Román y Fiorella. Primera cita

Román salía de una relación de dos años y medio. A los 25 años no quería comprometerse a una relación seria así que decidió terminar con su novia para poder buscar nuevos horizontes sin cargo de conciencia.
Así que se instaló Tinder y empezó a conversar con chicas. Hasta q hizo match con Fiorella (26). De ella le gustaron sus ojos, su perfil bohemio pero sobretodo el tremendo culo que se manejaba. De esos culos que puedes ver de frente y que no te alcanzan las manos para disfrutarlo. A Fiorela también le gustó Román. Zambo como ella, alto, de bonita sonrisa y de conversación fácil. Hablaban diario y todo el día, coincidiendo en muchas cosas. Música, películas, series, política. Alineados en todo. 
Una vez establecido que se llevaban bien tocó llevar la relación al siguiente paso. Román vivía con su mejor amigo así que tenía más disponibilidad por si las cosas calentaban. Quedaron en que Fiorella llegaría a su depa y verían una película. 
Ese día Román ordenó todo y mandó a su mejor amigo a la casa de su novia por si las cosas iban bien. Se puso un polo bueno y un jean cualquiera, pero sin zapatos para darle a Fiorella una sensación de comodidad. Y sin ropa interior por si la noche pintaba provechosa.
Ella llegó a la hora pactada con un jean negro apretado, un polo suelto con un escote generoso y una casaca de jean. Era más culona en persona. Poco más de 1,60m, piel morena preciosa, tetas lindas, de medianas a grandes y una carita de zorra impresionante. 
Casi se abalanza sobre ella pero se contuvo. La saludó con un beso en la mejilla y una mano casualmente ubicada justo en su cadera tomándose un poco más de tiempo de lo normal y la hizo pasar. A ella también le causó impresión. Era más guapo que en las fotos, más alto, y más gordito también. 1.85m, de piel morena también pero más oscuro que ella, el estar descalzo le daba un aire relajado que le encantó. Sintió un pequeño cosquilleo entre las piernas con ese saludo prolongado y quiso buscar algo más pero su timidez le ganó. 
Se sentaron en el sofá frente a la tele 
Tu roommate está?
No, se fue donde su novia. No quiso molestar
Ay quería conocerlo. O sea que tenemos el depa para nosotros?
Román sintió la carga de peligro en la pregunta. 
Y si. Total libertad. 
Fiorella se sacó la casaca y la colgó en una silla. Se arrodilló seductivamente en el baúl tapizado que completaba el juego de sala, juntando ambas piernas para sacar culo; juntando ambos brazos para sacar tetas por su revelador escote y mirándolo a los ojos le preguntó con la voz más “inocente” que podía sacar:
Me invitas algo de tomar?
Román se tomó un instante para controlarse y no pecar de ansioso. Se paró frente a ella y muy casualmente, presentándole el paquete en la cara, la agarró de la cintura y la llevó de la mano a la cocina para que puedan preparar un par de tragos mientras seguían conversando. El bulto en el jean de Román no había pasado desapercibido para Fiorella; mientras caminaban a la cocina se mordía el labio inferior pensando en todo lo que podía pasar esa noche. 
Mientras él sacaba los hielos e iba preparando todo, ella cortaba y exprimía limones. La conversación fluía como siempre solo que ahora se tornaba un poco más caliente al tenerse cerca en un ambiente chico y los roces iban y venían con cada movimiento de ambos buscando cosas y rozándose entre sí. Cuando ella termina, él se acerca por detrás, apoyándole la pinga parada en el culo, y le dice que ya no necesitan más limón. 
Ella, siendo más baja que él, voltea hacia arriba para mirarlo, retrocede la cola para ayudar en la apoyada y le dice que deben volver a la sala a elegir la película.
Con esa apoyada en lo último que pensaba Román era en la película. La agarra del pelo, suave pero firme; no de la punta sino de la base del cabello cerca a la nuca; le jala la cabeza hacia atrás y la besa fuerte. Fiorella se sorprende, pero se entrega al beso con pasión. Voltea el cuerpo y lo empieza a abrazar mientras se siguen besando. Ella suspira cada vez más fuerte. Las manos de él recorren lentamente su cuerpo hasta que agarra viada y con ambas manos la carga por el culo. Ella no pierde tiempo y se atenaza a su cintura con las piernas mientras siente como su erección crece más allá de lo que ella está acostumbrada y se moja un poco más. 
