Secretos en la familia. Capítulo Vl:

“Mi primera vez”

Capítulo 1: http://www.poringa.net/posts/relatos/4485799/Secretos-en-la-familia-Capitulo-l.html
Capítulo anterior: http://www.poringa.net/posts/relatos/4516897/Secretos-en-la-familia-Capitulo-V.html

No era consciente de lo que estaba pasando, para mí era como un sueño, en donde después de todo lo malo, me ganaba un premio. Así veía el beso que me daba mi tía, sus labios eran algo delicioso y su lengua simplemente encantadora. Mis manos paseaban entre sus curvas hasta llegar a sus posaderas las cuales agarró con firmeza y hago que Vicky suelte un pequeño bramido. Al apartarnos yo tomó aire y me preparó para volver a tocar esa delicada boca. 

Volvía a enredarme con esa sabrosa lengua y mis manos traviesas buscaban hacer descender ese vestido. Victoria al no detenerme, pensé que me estaba dando la autorización para que la desvistiera, tenerla en pelotas delante de mí, era algo que estaba ansiando, quería estrujar esas tetas, chuparlas y morderlas. Al final logré de un jalón, bajárselo hasta la mitad. Los senos de mi tía botaron, por lo que mis manos se fueron directo hacía estos para acariciarlos.

Cegado no veía que esto no le estaba agradando para nada a Vicky, que buscaba una manera de sacarme encima. Sin embargo, yo no le daba un respiro, la tenía completamente en mi dominio. De tanto su vestido caía al suelo y me preparaba para liberar mi pene que estaba totalmente erguido dentro de mi pantalón. Yo al apartarme de su boca, me levanté y mientras mi tía decía algo, yo me bajé el pantalón. Ella también se paró, pues quería su vestido, pero quedó con los ojos dilatados al ver que mi verga erecta. 

Vicky: Bruno…

Susurró, mientras disminuía la distancia entre ambos, yo hipnotizado acaricié su rostro, abrí mis labios y tiernamente los sobé con los de ella. –Tía- murmuré, tomándola de la cintura otra vez, sentía los latidos de mi corazón en mis oídos retumbar y mi respiración no dejaba de acelerarse. Pensé que iba a graduarme, pero en mis pensamientos, flotó la imagen de mi madre con esos bastardos, lo que me detuvo por unos segundos, los suficientes para que Victoria reaccione. 

–“Bruno, yo solo te ayudaré con besos, a lo más te daré una mamada, pero nada de sexo ¿ok?”- expresó agitada. No obstante, estaba fuera de mí y todo lo que me decía me entraba por un oído y me salía por el otro. Allegándome otra vez donde ella, la acorraló en la pared y tomando sus manos, oí que dijo que no hiciera ninguna locura, pero ya era tarde. Inicié a pajearme con sus muslos y por más que ella me rogaba para que me detuviera, yo no lo hacía, poco a poco mi verga se fue acercando a su coño, cuando rozaba sus labios vaginales, me di cuenta de que ella estaba bastante mojada y recordé cuando hice lo mismo en el baño. 

Yo: T-ti.. Tía… ¿Po-por qué se hace la difícil? 

Vicky: Mmmhh… Bru-Bru… Bruno… Soy tu tía…
 
Yo: Sí… Pero dijiste que me ibas a enseñarme a ser un buen amante…

Vicky: Aaaghh… S-sí… Pe-pero me refería a otros aspectos… 

Yo: ¿Ah, sí? Bueno con Agustina ya hemos hecho varias cosas, solo nos falta coger, imagino que ella le pidió ayuda para que me estrenada, porque usted es una mujer con mucha experiencia. 

Sus ojos quedaron como un par de platos al escuchar eso.

Vicky: Bru… Bruno…

Sonriendo, continué flotando mi pene con su húmeda vagina, aumentando la velocidad, sentía cómo sus juguitos bañaban mi tronco y ella se rendía a la tentación. Sus gemidos eran un hechizo que me alentaban a continuar y atreverme ir más lejos. Justo cuando ella acarició mi mejilla derecha y acercaba su boquita a la mía, mamá golpeó la puerta. –“Victoria, ¿estás ahí?”- preguntó mi madre, mi tía entre suspiros respondió que sí, entonces mamá le consultó qué hacía en mi habitación, además de apurarla para que vayan a comprar, antes que mi tía dijera algo, yo le devoré sus labios.

Isidora: Vicky, Vicky… ¡Vicky! 

Gritó mamá desesperada.

Vicky: Y-ya… Ya voy…

Expresó mi tía, totalmente entregada al placer. Oímos los pasos de mi madre alejándose, porque Emma la estaba llamando y continuamos besándonos apasionadamente, hasta que solté mis descargas. Ella jadeando se arrodillo y probaba mi semen con sus dedos, yo agitado, sentía como mi polla se endurecía nuevamente, mi tía Victoria levantó su mirada y sorprendida miró como la tenía erecta, lista para continuar con la diversión. Sin embargo, ella se cabreó por lo que había hecho, –“Bruno, te dije nada de sexo y casi me la metes”-   

–Perdón, tía- expresé con el tronco muy duro y comprendiendo que había malinterpretando las cosas. Ella al verme cabizbajo se coloca en cuclillas y se relame, –“Ten en cuenta que esto solo lo hago porque eres un chico muy tierno y siempre has sido amable conmigo”- comentó y tomando mi miembro entre sus manos y respiró hondo mientras pasaba su nariz por todo mi tallo. 

