, Sue de repente se sintió muy sumisa. No era propio de ella interpretar ese papel. Sin embargo, en este momento, se sentía bien. Ella gimió sumisamente y dejó que su hijo golpeara su boca. A medida que su movimiento se hizo más rápido, la saliva comenzó a gotear de las comisuras de su boca estirada.

Las piernas de Tommy estaban abiertas y las rodillas ligeramente dobladas mientras entraba y salía rápidamente de la boca dispuesta de su madre. Sus dedos estaban apretados en su cabello mientras se movía casi violentamente dentro y fuera. Fue una extraña sensación de poder para Tommy. Él estaba al mando.

En cuestión de segundos, Tommy sintió que sus bolas comenzaban a tensarse. Estaba listo para llegar al clímax demasiado pronto. De repente, Tommy se apartó de su madre. Él soltó su cabello y agarró su eje en la base. Iba a tratar de detener el clímax como ella le había enseñado. Sin embargo, cuando miró hacia abajo y vio el rostro de ella mirándolo expectante, supo que no podía contenerse más.

El aliento de Sue estaba saliendo a grandes bocanadas. Sus ojos se abrieron como platos mientras miraba el pene tembloroso de su hijo mientras se sentaba en cuclillas y esperaba.

Tommy podía sentir su esperma retrocediendo mientras sostenía su pene con fuerza en la base. De repente, bramó y alivió la presión en la base. Su esperma salió volando con tal fuerza que se arqueó sobre la cabeza de su madre y aterrizó en su cabello. La siguiente explosión la golpeó directamente en la cara, salpicó su frente y goteó hasta su mejilla. Entonces otra explosión se precipitó hacia ella.

Sue cerró los ojos y apretó los muslos cuando comenzó su propio clímax. Sus labios sexuales palpitaron de placer al sentir que el jugo de su hijo continuaba cubriendo su rostro. Extendió la cara hacia el rocío como si estuviera en la ducha, amando el líquido tibio.

Sorprendentemente, el clímax de Tommy parecía seguir y seguir, cubriendo el rostro de su madre y salpicando su blusa y falda blancas. Finalmente, cuando su clímax disminuyó, sus piernas se debilitaron y cayó hacia atrás en la silla. A través de los ojos entornados, vio a su madre raspar su semen de la cara y llevárselo a la boca.

A la mañana siguiente, en la mesa del desayuno, Tommy planteó la pregunta inevitable. "Mamá, dijiste que pensarías en lo que te pedí".

Sue miró a su hijo y sonrió. "Ya veremos", fue su único compromiso. Sue había tomado una decisión, pero aún no estaba lista para revelarle su respuesta a Tommy.

'Ya veremos', pensó Tommy. Eso es tan bueno como sí. No pudo controlar la sonrisa que cruzó su rostro.

Sue y Tommy decidieron ir a su restaurante favorito esa noche. Como siempre, Tommy estuvo listo temprano, esperando en la puerta a su mamá. Cuando bajó llevaba una falda muy corta con tacones altos. Sin embargo, encima, tenía puesto un suéter oscuro que se abotonaba al frente con una blusa blanca debajo. La blusa parecía algo que usaría un maestro de escuela. Sin embargo, la falda se veía caliente. Tommy sintió curiosidad por su selección de ropa, pero decidió no decir nada.

Cuando Sue subió al auto, se aseguró de abrir las piernas descuidadamente, dándole a su hijo una vista clara de sus bragas rosas brillantes y la piel blanca cremosa sobre sus medias hasta los muslos. Una vez que estuvo en el auto, Tommy fue lo suficientemente valiente como para estirar la mano y colocarla sobre su muslo. Condujo con una mano y usó la otra para deslizar su falda hacia arriba para poder ver sus bragas. Sue dejó que la mano de Tommy se moviera hacia arriba hasta que alcanzó sus bragas, deteniéndolo solo cuando pensó que lo distraían de la conducción. Ella agarró su mano, dejándola en su muslo, y suavemente le dijo que prestara atención a la carretera.

