A mi madre se la follan en el pueblo (3)

Como recordaréis, mi nombre es Mario y junto con mis padres, Ana y Joaquín, me encontraba pasando las vacaciones en el pueblo de mi padre cuando sucedieron los hechos que narro en mi historia. Hasta este verano habíamos ido allí en contadas ocasiones y espero fervientemente que no haya una próxima vuelta a él.

Tras lo sucedido en la segunda parte de mi relato (A mi madre se la follan en el pueblo 2) decidí centrarme en los estudios. Intentaba tener la mente ocupada con mis ejercicios de física y matemáticas y, para ser sincero, durante unos días lo logré. Pasaba la mayor parte del día encerrado en mi habitación, lo cual suponía una gran satisfacción para mi padre, que veía como me mataba a estudiar. Él esperaba que tras los exámenes de septiembre, pasase a segundo de Arquitectura sin ninguna asignatura pendiente. Pasó así creo que algo más de una semana, durante la cual no tuve contacto alguno con Sergio (el albañil que nos reparaba el tejado) y menos aún con sus amigos (Carlos y Víctor). Esto facilitó que no pensará más en el encuentro que presencié entre ellos y mi madre.

Llegaron las ansiadas fiestas para unos y no tanto para otros (o sea, yo). Después de todo lo ocurrido lo que menos me apetecía a mí era celebrar algo en ese pueblo y menos aún con alguna de sus gentes...

Tuvo lugar el esperado espectáculo de streaptease (del que hablé en el relato anterior), que revolucionó al pueblo entero y al que por supuesto no acudí, aunque mis padres sí. Desconozco si en todo ese tiempo hubo algún otro encuentro entre Sergio o alguno de sus 2 amigos y mi madre.

Las fiestas duraban tres días y fue precisamente el último de ellos cuando mi padre se empeñó en que los acompañara a él y a mi madre al baile que había por la noche en la plaza, alegando que no era bueno que estudiase tanto. Como he dicho, no me apetecía lo más mínimo pero accedí, tratando de evitar una posible discusión. Siempre me arrepentiré de acompañarlos aquella noche...

El baile comenzaba a las 12. Durante la cena mi padre comentó lo mucho que le apetecía salir esa noche. Al ser comienzos de Agosto y fiestas, en el pueblo había mucha gente de fuera y era una oportunidad para él de reencontrarse con viejos conocidos de su infancia. Estaba excitado con la idea, e insistió a mi madre en que se vistiera de forma especial. Quería según dijo "PRESUMIR DE ESPOSA" y esperaba que mi madre deslumbrara a todos. Ella le hizo caso y los primeros sorprendidos fuimos mi padre y yo. Cuando salió del dormitorio vestida así, tomé conciencia del peligro que habría esa noche y decidí que no perdería de vista ni a Sergio ni a sus dos amigos, por lo que pudiera pasar. Llevaba un vestido verde de fina tela que se adaptaba con delicadeza a cada una de las curvas de su cuerpo. Especialmente resaltaba sus caderas y su generoso busto, cuya forma se podía intuir fácilmente bajo la gasa que los cubría y que acababa anudándose en el cuello de mi madre. La largura quedaba por encima de su rodillas, dejando mostrar únicamente el comienzo de sus torneados muslos. Todo eso lo remataba con sus incondicionales zapatos negros de altísimo tacón, su bolso y un juego de collar y pendientes de perlas que mi padre le regaló en su anterior aniversario de bodas.

Íbamos para la plaza cuando, a mitad de camino, alguien nos llamó. Eran Manuel, el padre de Sergio, y su mujer. Salían de su casa para ir al baile también. Yo hasta ese momento no sabía ni dónde vivían. Ellos al vernos insistieron en que pasáramos a tomar algo y que después iríamos todos juntos para la plaza. Apenas entramos, la madre de Sergio insistió en enseñarnos la casa.

A ambos se les veía orgullosos del lugar en el que vivían. Manuel comentaba que la habían construido entre él y Sergio hacía apenas un par de años. Era enorme. Primero nos mostraron la planta baja, en la que destacaba un salón de al menos 30m2, y a continuación subimos arriba a ver el resto. Había como seis puertas a lo largo del pasillo. La primera correspondía al dormitorio de ambos, con vestidor y baño incluidos, y una decoración un tanto hortera. Las siguientes, a dormitorios aun sin amueblar y a un aseo. La última, según nos dijo su madre antes de abrir la puerta, a la habitación de Sergio. Por un instante sentí curiosidad por saber cómo sería. Quizás esa fuese la ocasión para saber un poco más del capullo ese, que se estaba follando a mi madre y que hacía aflorar en ella sus instintos más bajos.