Sacó su lengua e inició a lamer mis huevos, aquello se sintió espectacular, se notaba su experiencia, mi tía sonrió y volvió a la glande, donde tenía aún un poco de esperma, ella pasó suavemente su lengua, limpiándomela y dejándola reluciente. Abrió su boca y se engulló mi pene hasta lo más profundo de su garganta, para luego empezar a mamármela eufóricamente. 

Secretos en la familia. Capítulo Vl:


Yo: Uuughh… Ti-tía… Ooohhg…

Solo podía quejarme de placer, nunca me habían comido la polla de esa manera tan salvaje, no quería que se detuviera, por el contrario, solo ansiaba que siguiera exprimiéndome las bolas hasta dejarme completamente seco. No fui capaz de darme cuenta el momento exacto en el que eyaculé dentro de la boca de mi tía, ella se tragó toda mi leche y masajeando suavemente la pija con su mano, hizo que se me levantada de nuevo. Ella esta vez colocó mi pene entre sus tetas, las cuales movía como un frenesí y pasaba su lengua por la glande, no soporte el ritmo de mi tía y solté otro gran chorro. 

Yo: Jo… Jo… Joo… Joder… E-e-e… Eres una Diosa, tía Victoria… 

Vicky: Gracias muchacho, debo admitir que tú tampoco estás tan mal. Joder, sé que no es correcto, pero si ya has hecho de todo con Agustina menos follar, entonces creo que es mi responsabilidad iniciarte.

Nuestras miradas demostraban las ganas de que teníamos con devorarnos, no obstante, cuando Vicky estaba dispuesta a darme mi primera experiencia sexual, mamá golpeó enfurecida la puerta, –“¡Victoria! ¡¿No crees que estás tardando mucho?! ¡¿Y qué carajos haces con mi hijo?!”- señaló en un tono con frustración. –“Y-ya… Ya voy, Isi”- expresó mi tía, colocándose de pie y apartándose de mí, para vestirse e ir con mi madre a comprar. 

Yo rápidamente me coloqué mi pantalón, ya que apenas mi tía abrió la puerta, mi madre entró y nos quedó mirando a ambos. Era hipócrita que ella estuviera celosa, si ella se entregaba a cualquiera, no obstante, en vez de enojarme y exigirle que me dijera la verdad que me ocultaba, me quedé atolondrado al verla, su ceño fruncido me resultaba lindo y hasta tierno. Cachondo y hechizado por mi mamá me acerqué para darle un abrazo y acurrucarme en sus pechos, mientras flotaba mi polla en ella. 

Isidora: Hi-hijo…

Expresó sorprendida, yo oliendo su aroma que tanto me enloquecía, apegaba mis labios a los de ella y le murmuraba, –“¿Estás celosita mami?”-, fue incapaz de darme una respuesta, solo vi que se ruborizó. –“No deberías estarlo, porque tú eres única e irremplazable para mí”- complemente. De seguro mamá no se esperaba esa actitud mía y yo menos, pero luego de procesar todo y saber que ella era una puta que hasta sería capaz de abrirle las piernas a su propio hijo, me excitaba y quería hacerlo. 

Mamá sonrió y mordiendo sus labios me susurró que tenía que irse a comprar, yo la solté y dejé que se vaya junto a mi tía, al verlas partir a las dos de mi cuarto me relamí la boca. No sabía el porqué me fascinaba la idea de tener algo con mi madre, ser más que su hijo, aunque al mismo tiempo otra loca idea se me cruzaba y era el poder gozar del coño de Vicky, delante de mi propia madre. Imaginármela que presenciada cómo su hermana brincaba sobre mí, me la colocaba muy dura otra vez. 

Dejé de fantasear despierto para por fin bajar, sin embargo, cuando me disponía hacer aquello, escucho la voz de Agustina. –“Vaya, parece que no pierdes el tiempo, chico de al lado”- comentó de manera burlista. Volteé mi mirada hacía la ventana, en donde estaba la muchacha sentada. Me dejó con la boca abierta, porque la muy traviesa, se había vestido de colegiala y el atuendo era muy atrevido, lucía jodidamente sexy, deleitándome y dejándome atolondrado por ella.

Mi coqueta vecina sabía que su travesura había causado el efecto que ella esperaba, dejarme loquito, siguiéndola con la mirada vi cómo esa chica juguetona se colocó de rodillas en mi cama. Luego de unos minutos paralizados, volví a la tierra y comencé acercarme donde ella. No tenía la mínima intención en preguntar ¿cómo había llegado ahí?, o ¿cuánto vio?, mucho menos ¿qué buscaba? Simplemente me acerqué a ella y en un murmullo le consulté si había averiguado algo sobre mi hermana. 