Román cargándola la tiene contra la pared de la cocina y le saca el polo y el sostén para deleitarse con ese hermoso par de tetas. Grandes y naturales, con aureolas grandes y pezones chicos. Ella se vuelve loca y le pide que le muerda los pezones mientras él le masajea las tetas con una desesperacion casi animal. A Fiorella siempre le excitó que la traten con fuerza en el sexo. La decisión con la que Román se prendía de sus pezones color chocolate la estaba mojando de sobremanera y la tenía muy cerca al orgasmo. 
La cocina no tenía cortinas y se veía directamente desde la cocina del vecino. Así que cuando se prendió la luz del departamento contiguo ambos huyeron avergonzados y riéndose a la sala. La ropa y los tragos quedaron abandonados en la cocina, por lo que Román tuvo que ir a recogerlos y saludar a la vecina escandalizada mientras Fiorella se mataba de risa. Cada vez le gustaba más este chico. Su espíritu desfachatado y su agresividad sexual la volvían loca. 
Fiore, hicimos un acuerdo. No vamos a tirar la primera vez que conocemos a este chico. Nos vamos a controlar ok? - repetía las palabras que se dijo antes de salir, pero que cada vez le costaba más creer. 
Román salió de la cocina listo para continuar donde dejaron las cosas en la cocina pero se había apagado un poco la llama. No hay problema, se dijo a sí mismo, con calma y la prendemos de nuevo. Le pasó su trago y su ropa y se pusieron a buscar qué película ver. Él se dio cuenta que se puso el polo pero guardó el sostén en su cartera. Buena señal, pensó. 
Eligieron una película que creyeron tonta pensando que no la iban a ver. Lamentablemente eligieron Sharknado y pues se quedaron pegados un rato viéndola matándose de risa de la ridiculez. Terminaron viendo la película abrazados y tocándose casi sin palabras. Él tenía su brazo izquierdo por encima de sus hombros y con esa mano agarraba su teta izquierda jugando con su pezon, apretándolo de cuando en cuando lo que ocasionaba un casi imperceptible gemido desde el interior de Fiorella. Ella tenía su mano derecha en el interior de su muslo izquierdo y subía y bajaba sugiriendo un roce con sus huevos sin llegar a tocarlos, cada vez más cerca Empiezan los créditos, se miran a los ojos y sin mediar palabras empezaron a besarse intensamente. Román mete la mano bajo el polo de Fiorella y masajea sus tetas mientras ella suspira cada vez más fuerte. Su mano empieza a bajar, desabrocha el botón del jean y va bajando el cierre cuando una mano lo detiene. 
Hoy no vamos a tirar
Esta bien. Perfecto. Lo que tú quieras.
Ok. Bien. 
Pero podemos hacer otras cosas no?
Ella lo mira con la sonrisa más puta que tiene y le pregunta 
A ver, qué cosas?
Ah pues te enseño
Le bajó el cierre, metió la mano derecha en su pantalón y empezó a jugar con sus labios mayores con una decisión que Fiorella no esperaba pero que fue gratamente recibida. 
Ay mierda no pares. No pares. Ahí. Ahí. AHIIIIIIII. SIGUEEEEEE. NO PAREEEEEESSS
Para descansar un poco y no terminar con el brazo acalambrado Roman llevó su dedo medio, empapado, a la boca de Fiorella. No estaba preparado para ver como ella lo agarraba de la muñeca y se metía el dedo a la boca tratando de no dejar que nada de sus flujos vaginales se pierda, babeándole todo el dedo y mirándolo a los ojos como si le estuviera chupando el pene. Román no podía más de la excitación; el bulto de su pantalón ya se hacía más y más notorio y doloroso. Quería sacarla pero no quería quedar como un degenerado y cagar la noche. Ella había dicho que no y tenía que jugar con sus reglas. Cuando Fiorella terminó de dejar completamente limpio su dedo juntaron sus bocas y él pudo saborear su concha en su lengua y al mismo tiempo siguió jugando por todos los rincones de su vagina; metiendo el dedo índice y medio en su concha mientras con el pulgar trataba de masajearle el clitoris. Se le estaba acalambrando la mano con el esfuerzo pero tenía que seguir. Fiorella gemía cada vez más fuerte, gritaba incluso, del placer que los dedos de Román le estaban causando; moviendo las caderas acompañando los movimientos de muñeca y bajándose más el pantalón para que él tuviera mejor acceso. Si perdía el brazo, a Román le parecía un costo aceptable por el espectáculo que le estaba brindando Fiorella en su camino a venirse. Román siguió hasta que ella terminó en un orgasmo poderoso y un grito que la vecina seguro había escuchado. 