En cuanto su madre abrió la puerta de ese dormitorio, mi curiosidad quedó satisfecha. Era justo lo que yo pensaba, un auténtico CERDO, un CERDO con mayúsculas. Aquel era un cuarto enorme, con una cama de matrimonio deshecha y con la ropa tirada por todos los sitios. Por haber, había hasta unos gayumbos en el suelo, a los pies de la cama, y sobre una de las mesillas había una caja de condones, que ni se había molestado en ocultar. Pero lo peor no era eso, sino una de las paredes. El muy cerdo la tenía completamente empapelada con pósters de tías en bolas, todas ellas con algo en común, unas tetas enormes, hasta diría que desproporcionadas. Su madre enseguida se disculpó, comentando con la mía algo así como "Ya sabes como son estos chicos, Ana. No hay quien pueda con ellos, ¿eh?". En ese momento, otra puerta que daba a su cuarto se abrió. Sergio apareció casi en bolas, cubierto sólo por una toalla a la cintura. Aquel era el baño de su dormitorio. De nuevo pude ver el cuerpazo que tenía el muy cabrón. En él no había músculo que pasase inadvertido. Ni se inmutó al vernos, incluso diría que le hizo gracia la situación. Vi como miraba a mi madre sin cortarse un pelo con esa sonrisa que tanto me crispaba. Comentó que se estaba duchando "pa salir de caza" esa noche y dirigiéndose a mi padre le dijo riéndose:

¿Has visto que decoración, Joaquín? Ja,ja,ja... Las tetonas son lo mejor del cuarto, ¿eh?

Menudo golfo estás tú hecho, truhán. - Respondió mi padre

No lo sabes tú bien. Hay que aprovechar mientras se es joven y se puede, ja,ja,ja - decía él delante de sus padres sin vergüenza alguna.

Mi madre estaba como ida. No apartaba su mirada del torso de aquel cretino o en su defecto, de aquellos pósters. La madre de Sergio fue la primera en comenzar a salir del cuarto. Le siguió su marido, mi padre, yo y por último mi madre. Mientras salía pude oír claramente a Sergio como le decía:

Mirarlas es como verte a ti preciosa, sólo que las tuyas son mejores. Ya quisieran éstas tener tus tetazas...

¡Calla! - Oí que respondía mi madre

Quería irme de allí. Tuvieron que pasar unos minutos más hasta que sus padres y los míos decidieron ir hacia la plaza. Enseguida me apresuré a salir con ellos de allí.

De camino hacía allí, paramos en 3 ó 4 peñas en la que nos invitaron a limonada. Yo sólo bebí en una de ellas, pero mis padres y los suyos lo hicieron en todas. En cuanto llegamos a la plaza, mi padre comenzó a saludar a unos y a otros. La mayoría era gente a la que hacía décadas que no veía. Ni que decir tiene que se pavoneaba presentando a mi madre. Al cabo de un rato mis padres estaban hablando con 15 ó 20 personas. La noche prometía ser de lo más aburrida para mí... Allí habría unas 250 ó 300 personas, la mayoría viejos o de la edad de mis padres. Jóvenes muy pocos. Al rato mi padre decidió invitar a unos matrimonios con los que hablaba a tomar algo en la barra de bar que estaba montada al fondo de la plaza. Cuando fuimos para allá vi que Sergio estaba allí con dos chicos a los que no conocía. ¿Porqué ese cretino habría venido a incordiar aquí? Con un mosqueo tremendo, decidí no perderle de vista en toda la noche.

Estuvimos un rato en aquella barra, el suficiente para enterarme de que los otros dos eran unos amigos que Sergio tenía en Medina del Campo y con los que se debía haber corrido más de una juerga. Por lo que oí eran primos entre sí. El primero de ellos era un chaval de 26 años, vestido con unos pantalones cortos a cuadros, unos playeros y una camiseta verde, de una conocida marca, con una gran margarita a la espalda. Lo que más me sorprendió de él era que tenía la misma cara que Villa, el jugador del Valencia, aunque de cuerpo estaba bastante más cuadrado. El otro, su primo, era mayor que el resto. Debía de tener unos 32, moreno y bastante cachas también, de unos 1.90m aproximadamente, con barba de dos días y una estética mucho más cuidada. Vestía unos vaqueros oscuros, cinturón blanco y una camisa también blanca, con las mangas remangadas y algo ceñida, que marcaba unos pectorales igual de pétreos que los de Sergio.

Mientras mis padres hablaban con aquellos matrimonios, yo empecé a cumplir con mi cometido. Situado detrás de mi madre y a escasos metros de ellos, intentaba no perderlos de vista en aquella improvisada barra de bar en la que nos encontrábamos. Mi padre y los demás hablaban de cómo lo pasaban cuando eran niños, de las bromas que se gastaban en la escuela y de lo mucho que se divertían con el futbolín que entonces había en el antiguo bar del pueblo. Sin embargo no tardé en escuchar otros comentarios paralelos que sin duda procedían de Sergio y sus dos amigos. Al tiempo que oía a Manuel, el padre de Sergio, hablar del dichoso futbolín, escuché claramente como el de la camiseta hablaba de las tetas de mi madre:

Joder, cómo está la madurita.

Ya te digo... - respondía su primo

El cuerpo es de escándalo pero las tetas son la hostia, ¿eh?

Dios, no podía creer que otra vez ocurriera lo mismo que el primer día. ¿Me lo estaría imaginando? Pero no, comenzaba a oír claramente el resto de sus cuchicheos:

Así me gustan a mí, con dos buenos melones. Menudo polvo que tiene la pava, ¿verdad Sergio?

Qué me vais a contar... Si es de la que os he hablado...

No jodas que es ésta, cabrón.... - Preguntaba asombrado el de la camisa-

Las palabras de Sergio se entremezclaban con las de su padre que explicaba a al mío que aquel dichoso futbolín lo tenía él en la cochera de su casa ya que le mandaron tirarlo cuando reformó el bar del pueblo tiempo atrás. De nuevo podía oír los comentarios de aquellos tres:

La misma que viste y calza - respondía Sergio orgulloso y pavoneándose de haberse tirado a mi madre. Preguntad a Carlos y Víctor si queréis, que les dejé catarla hace poco y fliparon...