Agustina sonrió y tomándome de la camiseta me dijo que la información que tenía no me la iba a dar gratis. Yo le contesté que iba hacer cualquier cosa que ella deseada al mismo tiempo que la tomé de la cintura. Atrevida como siempre me mordió los labios, si había una mujer que me volviera más loco que mi propia madre y tía, esa era Agustina. No sé si eran sus ojos, su boca, su personalidad o su figura la que me hacía sentirme totalmente atraído a ella.

Nuestros labios se fueron fundieron en un acalorado beso, mientras mis manos descendían a hacía su colita. Cada segundo que pasaba, sentía que esa boquita era más deliciosa que antes, un sabor único que me extasiaba y quería seguir probando de ese manjar. Pero antes de que hiciera otro movimiento, ella se aparta de mí. Sofocado relamía mis labios y ella cruel a su manera me decía que dudaba que pudiera darle lo que yo quería, si ya me había corrido dos veces con mi tía. 

Yo: Vaya, así que nos viste desde un principio.
 
Agustina: Claro, no podía perderme ese espectáculo.

Respondió al mismo tiempo que me mordisqueaba el cuello.

Agustina: Vendré a verte como a las 20 horas, procura beber mucha agua y alimentarte bien. Ah y que ninguna te toque aquí abajo, ¿entendido? 

Yo solo asentí con mi cabeza y la vi apartarse de mí, desvaneciéndose entre las cortinas deje de apreciar a mi doncella de ojos verdes. Al bajar, no vi a nadie, me senté a comer y mientras lo hacía pensaba en mi vecina, tocándome los labios, reviví ese beso y degustaba mi saliva aun mezclada con la de ella. Estaba completamente ido y vagando por las nubes, cada día que pasaba a su lado sentía que me había sacado la lotería, porque ya mi vida no solo eran dibujos, empezaba a experimentar nuevas aventuras. 

Cuando terminé, me llevé una botella de agua a mi habitación en donde pasaría un buen rato a solas pintando. Dejaba de lado los lienzos de figuras de mujeres y sacaba mi lado más surrealista. Nunca antes me había atrevido a pintar algo así, ya que temía ser juzgado por mi padre y decepcionar a mi madre, al decirle que no quería ser doctor, sino dedicarme al arte. Todo ese miedo se fue por Agustina, por eso ella era la protagonista de ese cuadro. 

Representada como una burbuja, que pasaba al lado de un pincel con alas, una de forma de ave y la otra de mariposa, mientras que en su alrededor era rodeado por unas especies de demonios tétricos y algunos cómicos. Me senté en la cama y tomé casi toda el agua de la botella, había muchas cosas que pulir en ese cuadro que tenía al frente, pero me impresionaba lo que logré en ese tiempo. Sonreí, sin embargo, aquel gesto iba a desaparecer de mi rostro al oír a mi primo.

Jorge: Vaya, yo pensé que eso de la pintura era algo pasajero. Pero veo que le das bastante caña. 

Expresó en un tono burlista.

Jorge: Ahora me queda claro porque siempre fuiste tan delicado y jamás te vi jugando al fútbol o baloncesto.

Yo: Te equivocas Jorge, yo no jugaba contigo, que es diferente, porque estás obsesionado en ganarme y de seguro ibas a querer humillarme como siempre. En vez de eso, prefería quedarme al lado de mamá y de tu bella madrastra.

Refuté con cierta ironía y eso no le agrado para nada a mi primo, el cual se aproximó enojado. 

Jorge: ¿Qué insinúas con esa frase? ¿Qué te gusta mi madrastra?

Yo: Si Blanca me atrae o me gusta, eso no debería molestarte, porque eso sería hipócrita ¿no crees?

Jorge: Eres un enfermo. 

Yo: ¿Por qué? ¿Por qué me tiene loco tu madrastra? ¿Por qué la deseo y quiero cogérmela? 

Cada interpelación causaba que el rostro de mi primo se vaya reflejando más su ira. 

Yo: ¿No es lo mismo que tú haces con mi madre? ¿Por qué yo no puedo admirar a tu madrastra?

Jorge: Porque ella es tu… 

Justo cuando parecía que iba a decirme algo, aparece mi madre la cual lo interrumpe. Jorge volteó y agachó la cabeza, yo me quedaba intrigado con esa declaración a medias, no obstante, no me atreví a pedirle a mi primo que termine lo que quería decir, ya que mamá estaba muy cabreada. De hecho, le exigió a Jorge que se fuera ese mismo día de la casa, lo que me dejó completamente impactado. Él no dijo nada, solo tomó sus cosas y empezó a empacar, yo desconcertado solo miraba. 

Debería haber estado contento porque me iba a deshacer del estúpido de mi primo, quien ya no molestaría a mi tía y no estaría cogiéndose a mamá. Pero en vez de felicidad, solo dudas recorrían mi cuerpo y en mis pensamientos no podía dejar de preguntarme ¿qué quería decirme?, si solo estaba usando a su madrastra para fastidiarlo. Mamá me tomó de la mano y me llevó hasta su cuarto en donde en donde ella me abrazó y empezó a darme besos en la mejilla. 