Sue y Tommy consiguieron su mesa especial en la parte trasera del restaurante, dándoles la privacidad que querían. Los dos conversaron hasta que la camarera tomó nota de su pedido de bebidas. Cuando se fue, Sue dijo que tenía que ir al baño de damas. Varios minutos después regresó y se detuvo junto a Tommy. Ella le tendió la mano, indicando que debería abrir la mano. Ella colocó un trozo de material hecho una bola en su mano y se sentó.

Tommy miró a su madre con las cejas levantadas y luego abrió la mano. Sintió que su pene se tambaleaba en sus pantalones cuando vio el material rosa sedoso hecho una bola. Eran las bragas de su mamá. De repente, vio a la camarera por el rabillo del ojo y rápidamente puso la mano que sostenía las bragas debajo de la mesa. No sabía si la camarera vio lo que tenía en la mano, pero sí sabía que su cara estaba tan roja como una remolacha. Su madre solo sonrió ante su evidente angustia.

Después de que ordenaron la cena y la camarera se fue, Tommy sacó la mano de debajo de la mesa. Miró el diminuto par de bragas y vio que la entrepierna estaba empapada. Sin siquiera pensarlo, llevó la entrepierna de la braga a su nariz, inhalando profundamente, con los ojos en su madre todo el tiempo.

Entonces Sue observó con sorpresa cómo Tommy casualmente abría la braga y se la llevaba a los labios.

Besó la tela mojada y luego fingió sacar la lengua y lamer el refuerzo de un extremo al otro.

Sue suspiró profundamente y cerró los ojos mientras un escalofrío la recorría.

El pene de Tommy ahora estaba completamente erecto. Fue la primera vez que probó los jugos sexuales de su madre. Sintió que le temblaba la mano cuando se obligó a hacer una bola con el material y guardarlo en el bolsillo. Luego bajó la mano y ajustó su pene en los muy apretados confines de sus pantalones.

Sue de repente se dio cuenta de que Tommy la había superado. Sin embargo, Sue aún no había terminado.

Cuando se sirvió la cena, Tommy y Sue comieron en silencio, mirándose con miradas amorosas. Aproximadamente a la mitad de la comida, Tommy vio a su madre mirar alrededor del restaurante. Al ver que no había nadie cerca, Sue levantó la mano y comenzó a desabrocharse el suéter. Tommy pensó que estaba empezando a calentarse. Cuando todos los botones estuvieron desabrochados, Sue se quitó el suéter del pecho. Tommy se sorprendió al ver que la blusa era totalmente transparente; Podía ver todos los pechos firmes de su madre con sus duros pezones rosados ​​empujando a través del material. Tommy ya no podía concentrarse en la cena. Sus pensamientos estaban en el hecho de que su mamá estaba sentada frente a él desnuda debajo de su ropa y que él podría comérsela esta noche.

"Mamá, ¿podemos irnos?" preguntó Tommy, su comida solo a medio comer.

"Creo que es una excelente idea, además, creo que te debo una lección".

El pene de Tommy latía en sus pantalones y saltó y prácticamente sacó a su madre del restaurante.

Conduciendo a casa, Sue se quitó el suéter y se sentó junto a su hijo con solo su blusa transparente cubriendo su pecho. Tommy se estaba volviendo loco tratando de mantener los ojos en la carretera.

Sue sabía que era peligroso burlarse de él de esa manera cuando conducía. Sin embargo, ella había estado pensando en lo que le iba a dejar hacer todo el día y la estaba volviendo loca de deseo.

A Tommy le resultó difícil mantenerse dentro del límite de velocidad mientras corría hacia su casa. Apenas se había detenido en la casa cuando saltó del auto y corrió para abrirle la puerta a su mamá. Cuando Sue se dio la vuelta para bajar del coche, Tommy pudo ver de cerca la vagina expuesta de su madre. Sus ojos se abrieron con sorpresa cuando vio que ella no tenía vello púbico. El cabello rubio normalmente suave se había ido, dejando sus labios suaves y brillantes. Tommy se quedó congelado mirando entre las piernas de su madre. Ahora su corazón latía tan fuerte que pensó que ella podría escucharlo.