Joder tío, me estoy poniendo malísimo sólo de pensarlo -decía el de la camiseta- con esos "tetones" que se gasta

Si se los vieras bien flipabas... la suerte que tiene ese viejo de poder disfrutarla a diario, aunque no lo haga, jejeje - respondía Sergio

Para eso estás tú, ¿no cabrón?. "Pa" Aprovechar sus descuidos y hacer gozar a su parienta... - decía el de la camisa blanca riendo

Ya te digo tío. Ha tenido que venir al pueblo del marido "pa" saber lo que es disfrutar bien. Eso sí, se va a ir de aquí bien enseñada y completamente satisfecha, jajaja

Alucinaba con que Sergio hablara así estando sus padres y lo que es peor, el mío, a unos metros escasos. No sabía ni a donde mirar de los nervios que me estaban entrando. Intentaba esquivarles con la mirada pero de cuando en cuando confieso que veía a esos dos babeando mientras desnudaban a mi madre con su mirada... Yo Intentaba hacer ver que no me enteraba de nada pero no perdía comba de lo que decían. No pensaba permitir que se repitiese la misma historia de nuevo y apoyado en la barra del bar, les seguía oyendo:

Tiene una cara de vicio que no puede con ella. ¿Le va la marcha? - preguntaba el de la margarita, al que se le veía un auténtico salido

Te la tienes que trabajar bien para calentarla, pero en cuanto se arranca no hay quien la pare tío... puro vicio

No jodas, cabronazo... - decía el de la camisa

En cuanto pierde los papeles no veas como disfruta de ese chochito vicioso que tiene

¿Y el viejo ese? ¿No sospecha que te la estás follando?

Que va, es un panoli que no se entera de na...

¿Y el "chavalote" tampoco?- preguntó el otro

Solo te digo que la primera vez me la tiré con el "pringao" este delante - decía Sergio refiriéndose a mí -. Creo que disfrute más por eso. No veas que morbo me daba verle ahí mirando como le comía los melones y le abría el chochín a su mamá sin que dijera ni "mu".... Disfrute el doble follándomela con él allí, "mamado", viéndolo todo y sin que pudiera hacer nada

Calla que aquí vienen - oí que decía uno de ellos

Lo cierto es que había estado tan concentrado en intentar escucharles que no me había dado cuenta de que mis padres y el resto habían echado un baile y volvían hacia donde nosotros estábamos. Al pasar por delante de Sergio y sus amigos, sus padres y los míos se pararon a hablar con ellos. Después de saludarse y poco más, el capullo de la camiseta le comenta a mi padre que ya le ha contado Sergio el coche que tenemos y que mi madre le dejo probarlo una noche. Su primo miraba a Sergio y sonría, mientras el ingenuo de mi padre sin sospechar que el otro se refería en todo momento al cuerpo de mi madre, le respondía orgulloso que cuando quisiera le dejaría probarlo a él también. Ni que decir tiene que Sergio y el otro se partían de la risa mientras el otro respondía a mi padre que esperaría impaciente el momento y que lo haría encantado, que Sergio le había hablado maravillas de él..... Así se quedó la cosa...

Mientras, el de la camisa aprovechó para comentar a mi madre que la había visto bailar y que lo hacía realmente bien. Que no podía decirle que no a este baile. Para mi suplicio, veo como mi madre, con permiso de papá, acepta y salen a bailar. No les quito ojo. Bailan uno, otro y durante el tercero observo que el capullo ese comienza a sobar el trasero de mamá. A continuación veo como lleva su mano desde la espalda de mamá, por el costado, hasta su pecho. Me acerco y les digo:

¡Cambio de pareja! - El amigo de Sergio me fulmina con la mirada....-

Intento tenerlo todo bajo control. Está claro que esos tienen un peligro increíble, tanto o más que su amigo Sergio.

Termina ese baile y mi madre me comenta que vayamos hacia la barra del bar donde esta mi padre con el resto, pero se acerca Sergio y no le da opción. Me dice:

Chaval, vete "pal" bar. Que me toca bailar con tu madre...

¡Qué cabrón!. Veo como la agarra y no les quito ojo de encima. Su amigo el de la camisa viene y me comenta lo bien que baila mi madre:

Da gusto ver lo bien que se mueve... - Me dice-

Me separo de él y me aproximo a Sergio y a mi madre, aunque haciéndome el despistado. No les pienso perder de vista ni un solo instante. Oigo como la comenta que está irresistible y veo que intenta magrear el trasero de mi madre pero ella, advirtiendo mi presencia, controla sus manos. Capto 1 ó 2 miradas de Sergio que me fulminan. Le estoy rompiendo todos los planes... Cuando termina ese baile soy yo el que saca de nuevo a mamá a bailar, pero a la mitad Sergio pide de nuevo cambio de pareja. Mi madre se ríe y dice que está bien, pero que éste ya es el último, que después irá a la barra con mi padre. Les observo desde lejos, hasta que se me acercan sus dichosos amiguitos. El de la camiseta me dice:

Pareces nervioso chaval, ¿qué te ocurre?

¡Serán cretinos!. Les contesto, mirándoles a los ojos, que a mí no me pasa nada. Cuando me giro, algo me sorprende. He perdido de vista a mi madre y a Sergio. Intento tranquilizarme. Han sido unos segundos, así que tienen que estar aquí. Miro la plaza de lado a lado y no los veo.