Sus picoteos se iban acercando hacía mis labios, no obstante, se detuvo y tras un suspiro, de sus labios murmuró, –“Hijo, ¿por qué no me dijiste que fuiste tú quien hizo ese retrato de mí?”-, apuntando aquel cuadro que colgaba en su pared. Lo más probable que mamá desde que vio ese retrato que hice para Pedro, se dio cuenta que yo era el que la retrató, sin embargo, actuaba como si no lo supiera y se había enterado recién para tratar de buscar una justificación a su actitud molesta con mi primo. 

–“Mi niño, no debes dejar que otros tomen crédito de lo que es tuyo y si temías que desaprobada tu arte, pensabas mal. Porque yo te amo y solo quiero verte feliz”- susurró, su declaración me dejaba completamente en blanco, jamás había esperado esas palabras de mamá. –“Así que desde ahora ya no vas a ocultar más tus pinturas y si necesitas una modelo aquí me tienes. Puede delinearme todo lo que tú quieras mi bebé y luego darle amor a mami con este pincel”- afirmó tomando mi verga que cobraba vida con mi madre lujuriosa. 

Veía como sus labios se aproximaban a los míos, ella había logrado su objetivo que me olvide lo que paso en mi habitación, en ese instante solo quería que mi madre me diera uno de esos besos cachondo y luego cargarla para empotrarla en su cama. Pero antes de que pasada algo, mi móvil sonó, interrumpiendo aquello. Mamá no quería soltarme, sin embargo, cogí esa llamada y al escuchar la voz de Pedro ella se alejó de mí temerosamente. 

Pedro: Buenas, amiguito. Te estoy llamando porque no me has contestado los mensajes. Supongo que aún estás molesto por lo de anoche, ¿verdad? 

Mamá al oír eso, quedó desconcertada, no era para menos, si anoche había sido parte de una orgia con ese muchacho y sus amiguitos, además de nuestro ex vecino y temía que yo la hubiera visto. 

Yo: Estoy ocupado, por eso no he visto tus mensajes, pero dime ¿qué quieres?

Pedro: Es por el segundo encargo que te había comentado. Resulta que mi madre al ver el retrato de la abuela, quiso uno también así que, te envíe una foto de ella, para que hagas tu arte. Ah y también, prepárate para lo que se viene, sin duda lo vas a disfrutar. 

Antes de que dijera algo más le corte, mamá quiso aproximarse a mí, pero yo no se lo permití y solo le comenté que estaba ocupado y que luego hablaríamos seriamente. Escapé de esa tentación, al llegar a mi cuarto ni rastro de Jorge había, me senté en la cama y miré los mensajes del imbécil de Pedro. Al ver la foto de su madre, quedé asombrado, pues resultaba que era toda una belleza la señora, el muy cabrón siempre la describía muy horrible, de seguro, para que nadie desee a esa mujeraza. 

Con solo ver esas curvas y esas tetas que se gastaba me entró un calentón enorme, que acompañado del morbo por ser la madre de ese desgraciado, hizo que se me colocara muy dura. Algo me obligaba a tener que masturbarme, mirando la foto de esa mujer, sin embargo, antes de que me la tocada directamente, decidí dejar de lado el celular. Agitado me levanté y caminé hacía la ventana para tomar aire. No sé si esa fue la mejor decisión ya que Agustina se encontraba tomando sol, al igual que lo hacía mi ex vecina antes. 

Verla con coletas y en un bikini sensual, me dejó sin alma, ese cuerpo maravilloso que presumía hizo que se me hinchada la verga todavía más. Era como si eso hubiera sido parte de su plan, porque segundos después de que me haya asomado en la ventana, ella me miró fijamente y con su dedo índice me invitaba a que baje. Titubeé en hacer aquello por unos momentos, pero esa chica ya me tenía embelesado y en sus manos, por lo que fui donde ella. 

Al ir saliendo mi madre me consultó a dónde iba, no obstante, mi tía se metió y le dijo que me deje tranquilo. Iniciando así una discusión entre esas dos, yo seguí mi camino tal como una abeja va hacía una flor. Al llegar hasta donde mi vecina, ella se colocó más coqueta, terminando de colocar bloqueador en sus brazos, ella se baja el sujetador del bikini y me enseñas esas preciosas tetas. Colocando un poco de crema en sus manos comienza a masajearse esas dos linduras y yo como un bebé quería allegarme a esos pezones duros para chupetearlo. 

rubia


Agustina: ¿Qué pasa Brunito? ¿Quieres divertirte con estas dos? 

Dijo de manera juguetona, presumiéndome aún más sus senos hermosos. Mis ojos no paraban de crecer, al igual que mi miembro. 

Agustina: Ven Brunito, acércate y masajea por mí mis senos, por favor. 

Su petición fue como una bella melodía para mis oídos, que me motivo a dar un paso hacia adelante. Agustina sonreía y de manera traviesa se recostó en su silla, sin antes de tomarme de la camiseta y jalarme donde ella, quedando encima. Nuestros labios se pasaron a tocar y yo sentía una desesperación por probar esa boquita tan melosa, no obstante, mi vecina me detuvo justo cuando quería comérsela. –“Tranquilo, primero masajea mis tetas y luego te dejaré que me beses”- susurró.