Cuando Sue tomó la decisión de dejar que Tommy se la comiera, decidió afeitarse. Su padre la amaba de esa manera. Cuando salió del auto, se paró frente a él con una amplia sonrisa. "¿Qué pasa, cariño?", Preguntó ella, sabiendo ya la respuesta. Ella sonrió, dándose cuenta de que tenía la sartén por el mango otra vez.

"Uh... uh... nada", se esforzó por decir.

Sue dio media vuelta y caminó hacia la casa, todavía sonriendo.

Tommy tardó unos segundos en darse cuenta de que estaba solo en la acera. Se apresuró por el camino y siguió a su madre al interior de la casa.

"Tommy, tráeme una copa de vino y llévamela a la sala de estar, por favor", dijo Sue, dándose la vuelta para entrar a la sala de estar.

Tommy se apresuró a buscar el vino, temblando tanto que casi rompe el vaso. Trató de estabilizar sus manos mientras caminaba de regreso a la sala de estar. Vio a su madre sentada en el sofá esperándolo. Cuando le entregó la copa, su mano temblaba tanto que el vino casi se derramó por la parte superior. No se dio cuenta de que la mano de su madre también temblaba.

Sue tomó un gran trago de vino y palmeó el asiento junto a ella.

Tommy se sentó sin decir palabra. Tenía miedo de que su voz no funcionara.

Sue suspiró y dijo: "Tommy, este es un gran paso para nosotros. Sé que has querido hacerme sexo oral durante mucho tiempo. Francamente, lo he querido tanto, si no más. Es una de las cosas que más extraño de Bob. Era muy bueno. Tu padre... tu padre y yo solíamos hacer eso todo el tiempo. De hecho, la primera vez fue en un sofá como esto en la casa de su madre. Era una locura porque sus padres, tus abuelos, estaban durmiendo en el cuarto de al lado. Hicimos muchas locuras”, agregó mientras sus ojos se nublaban y dejaba de hablar.

Tommy se acercó, tomó la mano de su madre y se sentó en silencio, esperando que continuara.

"Estoy tan confundido a veces, Tommy. Lo que hemos hecho está muy mal, pero... pero no puedo resistirte. Podría ser tan peligroso para los dos. Es todo tan loco".

"Mamá... eh... no tenemos que hacerlo".

"Shhh", dijo Sue y colocó sus dedos en los labios de Tommy.

Sue se paró frente a Tommy y lentamente comenzó a desabrocharse la blusa. Se lo quitó de los hombros y se detuvo, dejando que Tommy mirara sus grandes pechos tan cerca de su cara.

Tommy podía ver su emoción mientras su pecho subía y bajaba con su respiración acelerada. Su propia respiración comenzaba a salir en breves bocanadas.

Lentamente, Sue comenzó a subirse la falda por los muslos. Hizo una pausa por un segundo cuando estaba justo debajo del nivel de su entrepierna, burlándose de Tommy. Luego se lo subió a la cintura y un pequeño gemido de emoción escapó de sus labios.

Tommy jadeó. Nunca había visto nada tan emocionante en su joven vida. En exhibición frente a él estaba el sexo muy húmedo e hinchado de su madre. No había ni una mota de pelo en ninguna parte de la superficie, desde el ombligo hasta los muslos. Los labios exteriores eran tan suaves que casi brillaban. Los labios internos sobresalían y había hilos de su jugo sexual colgando precariamente, listos para gotear al suelo. Sus muslos, todo el camino hasta la parte superior de sus medias, brillaban con su jugo.

Cuando Sue vio que Tommy estaba listo para agarrarla, lo empujó hacia atrás. "Espera", dijo y se giró para caminar hacia una silla cómoda. Se dejó los tacones altos y la falda levantada alrededor de la cintura mientras se sentaba en la silla. Luego levantó las piernas y las arrojó sobre los brazos de la silla, empujando su sexo hacia su hijo de una manera obscena.

Sue señaló con el dedo a su hijo y dijo sin aliento: "Creo que la mejor posición para ti es de rodillas entre mis piernas".