¿Qué pasa chavalote? De verdad que te veo intranquilo... - Me dice con ironía sonriendo el de la camiseta

Chico , no te pareces a tu padre. Mírale ahí tan pancho, disfrutando de la noche y dejando disfrutar a los demás, no como tú.... - me dice el otro

Les dirijo una mirada de odio y no me molesto en perder el tiempo. Si no están ahí, no pueden estar lejos. No ha transcurrido ni un minuto desde que los perdí de vista. Recorro la plaza desde el escenario hasta el fondo y no veo nada. Me acerco a un lateral y nada. Voy hasta el otro y en una de las calles que salen de él, la más estrecha y oscura, puedo ver 2 siluetas en el porche de entrada de una de las casas. Me acerco con sigilo pero con determinación. No pienso consentir nada. Veo una silueta masculina de espaldas y a alguien agachado delante de él. Conforme me acerco confirmo mis sospechas. Es una felación. ¡Mi madre debe estar chupándosela a ese cabronazo!. ¿Pero qué cojones la pasa desde que llegamos aquí?. Acelero el paso y cuando estoy a unos metros me tranquilizo. Veo que no son ellos sino que se trata de Carlos, el amigo de Sergio que días antes dio por el culo a mi madre. Está con los pantalones por los tobillos y una niñata de no más de 16 ó 17 años le está haciendo una espectacular mamada. Retrocedo. ¿Dónde coño se habrán metido?. Voy a llegar de nuevo a la plaza cuando en la misma calle veo a otra pareja en un coche. Me acerco y veo en el asiento de atrás a Víctor, el otro amigo de Sergio de la vez anterior, clavándosela a otra cría. ¿Pero que les pasaba a los cretinos de este pueblo? ¿No piensan en otra cosa que en follarse a las madres, hijas o hermanas de alguien?. ¡Hostia que capullos!, aunque puedo respirar tranquilo ya que en esta ocasión no es a mi madre a quien se están follando. ¿Dónde se habrá metido el capulllo de Sergio? Y lo que es peor, ¿qué estará haciendo a mi madre?. Me paro de nuevo y vuelvo a mirar al centro de la plaza y a sus 4 laterales. ¿Cuatro? ¿He dicho 4? Como he podido ser tan tonto. Sólo he mirado en los tres laterales libres y la última vez que los vi, bailaban junto al escenario. Ni lo dudo, deben estar detrás del escenario que han montado para los músicos. Me dirijo allí y en efecto, los encuentro...

Al llegar veo que Sergio tiene a mi madre sentada sobre el capó de un coche, entre el escenario y la furgoneta de los músicos. Me pongo detrás de la furgoneta, a apenas un metro o metro y medio de ellos. No puedo oírles debido a la espantosa música que suena, pero al menos puedo vigilar lo que pasa. Veo a mi madre sobre el capó sentada y a Sergio frente a ella, entre sus piernas, de pie y fumando. Pasa una de sus manos por el muslo de mi madre y entre calada y calada, intenta besarla. Mi madre le esquiva riendo y él le pasa el cigarro para que fume de él.. Veo sus manos dirigirse de nuevo a los muslos de mamá. No tardan en desaparecer bajo la tela de su vestido, hasta que mi madre parece intentar detenerle en su ansiosa ascensión. Sujeta sus manos hasta conseguir sacarlas de entre sus muslos al tiempo que él consigue robarle el primer beso, apartándole el cigarro para después devolvérselo. Ahora sus ansiosas manos se posan sobre los pechos de mamá, intentando abarcarlos. Sus manos nerviosas no cesan en su empeño de acaparar por completo los senos de mi madre y de nuevo, le roba otro beso pero esta vez intentando explorar por completo con su lengua la boca de ella.

Me sorprende ver que mi madre posa sus manos sobre el torso de él, como queriendo aferrarse a sus pétreos pectorales. Es obvio que parece que comienza a gustarle el juego, cosa que él debe de advertir y aprovechándolo, lleva sus manos hasta el cuello de ella. Sin que mamá se dé cuenta, le veo deshacer el nudo de su vestido, que se desliza hacia abajo hasta llegar a su cintura. Ese capullo aumenta la intensidad de su morreo a mi madre mientras comienza un frenético magreo a sus tetas por encima del sostén... Veo que da un paso atrás, como para ampliar su campo de visión, y acto seguido baja con sus manos las copas del sujetador de mi madre hacia abajo, sacándole sus turgentes pechos por encima de él, sin necesidad de quitárselo. Está mal que lo diga, pero vuelvo a pensar que las tetas de mamá son increíbles... Veo que de nuevo lleva sus ávidas manos hacia ellas y que comienza a palpar centímetro a centímetro cada una de aquellas admiradas tetas. Las soba, las presiona, las apretuja, tira de sus pezones, al tiempo que babea con su lengua la boca y los labios de mi madre para a continuación lanzarse sobre ellas... Veo como lleva sus labios y sus dientes hasta aquellos prominentes pezones, como comienza a besarlos, a lamerlos, a chuparlos, a mordisquearlos, a succionarlos, hasta dejar las tetas de mi madre relucientes por completo debido a sus babas... Se vuelve a aproximar a ella. La besa, acaricia su cuello, su espalda.. ¡Qué cabrón!. Baja de nuevo su mano y la dirige a entre sus piernas... Mi madre intenta retirarla pero no lo consigue y él continúa besándola.