Tratando se resistir a la tentación de saborear esos labios, fui colocando mis manos sobre esos preciosos pechos. Sentir su respiración tan cerca me resultaba jodidamente excitante, mordiéndome me concentré en lo que mi vecina me solicitó, pero tocar esos suaves senos y escucharla chillar, me hacía impacientarme, anhelaba enroscar su lengua con la mía y perder la noción del tiempo, dejándome llevar. –“Bru-Bruno… Sé más delicado, ¿Ok?”- me murmuró con un rostro de niña buena. 

Agustina quería hacerme perder la cabeza, eso pensaba a la vez que acariciaba con ternura esas tetas y mis labios estaban apegados a los de ella, como si la boca de mi vecina fuera un imán que atraía a la mía. Que nuestras respiraciones se entrelacen era asfixiante y cada vez más nublaba mis pensamientos. Ciego solo me percaté que la mirada de esa sexy rubia cambió a una lujuriosa. Seguí amasando sus pechos y pellizqué esos pezones por unos segundos, cuando de pronto sentí la lengua de mi vecina entrando por mi boca.

Solo bastó eso, para que ya dejará de contenerme y como un demente estrujé fuerte sus tetas y me perdí besándola por unos largos minutos, en donde gocé ese intercambio de salivas. Húmeda, cálida y adictiva era su boca, al separarnos, me relamí sin dejar de degustar su baba, Agustina sonriendo coquetamente, me susurró, –“Sabes, papá está dentro de la casa, ¿aun así quieres seguir?”-, conociéndola, era muy probable que ella estuviera colocándome a prueba, queriendo ver si era valiente ante una situación peligrosa.

En un estado más normal hubiera titubeado en darle una respuesta, sin embargo, en ese preciso momento, ya no razonaba y en un murmulló le afirmé que sí. Esa respuesta encendió todavía aún más a la chica de al lado, que fue retirándome la camiseta y una vez que lo hace, empieza a lamer y chupar mis pezones, nunca pensé que esa zona de mi cuerpo iba a sentirse tan placentera. Luego de eso, Agustina rodeó mi cuello con sus brazos y mirándome fijamente me pidió que la llevé a su cuarto. 

Yo no dude en tomarla entre mis brazos y cargarla para llevarla hasta su habitación, solo quería hacer con esa bella rubia lo que no habíamos hecho todavía y eso era coger. Me moría de ganas de penetrarla de perder mi virginidad con ella, que me enseñada lo que era tener sexo y llegar a un orgasmo dentro de ella. Al ir subiendo por las escaleras mis ojos solo se centraba en Agustina y con el roce entre mi duro pene con su vagina que de seguro ya estaba empapada, mi vecina volvió a besarme.

Finalmente llegamos a su dormitorio, en donde recosté a Agustina con sutileza y luego me volteé para cerrar la puerta y colocarle seguro. No quería que nadie me impidiera disfrutar de esa figura majestuosa. Ella sentada en su cama, comienza a despojarse de su traje de baño. Al estar completamente en pelotas, veía con más deseo ese cuerpo que algún día admiré como arte y ahora solo quería hacerlo mío. Con su dedo índice me llamó, para que me aproximada, sin embargo, quise darle un vistazo con detenimiento, vaya que era sensual mi vecina. 

Bajándome los pantalones, me allegué a una juguetona Agustina, quien fue dándole unas ligeras lamidas a mi tronco, sin dejar de sonreír. Lentamente sus labios rodearon mi glande y fue chupando la cabeza de mi verga con delicadeza pero con una maestría única. Sin duda, Agustina mamaba mucho mejor que Emma y hasta me parecía superior a mi tía, mis piernas temblaron por unos segundos, entonces escuché un «Pop», ella separó su boca de mi pene y unos hilos de salivas cayeron por su barbilla y se relamió. 

–“¡Mmmhh, que rico!”- exclamó mi vecina con una sonrisilla picarona. Antes de que le respondiera, ella se allegó una vez más a mi tranca y le dio un piquito a la cabecilla que había saboreado. Luego ascendió hasta llegar a mi boca y otra vez me envolvió entre sus brazos, para besarme. Nuestras lenguas no dejaban de abrazarse y estimularnos, sentía que ella me besaba cada vez con más ansia. Nos fuimos recostando en su cama, donde nuestras pieles no hacían otra cosa que rozarse, poco a poco sentía un pequeño nerviosismo, porque temía no estar a la altura para satisfacerla. 

Ella se percató de esto y acariciando mi rostro con sus delgadas manos me murmuró que no debía que preocuparme de nada y solo disfrutada. Nos volvimos a besar y nuestras lenguas jugaban como si nunca lo hubiera hecho antes. Gradualmente fui encontrando un poco de calma, ella fue abriendo sus piernas y yo tímidamente aproximé mis dedos para jugar con su clítoris, a la vez que mi pene sobaba esos labios vaginales. Después de unos segundos, le metí un dedo en su vagina, –“Aaah... Sííí, Bruunooo...”- expresó ella.   