Tommy se levantó de un salto y corrió hacia su madre, sin dejar de mirar el sexo que mostraba.

"Quítate la ropa primero".

Sue observó cómo Tommy se desnudaba en un tiempo récord y tiraba la ropa al suelo en su prisa. Luego miró el cuerpo totalmente desnudo de su hijo. Sus ojos viajaron arriba y abajo de su cuerpo, deteniéndose en su erección palpitante. Dios, va a volver locas a las mujeres algún día, pensó.

Tommy cayó de rodillas entre las piernas de Sue y acercó mucho su boca a su sexo hinchado y goteante. Puso sus manos temblorosas sobre sus muslos, obligándolos a separarlos más, con la intención de zambullirse.

"Solo un minuto, cariño", dijo Sue, poniendo sus manos sobre los hombros de su hijo para detenerlo. "Necesitas algunas lecciones de anatomía femenina antes de COMERME", dijo Sue, enfatizando las palabras "cómeme".

Tommy se recostó y observó cómo su madre abría aún más las piernas. Mientras miraba con los ojos muy abiertos, su madre usó sus dedos para abrir los labios rosados. Tommy sintió que se le hacía agua la boca. Podía oler su excitación y ver el jugo burbujeando en su agujero abierto.

"¿Ves este pequeño botón aquí?" Sue dijo, señalando su clítoris. "Este es el centro de la excitación sexual de una mujer. Es muy sensible y necesita ser tratado con gran amabilidad. Te contaré más sobre eso en un minuto. Aquí abajo están mis labios externo e interno". Sue separó los labios internos, dejándolo ver lo flexibles que eran.

"Los labios externos no son tan sensibles y se pueden manipular con un poco más de fuerza. Sin embargo, estos", dijo, tocándose los labios internos, "pueden ser bastante sensibles. Mira lo húmedos que se ponen cuando me excito". Sue trató de mantener la calma en su voz y parecía ser muy práctica en su descripción. Sin embargo, por dentro estaba ardiendo de necesidad. Ver el asombro y la emoción en los ojos de su hijo era casi más de lo que podía soportar.

Tommy podía ver el jugo espeso que ahora salía del agujero de su madre. Podía sentir su propio pene vertiendo jugo mientras esperaba que ella lo dejara comerla. Ahora respiraba por la boca en un intento de obtener suficiente oxígeno. Su cabeza daba vueltas como si estuviera cayendo desde una gran altura.

"Dentro del agujero es donde va la polla y es muy receptiva a una lengua suave". Sue comenzó a respirar con mucha dificultad mientras se obligaba a continuar con la descripción. "¡Ohhhhh!" Sue gimió cuando su dedo rozó el clítoris sensible. "Como yo... como te mostré antes, este... este es mi... mi clítoris", dijo Sue, abriendo los labios y dejando que la pequeña protuberancia se asomara, sus manos temblaban de emoción.

Tommy enfocó sus ojos donde su madre señalaba. Estaba fascinado por la suave pieza de carne entre sus labios. Casi parecía una cabeza de pene en miniatura.

"Mi clítoris es... es... muy sensible. Cuando estoy así de emocionada, incluso un pequeño toque puede hacerme perder el control. Ahora está muy hinchado. Sé muy cuidadoso con él, por favor", dijo Sue, casi delirando.

Tommy sabía la mayoría de estas cosas de la biología de la escuela secundaria. Sin embargo, eso había sido una gran broma con ninguno de los chicos prestando mucha atención. Ahora, ver y escuchar a su madre hablar sobre sus partes sexuales lo hizo temblar de deseo. Sus ojos nunca dejaron sus partes sexuales cuando ella comenzó a usar su dedo para masajear sus labios abiertos.

"¡Ohhhhh Jesús!" Sue gimió, cerrando los ojos de placer.

Observó con asombro cómo ella metía primero un dedo dentro de sí misma. Luego añadió un segundo y un tercero hasta que los tres dedos estuvieron dentro de ella, casi hasta el último nudillo. Cuando los sacó, estaban resbaladizos por el jugo.

Sue levantó sus dedos temblorosos hacia su hijo.