Al ver aquello no sé que hacer, si acercarme hasta ellos para impedir que lleguen las cosas a más o darme la vuelta y avisar a mi padre de lo que ocurre, para que él actúe por fin al saber lo que pasa. Confieso que acercarme a mi madre en esa situación me mataría de vergüenza y supongo que a ella le ocurriría lo mismo si lo hiciera. Al dejar de pensar en mis opciones veo que Sergio ya tiene con una de sus manos las braguitas de mamá por la mitad de sus muslos y con la otra dirige los movimientos de una de las de mamá por encima de su paquete. Antes de que pueda asimilar lo que veo, observo como sus pantalones caen hacia abajo y que con una de sus manos se dispone a hacer lo mismo con el boxer rojo que lleva puesto. Ese cabronazo no pierde el tiempo sin duda y como me descuide se vuelve a follar a mamá. Debo de actuar ya...

Salgo de ahí. No puedo consentir que ocurra nada de nuevo. Me dirijo hacia donde siguen mi padre y sus amigos de la infancia pero, a mitad de camino, veo como los dos primitos me miran y uno de ellos, el de la camiseta, va lanzado hacia la parte de atrás del escenario. El otro me mira fijamente al cruzarme con él en mi camino hacia la barra del bar y pone su dedo índice en los labios, como diciéndome que calle y no diga nada. Cuando llego donde está mi padre, me vuelvo hacia atrás y veo de nuevo a Sergio bailando con mi madre junto a los músicos. Se ve que el muy cabrón tenía a sus amigos controlándolo todo. Suspiro al menos. Las cosas gracias a Dios no han ido más lejos. Cuando acaban ese baile Sergio trae a mi madre, que viene azarada sin duda por lo ocurrido. A los otros les veo acercarse sonriendo y comentando cosas por lo bajo. Al llegar a mi altura oigo claramente como el de la camiseta le dice al otro:

Joder que cabronazo está hecho. La tenia ya sin bragas y con los dos tetones al aire..

No jodas - decía su primo-

Si vieras que peras tiene, tío... Alucinantes... ¡Qué cosa más jamona! Y el Sergio ahí, con el vergón fuera que estaba el muy cabrón, apuntito de darle rabo, jejeje

Menudo zorrón

Mi padre, que no se ha enterado de nada, continuaba allí con los de Sergio y otro par de matrimonios. Al llegar mamá le comentan que han decidido ir a la casa de Manuel, el padre de Sergio, a recordar tiempos jóvenes. Me parecen unos críos cuando les oigo decir que quieren jugar con el dichoso futbolín del que llevan hablando toda la noche. Las mujeres protestan. Las de los otros dos deciden quedarse solas en el baile y la madre de Sergio comenta que ella se va para casa, igual que mi madre, cosa que me alegra oír. Total que nos vamos mis padres, los de Sergio, y los otros dos amigos de papá hacia la casa del susodicho. Al llegar, la madre de Sergio se queda en la puerta de la casa despidiéndose de mamá, mientras Manuel abre desde la calle la puerta de la cochera. Tras dar la luz nos manda pasar y nos muestra orgulloso el "famoso" futbolín que allí conserva. Lo tenía allí, en unos de los laterales de la inmensa cochera, junto a la puerta que comunicaba con el interior de la casa. Él, mi padre y los otros dos se dispònen enseguida a comenzar la primera partida. Parecen unos críos. Yo me siento en un viejo sofá que tienen allí y les observo. Al poco me asomo a la puerta y compruebo que mi madre y la de Sergio continúan allí hablando. No comprendo como mi madre tiene valor para hablar con esa mujer cuando apenas unos minutos antes estaba dispuesta a dejarse follar por el hijo de ella. No entiendo que pasa por su cabeza este verano para que se comporte así. Vuelvo para adentro y me siento de nuevo. Vuelvo a pensar que parecen unos críos, sobre todo mi padre, al que en la vida le he visto comportarse así. Sin duda está disfrutando como años atrás lo hizó aquí, en su pueblo. El ruido de la puerta de la casa cerrándose me saca de mis pensamientos. Parece que mi madre y la de Sergio se han cansado ya de la tertulia. Iba a salir a comprobarlo cuando vuelvo a oír a lo lejos la voz y las risas de mamá. Debía estar equivocado. Al cabo de un rato vuelvo a oir la puerta y esta vez sí que salgo. Esperaba encontrarme a mamá marchando hacia nuestra casa y en lugar de eso me quedo cortado al encontrarme a los dos primitos amigos de Sergio a la puerta de la cochera a punto de entrar. Al verme me dicen:

Hombre chavalote, ¿tú por aquí?