Oír esas palabras me dio más tranquilidad, ya que sabía que ella estaba disfrutando de ese jugueteó. Fui sacando y metiendo mi dedo con delicadeza mientras que con otro pasaba a acariciar sutilmente su legumbre de carne. Fui viendo como su pecho se le inflaba porque su respiración se le aceleraba y mordía sus labios para controlar sus chillidos. Acerqué mi boca a su oreja y se la mordí, luego recorrí a besos su delgado cuello hasta llegar a sus pezones duritos.

Di unos tiernos lengüetazos en sus pezones, antes de colocarme a morderlos. Ella soltó un pequeño chorro de su néctar, bañando así mi mano, la cual me llevé a la boca y lamí. Noté por su mirada, que quería algo, así que le pregunté, si quería probar sus juguitos, Agustina, sonrió y movió su cabeza de lado a lado mientras afirmaba que no. –“Lo que yo quiero, Bruno. Es que me lo metas”- murmuró, tomando entre sus manos mi pene y lo aproximaba hacía su vulva húmeda. 

Comprendí que ya no podía prolongar aquello y me dejé llevar por mi lujuria. Los nervios definitivamente ya habían pasado, los dos deseábamos hacerlo, cuando vi que la cabeza de mi polla entraba en su coñito, suspiré y la mire a los ojos, perdidamente en ellos, solo sentí como mi tronco se sumergía en esa húmeda y caliente vagina. Ella dejó salir un gemido, –“Ooohhh Dioooss... No paareeess...”- me alentó, soltando mi miembro de su mano y me abrazó las caderas con sus piernas. 

Sus brazos envolvieron mi cuello de nuevo, mientras que yo con mis manos fui a sujetándole de la cintura. Nuestros labios se rozaban a la vez que movíamos nuestros cuerpos y cada vez iba metiendo más adentro mi verga, haciendo que ella gimiera más y más fuerte. –“Sííí... Sigue asííí...”- expresó mordiéndome los labios, tan solo había introducido la mitad de mi polla, pero se sintió jodidamente increíble estar dentro de ese coño, que apretaba y absorbía mi tronco. 

No me aguante más y la besé al mismo tiempo que fui clavando más hondo mi polla, todavía no asimilaba que había perdido mi virginidad. Nuestras bocas se separaron y llegaba al fondo de esa ajustada vagina. Mi vecina sonreía y sin decirme nada, fue moviendo sus caderas, iniciando con un coro de jadeos. Sus senos se movían de abajo hacia arriba y volvió a comerme los labios, saboreando así su dulce saliva que me motivaba a que no me quedara quito. 

Yo: Jo-joder Agustina, tu coñito es una delicia...

Le aseguré, empezando a mover con lentitud mi pelvis.

Agustina: Uuuff… Bru-Brunooo…  

Manifestó, echando su cabeza hacía atrás y cerrando sus ojos, a la vez que arañaba mi espalda. Cada estocada que le daba era más fuerte que la otra y a ella le encantaba, lo podía notar por su rostro y sus gemidos. Además, sus paredes me apretaban el miembro con mucha fuerza, eso me dio alegría y aumenté la intensidad aún más. Agustina comenzaba a regocijarse y entre sus bramidos me pidió que no me detuviera, yo evidentemente no tenía pensado en hacerlo pero entonces, escucho unos golpes en la puerta.
 
Samuel: Agustina, ¿estás bien? 

Preguntó su padre, dejándome helado y quito porque jamás imaginé que en realidad ese hombre estuviera en la casa.

Agustina: Sííí... Papá... De... De maravilla...

Contestó moviendo sus caderas y acercándose a mi oído para susurrarme que no temiera. 

Samuel: ¿Estás segura? Porque suenas muy agitada, hija.

Agustina: Oohhh… Papi, te digo que estoy bien. 

Dijo ella tratando de que su voz no se quiebre y suene lo más natural posible. De que su padre estuviera a metros de nosotros, parecía cachondearla mucho, ya que no paró de mover sus caderas. Definitivamente yo no podía quedarme tieso ni por un segundo más y debía responderle a esa maravillosa chica con estocadas, como lo estaba haciendo antes de que Samuel interrumpiera. Sujetándome de su cintura otra vez, retomé las embestidas, sintiendo que llegaba más profundo y mi vecina apenas era capaz de callar sus aullidos.

Su padre dudó en irse e intentó girar la manilla para entrar, sin embargo, justo sonó su móvil y se largó para atender la llamada. Los dos aliviados, dejamos salir un profundo suspiro y después nos besamos con vehemencia. Mis manos soltaron esa cintura para agarrar esa colita preciosa, al apretarla, rocé con mis dedos ese hoyito que hace un par de días estaba dilatado por el plug que esa traviesa chica llevaba puesto. Recordando aquello le consulté en dónde estaban sus juguetitos, porque quería hacerla chillar aún más. 
  
Agustina: E-eres un guarrillo, Brunito…

Expresó riendo.

Yo: Tú me has convertido en esto, así que hazte responsable.

Le respondí, mordiendo su labio inferior.

Agustina: Y eso hago. 

Replicó, dándome unos cortos besos. 

Agustina: Te daré la mejor cogida de todas, que jamás vas a olvidarme.  