La boca de Tommy se cerró alrededor de los tres dedos, chupando ruidosamente. ¿Fue él o su mamá quien gimió? El sabor no se parecía a nada que hubiera probado antes. Era más espeso y mucho más dulce que el poco que había probado en sus bragas.

"Quiero que pongas tu lengua aquí, Tommy", dijo Sue con voz temblorosa, señalando su agujero abierto. "Es hora de que practiques tu lección. Quiero que comas mi jugoso coño. Necesito tanto tu lengua, por favor, CÓMEME AHORA", dijo Sue, perdiendo repentinamente el control y casi gritando.

Tommy rápidamente se inclinó hacia delante, su boca a centímetros de los labios chorreantes de ella.

Sue colocó ambas manos a los lados de su cabeza, tratando de meter su cara en su entrepierna humeante.

Tommy se resistió, ahora el que los torturaba a ambos. Con su cara a una pulgada de sus labios goteantes, respiró profundamente; su maravilloso olor lo excitó tremendamente. Entonces su lengua salió para tocar los labios resbaladizos. Escuchó a su mamá gemir, cuando su lengua tocó su sexo por primera vez. Entonces su lengua trajo el sabor a su boca.

Sue vio a su hijo tragar su jugo y gimió. Ella agarró su cabeza de nuevo, su deseo de nuevo bajo control por el momento. "Suavemente, suavemente, lame alrededor de los labios", instruyó, moviendo su cabeza con las manos.

Tommy dejó que su madre moviera la cabeza, con la lengua estirada para su placer. De repente, se preguntó por qué sus amigos hablan de esto en términos groseros. Le pareció un acto hermoso e íntimo. Supo al instante que lo amaría por el resto de su vida.

Su madre no necesitaba sostener su cabeza por más tiempo cuando Tommy comenzó a usar su lengua y sus labios por su cuenta. Su boca cubrió su agujero y comenzó a chupar los labios hinchados dentro. Luego los mordió suavemente y luego usó su lengua para lamer la superficie arrugada.

"Ohhhhhhh, eso es, eso es, chúpalos, chúpame los labios. Oh, Dios mío, no puedo soportarlo. Chúpame, chúpame el coño a mamá", gritó Sue casi incoherentemente. Luego, ella comenzó a empujar sus caderas contra su rostro. Ella levantó su cabeza ligeramente, su lengua haciendo contacto con su clítoris hinchado. Sus piernas se dispararon y se envolvieron alrededor de su cuello, aprisionando su boca en su carne húmeda.

Eso era todo lo que podía soportar. De repente, dejó escapar un largo gemido y se pasó de la raya, estremeciéndose y gritando cuando un tremendo clímax la alcanzó. Empujó con fuerza la cabeza del pobre muchacho dentro de su vagina convulsa, casi asfixiándolo en el proceso.

A Tommy no le importaba en absoluto. Su rostro estaba inundado en el jugo de su mamá. Sus labios estaban extendidos sobre su rostro, extendiendo su jugo resbaladizo desde su barbilla hasta su frente. Casi se sentía como si su cara estuviera enterrada en una jugosa sandía.

"¡Oh, sí! ¡Oh, sí! ¡Oh, Dios mío, Tommmmmmmmmmyyyyyy!" Las caderas de Sue estaban levantadas en el aire y estaba casi de espaldas sobre el cojín de la silla.

Tommy dejó que su rostro se usara para el placer de su madre. Empujó su lengua profundamente en su agujero convulso y las paredes resbaladizas dentro de su vagina temblaron a su alrededor.

El clímax de Sue siguió y siguió. Cada vez que pensaba que había terminado, Tommy llegaba a un nuevo lugar y la llevaba a la cima de nuevo. Pensó que podría desmayarse mientras su corazón latía con fuerza y ​​jadeaba.

Finalmente, el cuerpo de Sue comenzó a relajarse con pequeños temblores que aún la recorrían. Luego, tuvo que alejar la cara de Tommy de sus ahora sensibles labios sexuales. Nunca había tenido un clímax tan bueno o que durara tanto. Su cuerpo se sentía como un trapo fláccido. Estaba desplomada en la silla; ambas piernas todavía envueltas alrededor del cuello de Tommy. Cuando miró a su hijo arrodillado entre sus piernas, había una sonrisa tonta en su rostro. Su rostro estaba literalmente cubierto con su jugo.