¿Qué hacéis vosotros aquí? - les pregunto-

Venimos a ver como juegan estos y si se tercia a jugar nosotros un poco también, ¿verdad? - dice el de la camisa mirando a su primo-

Verdad - responde el de la camiseta- creo que esta noche todos tenemos ganas de jugar, jajaja

Entro para adentro y los dos me siguen. Saludan a todos y se sientan junto a mí en el viejo sofá. El padre de Sergio les pregunta por su hijo y le responden que se encontraba un poco mal y que ha venido a casa a echarse un rato. Que le esperan aquí hasta que se le pase. No entiendo nada de lo que pasa. Pienso en lo que ocurre una y otra vez y nada me cuadra. Veo como esos dos capullos no paran de mirarse una y otra vez, sin dejar de sonreír. Algo pasa y no sé lo que es. Vemos como juegan. A los pocos minutos el de la camisa saca la cartera del bolsillo y comienza a juguetear con ella abriéndola y cerrándola. De pronto se le caen dos condones sobre el sofá, que recoge mirándome. Me dice riendo, "que tetas las de tu madre chaval", esperaba gastarlos con ella. No puedo evitar llamarle gilipollas y me giro de nuevo para ver como continúa el juego mientras los dos se ríen a carcajada limpia. Me dicen:

No te mosquees con nosotros chaval, que tienes peores cosas por las que preocuparte...

Al instante pienso en que se deben referir a Sergio. Les miro dando a entender que no entiendo de lo que me hablan y el de la camiseta sonriendo me señala hacia la puerta que comunica con la casa. Sin pensarlo me levanto y me dirijo hacia ella. Está medio abierta y veo que comunica con el hall de entrada de la casa. La empujo y enseguida oigo las risitas de mamá y las de Sergio. Ya lo entiendo todo. La primera vez que oí cerrarse la puerta de la casa sin duda alguna era la madre de Sergio la que debía haber entrado y la segunda debió de ser él con mi madre. Vi que había luz en el salón y que las risitas venían de allí. Desde la puerta los veo a los dos sentados en uno de los sofás. Sergio intenta por todos los medios meter mano a mamá una y otra vez, cosa que a ella le hace gracia y riéndose le dice insistentemente que se tiene que ir, que papá y yo estamos ahí al lado y que no puede estar allí con él. Él insiste y alterna el magreo que hacía con dar a mamá un traguito de la botella que tiene sobre la mesa o una calada de su pitillo, que huele a rayos, por cierto. Todo aquello me horroriza y vuelvo para la cochera. Me siento de nuevo entre aquellos dos y el de la camiseta no tarda en preguntarme riendo:

¿Ya la ha abierto de patas, chavalote? Menuda follada que le va a dar Sergio a tu mamá mientras papaíto juega aquí. Es que tu mamá es mucha hembra "pa" él. Eso sí, con Sergio va bien servida, jejeje

Ya te digo - responde el de la camisa riendo también-

Vuelvo para adentro. Tengo que evitar que ocurra lo mismo de nuevo. Al llegar al salón me quedo helado. No están allí. Oigo ruidos arriba pero cuando voy a subir es Sergio el que baja por la escalera. Al llegar abajo me dice:

- Tira "pa" la cochera y no montes el número, no se vaya a despertar mi madre y la liemos. Y tranquilo que no ha "pasao na". He subido a tu mami arriba porque le ha sentado mal el porrito, pero en cuanto se le pase la sacamos de aquí y la llevamos "pa" tu casa sin que tu padre se entere de "na"...

Entramos en la cochera Sergio y yo... Mi padre le pregunta que como está y Sergio responde que bien.

¿Ya no te echas? - le preguntan sus amigos riendo-

No seais cabrones, que tenemos invitados...y hay que atenderlos - contesta él-

Mi padre y sus amigos acaban una partida y Sergio se apunta a la siguiente. Me siento en el sofá, junto a los dos primitos, amigos de Sergio, que no paran de cuchichear. Al poco se levanta el de la camisa, se acerca hasta ponerse entre Sergio y mi padre y dice:

Con tu permiso colega, me voy "PA´DENTRO" a sobar un poco al sofá, que estoy que no me tengo. Es que me encuentro algo mal y seguro que no tardo mucho en echarlo todo...

No seas cabrón y quédate aquí, que enseguida te dejo jugar... - Responde Sergio

Si se encuentra mal déjale que ENTRE - le dice el padre de Sergio

Anda entra y relájate un poco allí, cabronazo -dice su primo el de la camiseta, desde el sofá en que estamos los dos

Os aseguro que estoy malísimo... - Responde él

No me considero una mala persona pero confieso que me alegro al oírle decir que se encuentra mal. Cuando va a salir por la puerta que comunica con la casa me mira fijamente poniendo la misma sonrisa en su cara con la que me suele mirar Sergio. Eso me a mosquea y es entonces cuando veo que lleva uno de los condones en la mano. No comprendo lo que pasa. Entre el griterío de los que juegan no dejo de pensar en lo ocurrido y estoy cada vez más mosca. No sé si por intuición o porqué pero me levanto y voy hacia dentro de la casa yo también. Su primo el de la camiseta me dice riendo:

Chaval ven aquí a ver como juega tu padre, que ahí no hay "na" que ver...