Concluyó empujándome con sus piernas para que siga moviéndome dentro de ella. Mi pene se sentía cada vez más apretado en ese coñito y listo para acabar, sin embargo, no quería eyacular, sin que ella se haya corrido un vez antes. No podía permitirme venirme, cuando ella lo estaba gozando, pero cada estocada que daba, sentía que un chorro se me escapaba. Fui amasando sus senos con fuerza y me concentré en aquello para no terminar descargando. 

Apegada en mi oído, escuché a mi vecina decir, –“Diooooss... Bru-Bruno… Máááás... Mááás...”-, ¿cómo podía acabar si estábamos en el mejor momento?, nunca imagine que el sexo fuera tan delicioso, no obstante, por más que quería resistir y seguir haciendo disfrutar a Agustina, la realidad es que estaba cerca de venirme y mi polla palpitaba como loca en su interior, algo que mi vecina se dio cuenta. –“Córrete... Lleeennameee... Con tu lechita...”- me murmuró. 

Esa declaración me hizo que soltar toda mi carga que estaba reprimiendo, dentro de ella. Agustina al sentir mi primer chorro de semen, comenzó a soltar sus fluidos, que bañaban con mi tronco que iba perdiendo su fuerza y vigorosidad. Nos besamos una vez más, ella sonríe complacida, aunque también me percataba de un sentimiento de angustia en sus sabrosos besos. Quedamos totalmente fatigado en su cama, ella se acurrucó en mí y yo la abracé, cerrando mis ojos. 

Al despertar, vi a una Agustina fingiendo una sonrisa, algo que me descolocaba, al preguntarle el porqué de esa sonrisa falsa, ella no dijo nada. Tampoco quise presionarla y  lo más probable que si lo hubiera hecho, tal vez no estuviera aquí, ni tampoco habría descubierto todos los secretos de mis padres. Ella iba a fijarse que su papá no estuviera en el primer piso, para que yo pudiera irme, sin embargo, para animarla, le dije que iba a usar la ventana, como ella lo hacía. 

Soltó una pequeña risa, que se contrastó con sus ojos que aún reflejaban tristeza. Sin decir nada más me acerqué a la ventana para irme, entonces ella exclamó mi nombre y me tomó de la mano, yo me di vuelta y aprecié como sus labios volvieron a fundirse con los míos. Tras ese apasionado beso, bajé atolondrado por la ventana de mi vecina, al llegar a casa con la cara sonriente, mamá me preguntó en donde había estado. Yo pasé de ella, porque solo quería ir a mi cuarto a pintar y mirar a la chica de al lado.
 
Aunque Agustina no se asomó por su ventana, sabía que me estaba observando a través de sus cortinas. A la mañana siguiente, me desperté muy animado, me duché rápido y salí para esperar a mi vecina. No obstante, ella parecía haberse ido ya, lo que me pareció extraño. Aun así, me fui al colegio, para mí sorpresa, Agustina no estaba en el salón de clases y no llegó durante la primera hora. Al sonar la campana para salir al patio, me levante sin mucho ánimo, entonces el idiota de Pedro se acercó donde mí. 

Con solo verlo, se me venían las imágenes de esa fatídica noche en donde mi madre fue la puta de él y su grupito. –“Brunito, amigo. Necesito hablar contigo”- expresó el capullo con una sonrisa burlista. Yo no le dije nada, sin embargo, supuse que se relacionaba con su madre, porque no dejó que ninguno de sus amiguitos nos siguiera. Al estar lo suficiente lejos de todos, me susurró en el oído, –“Ayer te envíe una foto de mi madre, espero que no se te ocurra hacer algo tan torpe como compartirlos con los demás, porque si lo haces, será tu mamita, la que sufras las consecuencias”- 

Para la sorpresa de Pedro, yo me largué a reír, –“¿Qué coño te pasa? ¿Dije algún chiste?”- interpeló molesto. –Descuida, no voy a compartir la foto con nadie, pero no porque tema a tu amenaza. De hecho, me da lo mismo lo que hagas- le contesté, él enojado me apretó el cuello con su brazo y escogió unas malas palabras, –“Ah, ¿sí? Entonces la sexy rubia que anda contigo será la que sufra”-, irritado lo empujé y lo apegué en la pared.   
   
Este hecho llamó la atención a un profesor que justo iba pasando por el pasillo y nos llevó a los dos a la dirección. Traté de ignorar al gilipollas de Pedro para no caer en sus provocaciones, mientras esperábamos afuera de la oficina del director. Fue cuando una figura esbelta con unas caderas perfectas, se asomó, sus piernas largas, su trasero pomposo, sus tetas enormes y melena rubia me dejó paralizado. –Joder que preciosidad de hembra- me dije en mi interior. 

–“Vaya, no esperaba que me confesaras lo que sentiste al verme Bruno”- dijo April algo asombrada y sonrojada. Yo al darme cuenta que había revelado algo que debí haber omitido, me ruboricé, ella soltó una carcajada y me pidió que siguiera, que aquello no le había molestado y que no me avergonzada. Me tomó algo de tiempo para continuar, pues solo recordar lo que sentí al verla por primera vez, hacía que mi corazón se acelerada otra vez y me colocara nervioso.

