Objetivo: Mantenerse despierto

Desgraciadamente, mi hija se rompió un brazo con la bicicleta. Quede con mi mujer relevarla para vigilar durante la noche en el hospital. Poco antes de las nueve me presente allí y despedí a mi mujer.
En la otra cama de la habitación había otro niño con similar problema acompañado de su madre. Esta, hablaba con el que supuse era su marido. Si llegar a discutir se reprochaban entre si algo que no llegue a entender finalmente, él se despidió y marcho.
A los pocos minutos, se acercó la mujer y me dijo si era tan amable de vigilar durante unos minutos de su hijo mientras se iba a fumar un cigarrillo al descansillo de la escalera. Accedí naturalmente.
Mientras salía de la habitación la mire con detenimiento y me di cuenta que tenia una bonita figura y un culo respingón que se marcaba con claridad bajo el vestido de fina tela que llevaba.
Al volver, ella trato de justificarse diciendo que algunas veces su marido la ponía de mal humor. Poco a poco fuimos intercambiando cortas frases intrascendentes. Así llegamos a la hora de dormir y apagamos las luces generales dejando solo encendida una luz muy tenue de la cabecera.
Cada uno en su sillón nos fuimos acomodando para pasar la noche lo más cómodos posible, pero pensando en que no podríamos dormir. Ella no aprecia encontrar la postura, y cada poco tiempo se cambiaba. Desde mi sillón, la observaba con discreción y curiosidad ya que algunas veces quedaban sus piernas al descubierto, mostrándome sus muslos.
Yo también me acomode de forma que la veía con disimulo. En ocasiones, se estiraba de la falda para taparse, pero otras veces parecía olvidarlo y me enseñaba sus piernas y bragas.
Un tanto sorprendido por la situación, me deje llevar y permití que mi pene se acomodara de forma que podía ir creciendo debajo del pantalón sin levantar sospechas.
De vez en cuando, me lo tocaba con disimulo y comprobaba que cada vez estaba mas grande y duro, mientras que mi acompañante me deleitaba mostrando las posturas posibles encima de un sillón. Todas ellas parecían concebidas para mostrarme aquellas bonitas piernas, nalgas y braguitas.
Así continuamos durante largo rato. De vez en cuanto cerraba los ojos me la imaginaba haciéndome una mamada o fallándomela por detrás, lo cual me excitaba todavía más.
Despacio, se levantó de su sillón y casi a oscuras se acercó hacia mi. Pensé que mi fantasía se iba a hacer realidad, pero hizo ademán de querer pasar hacia el servicio que estaba a la entrada de la habitación.
Como pude, me levante, dejando al descubierto el bulto que tenía en el pantalón. Por suerte, no pareció verlo y se metió en el lavabo. Minutos más tarde, volvió a salir. Casi a oscuras inició su camino de vuelta. Pero...tropezó con mi silla y su mano de fue a apoyar justo encima de la entrepierna. Uy!
Que dolor y que sorpresa. Sin convicción, ella trato de disculparse mientras yo le decía que no había pasado nada. Mientras volvía a su sillón, pensé que de alguna manera se había cobrado mi insistente contemplación.
Sin embargo, nada más sentarse comenzó una nueva sesión de exhibición, esto me excito de nuevo, y más aún cuando en una de las posturas no vi sus bragas. En su lugar había una zona oscura. Esto me animó más aun, y ahora sin tapujos comencé a frotarme la polla por encima del pantalón y más tarde metiendo la mano por la bragueta abierta. Por como tenía los brazos, deduje que ella estaba haciendo lo mismo que yo.
Si poder aguantar más, en silencio me levante y me dirigí hacia la ventana, que estaba a un par de metros de ella.
Haciéndose la dormida, se dio la vuelta y se puso de costado dándome la espalda y dejando a mi vista aquel hermoso culo sin bragas. Atraído como por un imán, me fui acercando muy lentamente hasta que la tuve al alcance de la mano.
Esta ya no me hacía caso si se fue a frotar aquel culo maravilloso. Con el dorso de la mano, recorrí aquellas curvas sin dejar ningún rincón.
De vez en cuando, ella se movía y mi mano chocaba con sus nalgas, lo cual me llenaba de inquietud pues no sabía si las caricias eran consentidas o ella estaba realmente dormida. Note una tibieza en su entrepierna y mis dedos encontraron restos de fluido que me dieron la tranquilidad.
De repente se encendieron las luces. Que bochorno!... la enfermera que hacia su ronda. Mire hacia mi acompañante... estaba muy bien tapadita y enseguida se levantó como si nada ocurriese. Conversó con la enfermera mientras yo estaba petrificado mirando por la ventana.
Se fue la enfermera y las luces quedaron de nuevo apagadas. Note como me empujaban con suavidad pero con decisión hacia el rincón donde ella había estado sentada.
De espaldas, me desabrocho el cinturón y me bajo los pantalones. Alargó la mano, y me cogió la polla que tenía a punto de reventar y la acaricio dulcemente.
Me hizo girar en redondo y me empujo sobre el sillón, quedándome sentado, con los pantalones en el suelo y con la polla tiesa apuntando hacia el techo.
Si darme oportunidad a nada más, se volvió y se sentó encima de mí con cuidado de metérsela hasta el fondo en aquel chocho húmedo y caliente que tenía. Con lentitud, comenzó una danza de caderas que a mí me parecía maravillosa.
De vez en cuando se incorporaba levemente haciendo que mi polla prácticamente se saliera y  bajando a continuación, unas veces despacito, otras con decisión y energía.
Así estuvimos largo rato, en silencio, solo roto por algunos gemidos que se nos escapaban hasta que finalmente, un sube y baja frenético terminó por hacernos explotar.
Así como estábamos, permanecimos unos minutos, saboreando los últimos coletazos de placer que nos recorrían el cuerpo.
Ella, se levantó con cuidado y se aliso el vestido, mientras que yo me subía el pantalón.
-       ¿te importa que vaya a fumar un cigarrillo?, me pregunto, "la noche es muy larga y
debemos mantenernos despiertos".

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