No hago caso y sintiendo los latidos de mi corazón en el pecho me dirijo adentro. En el salón no está como imaginaba y comienzo a subir los primeros peldaños de la escalera camino de la habitación de Sergio. Me temo lo peor... Llego arriba y me dirijo al fondo del pasillo. Veo luz. Apenas me asomo por la puerta y veo a mi madre medio adormilada sobre la cama de Sergio, en un estado de semiinconsciencia. El de la camisa no pierde el tiempo. Veo como se pone junto a ella y desata el nudo del vestido de mi madre. Le oigo decir "ME TIENES MALITO NENA..." "NECESITO VÉRTELAS..." y comienza a dejar las tetas de mamá al aire, bajando las copas del sujetador hasta dejarlas bajo ellas, como había hecho antes Sergio tras el escenario. Comienza a magreárselas diciendo "Uff, que par de perolas". Le oigo decir "despierta NENA, que tenemos poco tiempo..." y veo como se tira encima de ella y comienza a pasar su lengua de forma descontrolada por los pezones y por las aureolas de los pechos de mamá. De pronto vuelve a separarse un poco y le oigo decir "tieneS que ser buena y portarTe bien", al tiempo que sube con sus manos el vestido de mi madre hasta llegar con él a sus caderas. Se agacha entre sus torneados muslos y viendo como aparta sus braguitas hacia un lado le oigo decir:

Mmmmm, vaya lo que tienes aquí gatita... depiladito como a mí me gustan

El tío no duda en meter su cabeza entre los muslos de mamá. Separa sus piernas al tiempo que lame su sexo apartando sus braguitas. Dios, le veo meter su asquerosa lengua en el sexo de mi madre para luego comenzar a dar paso a uno de sus dedos. Mi madre da un leve gemido, sin ni siquiera abrir sus ojos. Él se aparta e incorporándose un poco, lleva sus manos a las caderas de mi madre para comenzar a tirar de sus negras braguitas hacia abajo. Le oigo decir:

MAMI, LAS JAMONAS COMO TÚ ME VUELVEN LOCO...

No puedo reprimir dirigirle un insulto y entre dientes le llamo maricón... Parece que me oye y me mira pero, sin cortarse un pelo, lleva las braguitas de mi madre hasta su cara para olerlas y con su otra mano vuelve a introducir no uno sino dos dedos en el chochete de mamá. Mi madre parece adormilada, pero vuelve a soltar un nuevo gemido. El muy cabrón le susurra bajito mientras me mira:

Dime si te gusta, nena. Dímelo...

Siií - dice ella y él me mira sonriendo y le responde.

Ya lo sabía yo. Estás muy mojadita, ¿eh?... Sabes, Sergio quería pasarlo bien contigo pero no ha podido subir... ha llegado tu marido y está abajo jugando con él

¿Queeeé?

¿Que si te apetece jugar a ti también?

¿Queeeé?

¿Qué si lo quieres pasar bien? Quiero que te portes bien y que no seas mala...

No, no lo soy...

Ya lo sabía yo, "mami". Quiero que seas buena conmigo. - Dice al tiempo que se pone en pie, me lanza a la cara las braguitas de mamá (que conservaba aun en su mano) y se baja los pantalones hasta los tobillos.

Le veo que comienza a abrir el envoltorio del condón y que saca de sus boxers un pistón casi del calibre del de su amigo. Según se lo pone me dice con todo el descaro:

Anda marcha tranquilo, que se lo voy a hacer pasar bien...

¿Queeé...? - Pregunta mi madre

Pssssssh, mi amor. Tranquila que no pasa nada. Tú solo disfruta. Dice al tiempo que lleva las piernas de mi madre hasta sus hombros y comienza a encañonar su pistón sobre su chochito.

¿Qué pasa?

Psssshhhh, nada mi amor. Lo vamos a pasar de puta madre tú y yo. - Esta noche no la olvidas, cabrona. - Dice al tiempo que empieza a hundirse en su sexo sin apartar su mirada de mí

Mi madre suelta un gemido y él mirándome dice.

Eso es, pórtate bien y disfruta de un buen rabo...

Dios, no sé que hacer. Todos mis esfuerzos al final han sido en vano. Había impedido que Sergio se la follara de nuevo pero ahí estaba su amigo comenzando a tirarse a mi madre en su sucia habitación, rodeados de aquellos pósters. Por el estado en que está ella veo que la han emporrado como hicieron conmigo la primera noche. Parece no enterarse de nada...

Joder que chocho, qué cerradito lo tienes... Joder, que cosa más rica. Menudo gustazo. ¿A que te gusta, eh?

No sé que hacer. ¿Cómo bajo y le digo a mi padre que mamá está arriba medio drogada o bebida y con un cerdo encima de ella enfundándole su rabo? Dios, ¿qué hago? De pronto las voces de abajo me sacan de mis pensamientos. Es mi padre el que chilla desde abajo:

Joder chaval, ¿no querrás que nos ganen? Ponle más ganas, joder. Con ganas...

Según oigo esto vuelvo de nuevo mi mirada hacia el capullo del amigo y mi pobre madre. Me quedo petrificado. Él está cogiendo un ritmo frenético dentro de mi mamá. Se ve que las penetraciones son realmente profundas y al tiempo que se la folla contesta el muy capullo a mi padre:

Ya lo hago viejo, ya lo hago. me la ESTOY FOLLANDO Y SE LA METO con TODAS LAS ganas

Mientras dice eso veo como clava su mirada en mí y medio sonriendo dice:

Y Vaya si lo hago con ganas

Vuelvo a oír las voces de abajo. Hay un griterío enorme alrededor del futbolín. de nuevo la voz de mi padre sobresale por encima de las demás:

"fuerte chaval, dale fuerte... mándala al fondo...."

Dios, fue oír eso y ver las estocadas del amigo en mi madre de inmediato... El muy cabrón me decía mirándome:

¡hasta el mismísimo fondo... ! ¡Y no puedo más fuerte...! Qué gustazo da que le animen a uno.... y si es el marido más, jajaja.... ¿Qué tal MAMI , disfrutas? - Preguntó al escuchar un leve gemido de mi madre...