Sus ojos azules parecían penetrarme en mi interior, a ella se le trazó una sonrisilla y sorpresivamente expresó las palabras que estaba en ese instante pasando por mi cabeza, –“Verla caminar con sus senos bamboleante, fue un privilegio”-, estaba flipando, no podía creer que April pudiera leerme la mente tan sencillamente. Ella anotó algo en su libreta y luego volvió a mirarme fijamente, ahí comprendí porqué Benjamín parecía no estar preocupado cuando le advertí que su madre estaba en peligro. 

April: Esa mañana mi hijo se quedó dormido, pude haberlo dejado que se quede en casa, pero al mirar su calendario me percaté que tenía un examen. Entonces lo desperté y lo llevé al colegio, algo que estoy segura que no le gusto. Con Tom no le pedimos a nuestros hijos las mejores calificaciones, tampoco que nos hagan sentir orgullosos con logros en cosas que a ellos no les gusta, sin embargo, la responsabilidad es algo que si pedimos y Ben lo sabe.

Comentó tratando de engancharme con la historia de nuevo y lo logró. Después de esa declaración, yo seguí relatando, contando que tras verla y quedarme embobado, Pedro se me allegó y me murmuró, –“Es ella, la Milf que me quiero coger. Uufff que bombonazo, daría todo para comerle esas tetazas y metérsela en el culo”-, dejé de admirarla, cuando me di cuenta que el degenerado de mi compañero, empezó a tocarse la entrepierna. –“Estás enfermo”- le dije con asco, algo que pareció no importarle.  

Luego de ese encuentro, el día pasaría lento y muy aburrido, en donde Agustina no dio señal. Cuando la mensajeaba para preguntarle en dónde estaba mis mensajes no les llegaban y al llamarla, me salía que el número no existía. –Algo raro estaba pasando, pero antes de irme a mi casa y averiguar qué había ocurrido con mi vecina, Pedro y sus amiguitos, pasaron al lado mío hablando de usted, April, diciendo que sabían en dónde encontrarla y era momento de ejecutar el primer paso de su plan- 


April: Ya veo, fue así como tú y esos chavales, me encontraron con mi hija, jugando.

Yo: Sí, pero antes fui donde Benjamín. 

April: ¿Te juntaste con Ben?

Yo: Aja, pero pareció no importarle y ahora comprendo mejor el motivo. Es decir, usted parece manejar muy bien las situaciones, incluso las de riesgo. 

April: Oh vamos, no me alabes tanto, si tus compañeros no eran tan listos. Además Vanessa fue la que se le ocurrió humillarlos y ahora que lo pienso, no le quitaste los ojos a mi hija de encima. 

Recordar a Vanessa, me hizo florecer una sonrisa, estoy seguro que April, desconoce que su hija, me ayudó para desquitarme con esos cabrones y vengarme definitivamente por todo lo que me hicieron. Ahora que lo pienso, ella a sido mi rayo de luz, desde que Agustina se fue. Si no hubiera sido por Vanessa lo más probable es que seguiría siendo el títere de mamá. 
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Bruno tuvo su primera experiencia sexual con Agustina, la cual misteriosamente desapareció. Pero mientras una rubia se va, llega otra como Vanessa a revolucionar todo. Espero que os haya gustado ese capítulo y disfrutado.    

3 comentarios - Secretos en la familia. Capítulo Vl:

GuasaveSoy +1
Me dejastes con el rifle en la mano sin tirar balas de lo bueno que está la trama .....
Espero el siguiente capitulo Saludos 🤗
LyonF8
Me alegra que te haya gustado y el próximo sale la otra semana. Saludos✌.
ClonAngeluzMage +1
Mientras avanzan los capítulos la cosa se torna más turbia. Que le iba a decir Jorge a Bruno sobre Blanca? 🤔
"Jorge: Porque ella es tu…" ¿Madre, Prima, hermana, nodriza, ada de los dientes?🤔 ¿Y Agustina? Mi hipótesis es que su desaparición tiene que ver con su Padre. 🤔 Bruno se atrevera a darle el zarpazo a la madre de Pedro? 🤔 Por lo que nos cuentas, en el futuro Bruno no manda a la mierd* a Isidora por las metiras, 😠 ya que vanesa lo ayuda a no seguir siendo su titere. 😑😑😑 A la espera del capítulo 7. 😉
LyonF8 +2
Sin duda lo de hada de los dientes es lo mejor 😂. Vanessa es muy astuta y traviesa así que solo imagina qué ideas le habrá dado a Bruno para que se vengue. Finalmente, se puede decir que Bruno si mandó a la mierda a Isidora, ya que antes de llegar a la consulta de Tomás, estuvo con Vicky y Eduardo, algo que menciona en el capítulo 3. Si bien regresó a la casa, pasó totalmente de Isidora. Saludos ✌.
MAN52285 +1
Muy buen relato pero me perdí. De donde salió vanesa
LyonF8
Vanessa es la hija mayor de April y Tomás, solo fue mencionada en este relato y va a tomar mayor relevancia en los proximos. Cuando Bruno relate lo que paso en ese encuentro previo con April y que también significó conocer a Vanessa. Saludos ✌.