Román!!! Que ricoooooooo!
Recuperándose del dolor de brazo fue a la cocina a preparar un par de tragos mientras dejaba a Fiorella recuperándose. Ella había decidido no tirar hoy y él no iba a discutir eso, contaba que el orgasmo que le acababa de dar fuera suficiente para que ella pidiera más. Sin embargo cuando regresó; Fiorella ya estaba vestida y buscando que más ver. Se decidieron por Sharknado 2 para continuar la saga.
Tragos van tragos vienen y a los 30 minutos de empezada la película ya estaban comiéndose la boca de nuevo y ella tomó la iniciativa sentándose a horcajadas sobre él. Mientras se besaban ella frotaba su concha contra su pene totalmente erecto a través de dos jeans, sufriendo y gozando ambos la misma cantidad. En un momento Román amaga con abrirse el jean pero Fiorella no lo deja. 
Por lo que estoy sintiendo que tienes allá abajo, si la sacas te la voy a querer chupar
Oh no. Que terrible. 
Jajajaja idiota. Si te la chupo voy a querer que me la metas. Y no quiero tirar hoy día ya te dije. Recién te conozco.
Mientras Fiorella decía todo esto no dejaba de moverse sutilmente. A pesar del denim habían logrado encajar su pinga entre los labios de su concha y el rozamiento se sentía espectacular para ambos. Román le sacó el polo y le siguió comiendo las tetas mientras ella se movía. 
Basta- dijo ella. - Contrólate o me bajo. Me muero de ganas. No sabes lo mojada que estoy. Pero me tengo q controlar
Yo también me muero de ganas, pero está bien- dijo Román mientras le soltaba las tetas -no haré nada que tu no quieras. 
Excelente. Pon play a la película por favor. 
Se levantó y se volvió a poner el polo, pero no se sentó de vuelta en el sofá. Dejó que Román se deleite con su culo un momento. Se sentó encima de él dándole la espalda y le movió el culo por toda la pinga. Él estaba loco por tocarla y se le veía en la cara. Cara q ella vio cuando volteó a ver porque no la tocaba. Se dio cuenta que había tomado a pecho sus restricciones así q decidió darle un regalo. Se volvió a parar y sin doblar las rodillas se bajó el jean hasta los tobillos dejando ver una tanga de encaje morado que se perdía entre los cachetes de ese culo hermoso que se presentaba. El espectáculo de esa conchita enfundada en ese encaje morado era demasiado para Román. Fiorella levantó un pie y luego otro hasta quedar en calzón y polo de espaldas a Román. 
Me la pones muy difícil. Que culo espectacular que tienes. Quiero arrancharte esa tanga y llenarte aquí mismo. 
Un relámpago electrificó la concha húmeda de Fiorella y la tentó de bajarse la ropa interior ahí mismo, pero se contuvo y siguió jugando con su chico. 
Ah si?- dijo mientras se sentaba de nuevo en su pinga solo en calzón y seguía con su movimiento. - Que más me quieres hacer?
Román decidió que no iban a jugar más con él. Tomó esta vez él la iniciativa. La agarró del cuello apretando solo un poco. El suspiro que soltó Silvana le indicó que iba por buen camino. 
Quieres saber que te haría? Muy sencillo. Te pondría de pie - se pusieron de pie sin soltarle el cuello con la mano izquierda. - Te dejaría la cola roja de tantas nalgadas - le dio una a media caña y Fiorella ya no suspiró; directamente gimió del placer que le daba ser dominada y retrocedió hasta encontrar la pinga de Román con su culo. 
Mmmmmmmhmmmmm. Que más? - preguntó con los ojos cerrados totalmente entregada. 
Sonó otra nalgada, esta vez más fuerte, y a Fiorella ya no le importó su promesa inicial. Sentía la pinga dura de Román cuando retrocedía entre nalgadas y se moría de ganas de arrodillarse y metérsela toda en la boca. Tanto que se quitó el polo quedando solo con la tanga.
No podía más de la calentura. 
Román le soltó el cuello y la cargó por la cintura de espaldas. La soltó encima del sofá mirando a la pared. Fiorella no tenía idea de que pasaba hasta que sintió como su ropa interior descendía hasta sus tobillos. Esta vez no objetó nada. Estaba desesperada por probar la pinga de Román y nada se lo iba a impedir. 
Manos a la pared. Yo me encargo de todo. 