Me quedé helado al oirla decir:

Sergio..... Sergio, maaaás....

Tranquila cariño que Sergio no puede pero yo te doy más... Vas a tener todo el rabo que quieras. Tienes un conejo increíble. Dime si te gusta. Dímelo...

Sí... - Decía mi madre con los ojos cerrados y gimiendo, sin enterarse siquiera de quien la follaba...

Ya lo sabía... Abre las piernas un poco más cariño. - Dijo a mi madre mirándome a mí- Me encanta tu conejo... Por no hablar de tus tetas... - decía al tiempo que se tumbaba por completo encima de ella para comenzar de nuevo a mordisquear su pezones mientras continuaba follándosela....

Dios, cada una de sus embestidas eran como mazazos en mi cabeza y en mi corazón, que hasta hacía unas semanas pensaba en mi madre de otra forma y nunca como lo hacía ahora... De nuevo oigo las voces que vienen de abajo:

Eso es chaval, empuja, así de nuevo, casi.., de nuevo contraataca, dispara fuerte..... GGGGOOOOOOLLLLLLL

Las voces que oigo vienen de abajo pero también de arriba. Me giro de nuevo y puedo ver al amigo en sus últimos embites... Las voces de arriba son suyas. Dice "GOOOLLLL...", clavando sus ojos en blanco en los míos. "GGOOOOOOLLLL...", DANDO LOS ÚLTIMOS ESPASMOS dentro de mi madre. "GGOOOOOOLLLL...", viendo como mi madre se corría también....

Enseguida veo como desenfunda su enorme rabo del coño de mi madre, se levanta y diciendo "gooolll", me enseña bamboleando el condón repleto de semen, con una sonrisa de oreja a oreja.... Acercándose hasta la puerta donde yo estoy me dice:

Vamos chaval, tira "pa´bajo"...

Ni lo pienso. Salgo y él lo hace detrás de mí. Al llegar abajo está su primo junto a la escalera al que enseña el condón repleto de lefa riendo y me dice delante de él:

Joder como se ha portado tu "MAMI", chaval. Jamás me había tirado a una tía así. Unas tetas cojonudas las de tu mamá y un chochín de puro vicio. Parece una niñita, chaval - dice dándome una palmadita en el hombro y entra junto al otro hacia la cochera a ver como juegan el resto mientras él se coloca bien el paquete.

No sé que hacer. Me asomo y veo a mi padre ahí como un crío, aferrado a los mandos del futbolín, disfrutando como un enano mientras ese capullo también ha disfrutado lo suyo follándose a su mujer, sin que él se enterase de nada. Entro hacia donde están todos. El capullo del de la camisa acercándose a mi padre le pregunta:

¿Que tal Joaquín? ¿Lo pasas bien jugando con estos?

Ya lo creo chaval, estoy disfrutando como hacía tiempo que no lo hacía. Menudo gol nos ha marcado tu amigo.

Pues hay que practicar más, hombre - le responde riendo - Que a nosotros a marcar goles no hay quien nos gane.... a mi también se me da bien meterla, créeme JOAQUÍN. He ganado unos cuantos trofeos. Deja, deja que te lo demuestre

¿Tú cómo te encuentras? - le preguntó mi padre.

Como nuevo Joaquín, lo he echado todo ahí dentro y ahora estoy como dios - mi padre sin duda penso que había vomitado, sin sospechar lo que realmente había ocurrido.

Déjame a mí Sergio y descansa tú un poco, campeón. Te tomo el relevo....

No podía creerlo, ahí estaba mi padre de nuevo sin coscarse de nada de los comentarios de aquellos. Me aparto un poco hacía el sofá y enseguida oigo al DE LA margarita con Sergio susurrar:

¿Cómo le ha ido a este? -le pregunta sergio

Joder, de puta madre. Menuda zorrona. Parece que le ha sentado bien el porrito, jejeje. No le ha puesto ni una pega "pa" abrirse de patas ahí arriba con su marido y su hijo aquí, jejeje

Ya lo sabía yo. Esta tía es que me pone a cien…

Sergio tras decir esto se va hacia la puerta y su amigo me dice a mí:

¡Mira, mira, tío! Parece que Sergio se anima de nuevo... No sabe el pringao de tu padre la ración de rabo que le va a dar este a la jamona de su mujer. ¡Ehhhh, Sergio capullo!, no nos dejes....

No seáis cabrones, que no aguanto más. Voy "pa'rriba" a sobar un poco al colchón, jejeje. - respondie Sergio-

Sí, échate un poco como yo, que luego bajas como nuevo... - responde su amigo que ya está jugando con mi pobre padre

¡Ay chavales!, qué poco aguantáis ahora – les dice mi padre ignorando todo lo ocurrido y lo que estaba a punto de pasar de nuevo arriba....

Sergio comenzó a subir por la escalera. En aquel momento supe que la noche iba a ser muy larga con Sergio y sus amigos allí y mi madre arriba. Lo que desconocía entonces era que lo peor estaba aún por venir. Desgraciadamente tras lo que sucedería a continuación esa noche ya nada volverá a ser igual... Esa noche aquellos capullos, con mi padre y yo allí, sobrepasaron todos los límites con mi pobre madre. Lo peor estaba aún por venir.

1 comentario - A mi madre se la follan en el pueblo (3)