"Dios mío, había olvidado lo bien que se siente ser comido", jadeó Sue cuando pudo hablar de nuevo. "Tommy, acabas de darme el mejor clímax de mi vida. Gracias... gracias, estuviste maravilloso. Te quiero mucho", dijo Sue, mirándolo a los ojos con amor.

Tommy se sentó en cuclillas, sonriendo como el gato que se comió el canario.

"Ven aquí y déjame cuidarte", dijo Sue, sacando a Tommy de su posición arrodillada.

Tommy saltó y se paró al lado de su mamá, acercando su goteante pene a su boca.

"Dios, me encanta esta polla", se dijo Sue mientras se llevaba el pene hinchado de su hijo a la cara. Mientras sostenía su eje con fuerza, podía sentir su corazón latiendo salvajemente a través de su pene. Cuando apretó, vio una gota grande y clara de líquido burbujeante que luego se deslizó por sus dedos. Cerró los ojos, llevándose la cabeza a la boca. Ella y Tommy gimieron cuando sus labios rodearon la cabeza hinchada. La cabeza llenó su boca mientras sus labios apretaban el eje. Ella lo sostuvo así, chupando sólo la cabeza. Su saliva fluyó, cubriendo la cabeza en su cálida boca. Casi se olvidó de Tommy cuando se perdió en la emoción de chuparlo.

De repente, recordando que su hijo estaba unido a este increíble pene, se apartó y lo miró. Luego dijo en un susurro: "Te voy a chupar la polla, Tommy. Tu mamá quiere chupar todo el jugo de tus bolas. ¿Quieres que te la chupe? ¿Quieres que tu mamá se trague todo ese delicioso esperma?" Dime, dime que quieres que te chupe hasta correrte en mi boca.

"Sí, sí, por favor, vuelve a ponerlo en tu boca, por favor chúpalo", gimió Tommy ante las palabras desagradables de su madre.

Sue volvió a tomar su pene profundamente en su boca cálida y húmeda, haciendo fuertes ruidos de succión, que tenían la intención de hacerle saber a su hijo cuánto amaba chuparlo.

Tommy no podía soportar mucho más. Había aguantado el mayor tiempo posible. Se sintió como una explosión en su cabeza mientras escalofríos recorrían su cuerpo. Su cuerpo se tensó y sus caderas empujaron hacia adelante. Casi se sintió como si estuviera sucediendo en cámara lenta cuando su pene latía y una gran cantidad de semen comenzó a viajar por el eje largo. Podía sentirlo apresurándose a ser liberado.

Sue estaba preparada para ello esta vez. Ella movió su eje de empuje ligeramente hacia atrás para poder tomar los primeros chorros fuertes en su boca y no en su garganta. De repente, su hijo comenzó a vomitar como una manguera contra incendios, llenando su boca una y otra vez con su espeso esperma. Sue tragó cada trago y chupó por más, su mano subiendo y bajando rápidamente.

Increíblemente, la emoción del esperma de su hijo chorreando en su boca la excitó nuevamente. Sue sintió que sus labios sexuales temblaban y otro pequeño clímax la sacudió.

Eventualmente, el flujo disminuyó y luego se detuvo. Sue continuó chupando con fuerza, tratando de obtener las últimas gotas preciosas.

Finalmente, Tommy se apartó y se tambaleó hacia el sofá y cayó, sin aliento. Vio a su madre todavía de rodillas, sonriéndole. No había ni una gota de su semen en su rostro en ninguna parte. Ella se lo había tragado todo.

Fue una noche que tanto madre como hijo recordarían para siempre.

Continuará...

3 comentarios - Una Madre y su hijo #6

yorgi_boy +1
Existen fotos de Sue y Tommy? Pará conocerlos?
et178282
10pts gracias por este relato
et178282
Qie injusticia no poder votar otra ves