Esclavitud III

( si bien trato que cada capítulo pueda ser leido por separado, lo mejor es leer la secuencia completa)
Tras arrancarle la ropa interior y utilizarla para amordazarla, se puso de pie y comenzó a quitarse el mono de trabajo que vestía, la sangre que manaba del corte se mesclaba con su sudor, y resbalaba por su velludo pecho. Mientras se desnudaba, ella trato de incorporarse ; pero otro manotazo la echo nuevamente al suelo, desesperada giró sobre su vientre y trato de arrastrarse, pero las ataduras de sus manos le dificultaban cualquier intento de escape. El aprovecho para admirar su pequeño y exquisitamente bien formado trasero, antes de tomarla por un tobillo y arrastrala hasta la alfombra junto al sillón.
Tuvo que utilizar toda su fuerza para lograr habirle las piernas y colocarse entre ellas, ante la tremenda resitencia de la mujercita; la agarro por el cuello con la mano izquierda , justo por sobre el ancho collar y comenzó a apretarselo. Mientras la penetraba con los dedos de la mano derecha, primero uno, luego dos, de forma brusca; sonriendo al sentir como ella se humedecia .
Lentamente la mujer aflojo su resistencia, momento en que él , sabiendo la humillación que esto le producía, cayo de boca sobre su palpitante vagina. Ella intento evitarlo pero el consiguió dominarla. Pasó entonces su lengua por toda la rosada rajita separando los delicados labios mayores, haciéndola grunir de enojo y frustración.
Continuó hasta sentirla completamente desbordada y dirigio su atención al clitoris que sobresalía palpitante; se dedico a chuparlo y morderlo delicadamente hasta sentir que ella estaba por acabar.
Aprovecho para en un solo movimiento, penetrarla con su miembro. Ella junto sus piernas todo lo posible para impedirlo, pero poco a poco, él fue venciendo su resistencia y logro entrar cada vez mas y mas profundo, hasta que su velluda entrepierna choco contra el delicado y bien depilado monte de venus de ella.
Cuando vio que su respiracion se volvia estentoria y sus ojos comenzaban a girar hacia arriba solto un poco la presión sobre el delicado cuello. Aprovechando su debilidad comenzó a ampliar sus movimientos, hasta qué el choque de sus caderas resono, brutal , repetitivo. Vencida al fin su resistencia, y temblando con espasmos incontenibles ella abandonó cualquier intento de escape o resistencia.
Esto se extendió hasta que con un gemido ronco, él se vacio dentro de ella. Cayendo agotado, sobre el pequeño cuerpecito. Tras unos estertores y habiendo recuperado la respiración, se incorporó viendo, que al retirar su miembro una gran cantidad de semen desbordaba la maltratada vagina y corria perezosamente por sobre su ano, hasta formar un pequeño charco sobre la alfombra.
- No creas que estás perdonada, perrita- dijo el mientras se dirigía al baño- debo enseñarte un poco mas de respeto.

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