Ella obedeció y se quedó ahí. Desnuda. Parada encima del sofá esperando que Román haga con ella lo que quisiera. Sintió un dedo entrar en su vagina húmeda mientras sentía una mano en el cachete derecho. Mientras sus dedos la penetraban Román le abría las nalgas y le lamía el culo. A pesar del hermoso trasero que se manejaba nunca había tenido experiencias anales. Siempre tuvo el miedo natural al dolor asociado a una penetracion anal, pero esto estaba bastante agradable. Román se estaba tomando su tiempo con su concha y su culo y en un alarde de multitasking no descuidaba ninguno. Ya tenía dos dedos en la concha y uno en el culo y no paraba de gritar 
Me voy a veniiiiiiir!! Mierdaaaaaa que ricoooooo!! Sigue sigue sigue por favooooooor! Que rico se siente ese dedo en mi culo! DAME MAAAAAASSS!!
Román la volteó y siguió con su faena solo que esta vez chupándole el clitoris. 
Fiorella estaba en el cielo. Los dedos medio e índice de la mano derecha estaban entrando y saliendo de su ano con una velocidad inusitada y dándole un placer que nunca había sentido, los de la mano izquierda entraban y salían de la tormenta tropical que era su concha empapada y vibrante, sus labios envueltos alrededor de su clitoris chupandolo con desesperacion y ella apretándose las tetas con una mano y jalándole el pelo a Román con la otra. El primer orgasmo llego rápido y le hizo temblar las piernas. Román nunca paró a pesar de sentir las contracciones dentro de la concha de Fiorella por lo que el tercer orgasmo llegó mucho más rápido que los anteriores y con una sorpresa. La corrida explosiva de Fiorella le empapó la cara y el polo a Román. 
Ambos se quedaron perplejos y Fiorella estaba avergonzada. Nunca le había pasado algo así y no sabía que podía pasar. El orgasmo había sido muy intenso y placentero y se dejó llevar. 
A Román no le molestó ni un poco. El ser el causante de que se haya venido tan fuerte lo excitó de sobremanera y su pinga le dolía mucho dentro del pantalón. 
Mierda que rico te has venido. Que rico saborearte. Me encanta el sabor de tu concha. Verte explotar de placer así ha sido espectacular. 
Con ese comentario a Fiorella se le fue todo el pudor, se volvió a calentar y dijo algo que pensó que no diría esta primera cita. 
Siéntate y sácate el pantalón. 
Mientras Fiorella se bajaba del sofá y se arrodillaba, Román le alcanzó una almohada para que tuviera donde apoyarse. 
Que caballero. 
Con Fiorella de rodillas esperándolo, Román se abrió lentamente el jean para no hacerse daño. Su pene erecto estaba peligrosamente cerca del cierre así que, a pesar de la calentura, se lo bajó con mucho cuidado. 
Una vez la tuvo fuera, los ojos de Fiorella se abrieron por la sorpresa y la excitación. Román no tenía el pene de una estrella porno, pero sus 19cm de largo y 6cm de diámetro lo ponían por encima del promedio. Definitivamente era la más grande que Fiorella había tenido frente a ella, lo que la mojó aún más. Y el hecho que se haya afeitado los huevos y el pubis fue apreciado y agradecido. 
Fiorella todavía dudaba. Salivaba agarrando esa pinga palpitante con una mano mientras con la otra se tocaba sutilmente la concha. Casi sin darse cuenta se iba metiendo dos dedos; cuando se dio cuenta se metió tres. Dudaba porque no sólo la quería chupar. Quería tener el pene de Román en lo más fondo de su concha. Quería saber que se sentía tirar con alguien que la tenga tan grande y daba la impresión de saberla manejar. Sin habérsela metido ya le había dado tres orgasmos, pensaba Fiorella. Cuantos más me podrá dar si me la mete? 
Se acercó con decisión y le dio una lamida desde la base hasta la punta. Se metió la cabeza en la boca y le metió tal chupon que Román se estremeció pensando que ya se venía. Se la llenó de saliva para poder masturbarlo mientras le seguía viendo la pinga con ansias y decidía que iba a hacer. 
Todo bien?
Si, todo bien. Todo muy bien. Créeme. Estoy decidiendo nomás que hacer. 
Me quieres contar el proceso? Considerando que soy parte importante. 
Fiorella nunca dejó de pajearlo ni de pajearse mirándolo a los ojos. Ambos estaban muy calientes y querían más, pero la decisión sería solo de ella. 
Jajajaja claro. Tienes una pinga hermosa. Te la quiero chupar. Quiero sentirla en mi boca y entre mis tetas. Y en mi culo y en mi concha - Román se tensó pensando que ya se había decidido. - pero no estoy lista todavía para tirar. 
Bueno, como te dije. Hacemos lo que tú quieras. Yo te quiero llevar a la cama y darte hasta que uno de los dos no dé más. Pero todo depende de ti. 
Ok. Queda como dije entonces. Estás listo?
Ni tiempo le dio a responder porque se metió la pinga hasta la garganta. Román se agarraba al sofá tratando de controlarse y no venirse tan rápido. Tarea difícil puesto que Fiorella sabía lo que hacía. Movimientos rápidos de lengua dentro de la boca, nada de dientes, siempre mirándolo a los ojos y masturbándose en todo momento manteniendo la calentura. 
En un momento se la sacó de la boca y mirando a Román a los ojos se empezó a dar cachetadas con el pene grande y venoso que tenía en sus manos, dándose cada vez más fuerte y excitándose más. 
Sin duda sabía lo que hacía. Si bien Román la había hecho venirse tres veces ahora ella le demostraría de que estaba hecha. 
Que rica pinga tienes huevon. 
Realmente disfrutaba chupandole el pene. Se excitaba mucho y se sabía buena. Con Román parecía haber encontrado la horma de su zapato. El muchacho mostraba aguante e inventiva. Mientras ella la chupaba él la subió al sofá arrodillándose a su lado para poder tener acceso a ese culo hermoso. Fiorella se subió y siguió con su faena mientras Román le acariciaba la concha empapada a lo largo de todo su sexo. Empezó buscando el clitoris pero se dio cuenta que a ella más le excitaba el contacto con los labios de su vagina y la penetracion que el contacto con el clitoris. 
Por lo que cambió de estrategia. Estirándose pudo introducir tres dedos de su mano izquierda en su concha empapada y dos de su mano derecha en el estrecho ano de Fiorella, que con toda la excitacion estaba dilatado y listo para seguir jugando. Estos movimientos no pasaron desapercibidos y fueron acompañados de movimientos de cadera cada vez más sexuales y de gemidos ahogados por el pene en su garganta. 
Mientras, Fiorella seguía haciendo de las suyas: se ayudaba con una mano masturbándolo y su boca subía y bajaba con una destreza que Román no había conocido antes. Cuando se metió sus bolas a la boca Román tocó el cielo. 
Mierda que rico la chupas por la puta madre. Estoy a punto de correrme.  Donde la quieres?
Ella no dijo nada. Se volvió a arrodillar en la almohada, le dio un par de chupadas más y le dijo mirándolo a los ojos:
Me la voy a tragar toda. 
Como aguantar más después de que te dicen algo así? Ni 30 segundos pasaron y Román se vino en la boca ansiosa de Fiorella. Ella trató que nada se escape y se tragó todo lo que pudo, se le escaparon algunas gotas de leche sobre las tetas pero no perdió tiempo y se las empezó a lamer hasta dejarlas limpias ante la mirada extasiada e impresionada de Román. A pesar de haber largado una buena cantidad de leche seguía durísimo y listo para seguir. Fiorella se empezó a poner la ropa para decepción de Román que quería continuar, pero lo aceptó deportivamente. 
Seguimos viendo la película?
No bebé. Ya me tengo que ir. 
Segura? Todavía es temprano. Y sharknado 3 también está disponible. 
Jajajaja si, estoy segura. Estoy segura que si me quedo voy a terminar en tu cama y va a ser delicioso pero vamos a tener que esperar hasta la próxima cita. 
Yo estoy libre mañana. Tu?
Jajajajaja también. Ya veremos. 
Fiorella estaba feliz. La cita había salido mucho mejor de lo que pensaba. Román le gustaba mucho y se entendían muy bien, no solo físicamente sino mentalmente. Esto pintaba bien. Llamó a un taxi por aplicación y mientras llegaba se terminó de vestir.
Cuando llegó, Román bajó con ella. Igual en polo, jean, sin zapatos y con la pinga dura. Se despidieron en la puerta del taxi como amantes perdidos que no se habían visto en años. 
No quiero que te vayas. 
Yo tampoco. Mañana estoy libre por si quieres vernos. 
Mañana nos vemos entonces. Para continuar lo de hoy. 
Claro que si bebé
Se besaron apasionadamente para despedirse. Ella se subió y se quedó viéndolo mientras el taxi se alejaba. El se quedó parado en la vereda viéndola irse. Seguros ambos que habían tenido una de las mejores experiencias sexuales de su vida y que ambos querían continuar esta aventura. 

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